LA SIEMBRA Y LA COSECHA
I. INTRODUCCIÓN
Hace un tiempo, relacionándonos con algunos creyentes de otras Iglesias, comenzamos a ver que ellos tenían la práctica de “sembrar” en otras personas, lo cual implicaba ser generosos con ellos, ayudarles económicamente, o en cualquier otra cosa que necesitaran, porque el resultado de esa siembra es que ellos cosecharían abundantemente lo que habían sembrado.
Sin embargo nos hacían la aclaración de que al sembrar, había que hacerlo en buenas personas para que ellas al “bien decir” de nosotros, bendecirían nuestra vida, porque si lo hacíamos en malas personas estas al “mal decir” de nosotros, maldecirían nuestra vida.
Por supuesto la pregunta era: ¿Qué tan bíblico es esta práctica o enseñanza?
El problema con las malas doctrinas es que normalmente tienen parte de verdad, lo cual facilita que la gente las crea. Esto ocurre con esta, tiene parte de verdad, pero tiene cosas que no son fieles a la palabra de Dios.
Por ejemplo: Qué pasa si una persona habla mal de nosotros. ¿Será que sus palabras tienen el poder de maldecir nuestra vida? La respuesta es no. Pues la escritura dice:
1 Pedro 3.13–14 ¿Y quién es aquel que os podrá hacer daño, si vosotros seguís el bien? 14Mas también si alguna cosa padecéis por causa de la justicia, bienaventurados sois. Por tanto, no os amedrentéis por temor de ellos, ni os conturbéis,
Si nosotros hacemos las cosas de manera correcta, lo cual significa de acuerdo a la voluntad de Dios, podemos tener la certeza de que seremos bendecidos por el y nadie lo podrá impedir. Y aun si aquellos que reciben nuestro favor hablan mal de nosotros, de todos modos el padecimiento que ellos puedan producir a nuestra vida traerá más bendición… Porque nadie puede hacer daño a nuestra vida espiritual si nosotros hacemos el bien.
Algunos que creen que las palabras tienen poder para afectarnos, toman como ejemplo aquel niño que lo menospreciaron, que le dijeron que no servía para nada, y él se lo creyó, y no sirve para nada.
Pero lo que acabamos de leer dice; que no debemos amedrentemos por el mal comportamiento de los demás, lo cual implica no creer las mentiras que ellos están diciendo… Es por eso que también hay niños a los que les han dicho que no sirven para nada, y han demostrado ser personas supremamente capaces precisamente para contrarrestar lo que les estaban diciendo.
Lo que sí es cierto respecto de la siembra, es que si hay promesas de Dios qué hablan que de acuerdo a lo que sembremos o hagamos en favor de otras personas, eso vamos a cosechar.
Las cuales también enseñan que la bendición o la maldición no son el resultado de buenas o malas palabras, de ser positivos o negativos, sino de buenos o malos comportamientos delante de Dios. La escritura dice:
Mateo 10.40–42 El que a vosotros recibe, a mí me recibe; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió. 41El que recibe a un profeta por cuanto es profeta, recompensa de profeta recibirá; y el que recibe a un justo por cuanto es justo, recompensa de justo recibirá. 42Y cualquiera que dé a uno de estos pequeñitos un vaso de agua fría solamente, por cuanto es discípulo, de cierto os digo que no perderá su recompensa.
La recompensas ofrecidas en este pasaje, tienen como base el estar recibiendo o ayudando a una persona que conoce y es conocida por Dios. Por eso Jesús comienza diciendo que el que lo recibe a Él está recibiendo al Padre que lo envió… Y como consecuencia quien recibe a un profeta, que se entiende que es un hombre que habla de parte de Dios, entonces recibirá recompensa.
Y Jesús hace la diferencia donde aparece primero el profeta, luego el justo, luego cualquiera que esté conociendo del Señor, diciendo que a cualquiera de estos que ayudemos recibiremos recompensas dependiendo de quién sea a los ojos de Dios.
Si es profeta recompensa de profeta, sí es justo recompensa de justo, si es tan sólo un discípulo dice que no se perderá la recompensa.
Sabiendo esto, podemos practicar el sembrar en diferentes clases de personas, con la certeza de que recibiremos recompensa de parte de Dios.
