DISCÍPULO O SIMPATIZANTE – PARTE 4
I. INTRODUCCIÓN
Una de las cosas hermosas de la vida, es poder ver y gozarnos en los descendientes; hijos, nietos, bisnietos, tataranietos… Por supuesto es necesario aclarar que es algo hermoso cuando en términos generales somos personas sanas emocionalmente, cuando hemos tenido la provisión necesaria para suplir todas sus necesidades, y cuando han respondido creciendo sanamente; física, emocional y sobre todo espiritualmente.
Una alegría similar podemos experimentar cuando vemos los resultados de un buen discipulado. En más de un campamento me ha tocado un gran esfuerzo reprimir las lágrimas de alegría, al ver los testimonios de jóvenes, de parejas restauradas, de personas que se acercan a Dios, gracias a habernos dejado usar por Dios en la vida de ellos.
Por supuesto esto es algo que sólo aquel que lo ha he experimentado puede saber a ciencia cierta de que estoy hablando. Muchas veces los Padres viéndonos incomprendidos por nuestros hijos les decimos: “Espere a que tenga hijos y vera”. En este caso: ”Espere a que tenga discípulos y vera” (Aunque a veces lo decimos para que vean lo complicado que es tratar de ayudar a ciertos personajes)
Y por supuesto, así como deseamos que a nuestros hijos y a nuestros nietos les siga yendo bien, lo mismo deseamos para los discípulos… El apóstol Pablo escribió:
Filipenses 4.1 Así que, hermanos míos amados y deseados, gozo y corona mía, estad así firmes en el Señor, amados.
Hermanos, amados, deseados, razón de mi alegría, mi corona… Sigan firmes en el Señor amados… Y por supuesto también nos afligimos cuando a ellos les va mal.
Respecto de que tan difícil o complicado pueda ser tener buenos discípulos, depende como en el caso de los hijos, de que tan necios u obedientes puedan ser, de qué tan dispuestos estén a recibir corrección, a reconocer sus errores, a disponerse a cambiar… En definitiva: De que tanto quieran agradar al Señor.
Porque así como unos son muy dispuestos, también los hay tremendamente necios. Sin embargo no podemos olvidar que todos, absolutamente todos necesitamos corrección. ¿Por qué? Porque la escritura dice, aunque a veces lo olvidamos, que la muerte espiritual hace que el corazón de los hombres tenga una natural inclinación hacia el mal, por eso, para remediarlo, el mandato es.
Proverbios 22:15 La necedad está ligada en el corazón del muchacho; Mas la vara de la corrección la alejará de él.
Notemos que la escritura, es decir el Señor da como un hecho que la corrección funciona. Cuando la corrección es dada a tiempo y de forma adecuada el resultado será alejar la necedad del corazón del joven.
No sé si sea correcto hablar de un 100% de efectividad, pero lo que sí debemos reconocer, es que la vida de nuestros hijos y su relación con Dios, tiene íntima relación con lo que los padres inculcamos en ellos desde muy pequeños…
Y digo que desde muy pequeños, porque cuando se comienza tarde los resultados son mucho menos efectivos… A tal punto que la alegría que deberíamos sentir se convierte en tristeza, en impotencia, y aún en vergüenza. La escritura dice:
Proverbios 29:15 La vara y la corrección dan sabiduría; Mas el muchacho consentido avergonzará a su madre.
La corrección dada a tiempo, lo cual implica desde muy pequeño hace que el joven se vuelva sabio para enfrentar las diferentes situaciones de la vida. Y esa clase de niños y de jóvenes son queridos por todo el mundo.
Pero cosa contraria es ver un niño rebelde haciendo berrinche, y los papás completamente incapaces de controlarlo. A la gente le cuesta trabajo sentir cariño por esta clase de niños… Y cuando veo alguno de estos me acuerdo de ese versículo. ¡Qué vergüenza¡ Eso muestra la falta de sabiduría de sus padres, a veces un mal corazón, y por supuesto una gran ignorancia acerca de cómo tratar los hijos producto de no conocer a Dios.
El asunto es mucho más serio cuando los jóvenes no respetan a sus Padres, porque si así comienzan no es nada difícil que lleguen a ser adultos de mal, deshonestos, tramposas, incumplidos, infieles. Personas que a lo largo de su vida causaran dolor a su alrededor, en lugar de ser personas de bendición.
