EL PERDÓN – PARTE 2
I. INTRODUCCIÓN
¿Se ha preguntado usted cuál es el verdadero origen del mal? Por supuesto en el mundo hay muchas teorías, pero la que me parece más espantosa es aquella en que algunos han llegado a la conclusión, de que Dios es el creador del mal, haciéndolo culpable de todo el sufrimiento que ocurre en la tierra… Increíble verdad. Ahora resulta que Dios es el malo y los hombres son los buenos.
Otros por supuesto salen en defensa de Dios, defensa que no necesita, y dicen que el mal es la ausencia del bien… Que es como decir que la oscuridad es la ausencia de la luz, o la muerte la ausencia de la vida… Y como Dios es absolutamente todo lo bueno, entonces el mal es la ausencia de Dios en la vida de los hombres.
Esta es la verdad. Sin embargo no aclara el origen del mal, pero de acuerdo a esto el origen del mal viene a ser la razón por la cual los hombres tomaron la decisión de vivir haciendo el mal y no el bien. La escritura respecto de este dilema del hombre frente al bien o el mal, nos dice en la carta del apóstol Santiago:
Santiago 1.12 Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman.
La palabra tentación o prueba tienen íntima relación. Y cuando se nos pide que soportemos la tentación o que resistamos la prueba, lo que en realidad se nos está diciendo es que no nos dejemos desviar del buen camino que Dios nos ha mostrado. Y que si eso hacemos, recibiremos la corona de vida.
Esta decisión es básicamente un asunto de confianza en el amor de Dios, porque es la certeza del amor de Dios; la confianza en lo bueno que El es, lo que nos debe llevar a creer que lo que Dios nos pide hacer es lo mejor para nosotros, no sólo para nuestro presente, sino más importante aún para nuestro futuro y eternidad.
Y por por eso, por más ganas que tengamos de hacer lo incorrecto, esa certeza de que Dios siendo Dios siempre tiene la razón, nos debe llevar a entender y a creer que nunca vale la pena desobedecer.
Cuando creemos en el Dios verdadero, ese dicho del mundo en el que dicen: ”Pero nadie me quita lo bailado” No aplica en lo absoluto en la vida. Y no sólo porque Dios tenga la razón, sino porque como vimos la semana pasada, Dios aunque es un Dios de amor eterno e infinito, también es justo, razón por la cual el que hace el mal no sólo recibe las consecuencias de su maldad, sino el juicio de Dios y como consecuencia el castigo que merece.
La escritura nos describe a los hombres como ovejas, y una de las características de las ovejas es que tienen una vista muy corta, por eso se asustan con facilidad.
Ese es uno de los grandes problemas del hombre, que tiene una vista tan corta que no piensa en el el futuro. Y aun cuando los hombres piensan en el futuro, no son capaces de pensar en lo que pasará al terminar su vida. No piensan en la eternidad. De estos hombres la escritura dice:
2 Pedro 2.12–13 Pero éstos, hablando mal de cosas que no entienden, como animales irracionales, nacidos para presa y destrucción, perecerán en su propia perdición, 13recibiendo el galardón de su injusticia, ya que tienen por delicia el gozar de deleites cada día.
Hablan de cosas que no entienden; no tienen pensamientos razonables; para ellos lo más importante es disfrutar al máximo la vida sin entender las consecuencias de vivir de esa manera.
Es por eso que vemos especialmente a los jóvenes, siendo descuidados con sus estudios y con ciertas responsabilidades que podrían proveerles un buen futuro. ¿Por qué? Por la necedad de pensar que lo importante es gozar y gozar día tras día.
El mismo regaño es dado para aquellos que teniendo poder y riqueza, en lugar de pensar en hacer buenas cosas con la riqueza que aunque no lo reconozcan Dios les ha dado, prefieren vivir en deleites aunque eso ocasione injusticia especialmente con los pobres. La escritura les dice:
Santiago 5.5 Habéis vivido en deleites sobre la tierra, y sido disolutos; habéis engordado vuestros corazones como en día de matanza.
¿Por qué será este su final? Por lo mismo. Por no pensar en el futuro cuando se encuentren con Dios.
Lo contrario a vivir pensando en disfrutar del presente lo vemos en Moisés, del cual dice la escritura:
Hebreos 11.25 escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del pecado..
Es por esto que podemos decir que quien cae en la tentación obtiene un gozo momentáneo, pero termina viviendo en muerte, mientras que el que resiste la tentación, aunque padece un poco, comienza a estar realmente vivo, y podrá con el tiempo en la medida que su alma sea sanada o salvada, disfrutar de un presente y una eternidad espectacular.
Y para los que tienen la costumbre de culpar a Dios por su pecado, la escritura continúa diciendo:
Santiago 1.13 Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie;
Esto contradice la mentira de que: “Dios creo el mal” Pues no sólo Dios no creó el mal, sino que ni siquiera es el que tienta a los hombres para que se vean inclinados a seguir el mal. Un poco más abajo insiste diciendo:
Santiago 1.16–17 Amados hermanos míos, no erréis. 17Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación.
No erréis… Donde el método más común de equivocarnos culpando a Dios, es cuando cometemos pecados porque el otro cometió pecados.
Esto es algo muy común sobre la tierra; a la gente le parece que es correcto, que es justo responder con maldad ante la maldad que recibe… Pero acaso Dios responde con maldad ante nuestra maldad? No, todo lo contrario, responde con misericordia dando oportunidad de restaurar.
Para librarnos de este grave error, la escritura insiste diciendo que de Dios solamente sale lo bueno, lo perfecto, y seguirá siendo así por la eternidad, porque en él no hay ni mudanza ni sombra de variación.
Pero todavía no respondemos la pregunta: ¿De dónde entonces salió el mal? Si el mal es la ausencia de Dios, como mencioné antes preguntar de dónde salió el mal, es en realidad preguntar: ¿Qué ha hecho que las creaturas creadas por Dios, hayan decidido vivir sin tener en cuenta a Dios?
La escritura nos cuenta que el ser más espectacular creado por Dios, conocido como Luzbel, en determinado momento tomó la decisión de no obedecer más a Dios. Esta decisión de querer gobernar su vida sin la intervención de Dios, es descrita como maldad. Dice así:
Ezequiel 28.15 Perfecto eras en todos tus caminos desde el día que fuiste creado, hasta que se halló en ti maldad.
Y la razón por la cual tomo esta decisión que también Dios define como; llenarse de iniquidad, y corromper la sabiduría, fue el enaltecimiento.
Enaltecerse es creerse más de lo que realmente se es, y la razón de creerse más de lo que realmente era, fue el ver las cosas tan extraordinarias que Dios le había dado, como su hermosura, su sabiduría, y su esplendor. Cualidades que le habían sido dadas para administrar todo lo que Dios había colocado bajo su cuidado.
Esta decisión del ser más espectacular que lo convirtió en el más perverso del universo, no tiene sentido, no tiene explicación lógica o sensata… La única respuesta que tengo es que el orgullo embrutece, y el orgullo es el resultado de no reconocer que todo lo que tiene ha sido dado por Dios.
Es por esto que en el salmo 100 dice:
Salmo 100.3 Reconoced que Jehová es Dios; El nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos; Pueblo suyo somos, y ovejas de su prado.
Parece que esto tan evidente Satanás lo olvido, porque: ¿Cómo es posible que la criatura se vaya contra el creador, cuando todas las buenas cualidades que pueda tener para ir contra su creador le fueron dados por su creador?.. Es decir entre más grande y espectacular sea la criatura, por supuesto mucho más grande es su creador, por lo cual es imposible que la criatura pueda superar al creador.
Eso quiere decir que el orgullo que lleno a este ser de maldad, lo embruteció y lo volvió tan ciego a la realidad de la grandeza de Dios, que tomó la decisión de rebelarse contra él y tomar un camino diferente, pensando que al hacerlo estaría mejor que obedeciendo a Dios. Por supuesto los resultados muestran sin ninguna duda, que se equivocó de la manera más espantosa.
Sin embargo el problema no está solamente en cuanto daño se hizo este ser a sí mismo, en cuanto perdió, pues algo mucho más grave que esto, es que su ofensa a Dios trajo para el la muerte eterna. Y no sólo para él, sino para los millones y millones de ángeles que se corrompieron de la misma manera, convirtiéndose en los demonios de la actualidad.
En el libro de apocalipsis se nos hace una descripción de esta rebelión…
Apocalipsis 12.3–4 También apareció otra señal en el cielo: he aquí un gran dragón escarlata, que tenía siete cabezas y diez cuernos, y en sus cabezas siete diademas; 4y su cola arrastraba la tercera parte de las estrellas del cielo, y las arrojó sobre la tierra. Y el dragón se paró frente a la mujer que estaba para dar a luz, a fin de devorar a su hijo tan pronto como naciese.
Donde el gran objetivo es, como vimos en estudios anteriores, como león rugiente devorar a los cristianos…
Luego cuando Dios coloca al hombre sobre la tierra dotándolo también de cualidades extraordinarias, le da instrucciones para que pueda disfrutar de lo que Dios le da, entre ellas la más importante que no coma del árbol de la ciencia del Bien y del Mal. Pero entrando en escena Satanás le dice al hombre:
Génesis 3.4–6 Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; 5sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal. 6Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella.
(En realidad dijo la mujer, a lo mejor Satanás sabía que la mujer sin duda compartiría esa información con el hombre, mientras que si le dice al hombre, a lo mejor se le olvida… 🙂 🙂 🙂
¿Qué fue lo que en realidad le dijo? Le dijo que hiciera exactamente lo mismo que él había hecho, que tomara su propio camino, porque era mejor que seguir el camino marcado por Dios. Y ellos le creyeron y le hicieron caso, de tal manera que se rebelaron contra Dios.
Aunque en esencia es lo mismo que hizo Satanás: El hombre se rebela contra Dios porque cree que haciéndolo le va a ir mejor… Lo cual también implica que hay un orgullo y embrutecimiento muy grande que le hace pensar, que siendo la criatura le puede ir bien yendo contra su creador…
Sin embargo hay básicamente dos diferencias muy grandes. La primera es que Satanás se embrutece, enorgullece y se revela sin influencia externa, mientras que el hombre fue convencido por Satanás.
Y la segunda es que Satanás había existido en la presencia de Dios, es decir el pudo ver la grandeza, la magnificencia del Dios que lo había creado, mientras que el hombre aunque sabía que Dios era su Creador y su Señor, no hay evidencia de que hubiesen visto toda la magnitud de Dios como si la vio Satanás.
Yo creo. Y quiero aclarar que es mi opinión; que a lo mejor esa es la razón por la cual Satanás no tiene perdón, mientras que el hombre, ignorante de la grandeza del Dios contra el cual se reveló, si ha recibido la oportunidad de ser perdonado y salvado.
Y como lo que el hombre hiso fue desconfiar del amor Dios, por eso la solución está en que el hombre vuelva a confiar en el amor de Dios… Por eso leímos:
Santiago 1.12 Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman.
Porque en cada tentación lo que en realidad se está probando es si confiamos en la dirección dada por Dios, o si preferimos confiar en nuestro propio camino… Los orgullosos y brutos tomarán su propio camino, los humildes y razonables harán caso a Dios.
Sin embargo; no es posible entrar en esta dinámica de pruebas y tentaciones, para que aumentando nuestra fe podamos disfrutar de la verdadera vida, que es en realidad disfrutar del amor de Dios, si primero no obtenemos el perdón de Dios, porque aunque no lo conociéramos en toda su grandeza, o aunque hubiéramos sido tentados por Satanás, de todos modos nuestro pecado amerita la muerte.
Hay cosas que son evidentes que la escritura no nombra, como por ejemplo que cuando el hombre en el paraíso desobedeció a Dios lo hizo porque no confío en el. La obediencia o desobediencia es un asunto que tiene que ver con la fe. Sin embargo en esos capítulos no se nombra la fe. Lo otro que no se nombra es el amor de Dios, pero aunque no se nombra es indiscutible que el hombre no creyó en el amor de Dios… Es decir pensó que el diablo lo amaba más que Dios, y por eso le hizo caso.
Es por esto que podemos leer en la escritura, que la clave para hacer el bien está en confiar en el amor de Dios. Dice así:
1 Juan 4:17 En esto se ha perfeccionado el amor en nosotros, para que tengamos confianza en el día del juicio; pues como él es, así somos nosotros en este mundo.
Sólo la confianza en el amor de Dios puede lograr el milagro de nuestra transformación. Es por esto que dice que si de verdad experimentamos el amor de Dios, amor qué nos es comunicado a través de Jesucristo, donde lo primero que recibimos es el perdón, entonces podremos vivir haciendo lo correcto…. Así lo dice la escritura:
Colosenses 1.12–14 con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz; 13el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo, 14en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados.
Por esto es muy importante entender que no somos nosotros, no es nuestro esfuerzo o nuestras cualidades lo que nos hace aptos para vivir una auténtica vida cristiana, es la obra que Dios hace en nosotros al nacer espiritualmente, la que nos capacita para corregir todo lo que esta mal en nuestra vida, para vivir haciendo su voluntad…
Pero nada de eso funciona si no creemos en el amor de Dios. Porque insisto; la confianza en el amor de Dios, el haber recibido su perdón, y el haber sido aptos para obedecerle es lo que nos da el poder de hacer lo correcto.
El gran engaño de muchos, es que están seguros de haber recibido el perdón de Dios, por lo cual se sienten tranquilos respecto del día de su muerte y su encuentro con El, pero no han cambiado su manera de vivir, es decir siguen como diríamos con premeditación y alevosía cometiendo pecados, y sintiéndose tranquilos, porque según ellos ya han sido perdonados por Dios.
Y digo engaño, porque esta manera de pensar no es algo que respalde la escritura, todo lo contrario, ella dice:
1 Juan 3.8–9 El que practica el pecado es del diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo. 9Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios.
Lo cual quiere decir que una persona que pide perdón a Dios para seguir dirigiendo su vida sin tener en cuenta a Dios… No ha sido perdonado. Y eso es lo que pasa con aquel que practica el pecado, que según este texto no ha nacido de Dios, por lo tanto no ha sido perdonado.
Al enseñar esto que la escritura dice con claridad, muchos pensarán que no son hijos de Dios porque todavía cometen ciertos pecados… Sin embargo la escritura no dice que el que peca no es hijo de Dios, sino el que practica el pecado. El apóstol Pablo considerado un hombre espectacular por su servicio a Dios, y por y las revelaciones que Dios le dio y nos comunica, escribe:
Filipenses 3.12–14 No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. 13Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, 14prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.
Está reconociendo que todavía no ha llegado a esa obediencia perfecta, lo cual implica que todavía al desobedecer en ciertos momentos a Dios está pecando, y por lo tanto tampoco tendría la salvación asegurada.
Sin embargo él manifiesta que fue asido por Cristo y que está caminando al premio del supremo llamamiento de Dios, y en otros pasajes da entender que si está asegurada su salvación. La pregunta es:
¿Por cree que ya es salvo si él reconoce que no ha llegado a la perfección? Este mismo pasaje lo explica, pues en él dice que: ”Prosigo” y vuelve y repite: “Prosigo a la meta” Y allí está la diferencia entre pecar y practicar el pecado.
El que practica el pecado es aquel vive de manera continua desobedeciendo a Dios sin ninguna intención de remediar el asunto… Mientras que el que peca es aquel que cuando desobedece a Dios, le pide perdón, y al igual que Pablo prosigue a la meta, es decir vuelve e insiste en no caer en la tentación, en pasar la prueba, y hacer definitivamente la voluntad de Dios.
TODAVÍA SOMOS PECADORES
La indudable verdad es que todos somos pecadores, todos todavía pecamos, algunos con la intención de remediarlo, otros con la intención de seguir pecando. Los unos son hijos de Dios, los otros todavía no lo son.
Pero no faltan algunos que yéndose al otro extremo, creen que ya son la perfección absoluta. Y lo creen según ellos porque tienen respaldo bíblico en lo que dicen, sin darse cuenta que están malinterpretando las escrituras.
Un grupo de estos bien absurdo fue el de “Creciendo en gracia” Quienes tomando el texto que dice:
Zacarías 3.9 Porque he aquí aquella piedra que puse delante de Josué; sobre esta única piedra hay siete ojos; he aquí yo grabaré su escultura, dice Jehová de los ejércitos, y quitaré el pecado de la tierra en un día.
Enseñan que ya no hay pecado porque Cristo se lo llevo en la Cruz, por esto los hombres no podemos cometer pecados… De tal manera que roban, mienten, acusan de pecadores a los demás pero ellos no están cometiendo pecados, porque Dios ya se llevó el pecado. Esa interpretación es igual de mala a la que algunos hacen del siguiente texto:
Isaías 53.4 Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido.
Su argumento es que si él se llevó nuestras enfermedades, entonces nosotros los cristianos no debemos enfermarnos, los incrédulos si se pueden enfermar, pero los creyentes no porque Cristo se llevó las enfermedades de los que creen en él.
Sin embargo la realidad es que todavía los cristianos nos enfermamos, de algo vamos a morir. Y todavía los cristianos por muy santos, espirituales, o maduros que seamos, todavía cometemos pecados, es decir hay cosas que todavía no hacemos de acuerdo a la dirección que Dios nos da.
Hay otros que se apoyan en pasajes como los siguientes:
Filipenses 1.1 Pablo y Timoteo, siervos de Jesucristo, a todos los santos en Cristo Jesús….
Efesios 1.1 Pablo, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, a los santos y fieles en Cristo Jesús
Dicen que si Pablo dice que somos santos entonces ya no cometemos pecados. Sin embargo el mismo apóstol escribe:
Romanos 1.7 a todos los que estáis en Roma, amados de Dios, llamados a ser santos: Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.
Donde no dice que somos santos sino que estamos llamados a ser santos… Y en el siguiente texto aparecen ambas cosas al mismo tiempo.
1 Corintios 1.2 a la iglesia de Dios que está en Corinto, a los santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos…
Donde la verdadera interpretación de esto no es que no tenemos pecado, sino que ser Santo es ser propiedad de Dios, y ser santificado es aprender a vivir como Jesús vivió en la tierra. Hay otro verso que nos muestra el proceso para purificar nuestra alma que dice:
1 Pedro 1.22 Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu, para el amor fraternal no fingido, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro;
Pero esto no es posible si primero… continua diciendo el pasaje:
1 Pedro 1.23 siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre.
Necesitamos de nuevo, y al nacer de nuevo estamos habilitados para dejar el pecado.
Y lo primero que necesitamos hacer para dejar el pecado, es reconocer que tenemos pecado. Confirmando esto, el apóstol Juan escribió:
1 Juan 1:8 Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros.
Si tenemos en cuenta al escritor de esta carta, el apóstol Juan, y también tenemos en cuenta la fecha en que esta carta fue escrita, descubriremos que fue escrita muchos años después de la conversión del apóstol Juan.
Esto quiere decir que después de muchos años de vida cristiana, el apóstol Juan todavía reconocía que en su vida había pecados. Y además advierte que aquel que piense que no tiene pecados se está engañando a sí mismo y no está diciendo la verdad.
Quiero insistir en esto. El cristiano que dice que ya no comete pecados, (que es lo mismo a decir que no es pecador) o que los auténticos cristianos ya no cometen pecados, la escritura dice que se está engañando a sí mismo y no está diciendo la verdad.
Parece ser que reconocer que somos pecadores es difícil de aceptar aun por algunos creyentes, y creo esto porque veo que el apóstol insiste en repetir lo mismo de diferente manera. Pues dos versos adelante dice:
1 Juan 1:10 Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros.
En este caso dice que cuando los cristianos dicen que no cometen pecados, (que ya no son pecadores) están diciendo que Dios es un mentiroso, pues Dios a través de su palabra dice que nosotros sus hijos todavía cometemos pecados.
Pero ojo, no se vaya para lo otro lado.¿Qué quiero decir? Qué es posible que al leer esto alguien que practica el pecado diga: “Ando bien todos somos pecadores” Y se sienta tranquilo de seguir practicando el pecado.
Sin embargo el pasaje no se refiere a que todos practicamos el pecado… Sino a que todos pecamos, y por eso en el verso que está en medio de estos dos textos dice:
1 Juan 1.9 Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.
El que practica el pecado no pide perdon para dejar de pecar… Éste no tiene la salvación. Él que si ha recibido la salvación, cuando peca pide perdón con la intención de dejar de pecar…
El rey David entendió que todavía cometía pecados por ignorancia, por eso es por eso podemos leer:
Salmos 139:23 al 24. Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; Pruébame y conoce mis pensamientos; 24 Y ve si hay en mí camino de perversidad, Y guíame en el camino eterno.
Cuando él le pide a Dios que revise su corazón y le muestre si está haciendo las cosas mal, es porque voluntariamente esta haciendo todas las cosas de la manera que él cree que son correctas.
Pero sabe que aún haciendo las cosas de manera correcta, por su ignorancia, todavía puede estar cometiendo pecados y por eso le pide a Dios que le muestre en que esta fallando.
Por más obedientes que seamos, por más rectos que nos creamos, de todos modos debemos pedir a Dios dirección, pues hay muchas cosas que ignoramos y podemos en ellas estár fallando..
Este tipo de oracione es la correcta cuando creemos estar haciendo las cosas bien. Porque cuando sabemos que estamos pecando, la oración que debemos hacer es la que también hacia David en el siguiente salmo:
Salmos 51:1 Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia; Conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones. 2Lávame más y más de mi maldad, Y límpiame de mi pecado.
Cuando la escritura dice que los cristianos todavía somos pecadores, no se refiere a que los cristianos recibimos a Jesucristo y como si nada estuviera pasando, seguimos cometiendo los mismos pecados de siempre de manera conciente. No eso no es de un auténtico cristiano.
Si nuevamente vemos el pasaje que habla de los pecados por ignorancia.
Levítico 5:18 al 19 Traerá, pues, al sacerdote para expiación, según tú lo estimes, un carnero sin defecto de los rebaños; y el sacerdote le hará expiación por el yerro que cometió por ignorancia, y será perdonado. 19Es infracción, y ciertamente delinquió contra Jehová.
¿Qué es un pecado por ignorancia?
Un pecado por ignorancia es como cuando usted manejando su caro echa reversa sin darse cuenta que había un niño y lo atropella. ¿Qué sucede en esos casos? Será que usted puede decir; a no, no tengo la culpa, yo no sabía que el niño estaba allí. ¿Cree usted que esa respuesta deje satisfechos a los Padres? ¿Lo dejarían satisfecho a usted?
Pecado por ignorancia es cuando hacemos algo con la mejor intención, y la otra persona por causa de sus conflictos malinterpreta lo que hacemos y se ofende…
Podemos decir que nuestra intención era la mejor, pero por nuestra ignorancia, por no conocer los problemas de la otra persona, terminamos ofendiendola…
Otras veces pecamos por ignorancia, porque necesitando alguien que se le diga la verdad, no le decimos nada pensando en no incomodar a esta persona, y el daño que se produce es mayor.
Y nuevamente podemos decir que tenemos la mejor intención… Pero eso no nos disculpa ni ante la persona, mucho menos ante Dios.
Así puede haber una gran cantidad de cosas que hacemos, que son de mal testimonio, que no sólo nos perjudican sino que perjudican a los que están alrededor, pero que ignoramos.
También hay pecados por ignorancia, cuando por no conocer bien la escritura hacemos cosas que ella prohíbe, o dejamos de hacer cosas que ella ordena.
Y como todo pecado por ignorancia no sólo ofende a Dios, sino que produce daño a nosotros o a nuestros semejantes, por eso merecemos la muerte.
Todo esto quiere decir que no sólo debemos salvar el alma de aquellos pecados que comentemos de manera consciente, qué son los primeros que debemos con el poder de Dios sacar de nuestra vida, sino también de todos aquellos que cometemos por ignorancia que serán descubiertos en la medida del conocimiento de la palabra y de la voluntad de Dios… Y eso es en realidad salvar el alma.
La escritura escritura lo dice de la siguiente manera:
1 Juan 1:7 pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.
Al andar en la luz de Dios y tener comunión con los hermanos en la fe, vamos de manera progresiva a ir entendiendo cuáles son los pecados que por ignorancia estamos cometiendo.
Y en la medida en que reconozcamos nuestros pecados y los confesemos la promesa es:
1 Juan 1:9 Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.
CONTINÚO PERDÓN
Estábamos hablando de algunas características del perdón de Dios y habíamos dicho:
1. Solo Dios puede ofrecerlo.
2. Fue tan, pero tan costoso que nadie en el universo lo puede pagar.
3. Aceptar ese perdón es la puerta de entrada a la vida cristiana.
4. A pesar de haber nacido de nuevo, y de tener las mejores intenciones, por falta de conocimiento y madurez espiritual, todavía cometemos muchos pecados que Dios continuamente nos perdona.
Es decir no podemos decir: “Yo era pecador, ahora no lo soy por eso Dios me ama y me perdona”
No. Dios me ama porque él es amor, Dios me perdona porque su hijo murió en la cruz. Y ese perdón se hace realidad en nuestra vida al reconocer a Jesucristo como Señor y Salvador.
Por otro lado, el saber que todavía cometemos pecados por ignorancia, y que esos pecados están trayendo pérdida a nuestra vida, y posiblemente a los que están a nuestro alrededor. Eso debe motivarnos a buscar cada vez más la luz de Dios, a estudiar cada vez más su palabra, a andar cada vez más en compañerismo con los hermanos en la fe que son espirituales.
Otra de las evidencias muy importantes de aquel que ha recibido el perdón de Dios, es que:
5. Quien ha recibido el perdón de Dios, tiene la capacidad de perdonar a los demás.
Mateo 6:14 Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; 15mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas.
Y por supuesto debe hacerlo. Porque él auténtico cristiano tiene que amar con el amor de Dios, y el amor de Dios es un amor de continuo perdón.
Quien no ha aprendido a perdonar tampoco aprendido a amar con el amor de Dios.
Además quien no a aprendido a perdonar… Debería estar bien asustado de su encuentro con el Señor. ¿Porque si no ha perdonado qué hará Dios? No lo perdonará. Y si no lo perdona ya sabemos donde pasará la eternidad.
Por eso es bueno revisar si hay alguien a quíen no hayamos perdonado… Alguien con el que estamos resentidos por lo que nos hicieron… Alguien a quien quisiéramos ahorcar, humillar, o insultar porque consideramos que es nuestro enemigo y que su comportamiento nos hiso daño.
Y si hay alguien así tenemos que perdonarlo, porque nosotros también necesitamos el perdón de Dios.
Más aún, normalmente cuando una persona no perdona a otro, al final termina volviéndose igual, a esa persona que detesta. Pueda que no cometa exactamente el mismo pecado… Pero en su carácter será igual de detestable a lo que detesta de esa persona que lo lleva a pecar contra usted.
Y peor aún… Pueda que a Dios se le ocurra, precisamente para ayudarte, permitir que muchas otras personas te hagan lo mismo hasta que aprendas a perdonar.
¿Por qué?
Jeremías 31.3 Jehová se manifestó a mí hace ya mucho tiempo, diciendo: Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia.