¿CUAL ES LA VERDADERA BENDICIÓN?
PARTE 2
I. INTRODUCCIÓN
Cuando Saulo de Tarso se encontró por primera vez con el Señor Jesús, hiso dos preguntas supremamente importantes la primera es: ¿Quién eres Señor? Y habiendo confirmado que era el Señor su Dios, la segunda pregunta fue: ¿Señor qué quieres yo haga?
Y entendiendo que no hay nada más inteligente, valioso y enriquecedor que servir al Señor Dios todo poderoso en su obra, a eso se dedico el resto de su vida. Esta dedicación a la obra de Dios bajo el viejo pacto estaba representada en lo que la gente hacía por la casa de Dios, por el templo.
Era evidente bajo el viejo pacto, que cuando el pueblo descuidaba la casa de Dios había como consecuencia pobreza para el pueblo… A través del profeta Hageo en cierta ocasión que esto estaba pasando, Dios les dice:
Hageo 1.7–9 Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Meditad sobre vuestros caminos. 8Subid al monte, y traed madera, y reedificad la casa; y pondré en ella mi voluntad, y seré glorificado, ha dicho Jehová. 9Buscáis mucho, y halláis poco; y encerráis en casa, y yo lo disiparé en un soplo. ¿Por qué? dice Jehová de los ejércitos. Por cuanto mi casa está desierta, y cada uno de vosotros corre a su propia casa.
El engaño en que cae el pueblo en esta situación de escases, es que cada vez dedica menos tiempo a la obra de Dios, porque piensa que tiene que trabajar más para conseguir las cosas que necesitan para ser felices… ignorando por completo que así como Dios es el que nos da toda las cosas, también es el que en determinado momento sopla para mostrar lo inútil que es vivir la vida sin el respaldo de Dios.
El pecado es no amar la obra de Dios, ni en mi vida ni en la de los demás y no confiar en que es Dios quien puede llenar mis verdaderas necesidades.
Contrario a esta mala actitud encontramos a el rey David, descrito como un hombre con un corazón para Dios, haciendo lo necesario para la construcción de la casa de Dios.
Dios no le dejó construirla pues había derramado mucha sangre, pero cuando David delegó a su hijo Salomón la construcción del templo, no sólo ya había preparado oro, plata, bronce, hierro, madera, piedras preciosas; además de eso de su tesoro particular dio 3.000 talentos de oro y 7.000 talentos de plata. Y para conseguir más, dice la escritura que le dijo al pueblo:
1º Crónicas 29.5 ¿Y quién quiere hacer hoy ofrenda voluntaria a Jehová?
Esta ofrenda voluntaria no era el diezmo con el que debían cumplir con Dios, ni tampoco era una de esas ofrendas obligatorias, sino como dice el pasaje algo voluntario, que ellos quisieran dar después de haber cumplido con su diezmo. El resultado fue:
1º Crónicas 29.6–9 Entonces los jefes de familia, y los príncipes de las tribus de Israel, jefes de millares y de centenas, con los administradores de la hacienda del rey, ofrecieron voluntariamente. 7Y dieron para el servicio de la casa de Dios cinco mil talentos y diez mil dracmas de oro, diez mil talentos de plata, dieciocho mil talentos de bronce, y cinco mil talentos de hierro. 8Y todo el que tenía piedras preciosas las dio para el tesoro de la casa de Jehová, en mano de Jehiel gersonita. 9Y se alegró el pueblo por haber contribuido voluntariamente; porque de todo corazón ofrecieron a Jehová voluntariamente.
De todo corazón ofrecieron a Jehová voluntariamente… Y entonces la pregunta que nosotros nos podemos hacer es: ¿Además de cumplir financieramente con Dios qué estamos haciendo para la construcción de la iglesia? O ¿Cuál es la labor que estamos haciendo para el sostenimiento y crecimiento de la obra de Dios?
Podemos engañarnos pensando que esa es la labor de otros, sin embargo la escritura es muy clara en que todos, absolutamente todos debemos participar en la obra de Dios.
Pero siendo fieles y participando de la obra de Dios podemos caer en otro engaño, qué es el de pensar que estamos haciendo mucho porque estamos aportando mucho, de nuestros recursos y de nuestro tiempo.