Y exactamente eso mismo pasa con el discipulado, aunque a veces la culpa de que no sean buenos discípulos, no es precisamente del pastor o de los líderes, sino de sus padres que no lograron inculcar lo que es correcto, no les dieron buenos valores, no le dieron buen testimonio, y estos en su necedad y orgullo se vuelven personas muy difíciles de discipular.
Y entonces al igual que los hijos terminan siendo discípulos que producen pena y vergüenza. Me ha pasado; aún alguna vez un incrédulo me decía: “No diga que esa señora es de su iglesia, no le hace bien”
Y ocurre que hay algunos que uno no quisiera que digan que vienen a la iglesia, porque su testimonio no ayuda a la obra de Dios.
Recuerdo que alguna vez le dije a uno de ellos, que le iba a pedir al Señor que le diera cinco discípulos iguales a él… Se puso furioso, me dijo que como era posible que yo le deseara ese mal.
No hay duda que si no realizamos una sabia corrección tanto en los hijos los como en los discípulos, esa función de reproducción y discipulado se tornará desagradable y dolorosa. Insisto, si dejamos crecer silvestremente y a los hijos y a los discípulos, se van a torcer.
La falta de sabiduría en este asunto, puede llevar a unos padres a alegrarse por la forma tan astuta como sus hijos hacen maldad. La escritura dice:
Proverbios 15:21 La necedad es alegría al falto de entendimiento; Mas el hombre entendido endereza sus pasos.
Lejos de alegrarnos de que nuestros hijos usen su inteligencia y su astucia para hacer maldad, debemos buscar enderezar sus pasos.
Y si hacemos bien la tarea, es decir, insisto; desde muy pequeños y con la sabiduría, constancia y la dirección que Dios nos da, el resultado será:
Proverbios 29:17 Corrige a tu hijo, y te dará descanso, y dará alegría a tu alma.
Pensemos por un momento… los que tenemos hijos: ¿Nos da descanso pensar en el futuro de nuestros hijos? ¿Nos da descanso porque su correcta actitud hacia Dios, su obediencia les permitirá experimentar la buena vida que Dios tiene para ellos? O ¿Nos ocupa lo que Dios tendrá que hacer con ellos para que entiendan su necedad?
¿PARA QUIÉN DEBEMOS HACERLO?
A veces escucho a parejas jóvenes cristianas que no quieren tener hijos, porque piensan que el mundo está muy corrompido y que va a ser prácticamente imposible levantar hijos fieles al Señor… No estoy de acuerdo con este pensamiento, porque aunque ciertamente el mundo esta corrompido, y cada vez se pondrá peor, de todos modos nos da la oportunidad de mostrar la diferencia que hace el Señor, por esto la escritura dice:
Filipenses 2.14–16 Haced todo sin murmuraciones y contiendas, 15para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo; 16asidos de la palabra de vida, para que en el día de Cristo yo pueda gloriarme de que no he corrido en vano, ni en vano he trabajado.
Nuestros hijos que vivan de acuerdo a la palabra de Dios, se convertirán en esos luminares en el mundo que muestran el camino de salvación a muchos otros…
Respecto del discipulado puede pasar lo mismo que pasa a algunos padres con los hijos, donde ha sido tan complicado y ha habido tan malos resultados con los discípulos, que ya no queremos tener más discípulos…
Porque aunque algunos no lo entienden la realidad es que en la iglesia también hay cizaña. Y como no podemos tener la certeza de quién es y quien no es, resultamos con algunos discípulos que nos frustran: discípulos mentirosos, necios, traidores, hipócritas, desagradecidos, criticones, duros, aprovechados, inmisericordes, que dañan el corazón de otros… etc.
Pero es un grave error que por causa de esas malas experiencias desistamos de algo que es la voluntad de Dios, y que trae muchísima bendición y alegría a nuestra vida, cuando lo hacemos como Dios quiere que sea realizado.
Algunos pueden haber caído o caer en eso, a pesar de la dedicación, de su genuino amor hacia la gente, de su sincero deseo de que ellos conozcan y disfruten de la bendición de Dios… Y una de las razones de desistir de tener discípulos, es que olvidamos o perdemos de vista, que lo poco o mucho que hagamos, debemos hacerlo para el Señor. La escritura dice:
Colosenses 3.23 Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres;
Es cierto que la sanidad que Dios trae a nuestro corazón nos permite amar genuinamente a las personas… Pero por causa de ese amor no podemos perder de vista, qué todo lo que hacemos para ayudarlos a tener una mejor relación con Dios, qué les permita disfrutar de la bendición de Dios… Que nosotros debemos hacerlo por y para el Señor. La razón, continua el pasaje:
Colosenses 3.24 sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís.
