PARA QUE SEPÁIS – PARTE 9

PARA QUE SEPÁIS 9

I. INTRODUCCIÓN

Les decía en el estudio anterior, que el primer mandamiento del diablo es: “No le hagas caso a Dios más bien busca tu propio beneficio” Y el argumento con que Satanás a convencido a los hombres, es que los mandamientos de Dios son un estorbo para disfrutar de la vida, y no hay duda que la mayoría de los hombres que comienzan a conocer la escritura y el cristianismo, esa es la conclusión a la que llegan, que los mandamientos de Dios les estorban y por eso se alejan de el, como tampoco hay duda, que cuando los cristianos desobedecemos a Dios, es porque consideramos que sus mandamientos nos estorban para lograr nuestros objetivos.

Y cuando digo que es el primer mandamiento de Satanás, es porque eso es lo primero que él le enseñó a Adán y Eva: “No hagas caso a Dios, come del árbol para ser semejante a Dios” Y de allí en adelante los hombres viven decidiendo acerca de sus vidas como si fueran Dios.

Eso es también lo primero le que dice Satanás a Jesús cuando él está ayunando para comenzar su ministerio, y Satanás le dice que convierta las piedras en pan para saciar su hambre. Y aunque parece ser un deseo legitimo lo que en realidad le esta diciendo es: En lugar de hacerle caso a Dios, use el poder que tiene en su propio beneficio.

En el caso de Adán y Eva, logra sacarlos del propósito de Dios trayendo la condenación a todos los hombres, y con Jesucristo lo que trata de hacer es; sacarlo del propósito por el cual había venido de salvar a los hombres.

Eso si ponemos atención, quiere decir que el plan de Satanás y el plan de Dios, ambos giran alrededor de lo mas importante que existe para el hombre, y eso es la salvación. Donde Satanás hace todo lo que “pueda” para mantener condenado al hombre, y donde el Señor Jesús también hace lo posible para que los hombres se puedan salvar.

La verdad, esto que acabo de mencionar es de las verdades más importantes que los hombres deberíamos entender, pues si entendiéramos el verdadero valor de la salvación, entonces nos sería muy, pero muy fácil entender el amor, la justicia y la misericordia de Dios, sin importar la clase de vida o las cosas que través de ella nos puedan pasar.

Porque es tan importante la salvación, que por eso Satanás no tiene problema en darle a los hombres todo lo que ellos deseen con tal de mantenerlos lejos de Dios. Y Dios tampoco tiene problema en tratar a los hombres y aun si fuera necesario quitarles todo lo que tienen, para que aprovechen la salvación.

Ahora; cuando Satanás no obtiene resultados en su primer ataque contra el Señor Jesús, usa una segunda estrategia, y le dice:

Mateo 4.5–6 Entonces el diablo le llevó a la santa ciudad, y le puso sobre el pináculo del templo, 6y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate abajo; porque escrito está: A sus ángeles mandará acerca de ti, y, En sus manos te sostendrán,
Para que no tropieces con tu pie en piedra.

Pero: ¿Cuál es el propósito de este desafío? Le dice: “Si eres hijo de Dios”. Esta misma frase la dijo en la primera tentación, y lo desafía, a que si es un hijo de Dios, si verdaderamente es un hijo de Dios entonces puede obtener de Dios su padre las cosas que desea.

Pero esta forma de atacar no ha sido usada sólo contra Jesús, pues es evidente que muchísimos cristianos en más de una ocasión se cuestionan, que si son hijos de Dios, porque entonces no pueden obtener las cosas que desean… Y cuando esto sucede, cuando pensamos de esa manera, es evidente que hemos perdido de vista el verdadero objetivo de nuestra vida.

Si nos preguntamos: ¿Cómo hijos de Dios podemos gozar del privilegio de ser hijos de Dios? Y la respuesta es si. Por un lado tenemos los mismos beneficios que muchos que no son hijos de Dios tienen, como sustento y abrigo, pero por otro lado tenemos algo supremamente valioso que es sólo para sus hijos, y es el enorme beneficio de la salvación.

Y lo que Satanás pretende hacer es, que al no lograr desviar a Jesús de su propósito de obedecer a Dios como hizo con Adán y Eva, entonces pretende engañar a Jesús para que como hijo de Dios aproveche sus privilegios y pida tonterías, llevándolo así a desviarse del verdadero objetivo por el cual vino.

Porque es una tontería lo que le está diciendo, que se tire de la parte más alta del templo para que Dios Padre le haga el milagro de mandar a sus ángeles a sostenerlo… Pero el verdadero propósito de Satanás es que Jesús se olvide del plan de salvación, y viva la vida con el respaldo de Dios obteniendo todas las cosas que él desea que cree que le pueden hacer feliz.

Al ver esto, yo creo que el segundo mandamiento de Satanás es: Olvídate del plan de salvación y vive tu vida disfrutando de toda la riqueza y toda la bendición que tu padre de Dios te puede dar.

El primer mandamiento de satanás es para vivirlo fuera de la iglesia… “No le hagas caso Dios busca tu beneficio” El segundo mandamiento es para ser vivido dentro de las iglesias… “No te preocupes Dios arreglará tus problemas” ”No te preocupes Dios cambiará a tu marido” “No te preocupes Dios cambiará a tus hijos” “No te preocupes Dios sanará tu enfermedad” Y con el tiempo llegan a pensar… ”Mi padre Dios es el dueño del oro y de la plata, por lo tanto su hijo que soy yo, voy a ser inmensamente rico”

Y no hay duda que ese mensaje suena muy atractivo para muchos que comienzan a acercarse a Dios, Y no hay duda que ese es el ofrecimiento de muchas iglesias.

Y para respaldar esta equivocada manera de vivir se usan ciertos pasajes de la escritura por supuesto fuera de contexto, como por ejemplo:

Lucas 1.37 porque nada hay imposible para Dios.

Y entonces al creyente que no conoce la escritura al presentar cualquier clase de necesidad le dicen que no se preocupe que Dios lo va a suplir porque nada es imposible para Dios. O esta otra:

Marcos 10.27 Entonces Jesús, mirándolos, dijo: Para los hombres es imposible, mas para Dios, no; porque todas las cosas son posibles para Dios.

Pero sacan de contexto estas frases para convencer a sus seguidores, que todas las cosas que ellos desean son posibles, porque para Dios no hay nada imposible… Y si al pedir estas cosas que desean no funciona, entonces el siguiente paso es:

Marcos 9.23 Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es posible.

Como quien dice hay que ponerle más fe para que el asunto funcione, y aún llegan a enseñar que la fe se demuestra dando dinero, haciendo pactos con Dios…y cuando están llenos de fe terminan diciendo:

Filipenses 4.13 Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.

Como hijo de Dios todo lo puedo en Cristo, por lo tanto puedo hacer que el negocio funcione, puedo hacer que la salud mejore, puedo lograr todo lo que quiera, pues todo lo puedo en Cristo.

Sin embargo cuando la escritura dice que nada hay imposible para Dios, se refiere a que Dios puede hacer cualquier cosa que esté dentro de su voluntad.

Es decir; se sobre entiende que Dios no hace cosas en contra de sus deseos. Por ejemplo; Dios no puede mentir, Dios no puede ser injusto, y más importante aún, Dios no puede hacer nada que dificulte nuestra salvación.

Eso quiere decir, que si alguien desea algo que no es la voluntad de Dios porque Dios tiene planes mejores, y se lo pide a Dios, pues obviamente Dios no se lo va a dar. Sin embargo a esta persona le queda la opción de hacerle caso al diablo para obtener lo que desea.

¿Y porque Dios no responde oraciones equivocadas mientras que el diablo si? Porque Dios quiere que aprovechemos la salvación y salvemos a otros, mientras que el diablo quiere que nos olvidemos de nuestra salvación, y de la de los otros, para según el, no complicarnos la vida y vivir felices.

Porque siendo tan, pero tan importante este asunto de la salvación, tanto que satanás trabaja solo en función de que la perdamos, y Jesús en función de que lo aprovechemos…¿Por qué los hombres y aun los cristianos con tanta facilidad se olvidan de la salvación?

Creo que parte de la respuesta, como lo vimos en el estudio anterior, es el concepto tan equivocado que los hombres tenemos acerca del amor.

Y: ¿De dónde sale ese concepto tan equivocado del amor? Sencillo, qué creen ustedes que pensó adán y Eva cuando Satanás les dice: “No hagas caso a esto porque esto es muchísimo mejor”… Sencillo, pensamos que esa persona que nos está dando cosas mejores nos ama más.

Que piensa un niño de padres separados, cuando el padre con el que vive quiere enseñarle disciplina y el que no vive con él, lo saca cada 15 días para que haga lo que le da la gana… ¿Según el niño quien lo amas más?… Según el niño el que se la pone más fácil y agradable. ¿Pero qué es más beneficioso para el niño, aprender buenas cosas o aprender a hacer lo que le da la gana?

Esa es exactamente la estrategia que usó Satanás con Adán y Eva, porque en realidad fue Satanás quien corrompió el concepto del amor, para con ese falso amor destruir a los hombres.

Les daba el ejemplo de un mal marido que hace cosas que perjudican a la familia en todo sentido aún espiritualmente, pero qué se lava las manos diciéndoles que los ama… Ese es el mismo amor corrompido enseñado por Satanás… Y a veces son tan simples algunas mujeres que se aguantan toda esa desobediencia a Dios, por el simple hecho de escuchar que les dicen que las aman…

Pero contrario a este falso concepto de amor, vemos que la escritura dice con toda claridad en la carta que estamos estudiando:

1 Juan 3.16 En esto hemos conocido el amor, en que él puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos.

La clave para evaluar el amor está en ver las cosas que hacen los demás para beneficiarnos, pero no como Satanás, que hace muchas cosas para entretener a los hombres mientras caminan hacia la condenación, sino como Jesús que puso su vida por nosotros para salvarnos.

Agregando que si nosotros amamos de verdad, entonces debemos hacer lo que este a nuestro alcance para que otros también se salven.

Luego de decir esto, la escritura, es decir Dios nos da un ejemplo de lo que es el verdadero amor, usando como ejemplo algo que los hombres en el mundo aprecian muchísimo,, y por esto dice:

1 Juan 3.17 Pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad, y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él?

Es fácil entender el amor de otra persona cuando usted teniendo una necesidad legítima muy grande, esa persona le regala el dinero para suplirla… Pero qué pensaría usted, si teniendo una gran y legítima necesidad, (es decir no un capricho) y esa persona que puede ayudarte sin ningún problema se niega a hacerlo… Es decir: ¿Creerías en el amor de esa persona que pudiéndote ayudar no lo hace? Por supuesto que no.

Ahora; traten de imaginar lo grave que es que una persona vaya rumbo la condenación eterna y que nosotros teniendo la oportunidad de darle la opción de salvación no lo hagamos, por temor o por no querer complicarnos la vida. Es decir, si pudiendo darle dinero a alguien para suplir una necesidad temporal, no hacerlo es evidencia de que el amor de Dios no está en nuestro corazón…

Cómo será de grande la falta de amor en nosotros, si teniendo la salvación eterna no la compartimos con aquellos que la necesitan! Y por eso la escritura para que no caigamos en semejante falta de amor y pecado, continúa diciendo:

1 Juan 3.18 Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad.

Si debes y puedes ayudar a tu hermano económicamente y no lo haces, por más cuentos que le eches no lo estás amando con el amor de Dios. Y si debes y puedes hacer algo para que otros se acerquen a Jesús, y no lo haces, no estás apreciando tu salvación, ni el amor de Dios, y como consecuencia tampoco estas amando con el amor de Dios, y eso es grave porque ese amor debe se una evidencia de tener vida eterna. Unos versos atrás dice:

1 Juan 3.14 Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida, en que amamos a los hermanos. El que no ama a su hermano, permanece en muerte.

Es decir, no es posible amarlos de verdad sino les compartimos el mensaje de salvación.

Por esta misma razón, por la importancia de este asunto, es que cuando compartimos el mensaje de salvación, cuando invitamos, cuando damos oportunidad a que otros conozcan al Señor… La escritura dice:

1 Juan 3.19–20 De esta manera sabremos que somos de la verdad, y podremos sentirnos seguros delante de Dios; 20pues si nuestro corazón nos acusa de algo, Dios es más grande que nuestro corazón, y lo sabe todo.

Vivir haciendo la voluntad de Dios es lo que nos confirma que somos verdaderos hijos de Dios… Pero si no compartimos de su amor, si no hacemos su voluntad y nuestro corazón nos acusa… Tratemos de imaginar que si muestro poco conocimiento nos hace ver nuestro pecado, cómo será la grandeza de nuestro pecado cuando Dios que todo lo sabe, nos ve? Lo contrario a esto es…

1 Juan 3.21–22 Amados, si nuestro corazón no nos reprende, confianza tenemos en Dios; 22y cualquiera cosa que pidiéremos la recibiremos de él, porque guardamos sus mandamientos, y hacemos las cosas que son agradables delante de él.

Pero si nuestro corazón no nos reprende porque estamos amando verdaderamente a los demás… Sabemos que podemos pedirle a Dios las cosas que necesitamos, para poder seguir amando a los demás, y dice; que las recibiremos porque estamos siendo obedientes a el.

Por supuesto esta obediencia que nos permite pedir a Dios cualquier cosa, sobra decir que las peticiones tienen que estar dentro de su voluntad… Para que nos permita seguir guardando sus mandamientos y hacer las cosas que a él le agradan…

Y nuevamente insistiendo sobre lo mismo continua diciendo:

1 Juan 3.23–24 Y este es su mandamiento: Que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y nos amemos unos a otros como nos lo ha mandado. 24Y el que guarda sus mandamientos, permanece en Dios, y Dios en él. Y en esto sabemos que él permanece en nosotros, por el Espíritu que nos ha dado.

A veces pensamos en muchos mandamientos pero en varias ocasiones el Señor Jesús y la escritura lo resumen en un solo asunto. Por eso leemos:

Y este es su mandamiento… Que creamos en el nombre de Jesús… Y: ¿Qué pasa cuando creemos en el nombre de Jesús? Cuando creemos en el nombre de Jesús obtenemos la salvación, por lo cual podemos decir que su mandamiento es que nos salvemos.

Nos salvamos cuando creemos en Jesús, y cuando guardamos sus mandamientos disfrutamos de esa salvación que transforma nuestra vida.

Si ustedes han estado atentos al estudio de esta carta, si la han leído, podrán darse cuenta que el apóstol repite y repite y repite las mismas cosas todo el tiempo.

Insiste en el amor de Dios por nosotros, insiste en que debemos amar a los demás, insiste en que debemos compartir la salvación, insiste en que debemos guardar los mandamientos, insiste en que el mandamiento es que salvemos a los demás, insiste en que no debemos dejar desviarnos de los anti cristos… Y eso es precisamente lo que vuelve y repite al comienzo del capítulo cuatro.

Estas repeticiones nos pueden parecer cansonas, aburridas, podemos decir; “A eso ya lo sé” Sin embargo yo tengo la certeza de que si la escritura repite y repite y repite lo mismo, es porque Dios sabe que somos muy necios y muy incrédulos y repite para que no nos perdamos la bendición.

Por ejemplo: Cuántos de ustedes que han oído que el verdadero amor es compartir el mensaje de salvación… ¿Ya lo están compartiendo? O ¿A cuantas personas han insistido en invitar para traer a la iglesia para que escuchen el mensaje de salvación?

O tal vez debería preguntar: ¿Cuántos de ustedes realmente no creen que ese sea un mandato de Dios?

Y tal vez por esto es que el apóstol vuelve e insiste en mencionar, a los que buscar torcer el mensaje de Dios, y dice:

1 Juan 4.1 Queridos hermanos, no crean ustedes a todos los que dicen estar inspirados por Dios, sino pónganlos a prueba, a ver si el espíritu que hay en ellos es de Dios o no. Porque el mundo está lleno de falsos profetas.

El mensaje es claro; no todo el que dice estar dando un mensaje de parte de Dios en verdad está hablando de parte de Dios, por eso la necesidad de probar si están hablando guiados por el Espíritu Santo o por el espíritu del anticristo. Pero: ¿Cómo hacerlo? El apóstol continúa:

1 Juan 4.2–3 De esta manera pueden ustedes saber quién tiene el Espíritu de Dios: todo el que reconoce que Jesucristo vino como hombre verdadero, tiene el Espíritu de Dios. 3El que no reconoce así a Jesús, no tiene el Espíritu de Dios; al contrario, tiene el espíritu del Anticristo. Ustedes han oído que ese espíritu ha de venir; pues bien, ya está en el mundo.

¿Cómo podemos hacer ese examen? En este caso el apóstol está mencionando que los hombres inspirados por Dios van a reconocer que Jesús vino como hombre verdadero.

¿Y porque es esta una prueba de que están hablando de parte de Dios? Sencillo: Porque la escritura dice que Jesús vendría como hombre. La profecía dice así:

Deuteronomio 18.15,18–19 Profeta de en medio de ti, de tus hermanos, como yo, te levantará Jehová tu Dios; a él oiréis… (Y un poco más adelante) 18Profeta les levantaré de en medio de sus hermanos, como tú; y pondré mis palabras en su boca, y él les hablará todo lo que yo le mandare. 19Mas a cualquiera que no oyere mis palabras que él hablare en mi nombre, yo le pediré cuenta.

La profecía dice que el profeta, es decir Jesús vendría del pueblo de Israel, que sería un hombre como Moisés, y que el mensaje que el diera es el que tenemos que aceptar, y quien no lo hiciera tendría que arreglar cuentas con Dios.

Eso en términos generales quiere decir, que para comprobar si alguien está hablando de parte de Dios, su mensaje tiene que estar de acuerdo a lo que enseña la escritura.

Esto puede ser difícil de comprobar para aquel que no conoce la escritura, porque aunque existe la promesa de que si una persona desea hacer la voluntad de Dios, reconocerá un mensaje cuando es de Dios… A veces puede pasar que creemos estar dispuestos a hacer la voluntad de Dios pero no es cierto, y por eso no logramos distinguir un mensaje verdadero del falso, y entonces allí es donde es muy importante conocer muy bien la escritura para poder evaluar el mensaje que estamos recibiendo.

De la importancia de este asunto también habla el apóstol Pedro cuando cuenta su testimonio pues dice:

2 Pedro 1.16 Porque no os hemos dado a conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo siguiendo fábulas artificiosas, sino como habiendo visto con nuestros propios ojos su majestad.

Al igual que el apóstol Juan, Pedro dice que lo que nos comparte acerca del Señor Jesús, no son cuentos, sino lo que el vio, de hecho tenemos todo un evangelio que habla de las cosas que el apóstol Pedro vio…

Sin embargo además de su testimonio personal, el apóstol asegura que tenemos las escrituras para corroborar la veracidad de los mensajes, pues dice:

2 Pedro 1.19 Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones;

Más adelante dice que esa palabra profética segura tiene sólo una interpretación. Sabemos que la escritura se interpreta así misma, y cuando dice que tenemos que estar atentos a lo que ella enseña… “Hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones”

Se refiere a que debe llegar el día en que habiendo sido sanada por completo nuestra alma, podamos escuchar con perfecta claridad la voz de Dios, qué nos dirija en cada cosa que hagamos.. Pero mientras eso sucede, tenemos la palabra escrita a la cual debemos estar atentos, hasta que ocurra esa perfecta sanidad que nos permita escuchar de manera muy clara su voz.

Eso en otras palabras quiere decir, que cada sentir, cada revelación, cada idea que usted crea que proviene de Dios debe ser revisada a la luz de la palabra escrita, para ver si el mensaje es o no de Dios.

En temas anteriores les preguntaba qué tan sensibles o que tanto están escuchando ustedes la dirección del Espíritu Santo, porque la promesa que Dios nos ha dado es que recibiremos dirección para vivir a través del Espíritu Santo, y el estudio y el conocimiento de la palabra hace fácil poder reconocer la voz de Dios.

Ahora; de manera particular en este párrafo del apóstol Juan, el menciona que una de las señales es que Jesús sea reconocido como un hombre verdadero.

No menciona el apóstol la razones por las cuales está insistiendo en la importancia de reconocer esta verdad, es decir no dice con claridad cuales son las falsas doctrinas acerca de este asunto que estaban siendo enseñadas en esa época, sin embargo esta es una verdad muy importante que debe ser reconocida por varias razones.

La primera que ya mencioné, es que Jesús debe ser reconocido como un hombre verdadero porque la escritura profetizo que Dios hecho hombre iba a venir, y que el mensaje que él diera era el mensaje ante el cual todos debíamos responder.

El mensaje de Jesús implica un cambio, donde el viejo pacto es dejado atrás y es instaurado el Nuevo Pacto, a través del cual debemos relacionarnos él, es por esto que en la carta a los hebreos advierte:

Hebreos 2.1–4 Por tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos. 2Porque si la palabra dicha por medio de los ángeles fue firme, y toda transgresión y desobediencia recibió justa retribución, 3¿cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande? La cual, habiendo sido anunciada primeramente por el Señor, nos fue confirmada por los que oyeron, 4testificando Dios juntamente con ellos, con señales y prodigios y diversos milagros y repartimientos del Espíritu Santo según su voluntad.

Es por esta razón que quien insiste en relacionarse con Dios a través del viejo pacto, quien insiste en cumplir con los rituales o mandatos, quien insiste en hacer válidas esas viejas promesas, se va a perder, porque está despreciando a Jesús y el Nuevo Pacto.

Además; si pensamos en el aspecto legal, es decir en lo que se requiere para que los hombres sean perdonados, pues es apenas lógico que si los hombres pecaron se requiere de un hombre que haciendo lo justo durante toda su vida, muera por los pecadores. Esto lo confirma la escritura cuando dice:

Hebreos 4.15 Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.

Y un poco más adelante:

Hebreos 5.7–9 Y Cristo, en los días de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, fue oído a causa de su temor reverente. 8Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia; 9y habiendo sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna salvación para todos los que le obedecen;

Eso quiere decir que Jesús como hombre, sujeto a las mismas debilidades que nosotros tenemos, fue tentado en todo con la gran diferencia de que sujeto a Dios y dependiendo del Espíritu Santo, vivió una vida en perfecta obediencia, lo cual le permitió calificar como nuestro salvador.

La pregunta es: ¿De verdad nosotros estamos aceptando que Jesús vino en carne como un hombre verdadero?

Hago la pregunta porque la escritura dice que Jesús es nuestro ejemplo…

1 Pedro 2.21 Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas…

¿Y cuál fue su ejemplo? Continúa diciendo…

1 Pedro 2.22-23 el cual no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca; 23quien cuando le maldecían, no respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino encomendaba la causa al que juzga justamente;

¿Y cuál fue el resultado? Continúa diciendo…

1 Pedro 2.24 quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados.

En la carta a los Hebreos nuevamente se nos anima a seguir su ejemplo diciendo:

Hebreos 12.2–3 puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios. 3Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar.

Ha escuchado usted alguna vez que ante cierto desafío las personas dicen: “Si fulano pudo yo también”

Sin embargo más de una vez he escuchado, que desafiando a un creyente a hacer las cosas de manera correcta, tal como Cristo lo hizo, ellos contestan: “Eso fue Jesucristo no yo”

Decir esa frase. Pensar de esa manera es igual a negar que Jesucristo vino como hombre verdadero.

La pregunta correcta es: ¿Si Jesucristo siendo un hombre verdadero fue tentado en todo pero sin pecado, podemos nosotros hombres verdaderos resistir a la tentación? La respuesta es sí.

¿Y si Jesucristo fue obediente hasta la muerte y muerte de cruz, podemos nosotros ser obedientes hasta el final de nuestros días? La respuesta es sí.

¿Si Jesucristo cuando lo maldecían no respondía con maldición, podemos nosotros hacer lo mismo? La respuesta es sí.

¿Si Jesucristo cuando lo hacían sufrir no amenazaba si no dejaba su causa a Dios, podemos nosotros hacer lo mismo? La respuesta es sí.

La respuesta a todas estas preguntas es sí. Por supuesto que podemos hacer lo mismo porque somos tan seres humanos como él lo fue, y porque tenemos el mismo Espíritu Santo que el tuvo mientras estuvo en la tierra.

Esto quiere decir que cuando pensamos que no podemos ante la tentación, que no podemos hacer lo correcto, cuando decimos es que tocaba mentir, es que tocaba pecar, es que tocaba incumplir… Allí estamos negando que Jesús vino como hombre… y también negando la efectividad del Espíritu Santo en nuestra vida.

Es decir; si creemos que Jesús vino en carne y pudo vivir una vida en perfecta obediencia a Dios, entonces nosotros también podemos, y es por esta razón que satanás busca negar que Jesús vino en carne, para decir que como no era hombre y como tenía un poder diferente del que tenemos los cristianos el pudo cumplir, pero nosotros no. Pero eso no es cierto.

La verdad es que como los hijos de Dios tenemos el mismo Espíritu que estuvo en Cristo por esto continúa diciendo:

1 Juan 4.4 Hijitos, ustedes son de Dios y han vencido a esos mentirosos, porque el que está en ustedes es más poderoso que el que está en el mundo.

Confirmando que tenemos el poder de Dios para rechazar a esos mentirosos, para creer en las promesas de Dios, y para vivir una vida de amor y obediencia.

Luego de esto, el apóstol nos da otra de las evidencias que nos sirve para confirmar, quien es de Dios y quien no, pues dice:

1 Juan 4.5–6 Ellos son del mundo; por eso hablan de las cosas del mundo, y los que son del mundo los escuchan. 6En cambio, nosotros somos de Dios. El que conoce a Dios nos escucha, pero el que no es de Dios no nos escucha. En esto, pues, podemos conocer quién tiene el espíritu de la verdad y quién tiene el espíritu del engaño.

Esa otra evidencia para confirmar quien es de Dios, es la forma como ellos reacciona ante el mensaje de Dios.

Para poder entender bien esto primero hay que diferenciar con claridad que la religiosidad es algo del mundo, mientras que el auténtico cristianismo que es una relación personal es algo que proviene de Dios.

Igual debemos tener claro que las malas doctrinas son enseñanza del mundo, mientras que una sana doctrina es algo que proviene de Dios.

Este asunto es muy claro en el diálogo que tuvo Jesús con un grupo de judíos religiosos que hasta habían creído en él…

Juan 8.31–32 Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; 32y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.

Sin embargo a pesar de haber creído en él, cuando les dice que deben permanecer en la palabra entonces ya comienzan a echarse para atrás. Así hay muchos, que dicen tener fe en Jesús, pero no quieren vivir de acuerdo a la palabra.

Y la evidencia de que no son de Dios, es que cuando escuchan un mensaje verdaderamente bíblico, es decir sana doctrina, lo rechazan, mientras que si el mensaje es una mala doctrina, lo aceptan.

En este tiempo que he estado insistiendo en la importancia de amar verdaderamente compartiendo nuestra fe con los demás, he notado que la asistencia en la iglesia ha bajado bastante… Y por supuesto me pregunto si son otras circunstancias, o si el insistir en amar verdaderamente de acuerdo la palabra está haciendo que algunos que creen en Jesús, pero que no quieren sujetarse la palabra estén tomando distancia.

Espero que no sea así, sería muy triste. Porque lo que enseñan estos pasajes es, como dijo el Señor Jesús a estos personajes:

Juan 8.47 El que es de Dios, las palabras de Dios oye; por esto no las oís vosotros, porque no sois de Dios.

Dios me ha permitido compartir su palabra durante muchos años, inclusive a muchísimos pastores, y he visto con claridad estos dos tipos de reacciones… la gran mayoría rechaza el mensaje y una pequeña parte lo acepta con un gran agradecimiento.

El problema es que estos que ha aceptado el mensaje comienzan a ser echados de sus iglesias, si son pastores comienzan a notar que al enseñar lo que reciben la gente de la iglesia se va…

Cuando escucho esos testimonios me alegro, es lo mismo que yo he vivido, pues he sido echado de varias organizaciones porque con base en la palabra rechazo las cosas que están enseñando y haciendo, y ellos en lugar de corregir prefieren simplemente hacerme a un lado.

Hay pastores con los que llevo bastantes años compartiendo el mensaje y ellos me dicen que encuentran mucha dificultad en que su iglesia crezca, porque la gran mayoría de la gente no quiere escuchar la verdad.

Sin embargo y buenos testimonios, algún pastor en Argentina que lleva cinco años compartiendo, hay hecho cursos en el último tiene 120 personas anotadas, Y me manda testimonios de cómo cristianos cambian por completo su visión de la vida cristiana…

Pero siendo prácticos quiero que pensemos lo siguiente. Así como hay quienes rechazan por completo el mensaje de Dios también puede suceder que hay ciertas cosas que nosotros rechazamos de Dios.

Es decir nuestra mala actitud no nos permite escuchar el mensaje de Dios y cuando lo escuchamos no lo entendemos…

Y es por eso que algunos llevando muchos años, no sólo no cambian en ciertos aspectos sino cada vez están peor…

En algunos su comportamiento financiero es espantoso. En otros su vida sexual. En otros su orgullo. En otros su terquedad. En otros su falta de amor a los perdidos. En otros su impuntualidad.

Y por esto es muy importante que pidamos a Dios que teniendo misericordia de nosotros nos muestre en qué áreas todavía estamos cerrados a no querer hacer su voluntad y por lo tanto rechazamos su palabra… porque esa es la manera de poder experimentar verdaderamente el amor de Dios.

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