Es muy, pero muy peligroso para para nuestra vida espiritual pensar que somos buenos o que estamos haciendo mucho en la obra de Dios… La altives y el orgullo son el primer paso para la destrucción de la vida espiritual. La altivez y el orgullo es el camino que tomo Satanás antes de su rebelión.
Y por esto el rey David cuando ve la generosidad con que el pueblo ofreció voluntariamente, hace una oración donde declara una verdad muy importante, respecto de la propiedad de todas las cosas que el pueblo había aportado para la construcción de la casa de Dios. Declara:
1º Crónicas 29.11–12 Tuya es, oh Jehová, la magnificencia y el poder, la gloria, la victoria y el honor; porque todas las cosas que están en los cielos y en la tierra son tuyas. Tuyo, oh Jehová, es el reino, y tú eres excelso sobre todos. 12Las riquezas y la gloria proceden de ti, y tú dominas sobre todo; en tu mano está la fuerza y el poder, y en tu mano el hacer grande y el dar poder a todos.
Quienes creyeran en la verdad de esta declaración, serían libres del orgullo, de la prepotencia y dureza de corazón, porque entenderían que no ha dado nada que no hayan recibido de parte de Dios.
La pregunta es: ¿En verdad reconocemos a Dios como el dueño absoluto de todas las cosas, y cómo el que de acuerdo a su voluntad reparte estas cosas como el quiere? O ¿Todavía pensamos que somos dueños y que lo que hemos conseguido ha sido por nuestra gran capacidad y trabajo?
Este pensamiento de: ”Esto es mío, yo lo he conseguido” esta íntimamente asociado con la creencia de que, merecemos recibir buenas cosas… A veces escucho de alguien que está en vacaciones disfrutando decir: ”Esta es la vida que yo me merezco” y en serio la gente piensa que ha trabajado, ha conseguido, y por lo tanto merece disfrutar de esas cosas.
Esta es por supuesto, una visión de la vida netamente mundana, porque la realidad a los ojos de Dios es que el hombre siendo pecador, lo único que merece es la condenación eterna. Es decir no nos merecemos ni el aire que respiramos… pero todo lo recibimos gracias a la gracia y misericordia de Dios.
No merecemos nada, y en realidad no somos dueños de nada, por eso el apóstol dice que somos:
1 Corintios 4.1 Así, pues, téngannos los hombres por servidores de Cristo, y administradores de los misterios de Dios.
Sólo somos administradores, y eso significa que tenemos bajo nuestro cuidado lo que no es nuestro sino de otro.
Y si miramos el contexto de dónde sale esta verdad, podemos ver que el apóstol dice esto porque algunos en aquella época se alababan por los resultados en el ministerio, (todavía sucede) a los cuales exhorta diciéndoles:
1 Corintios 4.7 Porque ¿quién te distingue? ¿o qué tienes que no hayas recibido? Y si lo recibiste, ¿por qué te glorías como si no lo hubieras recibido?
Algo así como: ¿Usted tienen muchas cosas, usted tiene mucho dinero, usted tiene mucho poder, usted tiene un gran ministerio? Aterrice, todo eso le ha sido dado por la gracia y misericordia de Dios, por lo tanto lejos de sentirse envanecido tiene que sentirse agradecido.
Sin embargo tenemos la tendencia a pensar de que como somos tan espirituales y tan obedientes, es decir, no somos tan pecadores como los otros, por eso recibimos la bendición. ¿Pero qué tan cierto es que merecemos la bendición por andar espirituales y obedientes a Dios?
En el mundo este concepto es muy común, y se transmite de generación en generación, como cuando le decimos al niño pequeñito que si se toma la sopita le damos un premio. O el premio que ofrecemos al joven que no es muy buen estudiante para que no pierda más años de estudio…
La pregunta es: ¿A los hombres deben premiarlos porque se alimentan bien? O ¿Hay que premiar a los jóvenes porque adquieren el conocimiento y la sabiduría para vivir una buena vida? Absurdo verdad, más aún cuando los premios no sirven para nada mientras que alimentarse bien y adquirir sabiduría sirve para mucho.
Entendiendo esto la pregunta es: ¿Por hacer lo correcto, por ser fiel con Dios, por trabajar en su obra merecemos un premio?