El problema es que la verdad también puede ser mal usada, y por esta razón comenzaron a aparecer algunos llamados cristianos quienes comenzaron a decirle a otros cristianos… Que debían sembrar en ellos para que recibieran la bendición de Dios.
Lo correcto es que entendiendo la promesa de Dios sembremos en las otras personas. Lo incorrecto es comenzar a decirle a otras personas que siembren en nosotros para que ellos sean bendecidos.
Y entonces se oían cosas como: “Siembra esa motocicleta en mi para que Dios te bendiga, siembra tanto dinero en mi para que Dios te bendiga, siembra esa propiedad en mí para que Dios te bendiga”… No te pierdas la bendición de sembrar en mi.
Y más grave aún, como hay diferentes recompensas según a quien estemos recibiendo o ayudando, entonces la forma más rentable de sembrar, era sembrar en los ungidos, los apóstoles, los pastores… Porque entre más importante fuera la persona entonces más jugosa sería la cosecha.
Y nuevamente usando mal la verdad, eran los mismos pastores o apóstoles exigiendo de los feligreses una siembra abundante para que sus discípulos fueran bendecidos.
Cuando lo correcto es, insisto: Si estamos convencidos que cosecharemos las cosas buenas que hagamos, deberíamos estar buscando la oportunidad de sembrar para poder cosechar, en lugar de estar pidiendo que otros siembren en nosotros.
Dentro de las cosas que podemos sembrar, por supuesto la que más interesa a los hombres es el asunto del dinero, ya que el dinero sirve para muchas cosas. Y ciertamente hay recompensa cuando ayudamos económicamente a aquellos que lo necesitan, pero hay varios principios que debemos tener en cuenta.
El apóstol Pablo estaba haciendo una colecta en Macedonia y en Acaya para los cristianos en Roma, los cuales estaban pasando situaciones muy difíciles, y lo primero que les dice, es que ellos deben preparar con tiempo su ofrenda, para que no aparezca como una exigencia de los apóstoles, sino como algo muestra de su generosidad. Dice así:
2 Corintios 9.5 Por tanto, tuve por necesario exhortar a los hermanos que fuesen primero a vosotros y preparasen primero vuestra generosidad antes prometida, para que esté lista como de generosidad, y no como de exigencia nuestra.
Notemos que dice que deben preparar: ”Vuestra generosidad antes prometida” con lo que entendemos que ellos se ofrecieron a ayudar voluntariamente, esto lo confirma el apóstol al decir que la ofrenda que estaban recogiendo para otros cristianos, no era algo que los apóstoles le hubieran exigido.
Como he dicho; no está bien que pidamos que siembren en nosotros, pero tampoco está bien que obliguemos a otros a dar para otros. Es algo que tiene que ser un voluntario.
Pero también como ellos se habían ofrecido la razón de exhortarlos, (animarlos) es porque a veces cuando se quiere recoger algo para ayudar a los demás, son muchos los que prometen y pocos los que cumplen.
Lo segundo que les dice, tiene que ver con la cantidad que cada uno de ellos va a aportar. Y es importante aclarar, porque muchos han confundido, que está hablando de la ofrenda para ayudar a otros cristianos en necesidad, y no está hablando de los diezmos, lo cual si hace en su primera carta también en el capítulo nueve.
Respecto de esta ofrenda y la cantidad que estamos dispuestos a sembrar dice el apóstol:
2 Corintios 9.6 Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará.
Donde es muy claro, como ocurre en la naturaleza, que el que mas semillas siembra pues obviamente más fruto va a recoger, y el que da de manera escasa pues escasamente cosechara.
Esto no es difícil de entender, lo que sí parece es que es muy difícil de creer, pues en el mundo son muchos los ofrecimientos de muchísimas ganancias que no funcionan, lo cual ha llenado de desconfianza a las personas… Sin embargo no estamos hablando de un negocio en el mundo, sino de una promesa dada por Dios, donde la pregunta es: ¿Crees tú que Dios cumplirá?
Después de hablar del principio matemático de la ofrenda que está respaldado por Dios, coloca otra condición pues dice:
2 Corintios 9.7 Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre.
Que cada uno de nosotros, con un corazón sincero, con un deseo genuino de ayudar, y por eso aclara que no con tristeza, sino con alegría debemos dar lo que hemos propuesto en nuestro corazón.