Es Dios, y no la gente la que nos va a recompensar por haber hecho lo correcto. De tal manera que si haciendo lo correcto no obtenemos buenos resultados… De todos modos seremos premiados por el Señor.
Es por esta razón que el apóstol Pablo, siendo consciente que tratar de enseñar a los hombres la verdad, cuando estos no tienen buena actitud, va a generar en ellos una falta de amor hacia quién le enseña, hacia quien busca corregirle, que es lo mismo que sucede cuando los niños pequeños son disciplinados por sus padres… De todos modos insistía en enseñar lo correcto, en discípularlos, porque sabía que la recompensa venía de Dios. Y por eso tenía como propósito:
2 Corintios 12.15 Y yo con el mayor placer gastaré lo mío, y aun yo mismo me gastaré del todo por amor de vuestras almas, aunque amándoos más, sea amado menos.
Así los hombres no entiendan, no reconozcan, o no quieran agradecer que con cariño y sabiduría le estemos diciendo en que están fallando… Debemos tener la certeza que Dios si nos recompensará.
Además, cómo continúa diciendo el pasaje anterior, que habla que la recompensa viene el Señor:
Colosenses 3.25 Mas el que hace injusticia, recibirá la injusticia que hiciere, porque no hay acepción de personas.
El que se portan mal, ya sea porque no está haciendo lo correcto con sus hijos o con sus discípulos, o porque teniendo oportunidad de recibir no está aceptando la dirección y la corrección necesaria… No importa quién sea, recibirá las consecuencias de la injusticia que haga.
Eso quiere decir que debemos amar a la gente, hacer lo que esté a nuestro alcance para que se acerquen y maduren en su relación con Dios… Pero lo que nosotros necesitamos, y la recompensa la debemos esperar solo de Dios.
Esto es igual a decir que cuando hacemos algo para el Señor, no importan los resultados, el hacerlo es parte de nuestro premio y bendición, y además traerá para el futuro más premio y más bendición.
¿QUÉ QUEREMOS LOGRAR?
Un segundo error en el discipulado es cuando perdemos de vista no sólo para quien lo hacemos, si no que es lo que realmente debemos lograr, de tal manera que pareciera que lo único importante es la cantidad de gente que usted o la iglesia pueda tener.
Y es allí cuando aparecen cierta clase de líderes, que no les importa hacer las cosas como Dios quiere, que no les importa la condición espiritual de sus discípulos, que lo único que les importa es poder dar referencia de; “Tengo tantos discípulos” Como si la cantidad fuera lo único que importara.
Esta mala práctica de discipulado se agudiza muchísimo más, cuando la iglesia ha colocado una serie de prebendas, un status de privilegio para aquellos que logran tener cierto número discípulos, y una serie de disciplinas, destituciones y castigos para aquellos que no logran los objetivos, o para aquellos que habiendo llegado no son capaces de sostenerse.
Como consecuencia lógica de este estilo de liderazgo no bíblico, con el tiempo da origen a los malos pastores, donde además de lo anterior (los premios y las disciplinas) hay que sumarle que los discípulos representan dinero. De tal manera que si hay que ser alcahuete con el pecado, o si hay que predicar doctrinas placenteras a la carne, lo hacen con tal de poder sacar el fruto que ellos quieren recibir.
De esta clase de discipulado y de quienes lo hacen la escritura dice:
2 Pedro 2.2 Y muchos seguirán sus disoluciones, por causa de los cuales el camino de la verdad será blasfemado…
Muchos seguirán sus disoluciones… Cuando veo que la escritura habla así, diciendo: ”Muchos” Lo que yo entiendo es que son más los que hacen las cosas mal, qué los que las hacen bien.
Pienso así porque es lo que veo en la realidad, también porque veo que son pocos los que tienen el privilegio de caminar adecuadamente con Dios. Y porque al final de los tiempos son muchos más los que se van a perder qué los que se van a salvar…
Y si son muchos los que están mal, tenemos que dar muchas pero muchas gracias a Dios, que en su gracias y misericordia estemos entre los que hacen o quieren hacer las cosas bien.
Estos “muchos” dice el pasaje, hacen que el cristianismo sea blasfemado. Es decir que la gente en general tenga mala imagen del cristianismo, porque como es normal en el mundo, si unos pocos pueden hacer quedar mal a todo el gremio, con más razón muchos haciendo mal hacen que los pocos que hacen bien, sean vistos con malos ojos.
El pasaje continúa hablando de la motivación de estos muchos, que están mal, y dice:
2 Pedro 2.3 y por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas. Sobre los tales ya de largo tiempo la condenación no se tarda, y su perdición no se duerme.
Los discípulos se convierten en mercancía que debe ser sostenida con palabras fingidas, es decir tratando de convencerlos de que los aman cuando no es cierto, cuando lo que quieren es aprovecharse de ellos.
Pero usar la palabra de Dios y usar el cristianismo para provecho personal es tan grave, que quienes lo hacen, dice que serán condenados.
Y al decir: “La condenación no se tarda y su perdición no se duerme” Está diciendo que no son auténticos hijos de Dios, sino solamente creyentes, religiosos, usando la escritura para su provecho y para el provecho de la gente. Al menos eso piensan ellos.
Por eso no podemos cambiar el orden ni los valores cuando hablamos de discipulado o multiplicación. Es decir no es reproducirse por reproducirse, no es multiplicarse simplemente para poder tener una gran cantidad de gente que finge seguir a Dios. Si esto ocurre, si una iglesia sólo hay cizaña, entonces la iglesia ha perdido por completo el rumbo, sus prioridades y seguramente la presencia del Señor.
Pero tampoco podemos conformarnos diciendo que esta iglesia es muy madura y espiritual aunque no crezca.
Porque la verdad es que si una iglesia busca al Señor, y hace su perfecta voluntad, la consecuencia inevitable es que va a haber proclamación, es decir compartiremos del amor del que nos ha salvado… Y eso traerá multiplicación. La escritura nos cuenta acerca de los primeros cristianos:
Hechos de los Apóstoles 2:46 al 47 Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón, 47alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos.
Había unidad entre ellos, compartían según sus necesidades, agradecían a Dios por todo y ayudaban a todo el que podían… Y a través de todo esto la iglesia crecía.
Pero ojo, cuando dice: El Señor añadía cada día… Es una forma de decir que Dios a través de los feligreses traía más gente, no quiere decir que los feligreses no hacían nada y el Señor traía gente nueva.
Por supuesto, Dios puede hacerlo si así le place, pero el nos ha dado el enorme privilegio y responsabilidad de hacerlo nosotros.
¿QUÉ ES LO QUE ESTAMOS OFRECIENDO?
¿Qué es necesario para no caer en ninguno de estos dos errores que traerán a nuestra vida e iglesia una enorme pérdida de bendición?
Pues la verdad no es algo tan sencillo como: 1 2 3 lo voy a hacer de la manera correcta. No estoy diciendo que sea difícil, mucho menos que sea imposible de lograr, lo que estoy diciendo es que no es tan sencillo como cambiar un suich.
¿Por qué? Porque un mal discipulado es en realidad el resultado de una mala actitud, y una mala actitud tiene íntima relación con la falta de disposición para obedecer a Dios, ya sea por falta de conocimiento, o por falta de madurez en la relación con Dios.
Creo que muchas veces hemos escuchado la frase que dice: “De tal palo tal astilla “ Camina igualito, habla igualito, es igual de fregado. Que es igual a decir: “Como somos nos reproducimos”
Sin embargo eso no es una ley, es decir no se cumple todo el tiempo… Pero tiene algo de verdad. Cuando la escritura dice:
Éxodo 20.5–6 No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, 6y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos.
De allí se ha sacado una doctrina que habla de que existen maldiciones generacionales, donde los pecados de los padres obligan a los hijos a cometer los mismos pecados, cosa que tampoco vemos que sea una ley, es decir; no todos los hijos de un alcohólico son alcohólicos… Ni de un mentiroso son mentirosos, ni de un codicioso los son todos…
Y la razón es que el texto dice que Dios visita la maldad por varias generaciones, “de los que le aborrecen”. Lo cual quiere decir que si uno de estos hijos de un padre que aborrece a Dios, ama a Dios, su amor a Dios lo librada de cometer los mismos pecados.
También dice; que Dios hace misericordia a miliares…. Pero también aclara: ”A los que me aman y guarda mis mandamientos” Lo cual quiere decir que si el hijo de una persona que ama a Dios, aborrece a Dios, no disfrutará de la misericordia del Señor.
Igual podemos decir que el discípulo de una persona que ama a Dios, si éste ama a Dios, el resultado será que esta buena actitud le permitirá desarrollar sus dones y talentos, y aprovechar las oportunidades, todo para la gloria de Dios. Pero si este discípulo no ama a Dios, seguramente hará muchas cosas de mala manera.
También he visto discípulos de malas iglesias, que por su buena actitud hacia Dios al conocer una sana doctrina corrigen las cosas malas que aprendieron, y también las malas actitudes que les enseñaron y los motivaban…
Lo que sí es cierto, y esto es muy importante. Es que de acuerdo a lo que somos, de acuerdo aun a lo que queremos alcanzar, de acuerdo a la visión que tengamos del cristianismo, esas mismas cosas que nos parecen valiosas serán los ofrecimientos que les haremos a las personas para que se acerquen a Dios.
Es por eso que las iglesias se van llenando de gente muy parecida en cuanto a sus objetivos y maneras de hacer las cosas.
Por esto algunos hacen énfasis en que el Señor lo sano.… El Señor le dio dinero… El Señor le dio marido… El Señor le dio paz… El Señor le dio seguridad…
Y no hay duda que Dios puede hacer todas esas cosas, pero más allá de eso es muy importante tener claro, que es lo que realmente ofrece el Señor. Para estar seguros de estar ofreciendo lo mismo que el Señor ofrece.
III. ¿CÓMO LO ESTAMOS OFRECIENDO?
Al revisar la forma como el Señor Jesucristo hizo su ministerio podemos ver que ciertamente a través del desarrollo de los dones espirituales, hizo muchos milagros para favorecer al pueblo respecto de la salud, respecto de la alimentación, y aún respecto de la liberación del poder de los demonios.
Pero es importante tener claro que una de las razones por las cuales Jesús hizo todo esto, tenía relación con las profecías que debía cumplir al pie de la letra, para a través de ellas mostrar que era realmente el hijo de Dios. Por eso podemos leer en la escritura:
Mateo 1:22 al 23 Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el Señor por medio del profeta, cuando dijo: 23 He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, Y llamarás su nombre Emanuel,
Mateo 2:15 y estuvo allá hasta la muerte de Herodes; para que se cumpliese lo que dijo el Señor por medio del profeta, cuando dijo: De Egipto llamé a mi Hijo.
Mateo 8:16 al 17 Y cuando llegó la noche, trajeron a él muchos endemoniados; y con la palabra echó fuera a los demonios, y sanó a todos los enfermos; 17para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo: El mismo tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias.
Aquí dice que sanó a todos los enfermos para que se cumpliese la profecía de Isaías. Aquí no dice que todos los cristianos en todas las épocas y en todos los tiempos serán sanos de todas las enfermedades.
¿A dónde quiero llegar?
A través de los años he podido ver como la forma en que anuncio el evangelio ha ido cambiando, ha ido madurando y ajustándose cada vez más a lo que veo que la escritura dice que debo hacer.
Ciertamente la escritura dice que nosotros debemos rogarle a la gente como si Dios rogara por medio de nosotros, que se acerquen a Dios. Pero no podemos perder de vista qué es la gente la que necesita a Dios y no Dios a ellos….
Me explico: una cosa es decirle a la gente y aun rogarle “Acércate a Dios tú le necesitas” lo cual es una absoluta verdad. Y otra es decirle: ”Recibe a Jesucristo que está muerto de frío si tú no lo recibes piensa en cuantos le están negando, pobrecito, cómo se sentirá”
Por supuesto Dios desea que todos se salven, pero les ha dado libertad aun para rechazarle aunque eso implique su condenación.
Otro de los errores que a veces cometemos, es el de hacer ofrecimientos que Dios no ha hecho, para que el evangelio suene bastante atractivo, de tal manera que se quieran acercar.
A veces esa mala motivación, tiene origen en la presión que algunas organizaciones cristianas hacen sobre los pastores y los líderes de las iglesias.
Entonces en lugar de ser realmente Dios quien busca a través de nosotros a los que han de ser salvos, terminamos siendo nosotros, no con muy buena actitud tratando de obtener buenos resultados.
Con mi esposa tuvimos una época bastante larga, en una organización donde desafortunadamente había mucha presión sobre nosotros los pastores respecto de los resultados. Se nos presionaba respecto del número de personas que eran evangelizadas, el número de personas que recibían a Cristo, el número de discípulos que teníamos, la cantidad de dinero recogida, el número de personas que hacían los cursos bíblicos que eran todas las noches de lunes a viernes, cuantos peregrinos teníamos para viajar a Israel, y aun de cuántos votos podríamos conseguir para el político cristiano de turno… se hacía una reunión todas las mañanas donde había que pasar estos informes.
A eso hay que añadirse la cantidad de personas que había que llevar obligatoriamente a los campamentos, los bonos que había que vender cada fin de año para celebrar el cumpleaños de Jesús, el dinero que había que recoger en las iglesias para el regalo al gran pastor, los desfiles de belleza para promocionar el ministerio de las damas, las movilizaciones mensuales en el can para demostrar la capacidad de mover gente….
Todo eso hicimos porque queríamos servir al Señor. Y por supuesto fue algo que poco a poco se nos fue imponiendo, o si no, hubiéramos salido corriendo de saber hasta dónde nos manipularían.
Y entonces era más la preocupación personal por obtener resultados, porque como todavía ocurre y ya mencione, los buenos resultados determinaban una serie de prebendas, un status de privilegio para aquellos que logran los objetivos y una serie de disciplinas, para aquellos que no los lograban.
Perdiendo de vista dos cosas supremamente importantes: La primera es que que cuando alguien acepta o no a Jesucristo, es su problema delante de Dios. Y la segunda, que nosotros por el solo hecho de anunciar el verdadero Evangelio, ya por solo eso, vamos a recibir nuestra recompensa de parte de Dios. La escritura dice:
Hebreos 6.10 Porque Dios no es injusto para olvidar vuestra obra y el trabajo de amor que habéis mostrado hacia su nombre, habiendo servido a los santos y sirviéndoles aún.
Los que nos conocen y los que conocen la iglesia, saben que nada de esto que hicieron con nosotros lo hacemos en la iglesia. Por supuesto no hay duda que los cristianos debemos evangelizar, discipular, ser fieles con los diezmos, hacer los cursos bíblicos para tener mayor conocimiento, sacar tiempo para orar en la iglesia…
Pero tenemos la convicción de que quien hace estas cosas con fidelidad y buena actitud es recompensado por Dios, no por nosotros.
De hecho algunos se van porque no reciben el reconocimiento que creen que nosotros debemos hacerles, lo cual demuestra que no lo están haciendo de buena manera, mucho menos para el Señor.
Lo correcto es como dice la escritura:
1º Crónicas 16.29 Dad a Jehová la honra debida a su nombre; Traed ofrenda, y venid delante de él; Postraos delante de Jehová en la hermosura de la santidad.
Salmo 110.3 Tu pueblo se te ofrecerá voluntariamente en el día de tu poder, en la hermosura de la santidad.
Las cosas que debemos hacer, las debemos hacer en santidad. Es decir reconociendo qué somos sus hijos, que somos de su propiedad, y aunque Dios podría obligarnos, espera que lo hagamos de manera voluntaria.
Más aún, bajo el viejo pacto uno de los fuertes regaños al pueblo de Israel fue:
Deuteronomio 28.47 Por cuanto no serviste a Jehová tu Dios con alegría y con gozo de corazón, por la abundancia de todas las cosas,
Dice que el pueblo no sirvió con alegría al Señor, y lo irónico es, que no lo hacían con alegría porque Dios los había bendecido con muchas cosas… Y como en aquella parábola que cuenta Jesús, de los invitados a las bodas, que ninguno fue porque estaban ocupados en sus haciendas y sus casas, al cual el rey mandó matarlos, aquí la consecuencia fue similar:
Deuteronomio 28.48 servirás, por tanto, a tus enemigos que enviare Jehová contra ti, con hambre y con sed y con desnudez, y con falta de todas las cosas; y él pondrá yugo de hierro sobre tu cuello, hasta destruirte.
Que perdieron toda su abundancia, y fueron esclavizados hasta ser destruidos.
No servir a Dios con alegría, y por supuesto no servirlo para nada no es nada bueno, mientras que a los que le sirvan de buena manera, lo cual implica dejar de hacer lo que queremos para sacar tiempo y servirle, dijo el Señor Jesús:
Juan 12.25–26 El que ama su vida, la perderá; y el que aborrece su vida en este mundo, para vida eterna la guardará. 26Si alguno me sirve, sígame; y donde yo estuviere, allí también estará mi servidor. Si alguno me sirviere, mi Padre le honrará.
El tiempo es limitado, debemos escoger que es lo más importante que queremos hacer en nuestra vida…
Me gusta mucho cuando dice: “Donde yo estuviere allí también estará mi servidor” Y me parece increíble que diga que a los que sirven a Dios: Dios los honrara.
Notemos que al igual que ocurrió bajo el viejo pacto, lo que impide que la gente quiera servir a Dios, quiera compartir el Evangelio, quiera tener discípulos… Es amar su vida, es, estar tan ocupados que no tienen tiempo para servir a Dios.
Volviendo a lo que debemos ofrecer…
En esta época cuando me traen a alguien para que le hable de Dios, normalmente vienen con algún problema o situación crítica, sin embargo soy supremamente claro al decirles:
Ciertamente Dios puede sanarte, o restaurar tu hogar, o enderezar a tus hijos, o trasformar a tu marido, etc. Pero eso no es lo importante, aunque esa situación crítica puede haberte traído a este lugar, realmente el único problema y lo único que necesita ser arreglado, es que tú necesitas conocer y aprender a confiar en Dios.
Estas necesidades , estas crisis a veces muy difíciles para la gente son las que los motivan a buscar a Dios, y a veces nos parece que Dios no nos está respaldando porque no vemos que los problemas se arreglen con rapidez…
Sin embargo la verdad es que muchas veces cuando Dios sana, restaura o trasforma situaciones, la gente se olvida de Dios y se va de la iglesia sin conocerle.
Y esa es precisamente la razón por la cual Dios no arregla rápidamente ciertas situaciones, si no que más bien la usa como un gancho para que mientras la persona está esperando que se arregle, tenga la oportunidad de escuchar el mensaje y conocer al Señor.
La aclaración que hago respecto de la profecía de Isaías, de que Jesús dio solución a todos haciendo sanidades y dando alimento, la hago precisamente porque muchos creen que eso es lo único importante en la vida, y sólo por eso se acercan a Dios a exigir que esto sea hecho. Y no falta quien no entendiendo el asunto profético comience a ofrecer solución a todos los problemas que se ven, cuando ese no es el verdadero problema.
IV. ¿POR PARÁBOLAS?
Alguna vez cierto millonario me escucho predicar, y como cuatro años después me buscó para que le enseñara la escritura, y un día me dijo: Tú prédicas de una forma tan clara, tan contundente, tú haces que se vea tan razonable lo que Dios dice, que yo te voy a reunir la gente y seguramente Dios hará cosas grandes.
Ciertamente él cumplió y reunió la gente, yo cumplí y predique con claridad, pero sí eso dio fruto… Todavía no me he dado cuenta.
Y la pregunta es ¿Por qué aunque hablemos con suprema claridad el asunto puede no funcionar?
Recuerdo que cuando salí de misionero a la ciudad de Girardot hace 40 años, salí con una joven misionera a compartir el evangelio casa a casa, y le dije:
“Tú vas a compartir a la persona que salga, yo voy a supervisar lo que tú haces para luego si es necesario hacer algunas precisiones y aclaraciones. Ok”
Al timbrar salió una viejita y fue tal el susto que le dio a la joven misionera, que comenzó a hablar e hizo un enredo tal que a pesar de toda mi atención no logre entender que era lo que estaba diciendo. Pero a pesar de eso la viejita con lágrimas en los ojos y un fervor enorme, oraba poniéndose en paz con Dios. ¿Qué fue lo que pasó allí?
Pienso que los discípulos de Jesús habiendo entendido la importancia del mensaje, lo oían predicar, y a ellos les parecía supremamente extraño que Jesús no siempre fuera claro en sus predicaciones, más aun, a ellos les explicaba las parábolas, pero las multitudes no tenían esa opción. Esto parece que llegó a preocuparlos de tal manera que le dijeron:
Mateo 13:10 al 11 Entonces, acercándose los discípulos, le dijeron: ¿Por qué les hablas por parábolas? 11El respondiendo, les dijo: Porque a vosotros os es dado saber los misterios del reino de los cielos; mas a ellos no les es dado.
Posiblemente la respuesta de Jesús los dejó más confundidos…. mas a ellos no les es dado.
¿Acaso no es el deseo de Jesús que todos sean salvos, entonces porque no les habla con más claridad?
Jesús continúa:
Mateo 13:12 al 13 Porque a cualquiera que tiene, se le dará, y tendrá más; pero al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado. 13Por eso les hablo por parábolas: porque viendo no ven, y oyendo no oyen, ni entienden.
Y la explicación es: Cuando alguien verdaderamente quiere hacer las cosas como Dios quiere, el Espíritu Santo se las arregla para que así este escuchando la parábola más inentendible, esta persona entienda con claridad lo que Dios le está diciendo.
Pero al que no tiene una genuina actitud de buscar a Dios, no va a entender nada, y aunque se le hablé con extrema claridad no entenderá.
Peor aún, cuando se habla con claridad a un incrédulo, la Biblia llama a ese mensaje una perla. Y cuando alguien no tiene buena actitud las perlas le intoxican, de tal manera que dice la escritura que es mejor no echarle perlas.
A veces hay personas que me dicen: En la iglesia la mayoría llega tarde, la mayoría no aprecia la alabanza, la mayoría no aprecia los miércoles de oración, la mayoría comienzan los cursos bíblicos y no los terminan, la mayoría no tiene discípulos, la mayoría financieramente no cumple con Dios… Otros buscan por fuera tener novio o novia… Otros no dan buen testimonio, etc.
Pues ciertamente no nos alegra que nos digan estas cosas. Pero… ¿Será que en esta iglesia no se ha hablado con claridad acerca de estos temas?
Hemos hablado con tanta claridad de esto en la iglesia, que más de una vez he pensado: Ahora fulanito si va a cambiar ya no va a fornicar más, ahora fulanita si va a comenzar a diezmar, es que este tema fue contundente. Ahora fulanita va dejar de idolatrar a su hijo, ahora estos otros si van a dejar de quejarse, ahora van a dejar de preocuparse por la salud, ahora no va a haber más comentarios chismosos, etc.
¿Pero qué pasa con aquellos que escuchan y no cambian?… ¿Acaso debemos sacarlos de la iglesia? O ¿Debemos disciplinarlos por no hacer caso? O será que en ellos se está cumpliendo:
Porque viendo no ven, y oyendo no oyen, ni entienden.
Tal vez por eso cuando los discípulos veían esa clase de gente que no entendía, ellos se preguntaban:
¿Porque les habla en parábolas, porque Jesús no les habla mas claro y contundentemente?
Inclusive a veces hay gente que se nos acerca y nos dice: ¿Porque no hablan con fulanita? O ¿Ustedes si han hablado con ella? Y a veces la respuesta es: Estamos cansados de decirle una y otra vez cambie su actitud, que eso no es lo importante, etc.
El asunto es que además de hablar claro, además de insistir, además de orar por ellos… Nos toca decir como Jesús decía al final de sus parábolas: “El que tiene oídos para oír oiga”
Además; otra de las razones por las cual Jesús hablaba en parábolas es:
Mateo 13:34 al 35 Todo esto habló Jesús por parábolas a la gente, y sin parábolas no les hablaba; 35para que se cumpliese lo dicho por el profeta, cuando dijo: Abriré en parábolas mi boca; Declararé cosas escondidas desde la fundación del mundo.
Nuevamente el asunto profético tiene relación con esto. De 300 profecías acerca de Jesús más de la mitad fueron cumplidas en su primera venida, las que faltan se cumplirán en su segunda venida.
Las profecías cumplidas al pie de la letra son un claro testimonio de que Jesucristo es el hijo de Dios. Dios mismo.
No hay duda que no hay nada más importante que creer en Dios, creerle a Dios, y servirle de todo corazón con la alegría….
Lo siguiente que debemos evaluar con muchísimo cuidado es: ¿Cuál es el verdadero ofrecimiento del Evangelio? El apóstol Pablo, quien tenía una impresionante claridad acerca del Evangelio escribió:
1 Corintios 2:6 al 8 Sin embargo, hablamos sabiduría entre los que han alcanzado madurez; y sabiduría, no de este siglo, ni de los príncipes de este siglo, que perecen. 7Mas hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta, la cual Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria, 8la que ninguno de los príncipes de este siglo conoció; porque si la hubieran conocido, nunca habrían crucificado al Señor de gloria.
Lo cual veremos la próxima semana.