Cuando pienso en esto recuerdo las palabras del Señor Jesús cuando habló del deber del siervo, pues enseño algo que suena muy duro para nuestro orgullo y prepotencia, pues dijo respecto de los amos:
Lucas 17.9–10 ¿Acaso da gracias al siervo porque hizo lo que se le había mandado? Pienso que no. 10Así también vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que os ha sido ordenado, decid: Siervos inútiles somos, pues lo que debíamos hacer, hicimos.
El amo no le da gracias al siervo por hacer lo que le toca hacer… nosotros como hijos de Dios cuando vivamos en perfecta obediencia a Dios, lo único que debemos reconocer es que somos inútiles porque sólo hicimos lo que debíamos hacer.
Y si debemos sentirnos inútiles cuando hacemos todo perfecto: ¿Cómo debemos sentirnos cuando caminamos a media marcha?
Peor aún cuando lo que hacemos, lo que aportamos, lo que construimos, lo hicimos con lo que el nos dio a nosotros…
La siguiente pregunta es: ¿Si lo que hicimos es inútil entonces porque recibimos? La respuesta es: Solo por la gracia y la misericordia de Dios.
Pero qué difícil es para los hombres reconocer esta verdad, no solo en el mundo, también en la iglesia es muy común ver como los hombres se glorían por los resultados en la obra de Dios, creyéndose más o mejores que los demás, cuando la realidad es que todos, lo que hemos recibido y lo que hemos logrado, ha sido por la misericordia, generosidad y respaldo de Dios.
Por eso el rey David al ver semejante generosidad del pueblo, no juzgado según las apariencias sino con justo juicio, y no dejándose engañar por aquello de, cuan buenos somos y cuán generosos somos, declara:
1º Crónicas 29.13–16 Ahora pues, Dios nuestro, nosotros alabamos y loamos tu glorioso nombre. 14Porque ¿quién soy yo, y quién es mi pueblo, para que pudiésemos ofrecer voluntariamente cosas semejantes? Pues todo es tuyo, y de lo recibido de tu mano te damos. 15Porque nosotros, extranjeros y advenedizos somos delante de ti, como todos nuestros padres; y nuestros días sobre la tierra, cual sombra que no dura. 16Oh Jehová Dios nuestro, toda esta abundancia que hemos preparado para edificar casa a tu santo nombre, de tu mano es, y todo es tuyo.
En otras palabras David está diciendo lo mismo que Jesús enseñó, y es que aunque dimos todo solamente hemos hecho lo que tocaba hacer, y por lo tanto no merecemos nada.
Insisto en que esta verdad es muy difícil de asimilar para los hombres y aún para los cristianos, porque no somos conscientes de la propiedad de Dios de absolutamente todas las cosas, ni de su poder respaldándonos.
Y esa falta de conciencia de quien es el dueño, es lo que nos hace infieles con Dios respecto del dinero, de los talentos, del tiempo…. de tal manera que ni siquiera lo que deberíamos hacer hacemos, pero eso si, seguimos pensando que merecemos una buena vida.
¿ES JUSTO EL PROCEDER DE DIOS?
Y este pensamiento de que por lo buenos que somos merecemos una buena vida, causa problemas en nuestro corazón cuando entendemos la soberanía de Dios.
David declara: “De lo recibido de tu mano te damos” Y entonces el pensamiento aún de muchos siervos de Dios es: ¿Por qué Dios le da a los malos buenas cosas y a los buenos no? Acaso lo justo no es que los buenos reciban buenas cosas y los malos malas cosas.
Este mismo mal pensamiento también aparece en la iglesia, donde el cristiano obediente y sacrificado piensa… ¿Porque fulano siendo tan mal cristiano tiene esa esposa, esos hijos, esas finanzas tan espectaculares, y yo aquí pasando las duras y las maduras producto de la escases?
¿Cuál es la razón para que Dios actúe de esa manera? Esa ha sido la pregunta través de los siglos de los siervos de Dios, por ejemplo Jeremías le dice y le pregunta al Señor:
Jeremías 12.1 Justo eres tú, oh Jehová, para que yo dispute contigo; sin embargo, alegaré mi causa ante ti. ¿Por qué es prosperado el camino de los impíos, y tienen bien todos los que se portan deslealmente?