Aclarando que si es lo que hemos propuesto en nuestro corazón de forma voluntaria, no puede ser algo que nos de tristeza entregar.
Y si nos preguntamos: ¿Cuándo le duele a una persona dar una ofrenda para ayudar a otro? La razones pueden ser muchas por ejemplo:
Cuándo está muy apegada al dinero o a las cosas… Cuando está convencida que él ha obtenido lo que tiene con esfuerzo y trabajo, mientras que el otro es un vago y por eso esta en necesidad… Cuando no cree que lo que tiene, es Dios quien en su misericordia se lo ha dado, o no cree que siendo generoso con lo que Dios le ha dado, lo vaya a bendecir… O cree que es mucha cantidad… O no siente amor ni compasión por las personas en necesidad… O tal vez nunca ha tenido necesidad… O a tenido necesidad y nadie lo ha ayudado y está resentido… etc.
Lo cierto es, que este asunto de la ofrenda prueba grandemente nuestro corazón, y nos permite evaluar muchas cosas que pueden estar bien o mal en nuestra vida.
Y cuando dice que debemos dar lo que ha propuesto nuestro corazón tiene que ser algo muy honesto, si no hay fe entonces no se dará, si tiene harta fe será generoso, pero el asunto es que debe ser algo genuino que salga de nuestro corazón y qué nos gocemos en hacer.
Hay una norma que aplico, y que todos debemos aplicar, y es tratar de dar de acuerdo a cómo nos gustaría que nos dieran, si estuviéramos en esa misma situación, porque el Señor Jesús dijo:
Lucas 6.31 Y como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos.
Pero también el pasaje de la ofrenda enseña, que no debemos ofrendar o sembrar por necesidad, y por supuesto no puede referirse a la persona que va recibir porque ella sí está en necesidad. Mirando otras traducciones dice:
2 Corintios 9.7 Cada uno debe dar según lo que haya decidido en su corazón, y no de mala gana o a la fuerza, porque Dios ama al que da con alegría.
2 Corintios 9.7 Cada uno debe dar según haya decidido en su corazón, no de mala gana o por coacción, porque Dios ama al dadivoso alegre.
Confirmando lo que he venido repitiendo, que no debemos dar a la fuerza, ni por coacción o por presión, que puede ejercerse de varias maneras.
La gente se siente presionada cuando la petición de la ofrenda para ayudar a alguien se hace en público, cuando se dice que hagan una fila los que quieren ofrendar para ayudar una familia en necesidad.
Entonces comienzan algunos a hacer la fila, y los que no se paran en la fila comienzan a sentirse que los están mirando, que pensarán que ellos son tacaños, y puede que presionados por esto vayan y algo den.
Recuerdo en una una iglesia una persona que evidentemente tenía muchísimo dinero, que al pedir la ofrenda fue y entregó un billete bien enrollado para que no se supiese de cuánto era, era de mil. La pregunta es: ¿Eso era lo que generosamente había propuesto en su corazón para ayudar a sus hermanos… O lo hizo porque la estaban mirando y si no pasaba a ofrendar que pensarían Ella?
Esa no es una buena razón para ofrendar. El Señor dice que ama al dador un alegre, y además la escritura también dice, respecto de esta ofrenda voluntaria para los santos:
2 Corintios 8.12–14 Porque si primero hay la voluntad dispuesta, será acepta según lo que uno tiene, no según lo que no tiene. 13Porque no digo esto para que haya para otros holgura, y para vosotros estrechez, 14sino para que en este tiempo, con igualdad, la abundancia vuestra supla la escasez de ellos, para que también la abundancia de ellos supla la necesidad vuestra, para que haya igualdad…
Que a veces uno puede estar dispuesto a ayudar, pero no tiene con que, y por esto a los ojos de Dios la disposición de dar es suficiente… Y si otros no creen que en ese momento uno no tiene, entonces nos estarán juzgando mal y el problema es que ellos cosecharán el habernos juzgado mal.(Más adelante lo veremos)
Ignorando estos claros principios, en algunas iglesias enseñan que si usted no tiene para ofrendar, le pida al de al lado para que no se quede sin ofrendar, lo cual no es correcto según lo que acabamos de leer.
Pero déjeme insistir que está ofrenda no era ni debe ser para el sostenimiento de la iglesia, sino para los feligreses de la iglesia que estén en necesidad.
Para el sostenimiento de la iglesia el apóstol habla en su primera carta también en el capítulo nueve, y muy diferente a la ofrenda, no dice, que cada uno debe dar de acuerdo a lo que proponga en su corazón, sino que hace referencia a la ley, dando entender que para sostener la iglesia los cristianos deben dar el diezmo, que como su palabra lo enseña es la 10ª parte de lo que Dios nos da.
Me gusta decir que no hay diezmo grande o diezmo pequeño. Y que es Dios quien decide cuanto debe ser nuestro diezmo. Si Dios quiere que demos 1.000 él nos dará 10.000 pesos, y si quiere que demos 10 millones el nos dará 100 millones.
(Lo normal es que la gente que no es fiel con su diezmo se pregunta: ¿Y que harán en la iglesia con 10 millones, eso es demasiado?… Mientras que el que es fiel con los diezmos lo que dice es: ¿Gracias Señor por esos 90 millones, dame dirección para invertirlos de manera correcta.)
Hago esta aclaración respecto de la diferencia entre diezmo y la ofrenda, porque el diezmo no puede considerarse como una siembra, ya que el diezmo es una obligación delante de Dios que muestra nuestra honestidad. Mientras que la ofrenda es algo voluntario que muestra nuestra generosidad.
Desafortunadamente ha habido mucho abuso en muchas iglesias respecto del asunto financiero, hay gente pobre a la que le han sacado hasta el último centavo con la promesa de una gran multiplicación, ha habido muchos malos testimonios y muchas malas enseñanzas…
Tenemos un material muy claro que ustedes pueden estudiar… Por ahora preguntémonos: ¿Qué es más importante el diezmo o la ofrenda?
Déjeme contestar con una pregunta: ¿Qué es más importante, pagarle el sueldo a tiempo al empleado… o no pagar el sueldo y a cambio darle una ofrenda?
Si usted trabaja en una empresa y al final del mes le dicen que no le van a pagar el sueldo que es de 1 millón, pero que su jefe generosamente le regala 100.000 de ofrenda… Y además le dicen que usted debe estar muy agradecido por esa ofrenda voluntaria que muestra la generosidad de su patrón, pero no le pagan sueldo… ¿Qué pensaría usted? Es decir: ¿Se sentiría verdaderamente agradecido de que no le hayan pagado el sueldo y a cambio le hayan dado una pequeña ofrenda?
Cuando uno cumple con el sueldo con un empleado, sería absurdo sentirse generoso cuando estoy pagando por su trabajo… Sin embargo de todo hay en el mundo. Hay jefes que se molestan cuando el empleado les cobra el sueldo, y por supuesto cuando el empleado está cobrando el sueldo es porque no se lo pagaron a tiempo y sin embargo hay jefes que se molestan, y hablan mal del empleado en lugar de revisar su corazón.
Cosa diferente es, que además del sueldo le regale voluntariamente algo….
Es por esto que es más importante a los ojos de Dios cumplir con el diezmo, que dejar de hacerlo por dar una ofrenda, que normalmente es muy inferior al diezmo que correspondería dar.
El pasaje de la ofrenda continúa diciendo:
2 Corintios 9.8 Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra;
Si ofrendamos lo que hemos propuesto en nuestro corazón, con alegría, sin estar presionados, Dios que es poderoso hará que abunde para nosotros toda gracia… Es decir no simplemente dinero. Toda gracia significa recibir sabiduría, consuelo, fortaleza, gozo, seguridad, experimentar el amor de Dios, y en fin todo lo necesario para poder experimentar la vida abundante y además seguir haciendo la voluntad de Dios, por eso dice que; abundaremos en toda buena obra… Continúa diciendo:
2 Corintios 9.9–11 como está escrito: Repartió, dio a los pobres; Su justicia permanece para siempre. 10Y el que da semilla al que siembra, y pan al que come, proveerá y multiplicará vuestra sementera, y aumentará los frutos de vuestra justicia, 11para que estéis enriquecidos en todo para toda liberalidad, la cual produce por medio de nosotros acción de gracias a Dios.
Enseñando que aquel que ofrenda de acuerdo a las instrucciones de Dios, Dios hará que estén enriquecidos en todo, que tengan lo suficiente, para que pueda aún seguir dando a los que necesitan.
