LA IMPORTANCIA DE LA ALABANZA
PARTE 2
I. INTRODUCCIÓN
Cuando en determinado momento de mi vida cristiana entendí con claridad que Dios me estaba bendiciendo, al sentir ese agradecimiento pensé que lo más correcto era hacer algo en beneficio de la obra de Dios o haciendo algo que Dios apreciara…
Sin embargo, el problema es que entendí que Dios no necesita de mi, sino que es al contrario, es decir podemos ser factor de ayuda en su obra pero no somos indispensables, porque lo que alguno de nosotros no hacemos otro puede hacerlo y robarse la bendición. El apóstol Pablo entendiendo este asunto escribió:
1 Corintios 9.16 Pues si anuncio el evangelio, no tengo por qué gloriarme; porque me es impuesta necesidad; y ¡ay de mí si no anunciare el evangelio!
Donde en primer lugar reconoce que si hace algo en la obra de Dios, la gloria no es para él, porque lo poco o lo mucho que hagamos es gracias a que en su misericordia, Dios nos concede el privilegio de hacerlo, dándonos la oportunidad, la dirección y el poder para realizarlo.
Ya hablamos de esto en el estudio anterior, donde explicamos que el orgullo en un cristiano es un pecado horrible que lleva a la rebelión, pues es el resultado de robarle la gloria a Dios, y si somos capaces de robar a Dios, por supuesto que cualquier otra cosa que sea su voluntad que no nos guste, pues no estaremos dispuestos a sujetarnos a El.
Ciertamente robar a Dios es una mala señal, pues quien se acostumbra a hacerlo con el tiempo es capaz de cualquier cosa. Contrario a esto, debemos orar por nosotros mismos como lo hiso el escritor en la carta a los Hebreos por sus discípulos:
Hebreos 13.20–21 Y el Dios de paz que resucitó de los muertos a nuestro Señor Jesucristo, el gran pastor de las ovejas, por la sangre del pacto eterno, 21os haga aptos en toda obra buena para que hagáis su voluntad, haciendo él en vosotros lo que es agradable delante de él por Jesucristo; al cual sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Él es quien nos hace aptos para hacer su voluntad, es por esa razón que toda la gloria es para Él.
Lo segundo que manifiesta el apóstol es que los hombres somos los que necesitamos desesperadamente de Dios, necesitamos hacer su voluntad.
1 Corintios 9.16 Pues si anuncio el evangelio, no tengo por qué gloriarme; porque me es impuesta necesidad; y ¡ay de mí si no anunciare el evangelio!
Cuando se conoce verdaderamente a Dios, al dejar de hacer tu voluntad comenzamos a sentir vacío que nos empuja hacia las cosas del mundo, y obviamente teniendo el Espíritu Santo comenzamos a sentirnos mal.
Es decir entendemos con claridad que cualquier desobediencia a su voluntad indudablemente trae perdida para nosotros… Y eso quiere decir que cualquier cosa que hagamos en la obra de Dios, independiente de los resultados, nosotros somos bendecidos por haber obedecido.
Y entonces viendo que no podía hacer nada para compensar a Dios por las bendiciones que me daba, (y eso que no había entendido el verdadero valor de la salvación) al entender que no podía compensarlo porque cualquier cosa que hagamos para Dios siempre traerá mas bendición para nosotros, por lo tanto estaremos cada vez más endeudados…
Entonces decidí solo darle gracias… Pero resulta que aun cuando le damos gracias nosotros somos bendecidos. Lo cual quiere decir que entre más le agradezco a Dios por lo recibido, más endeudado quedo porque el agradecimiento también trae bendición.
Eso es así porque la esencia de Dios es amar y por lo tanto darnos todo lo que necesitamos, mientras que nosotros fuimos creados para recibir de Dios, para depender de Dios, y por supuesto para confiar en Él… Y esa es la razón por la cual la vida de una persona sin Dios no tiene sentido, y resulta en algo peor que una pérdida total.
Esto de recibir bendición por cada cosa que de corazón hacemos para Dios también se aplica a la alabanza. Bajo el viejo pacto Dios hacía notoria la enorme bendición de alabarle, por eso eventos como el siguiente se repiten más de una vez en la escritura:
2º Crónicas 20.21–23 Y habido consejo con el pueblo, puso a algunos que cantasen y alabasen a Jehová, vestidos de ornamentos sagrados, mientras salía la gente armada, y que dijesen: Glorificad a Jehová, porque su misericordia es para siempre. 22Y cuando comenzaron a entonar cantos de alabanza, Jehová puso contra los hijos de Amón, de Moab y del monte de Seir, las emboscadas de ellos mismos que venían contra Judá, y se mataron los unos a los otros. 23Porque los hijos de Amón y Moab se levantaron contra los del monte de Seir para matarlos y destruirlos; y cuando hubieron acabado con los del monte de Seir, cada cual ayudó a la destrucción de su compañero.
Notemos que hicieron lo que tenían que hacer, es decir aunque salieron armados a defender a su pueblo, lo que en realidad trajo la victoria fue la alabanza. Dios hiso que sus enemigos comenzaran a matarse entre ellos hasta no quedar ninguno.
Esa misma respuesta de parte de Dios la veremos cuando Pablo Silas fueron tomados presos. La escritura nos cuenta:
Hechos de los Apóstoles 16.23–26 Después de haberles azotado mucho, los echaron en la cárcel, mandando al carcelero que los guardase con seguridad. 24El cual, recibido este mandato, los metió en el calabozo de más adentro, y les aseguró los pies en el cepo. 25Pero a medianoche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios; y los presos los oían. 26Entonces sobrevino de repente un gran terremoto, de tal manera que los cimientos de la cárcel se sacudían; y al instante se abrieron todas las puertas, y las cadenas de todos se soltaron.
Muchos creyentes pensarían que ese no era el momento de estar agradecidos cantándole al Señor, pues estaban presos, pretendían matarlos, ya los habían azotado mucho… Sin embargo confiando en el Dios que conocían, se pusieron a cantar y a alabar a Dios, y Dios los libro.
Me acordaba del testimonio de un un creyente que en un accidente en un bus que cayó en un abismo, el quedó atrapado, y viendo como la gasolina se estaba regando, trato con todas sus fuerzas de salir y no lograba hacerlo, hasta que reconociendo su incapacidad decidió comenzar a alabar al Señor por la situación en la que estaba, y dice que al hacerlo de una forma milagrosa se fue como resbalando y saliendo el bus.
Podemos decidir creer o no en el testimonio de este personaje, pero la escritura es muy clara al insistirnos qué debemos dar gracias a Dios en todo y por todo, y cuando se está verdaderamente agradecido, no cuando damos gracias sino cuando estamos realmente agradecidos, lo que inevitablemente saldrá de nuestro corazón es alabanzas para a Dios.
Por esta razón era claro para algunos que:
2º Samuel 22.4 Invocaré a Jehová, quien es digno de ser alabado, y seré salvo de mis enemigos.
Aun cuandos miramos que produjo el crecimiento de la iglesia en esos primeros tiempos, la escritura nos muestra que alabanza fue una de las razones de este crecimiento.
Hechos de los Apóstoles 2.46–47 Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón, 47alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos.
Todos los días iban al templo, compartían entre ellos con alegría y de manera sencilla, alababan a Diós. Y cuando una persona está realmente agradecida por la vida que Dios le está regalando, entonces lo normal es que al ver las necesidades de los demás tendrá el deseo de ayudar, por eso dice que favorecían a todo el que podían, y el Señor añadía a la iglesia.
Pero: ¿Por qué la alabanza trae buenos resultados? Porque una genuina alabanza como hemos dicho es el resultado del reconocimiento de lo que Dios es, de lo que Dios ha hecho y de lo que ha prometido hacer… Lo cual quiere decir que una genuina alabanza es también el resultado de una fe genuina en Dios, y no hay duda que la confianza en Dios trae resultados poderosos.
Ya vimos que bajo el viejo pacto la alabanza traía la presencia de Dios, y la presencia de Dios no sólo resultaba en una delicia para quienes la experimentaban, sino en una manifestación del poder de Dios.
Siendo esto así, y siendo la alabanza algo que es justo que hagamos con Dios y que además no nos cuesta nada, es apenas razonable pensar que lo mejor que podemos hacer es alabarle de manera continua.
Ejemplo de eso tenemos en el rey David, quien en una situación muy complicada donde le tocó fingir ser loco para salvar su vida, compone un salmo que dice:
Salmo 34.1–3 Bendeciré a Jehová en todo tiempo; Su alabanza estará de continuo en mi boca. 2 En Jehová se gloriará mi alma; Lo oirán los mansos, y se alegrarán. 3 Engrandeced a Jehová conmigo, y exaltemos a una su nombre.
Todo el tiempo… Porque el solo hecho de estar en la mano de Dios, de estar protegido por Dios, de ser el objeto de su amor, es razón más que suficiente para alabarle de manera continua.
El significado de la palabra “bendeciré” cambia cuando es dicha por los hombres. Cuando es Dios quien lo dice es porque recibiremos beneficios, pero cuando es dicha por los hombres significa que nos postramos y que le agradecemos por lo recibido.
Y en esa situación tan complicada David se postra, le agradece y lo alaba de manera continua. Y si alabamos de manera correcta a Dios, la manifestación de su presencia nos permitirá como decía el apóstol Pablo, contentarnos cualquiera que sea la situación por la que estemos pasando.
También bajo el viejo pacto encontramos a un profeta, el cual gracias al respaldo de Dios manifestaba un poder extraordinario, y recuerdo que al estudiar acerca de su vida para entender la razón de su vida poderosa, me llamo mucho la atención la frase que seguramente usaba en muchas ocasiones. La escritura nos registra dos de ellas:
1º Reyes 17.1 Entonces Elías tisbita, que era de los moradores de Galaad, dijo a Acab: Vive Jehová Dios de Israel, en cuya presencia estoy, que no habrá lluvia ni rocío en estos años, sino por mi palabra.
La razón que daba el profeta de hacer lo que hacía era que estaba en la presencia de Dios. Y dicho y hecho. Dejó de llover. Como consecuencia vino una situación de escanses muy seria, sin embargo Dios proveyó lo necesario para el profeta, y sólo volvió a llover cuando Dios le ordenó qué orara para que lloviese.
En otra ocasión el profeta dijo:
1º Reyes 18.15 Y le dijo Elías: Vive Jehová de los ejércitos, en cuya presencia estoy, que hoy me mostraré a él.
A Elias lo estaban buscando por cielo y tierra porque el rey sabía que era el causante de la sequía y del hambre que estaban experimentando… Elías le dice a Abdias que le diga al rey que venga a verlo… Abdias no cree que Elias espere al rey.. Y allí es cuando le dice que está en la presencia de Dios y que por esa razón es un hombre de palabra así como lo es Dios.
Luego de el, vemos a su discípulo el profeta Eliseo, quien también fue un hombre de hechos poderosos, y uso la misma expresión como una razón para ser fiel a la voluntad de Dios.
2º Reyes 5.16 Mas él dijo: Vive Jehová, en cuya presencia estoy, que no lo aceptaré. Y le instaba que aceptara alguna cosa, pero él no quiso.
Es cuando Naaman quiere pagarle por el favor recibido, pero sin importar la cantidad ofrecida y las veces que le insistió ese mantuvo firme a lo que Dios deseaba.
Explicaba en el estudio anterior, que hay una enorme diferencia entre lo que los hombres vivieron bajo el viejo pacto y lo que nos toca a nosotros bajo el Nuevo Pacto. Pues bajo el viejo pacto la presencia de Dios erá algo que experimentaban los hombres de Dios en determinados momentos, mientras que bajo el Nuevo Pacto la presencia de Dios es continua en todo aquel que ha nacido de nuevo.
Es por esta razón que no es bíblico orar para que “la presencia de Dios llene este lugar” como sucedía bajo el viejo pacto. Orar de esa manera sólo sería una muestra de ignorancia o de incredulidad a lo prometido por Dios.
Sin embargo hay una enorme diferencia entre tener la presencia de Dios y no ser conscientes de ella, a ser conscientes y experimentar su presencia en nuestra vida.
En la iglesia de los Corintios había muchas manifestaciones del Espíritu Santo a través de los diferentes dones, pero pesar de esas manifestaciones que eran evidencia de la presencia de Dios, también había algunos que no eran conscientes de la presencia de Dios en sus vidas, y por eso el apóstol Pablo les escribío:
1 Corintios 6.15–16 ¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo? ¿Quitaré, pues, los miembros de Cristo y los haré miembros de una ramera? De ningún modo. 16¿O no sabéis que el que se une con una ramera, es un cuerpo con ella? Porque dice: Los dos serán una sola carne.
Notemos que el apóstol ante el pecado que ellos están cometiendo, les exhorta diciéndoles que ellos son miembros de Cristo… Y ser miembros de Cristo en realidad significa que el Espíritu de Dios está en nosotros. Por esta razón, porque la presencia de Dios está en ellos pero no son conscientes, les insiste:
1 Corintios 6.18–19 Huid de la fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre cometa, está fuera del cuerpo; mas el que fornica, contra su propio cuerpo peca. 19¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?
Creo que esta es una de las razones por las cuales insistimos en cometer pecados, porque ignoramos o aún peor, menospreciamos la presencia de Dios en nuestras vidas.
Recuerdo una discípula en girardot que era cómplice del pecado de uno de sus hijos (Pues no lo corregía adecuadamente) y luego se la pasaba quejándose por las consecuencias de lo que él hacía. Hasta que en un tiempo de oración el Señor la tomó y comenzó a hablar en lenguas… Y tener esa experiencia de experimentar la presencia de Dios cambio su actitud y comportamiento. De andar preocupada y quejándose todo el tiempo Paso a vivir agradecida y alabando a Dios. Pero pasó un buen tiempo y comenzó a caer en lo mismo, y nuevamente el Señor la tomó, y al experimentar nuevamente su presencia volvió a cambiar su comportamiento.
Es que una cosa es tomar la escritura y leerla como si fuera un libro cualquiera, que nos da instrucciones para una mejor vida, y otra muy diferente ir a la escritura conscientes de la presencia de Dios en nuestras vidas, y de que es Dios quien nos habla a través de su palabra… O que es Dios quien nos habla a través de las autoridades que a colocado sobre nosotros. (Obviamente cuando estas hablan de acuerdo a la voluntad de Dios.)
También recuerdo unos discípulos aquí en Cali, cuando por primera vez en la iglesia hubo una manifestación de los dones espirituales, ellos quedaron asombrados y muy motivados, pues esa manifestación los hacía conscientes de la presencia de Dios, y por lo tanto de que su relación era con Dios, un Dios real y presente, y no simplemente con un grupo religioso.
El sólo ser conscientes de la presencia de Dios en nuestra vida de una manera continua, nos mantendría enfocados y deseosos de vivír haciendo la voluntad de Dios de manera continua.
Más de una vez pregunto: ¿Cuándo estabas haciendo eso que no debías, estabas siendo consciente de la presencia de Dios en tu vida? Y la respuesta que normalmente damos es: No, no estaba pensando en Dios, Él no estaba en ese momento en mis pensamientos.
El caso contrario lo podemos ver en un hombre que está a punto de morir:
Hechos de los Apóstoles 7.54–55 Oyendo estas cosas, se enfurecían en sus corazones, y crujían los dientes contra él. 55Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús que estaba a la diestra de Dios,
Y el estar lleno del Espíritu Santo siendo consciente de la presencia de Dios, esperándolo, esto le dio la fortaleza para morir apedreado sin ningún problema, tanto que su última oracion fue pidiendo perdón para los que lo mataban.
Es más, estoy convencido de que muchísimas veces cuando vienen situaciones difíciles, es porque solo en ellas nos acordamos de Dios. En el caso de los incrédulos y de los que niegan a Dios su expresion es “Hay Dios mío” cuando viene un temblor o algo terrible… El apóstol Pablo en una de esas situaciones supremamente grave, donde era imposible resolverla en su propia capacidad, entendió…
2 Corintios 1.9 Pero tuvimos en nosotros mismos sentencia de muerte, para que no confiásemos en nosotros mismos, sino en Dios que resucita a los muertos;
Tristemente cuando la cosa está muy complicada o imposible de resolver si nos acordamos de Dios, pero cuando las cosas van normales o van bien, tenemos la tendencia de ignorar la presencia de Dios y caer en pecado. La escritura nos muestra que ese fue el continuo proceder del pueblo de Israel, por eso podemos leer…
Salmo 78.34–35 Si los hacía morir, entonces buscaban a Dios; Entonces se volvían solícitos en busca suya,35 Y se acordaban de que Dios era su refugio, Y el Dios Altísimo su redentor.
Pero el problema es que no había rectitud al hacerlo…
Salmo 78.36–37 Pero le lisonjeaban con su boca, Y con su lengua le mentían; 37 Pues sus corazones no eran rectos con él, Ni estuvieron firmes en su pacto.
Hasta que de tanta rebeldía y menosprecio a su presencia, llegó el momento en que Dios se alejó de ellos…
Salmo 78.60–61 Dejó, por tanto, el tabernáculo de Silo, La tienda en que habitó entre los hombres, 61 Y entregó a cautiverio su poderío, Y su gloria en mano del enemigo.
¿EN VERDAD ESTAMOS DISFRUTANDO LA PRESENCIA DE DIOS EN NUESTRA VIDA?
Si hemos nacido de nuevo no hay duda que la presencia de Dios está en nosotros, sin embargo, ser conscientes de la presencia de Dios es mucho más que simplemente saber que Él está con nosotros…
Porque hay quien puede pensar que Dios está con él, pero que ese Dios que está con el no hace las cosas bien, por lo tanto ser consciente de que Dios está con él no trae alegría a su corazón sino más bien queja.
La escritura nos habla de un personaje llamado Asaf, el cual era consciente de la soberanía de Dios. Y como sabía que Dios era responsable de lo que pasaba a su alrededor por esa razón lo culpaba por su mala situación, mientras que Dios de manera injusta, según el, bendecia a los malos.
Y estando convencido de la maldad de Dios, (porque eso es lo que en realidad estába pensando) se atreve a decir:
Salmo 73.13–14 Verdaderamente en vano he limpiado mi corazón, y lavado mis manos en inocencia; 14 Pues he sido azotado todo el día, y castigado todas las mañanas.
Se está lamentando de haber corregido su vida, de haber hecho lo correcto, de haber obedecido a Dios. pues todavía la estaba pasando mal.
Pero esta clase de pensamientos no son exclusivos de el, hay muchos creyentes conscientes de la presencia de Dios es decir de su soberanía, que se lamentan de haber hecho la voluntad de Dios, pues los resultados obtenidos no son lo que ellos esperaban.
“Yo que me porto bien, que soy fiel financieramente con Dios, sin embargo ando en escases mientras que este ladrón goza de abundancia”
“Yo que me porto bien con Dios, yo que nunca he fornicado y no encuentro novia, sin embargo este sinvergüenza fornicario la mujer tan hermosa que tiene”
“Yo que me porto bien con mi padre, que lo respeto, que colaboro financieramente en la casa, y sin embargo en lugar de reconocer y agradecer me exigen más… mientras que los demás de la casa no ayudan y no les dicen nada”
Igual a ellos hay muchos cristianos que pueden decir que están en la presencia de Dios, o que están pegaditos al Señor, sin embargo hablan cosas en contra de la escritura, manifiestan su rebeldía, manifiestan su queja, su preocupación, lo cual hace evidente que…
No estan pensando como Dios quiere que piensen, no están creyendo lo prometido por Dios, por lo tanto no pueden dar gracias sintiéndose agradecidos, y mucho menos tener una alabanza genuina que salga de su corazón. Sin embargo se engañan al pensar que están pegados de Dios.
Después de tanta quéja, qué como dije en realidad significa que pensamos que Dios está haciendo las cosas mal, o que Dios no está haciendo nada, el salmista al fin escribe:
Salmo 73.17 Hasta que entrando en el santuario de Dios, comprendí el fin de ellos… Y luego… 22Tan torpe era yo, que no entendía; Era como una bestia delante de ti.
Cuando realmente entrò en la presencia de Dios pudo ver las cosas como Dios las ve, y entonces entendió que estaba completamente equivocado…
Entrar en la presencia de Dios para ellos, es el equivalente a que nosotros estemos llenos del Espíritu Santo. Y siendo las palabras del Señor Espíritu y Vida, entonces estar llenos del Espíritu Santo en realidad significa estar lleno de la palabra de Dios.
Y cuando realmente estoy pegado de Dios, entonces aceptó la fidelidad de su palabra y de sus promesas, lo cual nos permite ver las cosas como Dios las ve… Y al creer en esa realidad el resultado será una genuina alabanza por el favor de Dios.
Y por esto cuando el salmista entro en la presencia de Dios al final escribió:
Salmo 73.28 Pero en cuanto a mí, el acercarme a Dios es el bien; He puesto en Jehová el Señor mi esperanza, Para contar todas tus obras.
Entendió que contrario a pensar que había perdido el tiempo al hacer caso a Dios, lo que en realidad había hecho era lo mejor que podia hacer con su vida.
Eso en otras palabras quiere decir; que quien realmente está en la presencia de Dios, quien realmente está pegado del Señor, ve las cosas como Dios las ve y por supuesto las palabras de Dios habla.
Es importante tener esto claro, porque algunos que manifiestan estar en la presencia de Dios, al no estar llenos de la paz, la fortaleza y el gozo que Dios da, lo que ellos deberían manifestar no es que están pegados de Dios, sino que están tratando de llegar a su presencia o de ser llenos del Espíritu Santo. La recomendación cuando estamos en esa situacion según la escritura es:
Santiago 5.13 ¿Está alguno entre vosotros afligido? Haga oración. ¿Está alguno alegre? Cante alabanzas.
Pero: ¿Qué es hacer oración? Es importante tenerlo claro porque algunos manifiestan estar orando de manera continua pero no experimentan los buenos resultados de su oración… Es decir; su preocupación o afliccion continúa a pesar de estar orando de manera continua.
El problema es que algunos olvidan que orar es conversar con Dios, y sólo se limitan a pedir insistentemente lo que ellos creen mejor para su vida, o para las personas que aman y afectan mucho su vida.
La oración en realidad es conversación con Dios. Sin embargo en la conversación con Dios algunos tienen el mismo problema que tienen cuando conversan con sus semejantes, y por esta razón su conversación con Dios no los beneficia en lo más mínimo.
Pero: ¿Por qué digo esto? Porque la escritura dice varias cosas que debemos tener en cuenta cuando conversamos con nuestros semejantes, y eso con más razón debemos aplicarlo cuando hablamos con Dios. Por ejemplo, dice la escritura:
Proverbios 18.13 Al que responde palabra antes de oír, le es fatuidad y oprobio.
¿Nos ha pasado eso, nos han hecho eso o lo hemos hecho a otros? ¿Cuándo sucede esto?
Esto sucede cuando la persona no quiere conocer la verdad pues esta empecinado en hacer valer su razones, (el objetivo no es aprender sino ganar la discusión) por esta razón contesta antes de oir lo que el otro tiene que decirle, o no pone atención a lo que le están diciendo, y contesta lo que él insiste en que sea tomado como verdad. De tal manera que tenemos que decir, o nos dicen: ”Pero es que no me estás escuchando” o ”Ya te lo explicado varias veces”
Eso en primer lugar no es un diálogo. Y quien así actúa está mostrando que es fatuo, qué quiere decir que le falta entendimiento. Y el resultado de su necedad es que al final recibirá oprobio, es decir vergüenza o deshonra pública. (La gente va a notar que estás hablando sin entendimiento sin tener la razón, y te verán como lo que eres.)
Ahora: Si el Señor dice en su palabra de manera muy clara que: Todas las cosas ayudan a bien. Estará bien que nosotros vayamos al Señor a decirle: “Señor mira este problema tan grande, que desgracia, por favor ayúdame”
Es decir; quien está orando de esta manera: ¿Está escuchando lo que el Señor le está diciendo, estára teniendo en cuenta lo que es claro en su palabra? O ¿Estará hablando con el Señor siendo sordo a sus palabras y sin entendimiento?
Usted podrá pensar: Pero es que de verdad yo me siento así, es decir pienso que tengo un problema muy serio. Está bien, usted puede creer eso, y por eso usted se siente afligido, pero lo que la escritura nos dice es, que en ese momento debo conversar con Dios y por supuesto la conversación con Dios no es para convencer a Dios de que haga lo que yo quiero o pienso que es mejor, si no para poder entender lo que Dios en realidad está haciendo…
Y cuando eso suceda, cuando escuchemos y creamos su palabra nos daremos cuenta que no hay razón para estar afligidos, todo lo contrario, pues como todas las cosas que nos suceden estas diseñadas por Dios sólo para bendecirnos, entonces encontraremos razones para alabarle.
Pero si en lugar de escuchar lo que Dios dice y creerlo, insistimos en que Dios haga lo que creemos mejor, entonces es bueno que tengamos en cuenta que también la escritura dice:
Mateo 12:36 al 37 Mas yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio. 37Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado.
Lo cual quiere decir que nuestra necia oración sólo será una evidencia de un corazón malo de incredulidad… O en el menor de los casos de una gran ignorancia acerca lo que Dios ha prometido hacer con nosotros. La escritura también dice:
Lucas 19:22 Entonces él le dijo: Mal siervo, por tu propia boca te juzgo.
Son las palabras dichas a un mal siervo, que era mal siervo porque que tenía malos pensamientos acerca de su amo. Y eso es lo que podemos estar manifestando al hablar descuidadamente, de manera impulsiva, y sin pensar en lo que Dios ya nos ha dicho.
Lo vimos en Asaf, hasta que entrando en el Santuario de Dios vio la verdad y terminó alabando al Señor.
Si cuando estamos afligidos al orar no salimos de nuestra aflicción, entonces no estamos escuchando a Dios o no le estamos creyendo, y entonces hay que insistir en oración para entenderle y creerle, lo cual va a producir alabanza en nuestro corazón.
La escritura nos cuenta que el apóstol Pablo ante cierta difícil situación oro tres veces al Señor. Lo mismo nos cuenta acerca de Jesús el cual en el huerto oro tres veces. Pero la clave no es orar tres veces, la clave es orar, es decir, conversar con Dios hasta que entendamos la respuesta.
No digo hasta que Dios nos responda, porque lo normal es que Dios responde pero nosotros no entendemos, porque estamos obstinados en que la respuesta debe ser la que nosotros queremos, y cuando lo que él nos dice no es igual a lo que esperamos, entonces no nos parece que sea su respuesta.
Ahora respecto de la aflición hay que hacer una aclaración, pues hay cierta clase de tristeza que es legítima delante de Dios.
El contexto del pasaje que vamos a ver está hablando de que el apóstol Pablo les escribió una carta a los Corintios, y ellos se sintieron muy tristes por el regaño recibido, pues estaban haciendo las cosas mal… Y luego el apóstol les vuelve a escribir:
2 Corintios 7.9 Ahora me gozo, no porque hayáis sido contristados, sino porque fuisteis contristados para arrepentimiento; porque habéis sido contristados según Dios, para que ninguna pérdida padecieseis por nuestra parte.
Les dice que se alegra, no por la tristeza que produjo el regaño, sino porque el regaño trajo en ellos un cambio que les permitiría disfrutar de la bendición de Dios.
No nos da mucha información pero posiblemente como estaban fornicando dejaron de fornicar; o como estaban tomando la cena indignamente dejaron de hacerlo; o como estaban peleando entre ellos a ver cuál era el mejor, dejaron de hacerlo; o cómo estaban ejerciendo los dones en un completo desorden organizaron su reuniones; o como no estaban cumpliendo con sus diezmos o sus ofrendas comenzaron a hacerlo… Y obviamente todas esas correcciones, todas traen bendición.
Pero luego les hace una aclaración importante acerca de la tristeza que a veces sentimos:
2 Corintios 7.10 Porque la tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación, de que no hay que arrepentirse; pero la tristeza del mundo produce muerte.
Les dice que hay dos clases de tristeza, la tristeza según Dios es la tristeza que sentimos cuando somos exhortados o aún disciplinados por nuestros pecados, y eso hace que cambiemos nuestra manera de actuar, lo cual traerá bendición a nuestra vida.
Es decir la tristeza según Dios es la tristeza que sentimos cuando reconocemos nuestros pecados. Pero la otra clase de tristeza, la tristeza del mundo, es la tristeza que sentimos cuando perdemos o no logramos obtener ciertas cosas que el mundo nos ofrece.
Que no pudo salir a vacaciones, que no pudo comprarse tal cosa, que le robaron tal otra, que lo insultaron, que peleo con el novio, que no le pagaron el sueldo, que no lo invitaron al cine, etc.
Y como la tristeza del mundo produce muerte, orar de manera insistente por obtener o recuperar aquellas cosas del mundo sería un gran error, porque sería una oración a favor de proteger nuestros ídolos, nuestra idolatría, nuestro pecado.
La oración frente a estas cosas debe ser un simple; ”si es tu voluntad” Y después de orar olvidarse con la certeza de que Dios hará sólo lo que convenga a nuestra vida espiritual. Así dice:
Filipenses 4.6–7 Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. 7Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.
Pida, agradezca, y descanse sabiendo que Dios hará lo mejor.
Ahora; respecto de aprender a alabar a Dios, podemos ver en la escritura que puede ocurrir de dos maneras diferentes.
Éxodo 14.30–31 Así salvó Jehová aquel día a Israel de mano de los egipcios; e Israel vio a los egipcios muertos a la orilla del mar. 31Y vio Israel aquel grande hecho que Jehová ejecutó contra los egipcios; y el pueblo temió a Jehová, y creyeron a Jehová y a Moisés su siervo.
Un pueblo incrédulo, temeroso, si algo caminaron en obediencia fue porque siguieron a Moisés… Pero después de ver los maravillosos resultados el pueblo reconoció al Señor y a Moisés como su siervo. Como consecuencia de eso:
Éxodo 15.1-2 Entonces cantó Moisés y los hijos de Israel este cántico a Jehová, y dijeron: Cantaré yo a Jehová, porque se ha magnificado grandemente; Ha echado en el mar al caballo y al jinete. 2 Jehová es mi fortaleza y mi cántico, Y ha sido mi salvación. Este es mi Dios, y lo alabaré; Dios de mi padre, y lo enalteceré.
Como la alabanza es el resultado de reconocer la verdad de lo que Dios es, ha hecho y hace por nosotros, cuando somos incrédulos a veces es necesario que primero veamos los resultados y estos nos llevan a alabar a Dios.
Pero ojo, a veces vienen los resultados y la gente se roba la gloria, y en lugar de alabar a Dios se llenan de orgullo. Por esta razón a veces Dios actúa de la siguiente manera:
Jueces 7.2 Y Jehová dijo a Gedeón: El pueblo que está contigo es mucho para que yo entregue a los madianitas en su mano, no sea que se alabe Israel contra mí, diciendo: Mi mano me ha salvado.
Es decir como mencioné, cómo lo reconocio el apóstol Pablo, a veces es necesario que Dios nos lleve a ver nuestra total incapacidad de solucionar un asunto, para que cuando se solucione nos veamos obligados a darle la gloria a Él y por lo tanto le alabemos.
En otra ocasión nos cuenta la escritura:
Levítico 9.24 Y salió fuego de delante de Jehová, y consumió el holocausto con las grosuras sobre el altar; y viéndolo todo el pueblo, alabaron, y se postraron sobre sus rostros.
Fueron muchas las manifestaciones similares, milagrosas, donde era difícil, aunque no imposible, robarle la gloria a Dios… Y por eso en la escritura Dios les dijo:
Deuteronomio 10.20–21 A Jehová tu Dios temerás, a él solo servirás, a él seguirás, y por su nombre jurarás. 21El es el objeto de tu alabanza, y él es tu Dios, que ha hecho contigo estas cosas grandes y terribles que tus ojos han visto.
Cuando digo que es difícil aunque no imposible robarle la gloria a Dios ante manifestaciones poderosas, es porque la escritura nos muestra que cuando la tierra se abrió y se tragó a los rebeldes como una muestra del respaldo de Dios a su autoridad, que era Moisés…
Números 16.32–33 Abrió la tierra su boca, y los tragó a ellos, a sus casas, a todos los hombres de Coré, y a todos sus bienes. 33Y ellos, con todo lo que tenían, descendieron vivos al Seol, y los cubrió la tierra, y perecieron de en medio de la congregación.
Sin embargo al día siguiente:
Números 16.41 El día siguiente, toda la congregación de los hijos de Israel murmuró contra Moisés y Aarón, diciendo: Vosotros habéis dado muerte al pueblo de Jehová.
Eso es robarle la gloria a Dios. No reconocer que es Dios quien está actuando. Hay gente a la que Dios la disciplina económicamente o de alguna manera, y en lugar de reconocer que es Dios quien los está tratando, le echan la culpa a los demás o a las circunstancias de tal manera que ni reconocen ni cambian su mal proceder.
Pero cuando reconocemos que es Dios quien hace las cosas, y que siempre es para favorecer nuestra vida espiritual, entonces si apreciamos nuestra vida espiritual será fácil alabarle…
Sin embargo cuando ya hemos vivido y experimentado la bendición de Dios… No debemos esperar a que cierta circunstancia sea resuelta para alabar a Dios. Pues debemos confiar lo suficiente para alabarle sólo por el hecho de conocer las promesas que nos ha dado.
Salmo 42.5 ¿Por qué te abates, oh alma mía, y te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, Salvación mía y Dios mío.
Esto lo vimos cuando el pueblo salía a la guerra, antes de la victoria ya estaban alabando a Dios y eso precisamente trajo la victoria. También es evidente en el caso de los apóstoles que estando presos alababan al Señor y eso trajo la victoria.
Y eso quiere decir, que de manera continua debemos alabar a nuestro buen Dios… pero debemos hacerlo de manera correcta.
Salmo 33.1–3 Alegraos, oh justos, en Jehová; En los íntegros es hermosa la alabanza.2 Aclamad a Jehová con arpa; Cantadle con salterio y decacordio. 3 Cantadle cántico nuevo; Hacedlo bien, tañendo con júbilo.