No hay claridad en la mente de Jeremías. Dice que Dios es justo, pero no está viendo justo el comportamiento de Dios, y aunque dice que no hay como discutir con Dios porque Dios siempre es justo, de todos modos se atreve a cuestionarlo, porque entiende con claridad que es Dios quien prospera el camino de los impíos. Continúa diciendo:
Jeremías 12.2 Los plantaste, y echaron raíces; crecieron y dieron fruto; cercano estás tú en sus bocas, pero lejos de sus corazones.
Además dice que ellos nombran a Dios pero no le hacen caso, contrario a el que le está haciendo caso, por lo cual cree ser merecedor de buenas cosas que no está recibiendo, mientras que los malos sí, y por eso furioso le pide a Dios:
Jeremías 12.3–4 Pero tú, oh Jehová, me conoces; me viste, y probaste mi corazón para contigo; arrebátalos como a ovejas para el degolladero, y señálalos para el día de la matanza. 4¿Hasta cuándo estará desierta la tierra, y marchita la hierba de todo el campo? Por la maldad de los que en ella moran, faltaron los ganados y las aves; porque dijeron: No verá Dios nuestro fin.
Le pide a Dios que los destruya, por qué por la maldad de ellos su pueblo Israel experimenta pobreza.
Es la misma situación que vivimos hoy, por causa de políticos corruptos el pueblo sufre necesidad. Sin embargo aunque parece un justo reclamo, parte de la respuesta del Señor fue…
Jeremías 12.5 Si corriste con los de a pie, y te cansaron, ¿cómo contenderás con los caballos? Y si en la tierra de paz no estabas seguro, ¿cómo harás en la espesura del Jordán?
Algo así como te estás quejando y todavía no ha llegado la parte difícil…
Sin embargo en la realidad que no logra ver el profeta, es que Dios está haciendo las cosas de manera perfecta, pero como Jeremías no logra entender la razón del comportamiento de Dios, tampoco puede disfrutar de la bendición!
El solo hecho de pensar que Dios se ha equivocado y que por lo tanto debe rectificar su comportamiento, es una muestra muy clara de una mente embrutecida y llena de orgullo y altivez!
Pero no es el único que ha llegado a pensar así. El profeta Habacuc también tubo el mismo conflicto, y le dijo al Señor:
Habacuc 1.13–14 Muy limpio eres de ojos para ver el mal, ni puedes ver el agravio; ¿por qué ves a los menospreciadores, y callas cuando destruye el impío al más justo que él, 14y haces que sean los hombres como los peces del mar, como reptiles que no tienen quien los gobierne?
Este también está embrutecido por tener una escala de valores completamente diferente de la de Dios.
Igual que Jeremías declara cosas que no cree. “Muy limpio eres para ver la maldad tú no vez nada” E inmediatamente se contradice diciendo: “Tú ves al malo y te quedas callado”
Muchos piensan igual, la expresión más común que usan es: ¿Por qué Dios no hace algo?
Y la respuesta es, por supuesto que Dios si está haciendo algo, pero los hombres no entienden lo que Dios hace, porque tienen una escala de valores tan torcida que no logran entender qué es valioso y que no lo es, y como consecuencia tampoco pueden entender que es en realidad la bendición.
Quien al ver el mundo tiene este conflicto, de porque Dios bendice a los malos y a los buenos los trata duro, obviamente no está entendiendo, ni creyendo que al final de nuestra vida habrá un juicio para ver qué tan buenos o malos administradores fuimos. Y si no creen que habrá un juicio, por supuesto tampoco creen que habrá un premio o un castigo…
Los que piensan así ignoran que la salvación es la más grande bendición, y es lo que Dios está tratando de dar al hombre, tratando… no porque sea difícil para Dios dar salvación, sino porque el hombre no la quiere recibir porque no la aprecia.
Y aunque es gratis, al hombre le parece muy costosa porque le toca dejar la idolatría, le toca dejar su amor al mundo y no quiere, porque lo normal en el mundo y en la mayoría de los cristianos es que creen que la bendición esta en la abundancia de las cosas materiales, en la abundancia de las cosas que se ven.
Cuando los cristianos pensamos que la bendición está en la abundancia de las cosas materiales, entonces también estamos diciendo que Dios es injusto pues bendice con mucho más abundancia a los malos.
Eso es completamente falso, porque la forma de evaluar la bendición no es esa. La escritura nos dice con claridad cuál es la forma en que debemos evaluar nuestra vida, pues dice:
2 Corintios 4.16–18 Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día. 17Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; 18no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.
¿Cuál es la posesión material más valiosas que poseemos los hombres? No hay duda que de todas las cosas materiales que poseemos, la más valiosa de todas es nuestro cuerpo.
De qué serviría todo lo que podamos poseer sino tenemos un cuerpo… de nada.
¿Y qué que es lo que dice el apóstol Pablo acerca de su propiedad más valiosa en la tierra, qué dice de su cuerpo?
Lo que Pablo está diciendo es que aunque lo más valioso que tenemos se vaya desgastando, lo importante es lo que está por dentro, ese excelente y eterno peso de gloria que no se ve.
Ese eterno peso de gloria que no se ve, es el conocimiento tenemos de Dios, que aunque no se ve es lo que determinará nuestro futuro en la eternidad… Es decir no hay absolutamente nada más valioso que eso.
Pregunta es: ¿Estamos evaluando nuestra vida con el parámetro que debemos usar los cristianos? O todavía por nuestra gran ignorancia e incredulidad insistimos en evaluar nuestra vida por las cosas que se ven?
LA BENDICIÓN DE LA MULTIPLICACIÓN
Por otro lado, a la pregunta: ¿Por qué Dios da en abundancia las cosas materiales a los malos? Pues es sencillo entender, si conocemos el origen y el resultado de la ”abundancia”
Si revisamos donde se origina la bendición de la prosperidad dada por Dios, prosperidad que trae, la gloria, el poder, la magnificencia, la victoria, y el honor; está bendición de Dios aparece en el mundo con la creación. La escritura dice:
Génesis 1.11 Después dijo Dios: Produzca la tierra hierba verde, hierba que dé semilla; árbol de fruto que dé fruto según su género, que su semilla esté en él, sobre la tierra. Y fue así.
La naturaleza está diseñada para crecer y multiplicarse. Esta multiplicación incluye a los animales:
Génesis 1:22 Fructificad y multiplicaos, y llenad las aguas en los mares, y multiplíquense las aves en la tierra.
Y también a los hombres:
Génesis 1:28 Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra.
No hay duda que la bendición de la multiplicación es una bendición que se origina en Dios.
La multiplicación de las plantas, la multiplicación de los animales, la multiplicación del hombre, la multiplicación de los medios de sustento del hombre… toda esta bendición se origina indudablemente en Dios.
Sin embargo, y este es el punto crucial de este estudio, esa bendición de la multiplicación o prosperidad dada por Dios a la naturaleza, a los animales, y al hombre, no impidió que el hombre desconfiara de Dios y tomará un camino que lo lleva engañado a la destrucción, pensando que lograría obtener mucho más de lo que tenía.
Esto es muy importante entenderlo: La prosperidad material no impidió el pecado del hombre.
Pues…TENIENDO TODO LO NECESARIO EL HOMBRE IGUALMENTE DESCONFÍO Y SE REVELÓ
Considero que el hombre era inmensamente rico… más por su desconfianza en Dios, creyó que había otro tipo de riqueza que podía alcanzar… sin embargo, la realidad fue que trajo verdadera pobreza a su existencia. (Nada empobrece más que el pecado)
Como consecuencia el hombre es echado del paraíso y la tierra es maldita por su causa…
Génesis 3:17 maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida
Irónicamente el hombre que trata de tener más de lo que Dios le había dado… termina teniendo menos, mucho menos de lo que tenía, pues no sólo perdió la oportunidad de vivir para siempre sobre la tierra, sino que con el sudor de su frente y con dolor comería de ella.
Sin embargo… LA DISCIPLINA ECONÓMICA TAMPOCO DETÚVO LA MALDAD DEL HOMBRE
Ciertamente esta disciplina no fue suficiente para detener la maldad… aunque Dios puso la situación difícil para el hombre, de todos modos la tierra y el hombre siguió gozando de la bendición de la multiplicación… tristemente el hombre también nuevamente multiplicó su maldad llegando a tal nivel que motivó a Dios a destruirlo a través del diluvio.
Sin embargo aún después del diluvio vemos a Dios dándole la bendición a Noé para que se multiplicara.
Génesis 9:1 Bendijo Dios a Noé y a sus hijos, y les dijo: Fructificad y multiplicaos, y llenad la tierra.