Y que esto aumentarán los frutos de nuestra justicia, porque el hacer la voluntad de Dios siempre trae bendición. Y que además aquellos que reciben de nuestra generosidad, alabaran al Señor por aquellas cosas que reciben.
Siendo esto así, no hay duda que: No es correcto pedir que siembren en uno. ,Lo correcto es buscar la oportunidad de sembrar nuestra ofrenda en los demás, especialmente en los más necesitados.
Otra aclaración que es necesaria a hacer, es que como cristianos cuando pensemos en ofrendar para las necesidades de alguien, la escritura dice:
Gálatas 6.10 Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe.
Ninguno de nosotros tiene los recursos para ayudar a todos, por esto tenemos que seleccionar a quien ayudar, y la escritura nos dice que debemos ayudar primero a los hermanos en la fe.
Por supuesto creo que si hay un familiar que no es cristiano, que está en necesidad… No sería bueno que se enterara que estamos ayudando a extraños (Según pensara el) mientras que no le ayudamos a el que está en necesidad. Por eso pienso si hay familiares incrédulos en necesidad debemos colocarlos primero en la lista, lo cual puede ser un testimonio para que se acerquen a Dios.
Otra diferencia que me gusta a hacer es que la ofrenda es diferente de la limosna, puesto que la ofrenda según la escritura es para los hermanos en la fe en necesidad, mientras que la limosna es para los pobres.
Y por supuesto dar a los pobres también es muy importante y por lo tanto también trae bendición. La Escritura dice:
Proverbios 19.17 A Jehová presta el que da al pobre, y el bien que ha hecho, se lo volverá a pagar.
Es casi como decir que el que da a los pobres está haciendo un ahorro… También dice:
Proverbios 14.21 Peca el que menosprecia a su prójimo; Mas el que tiene misericordia de los pobres es bienaventurado.
¿Nos atrevemos a mirar a otros como si fueran inferiores a nosotros por su condición económica, por su estudio, por su clase social, por su físico?
Eso mostraría nuestro mal corazón porque lo correcto es tener misericordia con los que tienen menos que uno, en lugar de menos preciados y peor aún aprovecharse de ellos. También dice la escritura:
Proverbios 28.27 El que da al pobre no tendrá pobreza; Mas el que aparta sus ojos tendrá muchas maldiciones.
Proverbios 21.13 El que cierra su oído al clamor del pobre, también él clamará, y no será oído.
Proverbios 22.16 El que oprime al pobre para aumentar sus ganancias, o que da al rico, ciertamente se empobrecerá.
Y con base en este último un versículo podemos ver que hay otra condición que debemos cumplir cuando vamos a sembrar… La Escritura dice:
Lucas 6:32 al 34 Porque si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? Porque también los pecadores aman a los que los aman. 33Y si hacéis bien a los que os hacen bien, ¿qué mérito tenéis? Porque también los pecadores hacen lo mismo. 34Y si prestáis a aquellos de quienes esperáis recibir, ¿qué mérito tenéis? Porque también los pecadores prestan a los pecadores, para recibir otro tanto
Por eso el Señor Jesús concluye:
Lucas 6:35 Amad, pues, a vuestros enemigos, y haced bien, y prestad, no esperando de ello nada; y será vuestro galardón grande, y seréis hijos del Altísimo; porque él es benigno para con los ingratos y malos.
Lo cual nos enseña que aunque Dios promete bendecir económicamente a aquel que es generoso con sus ofrendas, de todos modos esa no debe ser la razón por la cual debemos ofrendar para la necesidad de nuestro prójimo.
Y así como Dios es benigno con los ingratos y malos, aunque es normal y es bueno que agradezcan, no debemos ofrendar esperando agradecimiento. ¿Por qué? Porque el Señor Jesús enseñó:
Mateo 6.1-4 Guardaos de hacer vuestra justicia delante de los hombres, para ser vistos de ellos; de otra manera no tendréis recompensa de vuestro Padre que está en los cielos.2Cuando, pues, des limosna, no hagas tocar trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser alabados por los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. 3Mas cuando tú des limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha, 4para que sea tu limosna en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.
Si lo hacemos esperando que los hombres nos agradezcan, y nos agradecen, eso es todo lo que recibiremos y nos perderemos lo que Dios tiene para nosotros…
Ahora: cuando a algunos les digo que deben dar gracias por todo lo que reciben, no lo hago porque uno las necesite, sino porque la persona que no es agradecida no disfruta de la vida, tanto como que el que agradece a Dios, y al instrumento que Dios usa por cada cosa que recibe.
Lo otro que es muy importante respecto de la siembra y la cosecha, es que no sólo sembramos dinero o cosas materiales, también podemos sembrar buenas y malas actitudes en nuestros semejantes, las cuales también vamos a cosechar. La escritura dice:
Lucas 6.37–38 No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados. 38Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir.
Cuando la escritura habla de no juzgar, por supuesto se refiere a no juzgar mal, no a no juzgar en absoluto, porque es una orden de Dios que nosotros debemos juzgar bien a los demás. El Señor Jesús dijo:
Juan 7.24 No juzguéis según las apariencias, sino juzgad con justo juicio.
Y el Señor Jesús dijo esto porque había sanado a un paralítico en el día de reposo, y estos religiosos pensaban que Jesús estaba endemoniado porque había quebrantado el día de reposo.
Y la enseñanza es muy clara. No siempre lo que vemos esta mostrando la verdad, porque no conocemos los corazones, no conocemos las intenciones, no conocemos las motivaciones, no conocemos la historia de la persona, no conocemos realmente que ha hecho… Y con todo eso que ignoramos cometemos el error de juzgar por la apariencia equivocándonos por completo.
Más aún, también dice la escritura:
Mateo 12.34–35 ¡Generación de víboras! ¿Cómo podéis hablar lo bueno, siendo malos? Porque de la abundancia del corazón habla la boca. 35El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca buenas cosas; y el hombre malo, del mal tesoro saca malas cosas.
Qué es similar a decir: ”El ladrón juzga por su condición”
Y nuevamente estas palabras las dijo Jesús porque lo acababan de juzgar mal. Y la enseñanza es que podemos ver a alguien haciendo lo correcto, y producto de nuestro mal corazón estar pensando mal de ella…. Porque pensamos que si estuviéramos en esa situación estaríamos haciendo lo que creemos que ella hace, pero no siempre es cierto.
Y es también por esto que cuando Jesús hablo de no juzgar mal para no ser juzgados de mala manera, a continuación dijo:
Mateo 7.3–5 ¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo? 4¿O cómo dirás a tu hermano: Déjame sacar la paja de tu ojo, y he aquí la viga en el ojo tuyo? 5¡Hipócrita! saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano.
Mostrando con claridad, que cuando hacemos juicios acerca de lo que la gente hace y nos equivocamos, la razón de hacerlo es que no estamos mirando nuestros propios pecados, los cuales nos enceguecen, y nos llevan a hacer esos juicios equivocados.
En otra traducción este pasaje dice:
Mateo 7.1–2 “No juzguen a otros, para que Dios no los juzgue a ustedes. 2Pues Dios los juzgará a ustedes de la misma manera que ustedes juzguen a otros; y con la misma medida con que ustedes den a otros, Dios les dará a ustedes.
Entonces la pregunta es: ¿Queremos que Dios nos juzgue con la misma dureza o con la misma benignidad con que juzgamos a otros? O ¿Queremos que Dios nos de con la misma generosidad o con la misma tacañería con que damos a otros?
El pasaje continúa enseñando acerca de una siembra que no debemos hacer, pues dice:
Mateo 7:6 No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que las pisoteen, y se vuelvan y os despedacen.
Tanto los perros como los cerdos eran considerados por los judíos como animales impuros… Y las cosas santas son las cosas que pertenecen a Dios, y las perlas son esas verdades preciosas y profundas que provienen de Dios, qué son de muchísima bendición para el que cree, pues esa revelación transforma, nuestra vida.
Este asunto me parece algo complicado, porque a veces he compartido ciertas enseñanzas qué no hay duda que son bíblicas, 100% respaldadas por la escritura, pero pocos deciden crearlas…
El resultado es que enseñar acerca de la suprema importancia del nuevo pacto me ha hecho de enemigos… Enseñar acerca de la soberanía de Dios también me ha hecho de enemigos… Enseñar las mentiras acerca del poder de la palabra hablada también me ha hecho de enemigos…
Y también he visto como a lo largo del tiempo, otros abandonan la iglesia al recibir estas enseñanzas, y no sólo se van sino que han arrastrado a grupos a salirse de la iglesia, para terminar en un sitio donde después de haber estado un buen tiempo aquí, nada nuevo les enseñan…
Hay un pastor que me decía que yo era un sabio bruto, porque enseñaba cosas sabias de la palabra de Dios, pero que soy muy bruto por enseñárselas a personas que no tenían la capacidad de comprender…
Y entonces a veces me pasa por la mente dar en estas reuniones solo enseñanzas sencillas, repetirles lo mismo para que no se vayan, o para que animen a otros a venir… Pero me pregunto: ¿será eso realmente lo que Dios quiere que haga? Será que estoy cometiendo el error de dar cosas santas y perlas a quienes no tienen la madurez o una buena actitud para recibirlas?… Por favor les pido que no dejen de orar por mí respecto de ese asunto.
Pero de lo que sí no hay duda, es que nuestra confianza en Dios ofende a los incrédulos, por eso debemos ser cuidadosos al compartir las cosas que Dios nos ha enseñado.
Con el tiempo he aprendido a detectar con facilidad cuando hay mala actitud, y entonces no pierdo el tiempo, porque sé que no importa lo que diga la persona ha decidido no creer… Y lo que nos queda en estos casos por hacer, es orar para que Dios trate su vida y ablande su corazón.
Y por último quiero que veamos en la escritura acerca de una siembra personal, que no tiene relación con los demás sino con nosotros mismos y nuestro crecimiento espiritual. Dice así:
Gálatas 6:7 al 8 No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. 8Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna.
Al comenzar diciendo que no debemos engañarnos, que Dios no puede ser burlado. No hay duda que esta buscando hacernos entender, qué cuando hacemos lo correcto o lo incorrecto no hay duda que vamos a cosechar aquello que estamos haciendo porque Dios así lo ha determinado.
Y como Dios así lo ha determinado, por eso es un engaño pensar que no voy a cosechar lo bueno o lo malo que estoy haciendo.
Si tuviéramos presente esto antes de hacer cualquier cosa seguramente nuestro comportamiento cambiaría, pues tendríamos más confianza y más gusto por hacer la voluntad de Dios, y un temor real de hacer las cosas incorrectas, porque de la mirada y del juicio de Dios no nos podemos escapar.
Lo segundo es que debemos ser muy conscientes, de la enorme diferencia que hay entre cosechar vida eterna a cosechar corrupción.
Estos dos conceptos se refieren, a un conocimiento de Dios que transforma sanando nuestra vida, o a un desconocimiento de Dios que enferma y corrompe más nuestro corazón. Y como la escritura dice:
Proverbios 4.23 Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; Porque de él mana la vida.
Debemos entender que de esa siembra y cosecha que recogemos en nuestro corazón, de eso dependerá con que tanta alegría o tristeza vivamos en el presente, y también los tesoros que recibiremos en el futuro.
Y aunque es un asunto espiritual, eso afectará tanto nuestra moral como nuestro cuerpo y salud, pues es sabido que muchas enfermedades tienen su origen en los malos sentimientos y los traumas que los hombres padecemos.
La carne y el Espíritu de este pasaje está refiriéndose a las cosas que hacemos, con el poder y el control de la carne sobre nuestros pensamientos y nuestras acciones, o con el poder y la dirección del Espíritu Santo, a quien le entregamos el control de nuestros pensamientos y nuestras acciones.
El asunto parece sencillo de diferenciar en el papel pero en la práctica a veces no lo es.
Por ejemplo; hay personas que creen que están haciendo la voluntad de Dios al pie de la letra, pero al estar actuando están infringiendo los principios de la palabra de Dios.
Algo tan sencillo como cuando una madre le dice a su hijo: “Dime qué fue lo que pasó, no me mientas que a mí ya me contaron la verdad, pero quiero que tú me lo digas”. La intensión puede ser muy buena pero está mintiendo, pues no le han contado nada, pero dice que si para ver si le saca la verdad.
O como la esposa que le dice al marido: “Con quién estabas, no me mientas, que ya me contaron”
Pero en realidad ella no sabe qué pasó, está usando de una mentira para tratar de descubrir o confirmar lo que está pensando que pasó.
Y entonces la pregunta es: ¿Será que cuando mentimos para lograr un objetivo que consideramos correcto estamos actuando en el Espíritu? Es decir: ¿Podemos asegurar que fue el Espíritu Santo mintiendo a través de nosotros para obtener la verdad? O acaso: ¿Podemos tener la certeza de que Jesús también mentiría para sacar la verdad?
La respuesta indudablemente es no. Y aunque podamos alegar o disculparnos hablando de muestra buena intención, no podemos decir que fue Dios actuando a través de nosotros, por lo tanto fue la carne que se metió allí, con sus mañas e incredulidad acerca de los buenos principios de Dios, para tratar de lograr cierto objetivo que consideramos esta dentro de la voluntad de Dios.
Otras veces también tratando de hacer lo correcto y con buena intención, pasamos por alto la autoridad, otras veces juzgamos a la gente no creyendo lo que nos están diciendo, y otras muchas cosas más hacemos en contra de los principios de la palabra de Dios, pero con la motivación de hacer su voluntad…
Y no hay duda que cuando pasamos por alto los principios de la palabra de Dios, no podemos decir que fue Dios tomando el control de nuestra vida, llevándonos a pecar para obtener un buen resultado. La escritura dice:
Salmo 119.105 Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino.
Enseñando que la palabra de Dios no sólo nos muestra el camino que debemos andar, sino también debe estar presente en cada paso que damos.
De hecho cuando enseñamos acerca de cómo conocer la voluntad de Dios, uno de los primeros requisitos indispensables, es que aquello que vayamos a hacer este dentro de los principios de la palabra de Dios, si no es así, entonces sabemos que asunto no está bien.
Pero también la escritura dice:
Hebreos 4.12 Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.
Lo cual nos enseña que un buen diálogo con Dios nos permite diferenciar lo que viene del alma, de la carne, y lo que viene del Espíritu.
Y aun cuando las cosas vienen del Espíritu es decir con la dirección de Dios, también hay que revisar las intenciones, porque es posible querer hacer lo que Dios nos manda, la voluntad de Dios, pero con una motivación equivocada.
El apóstol Pablo hablando de ciertos enemigos decía:
Filipenses 1.16–17 Los unos anuncian a Cristo por contención, no sinceramente, pensando añadir aflicción a mis prisiones; 17pero los otros por amor, sabiendo que estoy puesto para la defensa del evangelio.
Están haciendo algo que Dios ha ordenado que es anunciar el Evangelio… Pero con una motivación equivocada. Estos querían que Pablo se sintiera mal, otros anuncian el evangelio para buscar a hacerse ricos, otros para buscar fama y renombre, y muchas otras motivaciones que no son agradables a Dios.
Sin embargo el apóstol siendo muy práctico dice:
Filipenses 1.18 ¿Qué, pues? Que no obstante, de todas maneras, o por pretexto o por verdad, Cristo es anunciado; y en esto me gozo, y me gozaré aún.
De todos modos el evangelio está siendo anunciada. Sin embargo los que lo hacen con mala intención, aunque esté hablando la palabra de Dios, al estar sembrando para su carne cosechará corrupción y no vida eterna.
Así es que ciertamente el dinero es importante porque a través de la forma como lo ganamos, lo invertimos o lo gastamos, Dios prueba nuestro corazón y nos corrige o nos bendice… Y es tan importante manejarlo bien que la escritura dice:
Lucas 16.9 Y yo os digo: Ganad amigos por medio de las riquezas injustas, para que cuando éstas falten, os reciban en las moradas eternas.
Enseñando que aunque todo dinero es injusto porque el sistema como el mundo se maneja es injusto, de todos modos a través de su buen uso de acuerdo los principios de la palabra de Dios podemos ganar mucha bendición espiritual…. Y si Dios quiere también, lo cual dependerá de si nos conviene o no, también puede darnos muchísimo dinero… O mantenerlos con lo necesario para cuidar nuestra vida espiritual.
Pero no hay duda que en términos generales, el hacer o no la voluntad de Dios es la siembra que realmente afectará nuestra vida y nuestra eternidad, por eso, no hay que vivir en la carne sino en el Espíritu, para poder hacer la preciosa y perfecta voluntad de Dios, que sólo traerá bendición a nuestra vida.