¿CÓMO RECIBIR REVELACIÓN? – PARTE 6
NEGANDONOS A NOSOTROS MISMOS
I. INTRODUCCIÓN
En esta serie “Como recibir revelación” Donde prácticamente hemos visto el proceso y los requisitos, para comenzar a vivir la auténtica vida cristiana, creo que una de las preguntas muy importantes que he insistido en que nos hagamos es: ¿Cómo saber que el Espíritu de Dios ya está nosotros; qué ya tenemos vida eterna; que hemos nacido de nuevo; que hemos obtenido la salvación la cual no podemos perder?
Esta pregunta es muy importante, y puede haber confusión al responderla porque como vimos la semana pasada, la cizaña tiene el mismo comportamiento del trigo, y por eso, para no equivocarnos vimos que la escritura nos enseña que; la clave está en la permanencia en la palabra, en la práctica de la obediencia, en pertenecer a la auténtica iglesia cristiana hasta el final de nuestras vidas. Y por esto las escrituras dicen:
Romanos 2.6–8 el cual pagará a cada uno conforme a sus obras: 7vida eterna a los que, perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad, 8pero ira y enojo a los que son contenciosos y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la injusticia;
Aunque la salvación es por fe, la recompensa será de acuerdo a las obras, es decir a nuestra permanente obediencia, que incluye una lucha continua por salir del pecado. Los otros, los contenciosos, también recibirán su merecido de acuerdo a su desobediencia.
Siendo esto así, siendo la permanencia en su palabra, en la obediencia, una evidencia de que somos realmente hijos de Dios. Creo que la pregunta con que podemos comenzar el tema de hoy es: ¿Que impide nuestra nuestra permanencia o nuestra continua a la voluntad de Dios?
Para responder lo primero que hay que tener en cuenta es la promesa del Nuevo Pacto, que es un pacto espectacular, del cual gozamos todos los que ya somos hijos de Dios, y qué dice algo supremamente importante, que tiene íntima relación con la pregunta que estoy haciendo. Pues dice:
Ezequiel 36.26 Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne.
Este cambio de corazón y este Espíritu nuevo, es lo que recibe una persona cuando deposita su fe en Jesucristo como su Señor y su Salvador, y en respuesta a esa fe Dios produce en ella el nacimiento espiritual.
Pero esto no es lo que sucede con la cizaña, a la cizaña no le es cambiado el corazón, y tampoco recibe el Espíritu de Dios, porque su poca fe solo le alcanza para esperar recibir muchas cosas de parte de Dios, pero no ha sido suficiente para llevarlo a reconocerlo como su Señor y Salvador… La promesa continua diciendo:
Ezequiel 36.27 Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra.
Esto es importantísimo porque dice con claridad, que es Dios quien al colocar su Santo Espíritu logra que nosotros seamos obedientes a su voluntad. Es decir; no somos obedientes por haber en nosotros la decisión, o la fuerza o el carácter que nos lleva a ser obedientes, sino por la acción del Espíritu Santo en nuestra vida.
Y esa es la enorme diferencia con la cizaña, que ella puede comenzar a obedecer a Dios solo en lo externo producto de su determinación. Pero ya explique que esa obediencia en lo externo no cumple con el requisito de la verdadera obediencia, que implica también un tiempo determinado y una actitud correcta.
Si vemos la despedida que hace el escritor en la carta a los hebreos, podemos ver la comprensión que el escritor tenía de esta promesa, en la que es Dios quien nos hace obedientes. Dice allí:
Hebreos 13.20–21 Y el Dios de paz que resucitó de los muertos a nuestro Señor Jesucristo, el gran pastor de las ovejas, por la sangre del pacto eterno, 21os haga aptos en toda obra buena para que hagáis su voluntad, haciendo él en vosotros lo que es agradable delante de él por Jesucristo; al cual sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Sólo Dios puede hacernos aptos para toda buena obra, sólo el a través de nosotros puede hacer lo que es agradable delante de él, y por esta razón toda la gloria es sólo para el.
Y qué sea esta carta la que dice con claridad que Dios en nosotros y/o a través de nosotros es quien obedece, tiene muchísima importancia porque esta carta está destinada a mostrar que la ley del viejo pacto, donde el cumplimiento dependía del esfuerzo humano ha quedado atrás, y a sido reemplazada por el Nuevo Pacto.
Lo he dicho muchas veces, cada rato lo repito: Un cristiano orgulloso, un cristiano que se creo bueno, es muy posible que no sea cristiano, porque el verdadero cristiano da gloria a Dios por los cambios que suceden en su vida.
Esta poderosa verdad, de que es Dios quien nos hace obedecer, también nos debe llevar a comprender lo que otras promesas dicen con claridad. Y es que al recibir el Espíritu Santo, hemos recibido el poder para hacer la voluntad de Dios.
Siendo esto así, cuando un cristiano dice no puedo, refiriéndose a algún mandato de Dios que cree que le queda grande obedecer, no está creyendo en las promesas de Dios, no está creyendo en que es el Espíritu Santo quien le capacita. Es decir esta completamente equivocado pensando que es con su poder que le hace caso a Dios, y por eso, porque cree que depende de el, también llegara a pensar que con ciertos mandatos no podrá ser obediente.
El apóstol Pablo paso por esa situación. Y nos cuenta, qué aunque se proponía obedecer a Dios no lo lograba… Hasta que entendió que en su capacidad no era posible hacerlo. Y reconocer esa incapacidad fue lo que le permitió experimentar el poder de Dios, con la ventaja adicional, de que cuando somos conscientes que es gracias al poder de Dios que podemos obedecer, entonces, no le robamos la gloria, no nos envanecemos, sino que permanecemos humildes dependiendo de El. Por eso escribió:
2 Corintios 12.9–10 Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo. 10Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.
Es por esto que este Nuevo Pacto es infalible, porque a diferencia del viejo pacto donde la obediencia dependía de la capacidad humana, en este la obediencia depende del poder de Dios.
Siendo esto así, la pregunta que nos podemos hacer es: ¿Entonces porque fallamos? Si el pacto es infalible por qué no depende de nuestra determinación, fortaleza o capacidad… ¿Por qué fallamos?
La respuesta es: Porque no confiamos. La desconfianza nos lleva a incumplir porque el poder de Dios se experimenta por FE.
Es por eso que la escritura también dice:
Hebreos 11.6 Pero sin fe es imposible agradar a Dios….
Esto es igual a decir; que si usted cree que no puede obedecer, entonces no podrá. Si cree que podrá obedecer con su poder tampoco podrá. Pero si crees que con el poder de Dios puedes obedecer, entonces podrás obedecer.
Así de sencillo es, todo depende de la fe, porque es la fe la que nos permite experimentar el poder de Dios. El apóstol Pedro hablando de esto dice:
1 Pedro 1.3–5 Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos, 4para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros, 5que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero.
Ninguno hombre en su capacidad podrá obedecer a Dios… Si esto fuera posible no hubiera sido necesario que él muriera en la cruz por nosotros, pues simplemente los hombres tomarían la decisión de obedecer a Dios y se salvarían.
Pero no funciona de esta manera. El Señor Jesús lo explicó a sus discípulos de la siguiente manera:
Juan 15.5–6 Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. 6El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden.
Sólo permaneciendo en El es posible. Y los desobedientes que son la cizaña, que no permanecen en él serán echados en el fuego.
Por esto mismo el apóstol Pedro, después de decir que el poder de Dios es el que nos guarda para disfrutar de la salvación obtenida, lo cual implica que también nos lleva a ser obedientes, dice:
1 Pedro 4.11 Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios; si alguno ministra, ministre conforme al poder que Dios da, para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén.
Pero si volvemos al texto del primer capítulo, donde habla de que es el poder de Dios el que nos guarda. En el versículo que sigue después de nombrar la salvación que recibiremos, dice:
1 Pedro 1.6 En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas….
Si todo está listo para que obedezcamos, para que vivamos una vida cristiana victoriosa, para que nuestra vida sea transformada y demos un continuo y buen testimonio de nuestro cristianismo. ¿Por qué entonces dice?…
“Aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas…”
La razón de esa necesidad de ser afligidos es nuestra desobediencia. Porque si teniendo todo a nuestro favor para obedecer, no sólo el poder de Dios, también su protección, su provisión, y además la promesa de filtrar o seleccionar las tentaciones para que nunca nos hagan caer… Si teniendo todo esto y más: ¿Por qué habrá necesidad de ser afligidos en diversas pruebas?
La respuesta es: Porque desobedecemos, y como la única razón de nuestra desobediencia es la falta de fe, por eso continúa diciendo:
1 Pedro 1.7 para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo,
Cómo no va a ser preciosa nuestra fe, si es la que nos permite obedecer a Dios con todos los beneficios que eso implica para nuestra vida y eternidad?
Ahora: ¿Cuál es la fe que será honrosa, gloriosa y alabada cuando el Señor regrese por nosotros? No hay duda que es la fe que nos lleva a obedecer.
Sin embargo; no pasemos por alto que dice…”Si es necesario” Y entonces la pregunta es: ¿La fe que tú tienes es necesario probarla, o sin necesidad de probarla esa fe te está llevando a obedecer a Dios?
Repito: ¿La fe que tú tienes es necesario probarla, o sin necesidad de probarla esa fe te está llevando a obedecer a Dios?
Porque cuando la escritura dice; “si es necesario”, está también diciendo que no todos, o no todo el tiempo hay la necesidad de ser afligidos para probar la fe.
Y es por eso que vemos a algunos que sí necesitan ser pasados por diversas pruebas de vez en cuando. Pero hay otros que les sucede de manera continua, saliendo de una y entrando en la siguiente, y lo más grave es, que no pasan la mayoría de las pruebas de manera satisfactoria… Mientras que hay otros que no tienen esa misma necesidad, pues confían en Dios lo suficiente para obedecerle.
Recuerdo un joven al que le compartimos, paso frente al teatro cuando estábamos en un evento, iba camino a suicidarse, pero entro y recibió a Cristo. Era drogadicto adicto a la heroina, pero ese fue el último día que consumio drogas.
En menos de 15 días ya había conseguido un trabajo, y luego comenzó a validar su bachillerato… Y nosotros los líderes estábamos asombrados porque estábamos acostumbrados a compartirle a drogadictos, a soportarlos en sus continuas recaídas, a llevarlos a alojar a alguna casa de un cristiano y ver cómo se iban robando las cosas, y era en general una lucha tenaz para sacarlos de las drogas. Pero éste, en un solo día comenzó a caminar como verdadero cristiano.
¿Hay cristianos así? Por supuesto que sí, hay cristianos que lo que van entendiendo que deben hacer, van haciendo, no se demoran como otros años para obedecer cierto mandato, y luego otros años para obedecer el otro, sino que en la medida en que van entendiendo van obedeciendo, y por esto no hay necesidad de afligirlos para que su fe funcione.
Mientras que hay otros, que sacan canas, que nos afligen, que nos avergüenzan, que nos hacen pensar que son cizaña, cabras o lobos. Porque no es sino decirles blanco para que hagan negro. Negro para que hagan blanco… Y cuando pasa el tiempo y reciben las consecuencias de su desobediencia, y uno les dice; “Yo te dije” contestan diciendo; “No me acuerdo, no me acuerdo que tú me hayas dicho” Mostrando al no acordarse, que no estaban interesados en obedecer, sino en hacer las cosas a su manera.
El rey Saúl fue desechado por Dios y la razón fue su desobediencia. Y desobedecía por la obstinación de hacer las cosas a su manera, pensando que lo que iba a hacer era aun mejor que lo que Dios le había mandado. Hasta ese punto puede llegar la terquedad y la altivez. Por esta razón el profeta le dijo:
1º Samuel 15.22 Y Samuel dijo: ¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros.
Lo vimos la semana pasada en la cizaña, que hasta milagros hacia pero no obedecía a Dios. Pero lo que parece que no logran entender, que es una verdad absoluta, es que no podemos hacer más o mejor de lo que Dios nos manda, eso es imposible.
Si fuera posible sería igual a decir que Dios está dando órdenes mediocres, y nosotros podemos hacer las cosas de mejor manera. Pero pensar así, es sólo evidencia de altivez, orgullo, prepotencia, y obstinación que son características que hacen a las personas merecedoras del infierno.
Es por esto que sí realmente queremos obedecer, antes tenemos que prestar atención. Por eso el pasaje dice; que prestar atención, es mejor que lo gordo o lo valioso de la ofrenda que usted le pueda dar a Dios.
Pero hay algunos cristianos que ni siquiera prestan atención, por estar pensando en lo que ellos quieren. El pasaje continúa diciendo:
1º Samuel 15.23 Porque como pecado de adivinación es la rebelión, y como ídolos e idolatría la obstinación. Por cuanto tú desechaste la palabra de Jehová, él también te ha desechado para que no seas rey.
La adivinación y los ídolos eran pecados que se castigaban con la muerte. Ambos pecados son evidencia irrefutable de que no se está confiando en Dios. Y es por eso que este rey por su falta de fe se perdió del privilegio de ser usado por Dios en la posición de privilegio que le había dado.
Ahora; la escritura enseña que antes de ser salvados no teníamos elección, y por eso lo único que podíamos hacer era pecar. Pero ahora siendo auténticos hijos de Dios, al haber sido liberados de la esclavitud del pecado podemos decidir si así lo queremos, hacer la voluntad de Dios.
Es por eso que es importante que entendamos que necesitamos el nuevo nacimiento, y cuando somos conscientes de haber nacido de nuevo, entonces sabemos que tenemos el poder suficiente para dejar el pecado. El apóstol Pablo lo dice así:
Romanos 6.17–18 Pero gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados; 18y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia.
Esto es importantísimo tenerlo claro, porque a veces nos enfrentamos a ciertas situaciones, y como en el pasado no supimos afrontarlas adecuadamente, pensamos que la vamos a volver a embarrar.
Y lo que hay que entender, es que aunque antes no podíamos hacer lo correcto, ahora después de nacer de nuevo si podemos hacer lo correcto, porque tenemos el poder de Dios. Por eso continúa diciendo el pasaje:
Romanos 6.19 Hablo como humano, por vuestra humana debilidad; que así como para iniquidad presentasteis vuestros miembros para servir a la inmundicia y a la iniquidad, así ahora para santificación presentad vuestros miembros para servir a la justicia.
¿Qué nos enseña esto? Que si antes pecabamos por ser esclavos del pecado, ahora cuando pecamos lo hacemos por elección, porque a pesar de tener todo a nuestro favor decidimos seguir pecando ps.
Si antes esclavo de su lengua viperina hacías daño… Ahora siendo un hijo de Dios si continuas con el chisme, lo haces por que te deleitas en hacer maldad, y por eso decides continuar haciéndolo.
Si antes siendo esclavo de tus complejos te la pasabas quejándote o sintiéndose la persona más despreciada del planeta, ahora después de nacer de nuevo, si lo sigues haciendo es porque te fascina sentirte el mártir para poder seguir culpando o manipulando a los demás.
Si antes siendo esclavo de las pasiones juveniles, de la codicia, del orgullo, de la pereza, de la mentira… Ahora si seguimos con los mismos pecados, habiendo recibido el conocimiento de que podemos dejarlos al instante, es porque nos gusta el pecado…. No porque no podamos dejarlos.
Lo que es importantísimo que nos quede muy claro, y por eso insisto: Es que ya siendo hijos de Dios, cuando pecamos lo hacemos porque tomamos la decisión de hacerlo, no porque no podamos dejar de pecar.
Y es por eso que dice que en lugar de seguir presentando nuestros miembros, todo lo que Dios nos ha dado para servir al pecado, ahora debemos usar todo lo que tenemos para servir a la justicia.
Y nuevamente como ocurre siempre en la escritura, nos da esta misma enseñanza de otra manera para que no tengamos dudas de que esa es la verdad. Respecto de lo que estamos viendo dice:
Gálatas 5.16–17 Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. 17Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis.
El mandato es andar en el Espíritu. Y se está refiriendo a que hagamos caso al Espíritu Santo que está unido a nuestro espíritu y nos dice qué es lo que tenemos que hacer.
Lo opuesto a esto es satisfacer los deseos de la carne. Pero: ¿Que son los deseos de la carne? Los deseos de la carne son todas aquellas cosas que nos acostumbramos a hacer antes de conocer a Dios. Y la lista puede ser bastante larga por ejemplo:
Gálatas 5.19–21 Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, 20idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, 21envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas…
Hay otras muchas manifestaciones de la carne, que nos acostumbramos a hacer Y que son mencionadas en otros pasajes de la escritura…
Cuando usted recibió a Jesucristo y nacio de nuevo, El cambio su corazón, le dio su Santo Espíritu que se unio a su espíritu… Pero no le borró la mente. No le eliminó sus recuerdos, ni le eliminó los sentimientos, ni lo sano de sus traumas, conflictos y demás. (Podemos decir que sólo le saco los demonios que lo obligaban a pecar, por eso ahora es libre para elegir.)
Si Dios borrara nuestra mente por supuesto no pecaríamos, porque imaginemos que usted odia a alguien pero se olvidó que esa persona existe… pues el odio desaparece. Y así sucedería con todos nuestros pecados si nuestra mente y recuerdos fueran borrados. Pero sería como matarnos, porque todos somos el resultado de lo que hemos vivido y si se borrara todos los recuerdos no seríamos nadie.
Todas estas cosas que hay en nuestra mente, nuestros recuerdos, nuestros sentimientos, nuestros traumas y conflictos nos llevaban a pecar de manera continua… Ahora siendo libres del pecado, el mandato es que frente a cualquier situación: No le hagamos caso a nuestra carne, hagámosle caso al Espíritu de Dios.
Como quien dice si antes ante la oportunidad de comer prójimo con su lengua lo desbarataba. Ahora frente a esa misma situación; ámelo, hable bien de esa persona que algo bueno tendrá, no lo juzgué mal, no lo critique, no hablé de el a los demás, cualquier cosa que tenga que decir, dígaselo a la persona para ayudarle…
Si antes siendo esclavo de tus complejos por cualquier cosa, por la falta de un saludo te deprimias y comenzabas a hablar de la falta amor de los demás… Ahora cuando no te saluden o no te echen flores, acuérdate que Dios te ama, y en lugar juzgar o criticar la falta de amor… ama a los demás.
Si antes esclavo de la codicia no pagabas tus cuentas, ahora frente a esas situaciones tienes que ser cumplido, y además generoso. Si antes frente al trabajo respondías con pereza, ahora trabaja con diligencia…
Déjeme leerles lo que nos ordena el Señor en su palabra. Y tengan en cuenta que si nos ordena hacerlo es porque lo podemos hacer, porque ahora siendo libres del pecado y teniendo el poder de Dios podemos obedecer… Si realmente queremos.
Efesios 4.25–32 Por lo cual, desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo; porque somos miembros los unos de los otros. 26Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, 27ni deis lugar al diablo. 28El que hurtaba, no hurte más, sino trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, para que tenga qué compartir con el que padece necesidad. 29Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes. 30Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención. 31Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. 32Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.
Queridos hermanos no debe haber la más mínima duda, que cada vez que pecamos lo hacemos porque nos da la gana.
Y por favor, no se mientan a si mismos diciendo que tocaba. Que tocaba mentir, que como iba a decir la verdad, que si pagaba no me alcanzaba para esto, o que era imposible resistirse la tentación, etc.
Esas disculpas no son válidas, la razón por la que pecamos es porque decidimos pecar, y decidimos pecar porque nos falta fe, en lo que Dios nos a dicho.
Recuerdo frente a mi drogadicción, que llevando poco tiempo de cristiano cuando caía en la tentación de consumir droga… Al momento de ir a consumirla mis pensamientos eran… Cuando pensaba porque a veces ni pensamos.
Mis pensamientos mirando la droga eran: “Está ha sido la felicidad a mi estilo pero ha destruido mi vida… Dios me ofrece una vida diferente que puedo disfrutar haciéndole caso” Y frente a esta verdad pensaba: “Voy a seguir enredado en el pecado, o voy a creerle a Dios.” Y pues gracias a Dios el Señor ganó.
Por supuesto que esta batalla espiritual resulta más fácil, cuando conocemos la palabra de Dios, cuando conocemos sus promesas, de protección, de provisión, de misericordia, de paciencia, etc.
Ahora; cuando se habla de la carne algunos piensan que se refiere solamente a los pecados que la carne produce.
Otros sólo lo relacionan con el aspecto sexual, o la gula o la pereza; pero en realidad andar en la carne es más que eso, andar en la carne es en realidad tomar el control de nuestra vida, gobernarnos a nosotros mismos, por supuesto con el propósito de hacer nuestra voluntad.
Y a hacer eso, tomar el control de nuestra vida para hacer nuestra voluntad, por buena que parezca es pecado.
Es pecado, porque el auténtico cristianismo lo que nos enseña es que fuimos creados para hacer la voluntad de Dios, el cual, tiene un plan espectacular para nuestra vida y nuestra eternidad. Y esa bendición sólo la podemos disfrutar en la medida en que hagamos su voluntad.
El Señor Jesús nos dio el ejemplo perfecto. Por esto declaró:
Juan 6.38 Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió.
Y en el caso de Jesús, por causa del plan de salvación no le fue permitido hacer muchas cosas, como tener una familia, o tener un negocio o una larga vida…. Todo eso no le fue permitido hacer porque había algo muchísimo más importante, y que como dice la escritura le daría un nombre que es sobre todo nombre, para que toda la rodilla en los cielos, en la tierra y debajo de la tierra lo reconociera como el Señor.
Y para realizar ese plan no sólo se trataba de hacer lo que Dios le había mandado, sino aún tenía que hablar solo lo que Dios le había mandado hablar. Por eso dijo:
Juan 12.48–50 El que me rechaza, y no recibe mis palabras, tiene quien le juzgue; la palabra que he hablado, ella le juzgará en el día postrero. 49Porque yo no he hablado por mi propia cuenta; el Padre que me envió, él me dio mandamiento de lo que he de decir, y de lo que he de hablar. 50Y sé que su mandamiento es vida eterna. Así pues, lo que yo hablo, lo hablo como el Padre me lo ha dicho.
Esa es la auténtica vida cristiana, vivir para hacer solo la voluntad de Dios, y cuando la carne toma el control, por bueno que nos parezca lo que pensamos a hacer, ya no estamos haciendo la voluntad de Dios, ya estamos viviendo en pecado. Y por eso, la solución como dice el apóstol Pablo…
Gálatas 5.24 Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos.
Crucificar la carne con sus pasiones y deseos es renunciar a hacer nuestra voluntad, para hacer solo la voluntad de Dios. Un par de capítulos atrás el apóstol Pablo explica por qué lo hace:
Gálatas 2.20 Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.
En este texto la carne se refiere a su cuerpo de carne, no a esa actitud pecaminosa de tomar el control.
Y lo que lo lleva a morir asimismo, para dejar que Cristo viva través de el, es la confianza que tiene en Jesús y en el amor manifestado al morir en la cruz por el.
Es decir: Es tan grande la comprensión que el apóstol tiene del amor de Dios, que tiene la seguridad de que jamás Dios lo mandara a hacer algo que perjudique su vida espiritual, lo cual le dará una eternidad espectacular en la presencia de Dios… Y por eso crucificó su carne para hacer la voluntad de Dios.
Eso es lo debería haber en nuestra mente, la certeza del espectacular amor de Dios por nosotros, de tal manera que cada vez que queramos hacer las cosas a nuestra manera, tengamos una clara conciencia de que al hacerlo, sin duda alguna perderemos bendiciones que Dios tiene para nosotros.
Porque es imposible desobedecer a Dios y salir ganando, ya que si su voluntad es perfecta, todo lo que sea diferente a su voluntad es imperfecto y trae mal para nosotros.
Qué tal, que alguien viviendo en un cuarto horrible, con huecos en las paredes con goteras en el techo, con ratas y cucarachas de compañeras… Le ofrecieran vivir en una mansión espectacular completamente gratis… Con la obvia condición de dejar el lugar donde vive… Qué tal que esta persona entrara en depresión, o que se pusiera furiosa por el ofrecimiento que le están haciendo? ¿Qué pensaríamos de esa persona? Pensaríamos que está mal de la cabeza, tan mal de la cabeza que prefiere vivir en la miseria y en la porquería, teniendo la oportunidad de vivir de manera espectacular.
Tenemos que ver con claridad, que cuando insistimos en hacer nuestra voluntad por buena que está parezca, es como si nos estuviéramos tirando de un edificio de 10 pisos sin ninguna protección, pensando que vamos a salir ilesos… ¿Verdad que no lo haríamos?
Y si somos tan tercos o tan necios de no creer en las palabras del Señor por estar enbrutecidos con el pecado, al menos deberíamos pensar que nadie puede burlarse de Dios, lo cual quiere decir que nuestra incredulidad y desobediencia traerá consecuencias.
Si a usted que me escucha o me lee, le parecen duras estas palabras, la única razón es que usted no está confiando en Dios, porque estas palabras no son alimento sólido para un cristiano de muchos años. No. Este era el mensaje que Jesús daba a aquellos que querían comenzar a seguirlo… A las multitudes.
Lucas 14.25–33 Grandes multitudes iban con él; y volviéndose, les dijo: 26Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo. 27Y el que no lleva su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo. 28Porque ¿quién de vosotros, queriendo edificar una torre, no se sienta primero y calcula los gastos, a ver si tiene lo que necesita para acabarla? 29No sea que después que haya puesto el cimiento, y no pueda acabarla, todos los que lo vean comiencen a hacer burla de él, 30diciendo: Este hombre comenzó a edificar, y no pudo acabar. 31¿O qué rey, al marchar a la guerra contra otro rey, no se sienta primero y considera si puede hacer frente con diez mil al que viene contra él con veinte mil? 32Y si no puede, cuando el otro está todavía lejos, le envía una embajada y le pide condiciones de paz. 33Así, pues, cualquiera de vosotros que no renuncia a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo.
Para seguirlo de verdad hay que dejarlo todo. Y por eso aún advertía que debían pensarlo bien nos sea que comenzando quedaran avergonzados a la mitad del camino…
Insisto: ¿Por qué a la gente le parece duro este mensaje? La respuesta es: Por la gran ignorancia acerca de la grandeza del plan de Dios para nuestras vidas. Esta ignorancia es la que hace que cuando nos digan qué debemos renunciar a todo nos parezca terrible.
Sin embargo es una condición básica, indispensable e irremplazable si queremos vivir como auténticos hijos de Dios.
¿Puede una persona permanecer en la palabra de Dios sin renunciar a su pecado? No.
¿Puede una persona permanecer en la palabra de Dios sin renunciar a sus sueños? No.
¿Puede una persona permanecer en la palabra de Dios sin renunciar a sus riquezas? No.
¿Puede una persona permanecer en la palabra de Dios sin renunciar a su familia? No.
¿Puede una persona permanecer en la palabra de Dios sin renunciar a sí mismo? No.
Pero ojo, déjeme aclararles por si no lo entienden bien, qué renunciar a todo no es deshacernos de todo lo que poseemos, o suicidarnos porque renunciamos a la vida… NO.
RENUNCIAR ES HACER CON TODO LO QUE TENEMOS, SÓLO LO QUE DIOS NOS MANDE HACER.
Que es igual a decir; que renunciar es no dejar que la carne tome el control. Sino que dirigidos por Dios hagamos lo que nos pide hacer con nuestro dinero; con nuestra familia; con nuestro cuerpo, con los dones talentos y habilidades que nos haya dado. Es decir; absolutamente todo al servicio de Dios.
No renunciar, es hacer lo que nosotros queremos con lo que Dios nos ha dado. Eso hizo Satanás; y todas las cosas maravillosas que Dios le había dado lo convirtieron en el ser más maligno del universo.
Y eso es lo que quiere Satanas que los hombres hagamos, que tomemos el control de nuestra vida, y que hagamos lo que nos plazca con todo lo que Dios nos ha dado, porque de esa manera se asegurará de que nos perdamos eternamente.
Y cuando la escritura enseña que todo depende de la fe. Lo que está diciendo es que en un lado de la balanza estamos nosotros con lo que pensamos que debe ser nuestra vida… Y al otro lado de la balanza está el Señor Dios todo poderoso, diciéndonos lo que debemos hacer con nuestra vida.
Y entonces: ¿En quién crees tú más? En ti, en lo que tú piensas, o en el hijo de Dios, en el Dios todopoderoso, en el creador y sustentador de los cielos y la tierra….
Por supuesto si creemos ser más que Dios y creemos poder hacer más que Dios, haremos a nuestra manera…Si lo reconocemos como nuestro Señor como el Altísimo, entonces será fácil renunciar a nuestra voluntad para hacer la de Dios.
Y entonces pregunto nuevamente: ¿Confías en su palabra o no confías? Es decir: ¿Crees qué te está diciendo la verdad o crees que Jesús te está mintiendo, y por eso, porque no confías en él, no renuncias a hacer tu voluntad?
Algunos cuando pecan dicen que no piensan en nada de esto… Dicen; yo no lo había visto así. Pero no pensar en estas cosas cuando tomamos el control de nuestra vida; es muestra del menos precio hacia Dios y de la falta de confianza en el… Y por eso ni siquiera prestamos atención.
Y aquí es donde como leímos; se hace necesario afligirnos en diversas pruebas.
Porque si a las buenas no tomamos la decisión de confiar en el todopoderoso, porque confiar o no en Dios es solo asunto de voluntad. Pero si no decidimos hacerlo, que es lo más sensato e inteligente que podemos hacer, entonces Dios por el gran amor que nos tiene, nos ayudara a través de la afición que experimentamos en las pruebas.
Y entonces… Aparece una plandemia, aparecen los noticieros promocionando el terror, aparecen los políticos tomando decisiones para quebrar el país, para ayudar a los bancos, a las compañías de aviación, a las grandes empresas, y para hacerlo proponen quitar la prima, prestaciones sociales, intereses de cesantía… Es decir oprimir más a los pobres, a través de una cuasi dictadura disimulada, y de engaño en engaño continúan alargando el tiempo justificándose en informes fraudulentos…
Las Escrituras nos hablan de un pueblo llamado Moab, el cual llevaba mucho tiempo en las mismas, sin cambiar, sin mejorar, a lo mejor como muchos haciéndose propósitos cada año de cambiar y nada. Y entonces Dios le anuncia lo que va a hacer con el. Dice así:
Jeremías 48.11–12 Quieto estuvo Moab desde su juventud, y sobre su sedimento ha estado reposado, y no fue vaciado de vasija en vasija, ni nunca estuvo en cautiverio; por tanto, quedó su sabor en él, y su olor no se ha cambiado. 12Por eso vienen días, ha dicho Jehová, en que yo le enviaré trasvasadores que le trasvasarán; y vaciarán sus vasijas, y romperán sus odres.
La figura que Dios usa es el procedimiento para hacer vino. El cual después de que las uvas son pisadas para sacar el jugo, este jugo es echado en unas vasijas para que los sedimentos se vayan decantando, es decir queden en el fondo. Y luego despues de un tiempo este jugo es vaciado en otra vasija, pero teniendo cuidado de que los sedimentos que están en el fondo sé queden allí y no pasen a la siguiente vasija.
Este proceso se repite varias veces, de tal manera que al sacar las impurezas el vino va cambiando de sabor y de olor, hasta llegar a ser un buen vino, un vino refinado y purificado.
Sin embargo de este pueblo Dios dice, que sobre su sedimento a estado reposado y no ha sido cambiado de vasija en vasija…
Lo cual debe entenderse, cómo que Dios comienza el proceso de transformar nuestra vida, pero llega un momento donde nos acomodamos sobre nuestros pecados, o como dice en hebreos sobre nuestro peso y no cambiamos, y allí nos quedamos muy cómodos con nuestros pecados y con nuestro peso que no nos deja correr la carrera que tenemos por delante.
Y entonces Dios dice qué ordenará que el vino sea cambiado de vasija y que los odres sean rotos. Y esto es lo que ocurre cuando Dios de golpe nos deja sin trabajo, o nos manda cierta enfermedad, o nos quita cierta persona, y entonces allí es cuando al ver nuestra reacción, nuestro afán o nuestra angustia, y nuestros deseos de recuperar cómo sea lo que perdimos, descubrimos que llevamos tiempo sin confiar en Dios como debiéramos hacerlo.
Y cuando dice que los odres serán rotos, es porque cuando somos cambiados de vasija, y estábamos en una redonda pero ahora nos tocó una cuadrada, que no nos gusta, y no logramos acomodamos bien, allí es cuando comenzamos a pensar en qué bueno sería volver a la vasija redonda.
Lo irónico es que a veces cuando estabamos en la vasija redonda estábamos aburridos. Pero al ver la nueva vasija donde Dios nos ha colocado nos sentimos peor, y por eso deseamos volver a la antigua vasija que comparada con la actual, nos parece una maravilla.
La Escritura nos cuenta que Dios oyó el clamor de los hijos de Israel que en Egipto sufrían por la dura esclavitud, y por eso los sacó rumbo a la tierra prometida. Pero era necesario por estar acomodados en sus pecados tratarlos para ayudarlos a creer. Pero cuando Dios los puso en esas situaciones complicadas la reacción de ellos fue:
Éxodo 14.10–12 Y cuando Faraón se hubo acercado, los hijos de Israel alzaron sus ojos, y he aquí que los egipcios venían tras ellos; por lo que los hijos de Israel temieron en gran manera, y clamaron a Jehová. 11Y dijeron a Moisés: ¿No había sepulcros en Egipto, que nos has sacado para que muramos en el desierto? ¿Por qué has hecho así con nosotros, que nos has sacado de Egipto? 12¿No es esto lo que te hablamos en Egipto, diciendo: Déjanos servir a los egipcios? Porque mejor nos fuera servir a los egipcios, que morir nosotros en el desierto.
Se quejaban, y anhelaba volver a la esclavitud… Porque así de enfermo puede estar el corazón de un hombre o una mujer que viviendo en esclavitud, cuando Dios lo quiere sanar y librar, insiste en vivir esclavo.
Igual sucede cuando esperando ciertos cambios estos se demoran… Por esto en otra ocasión un grupo de dirigentes del pueblo dijeron a Moises:
Números 16.13–14 ¿Es poco que nos hayas hecho venir de una tierra que destila leche y miel, para hacernos morir en el desierto, sino que también te enseñorees de nosotros imperiosamente? 14Ni tampoco nos has metido tú en tierra que fluya leche y miel, ni nos has dado heredades de tierras y viñas. ¿Sacarás los ojos de estos hombres? No subiremos.
Yo me pregunto: ¿Cuantos de nosotros estabamos felices haciendo lo que creíamos mejor, en lugar de hacer verdaderamente la voluntad de Dios? … Es decir; acomodados sobre el sedimento.
Y entonces Dios manda una plademia, nos desacomoda, y nos hace ver la realidad… Nos falta obediencia, nos falta compromiso, nos falta entrega, lo cual quiere decir que nos falta fe.
Por ejemplo; su palabra dice que la vida no depende de las cosas que poseamos, pero a causa de la plademia notamos que nuestra vida si depende de muchas cosas, en lugar de depender verdaderamente de Dios.
Porque la verdad absoluta, es que no importa cómo sea la situación, no importa cuanta maldad estemos viendo alrededor de esta plandemía, siempre podemos hacer la voluntad de Dios, y esa es la razón o debe ser la razón por la cual vivimos… Jesús decía:
Juan 4.33–34 Entonces los discípulos decían unos a otros: ¿Le habrá traído alguien de comer? 34Jesús les dijo: Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra.
Eso quiere decir, qué tenemos que a afrontar esta situación con gozo y gratitud, porque aunque a los ojos del mundo parezca algo terrible, ya sea la enfermedad o la dictadura que producto de ellas se está implantando, jamás podemos perder de vista, que Dios tiene el control, y que absolutamente todas las cosas nos ayudan a crecer en el conocimiento y la confianza en nuestro buen Dios. Y no hay mayor bendición que ésta.
Ese tiene que ser el enfoque en este tiempo. Tenemos que a afrontar esta situación con gozo y gratitud. No está bien que estemos anhelando volver a lo anterior, qué que bueno que se acabe el confinamiento, que que bueno que se acabe esto para poder estar felices. No, eso es completamente equivocado.
Tenemos que acomodarnos en esta nueva vasija, disfrutar de la bendición de Dios, y ya estando cómodos, gozosos y llenos de la paz de Dios, ahi si podemos comenzar a pensar en que podemos hacer para mejorar la situación exterior. Pero insisto; primero en nuestro corazón tiene que haber el gozo y la paz que produce el hacer la voluntad de Dios.
Por supuesto no podemos esperar experimentar el gozo y la paz, mientras continuamos con nuestros pecados, y en especial mientras continuamos sin compartir el conocimiento que tenemos de Dios, porque si algo necesita la gente en este y en todos los tiempos es salvación.
Por favor; hagan células de Estudio Bíblico, en la página tienen a disposición los temas básicos que pueden compartir con grupos una vez a la semana. (Si tienen problemas por alli por WhatsApp se lo puedo enviar o por correo) O pueden compartir en grupos acerca del Nuevo Pacto… O como mínimo cada semana estár insistiendo en compartir el link de estas reuniones, para que otros tenga la oportunidad de conocer al Señor.
No es amor consentir a una persona mientras esta va rumbo al infierno… El verdadero amor comienza a manifestarse cuando hacemos algo por la salvación o la edificación de los demás.
He visto a través de los años que cuando un cristiano se queja por la falta de amor, queja de la cual dice la escritura que es pecado, lo hacen porque no están compartiendo el amor de Dios a los demás, y no comparten el amor de Dios, porque tampoco lo están experimentando, y entonces quieren desesperadamente el amor de los hombres menospreciando el amor de Dios.
No renunciar a tomar el control de nuestra vida nos impide experimentar el amor de Dios. Y si estas situaciones no nos llevan a renunciar para experimentar su amor.. Entonces: ¿Qué más será necesario que Dios haga para ayudarnos?
Así es de que: A gozarnos con esta plandemia, porque el mundo o Satanás pueden hacer cualquier cosa, pero jamás podrán impedir que hagamos la voluntad de Dios y ese es el todo de nuestra vida.