La bendición de la multiplicación y la prosperidad para Noé y sus hijos es por supuesto una bendición que cobija a toda la humanidad. Ya que toda la humanidad desciende de ellos.
Pero nuevamente está bendición de la multiplicación y la prosperidad… tampoco detuvo la maldad del hombre, es decir el hombre se multiplicó y multiplicó su maldad llegando nuevamente a tal dimensión que Dios ejecutó otro juicio sobre la tierra… la confusión de las lenguas.
Paso del tiempo, el hombre se olvida prácticamente de Dios, Dios hace una nueva elección… Abrahán al cual también bendijo junto con su esposa para que se multiplicaran.
Génesis 17:16 Y la bendeciré, y también te daré de ella hijo; sí, la bendeciré, y vendrá a ser madre de naciones; reyes de pueblos vendrán de ella.
Sin embargo Abrahán, tuvo un hijo nacido gracias a su incredulidad respecto de la promesa dada por Dios… ciertamente Ismael era el hijo de su pecado. Sin embargo a pesar de esto Dios bendijo a Ismael para que igualmente se multiplicara.
Génesis 17:20 Y en cuanto a Ismael, también te he oído; he aquí que le bendeciré, y le haré fructificar y multiplicar mucho en gran manera; doce príncipes engendrará, y haré de él una gran nación.
Y gracias a esa promesa de multiplicación a Ismael es que los judíos tienen serios problemas hoy en Palestina, ante lo cual podemos comenzar a preguntarnos…
¿Porque Dios bendijo con prosperidad a los que al final se convertirían en enemigos de su pueblo?
Alguien podría decirnos que porque era descendiente de Abrahán… sin embargo al revisar la historia del pueblo judío vemos que Dios más de una vez engrandeció (lleno de prosperidad) a los enemigos de Israel, para que éstos ejecutaran los juicios que Dios había determinado contra su pueblo.
Aún si pensamos en las cosas tan espantosas que sufrió el pueblo de Israel a manos de los nazis… ¿quién los engrandeció con el poder necesario para ejecutar semejante juicio?
Al ver de manera objetiva él asunto de la bendición de la multiplicación y la prosperidad… tenemos que aceptar porque así lo dice la escritura, que de esa bendición goza todo ser humano sobre la tierra. Es decir no es una bendición exclusiva del pueblo de Dios, o de los creyentes, pues otros pueblos aún enemigos del pueblo de Dios, y aún enemigos de Dios, han gozado también de la bendición de la prosperidad y la multiplicación.
Más aún, si fuera esta una bendición exclusiva del pueblo de Dios… siendo un pueblo tan antiguo, lo más lógico es que si goza de una bendición de multiplicación y prosperidad de la cual no gozan los otros pueblos sobre la tierra… ¿entonces por que el pueblo judío es tan pequeño y los demás pueblos tan numerosos.
Cómo explicar que pueblos como los chinos… o los hindúes, que ni siquiera son monoteístas sean pueblos inmensamente numerosos, ante los cuales el pueblo de Israel resulta ser en números verdaderamente insignificante. ¿Qué pasó con la bendición de la multiplicación que supuestamente era exclusiva del pueblo de Israel?
¿ADONDE QUIERO LLEGAR CON TODO ESTO?
Las riquezas, la gloria, el poder, la magnificencia, la victoria, y el honor, más todas las cosas materiales Dios las da a los justos y a los injustos con un solo propósito.
Tratar la vida de los hombres para que éstos se acerquen a Dios.
Y esto quiere decir que las riquezas, la gloria, el poder, la magnificencia, la victoria, y el honor, más todas las cosas materiales sólo son importantes en la medida en que nos llevan a creer y a obedecer más a Dios.
Este conocimiento de Dios que podemos recibir gracias a los tratos que Dios nos da, usando todas estas cosas materiales y todas estas cosas que son importantes para los hombres, es de tal importancia, que hace que a la prosperidad material, aunque ésta proviene de Dios, la llamemos basura.
El conocimiento que Dios nos quiere dar de sí mismo, es de tal importancia, que hace ver la riqueza, la gloria, el poder, la magnificencia, la victoria, y el honor más todas las cosas materiales como si no valieran nada.
El apóstol Pablo entendiendo ésta valiosísima realidad escribió:
Filipenses 3:7a Pero cuantas cosas eran para mí ganancia…
Al revisar las cosas que para él eran ganancia, era rico, además ciudadano romano, algo así como decir que es ciudadano americano, era también ciudadano judío, del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín, educado por los mejores maestros, un estricto cumplidor de la ley etc. Pero de todas estas cosas que ante el mundo tienen un inmenso valor, él dice…
Filipenses 3:7b Las he estimado como pérdida por amor de Cristo.
Si el a estimado todas estas cosas como pérdida… ¿Entonces por que los cristianos cuando tienen un buen trabajo, cuando tienen una buena casa, o una buena esposa, o unos buenos hijos, por que dicen que están bendecidos por Dios?
No estoy diciendo que estas cosas no provengan de Dios, lo que estoy diciendo es que estas cosas las reciben tanto los mas espirituales de la tierra, como los más perversos y malignos, y si la reciben los malignos y a veces con mucho más abundancia que nosotros…
¿Cree usted que decirle a los demás que Dios nos está prosperando materialmente sea un gancho válido para acercarse a Dios?
Si usted me pregunta si yo le doy gracias a Dios por los alimentos… la respuesta es claro que si, como también le doy gracias cuando no hay, cuando la nevera está vacía.
Y si doy gracias cuando hay y cuando no hay… ¿Qué es entonces lo importante? El apóstol Pablo continúa:
Filipenses 3:8 Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo,
¿Quiere esto decir que debemos convertirnos en unos irresponsables respecto de todas las cosas materiales que Dios nos ha dado?
No, por supuesto que no, ya leímos que somos administradores, por lo tanto debemos administrar lo que Dios nos ha dado siguiendo sus instrucciones, para su gloria y para su honra.
Porque administrar bien implica seguir los principios de Dios respecto de estas cosas, es decir hacer con los hijos lo que Dios manda, con la esposa lo que Dios manda, con el dinero lo que Dios manda, con el tiempo lo que Dios manda, con los dones y talentos lo que Dios manda etc. (Toda desobediencia es mala administración que muestra un mal corazón… que necesita ser tratado.)
Para administrar bien necesitamos tener una adecuada actitud hacia las cosas del mundo, sólo así podemos disfrutar de aquellas que son legítimas pero sin dejarnos esclavizar de ellas. (No se pudo, no funcionó, amén.)
Pero sobre todo administrar bien implica que a través de lo que hacemos, y de lo que nos sucede aprendamos a conocer, a entender y a creer cada vez más en nuestro buen Dios.
Aún para aquellos que ya tienen definido lo que ha de ser su vida por que Dios les ha revelado… eso jamás puede ser más importante que el conocimiento de Dios.
Porque lo importante no es lo que hacemos, sino en que nos convertimos a través de lo que hacemos, y esa transformación sólo es válida si viene como resultado de conocer cada vez más a Dios.
Pero si pensamos que la bendición esta en la abundancia de las cosas materiales, y si estamos felices porque Dios nos ha dado esas cosas en abundancia, y como nos tiene bendecidos materialmente entonces nos portamos bien, somos justos, y compartimos de Cristo diciéndole a la gente que Dios le puede dar abundancia…
¿Qué va a pasar cuando pasemos por una época de escases? ¿Allí se nos acaba Dios, allí se acaba la bendición?
Pensar que las cosas materiales son la bendición del cristianismo, pensar que debo buscar a Dios para que me de las cosas materiales en abundancia, nos va a llevar a hacer una mescla con algo de espiritualidad... pero la verdadera razón del que vive así, no es Dios sino su codicia.
Y la codicia dice la escritura mata la vida de quienes la poseen!
La persona codiciosa no le preguntará al Señor… ”Qué quieres que yo haga” Sino más bien “!Yo quiero que tú hagas y si no haces entonces me alejo de ti!”
En el mejor de los casos la persona codiciosa buscará hacer la voluntad de Dios para recibir lo que su corazón anhela, y no lo que Dios desea para el!
Preguntémonos: ¿Hemos tenido conflictos espirituales, hemos tenido peleas con Dios, nos hemos sentido muy aburridos en la vida, por qué las cosas a nuestro alrededor no salen como las deseamos?
Y: ¿Cuál es la razón de tener conflicto espiritual cuando las cosas no salen como las deseamos? ¿Si están saliendo como Dios desea, si están saliendo perfectas, si están diseñadas para traer bendición, porque tenemos conflicto cuando Dios trata de bendecirnos?
Sencillo, porque todavía llamamos bendición lo que Pablo llama estiércol!
Y como consecuencia de esta gran equivocación, tristemente, muchos sin saberlo hacer la oración del estiércol.
¿Qué es lo que piden para ellos? O ¿Qué es lo que piden para sus familiares? Que Dios les de trabajo, que Dios les de salud, que Dios les de una buena esposa, que Dios le dé muchos hijos, que no tengan problemas, que sus enemigos no prosperen, en otras palabras terminamos pidiendo todo lo que la apóstol Pablo llamo estiércol.
Esta misma mala petición dicha con las palabras correctas seria: ”Por favor Señor llena de estiércol a mi familia, dales mucho mucho estiércol por todos lados, que el estiércol cayó del cielo sobre ellos y que nunca se seque Señor, etc.”
Gracias a esta claridad que tenía el apóstol acerca de lo que es bendición y lo que no lo es, es que hacía la siguiente aclaración acerca de algunos llamados cristianos…
Filipenses 3:17. 19 Hermanos, sed imitadores de mí, y mirad a los que así se conducen según el ejemplo que tenéis en nosotros. 18Porque por ahí andan muchos, de los cuales os dije muchas veces, y aun ahora lo digo llorando, que son enemigos de la cruz de Cristo; 19el fin de los cuales será perdición, cuyo dios es el vientre, y cuya gloria es su vergüenza; que sólo piensan en lo terrenal.
Cuando usted lee de estos enemigos de la cruz de Cristo, cuyo dios es el vientre es decir que sólo piensan en disfrutar, cuya gloria de su vergüenza, es decir que creen que la prosperidad económica es una bendición de Dios y viven felices por ella…. Que sólo piensan en lo terrenal…
¿Cree usted que se refiera a los incrédulos? No creo, sinceramente estoy convencido que se refiere a creyentes, a creyentes que se llamaban cristianos, a creyentes que nombraban a Jesucristo, pero que no habían entendido la diferencia entre la bendición material que reciben todos los hombres, y la bendición espiritual de nacer de nuevo y buscar verdaderamente hacer la voluntad de Dios.
Por eso dice y vuelvo a leer en otra versión
Filipenses 3:17. 19 Hermanos, sigan mi ejemplo y fíjense también en los que viven según el ejemplo que nosotros les hemos dado a ustedes. 18Ya les he dicho muchas veces, y ahora se lo repito con lágrimas, que hay muchos que están viviendo como enemigos de la cruz de Cristo, 19y su fin es la perdición. Su dios son sus propios apetitos, y sienten orgullo de lo que debería darles vergüenza. Solo piensan en las cosas de este mundo.
¿Que razón hay de advertir muchas veces y aún con lágrimas el mal comportamiento de la gente del mundo?
Mirar a la gente del mundo y ver que están mal no es cosa difícil… Pero para muchos si es difícil ver a cristianos completamente desenfocados, buscando a Dios por las cosas materiales y llamando bendición lo que en realidad no lo es… por eso hay que advertir a los cristianos que no se dejen engañar.
Filipenses 3:20.21 En cambio, nosotros somos ciudadanos del cielo, y estamos esperando que del cielo venga el Salvador, el Señor Jesucristo, 21que cambiará nuestro cuerpo miserable para que sea como su propio cuerpo glorioso. Y lo hará por medio del poder que tiene para dominar todas las cosas.
Llegará el momento en que Dios cambiará nuestro miserable cuerpo para que sea un cuerpo glorioso… sin embargo su obra ya ha comenzado en nosotros cambiando nuestra manera de pensar, haciéndonos entender que no hay nada más valioso que conocer a amar y servir al Señor en su obra.
Que nuestra oración sea que Dios nos lleve a creer lo que con claridad enseña su palabra acerca de la verdadera bendición… que dejando nuestra codicia nos aferremos a El, al plan que tiene para nosotros, a la forma como quiere realizarlo, y que en perfecta obediencia nos convirtamos en siervos inútiles dejando de ser esos siervos que estorban la preciosa obra de Dios.
Su promesa para este tiempo dice:
Mateo 6.33–34 Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.
34Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal.