MANOS CAIDAS Y RODILLAS PARALIZADAS
PARTE 3
I. INTRODUCCIÓN
Ya hemos visto como en medio de la oposición del mundo, de Satanás, de nuestra carne y especialmente en medio de los difíciles pero necesarios tratos que recibimos de parte de Dios, debemos tomar la decisión de mantenernos firmes, de seguir, de no desmayar, de insistir en hacer la voluntad de Dios para poder disfrutar de la gracia de Dios, y ser así inmensamente bendecidos.
Vimos que las instrucciones que nos da la escritura para lograr esto son:
Hebreos 12.14–15 Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor. 15Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados;
En medio de estas difíciles situaciones debemos buscar seguir en paz con todos, especialmente con Dios, una paz que nos permita estar tranquilos, no temiendo lo que pueda pasar, pues sabemos que cualquier cosa que pase es simplemente Dios en su amor tratando nuestra vida.
Y por eso es que no debemos entrar en guerra con las personas que Dios usa para tratarnos, porque eso no sólo nos impedirá disfrutar de la gracia de Dios, sino que puede llevarnos a la amargura donde muchos pueden ser contaminados.
La pelea no es con la gente, mucho menos con Dios, la pelea es con nosotros mismos, con nuestro corazón para poder aprender lo que Dios nos quiere enseñar.Y como la clave es aprender lo que Dios nos quiere enseñar, por eso es muy importante que no perdamos de vista que el objetivo es la santidad.
Y si deseamos ser santos, entonces es muy importante que en medio de las pruebas o las disciplinas tengamos un genuino deseo de ser sanados de nuestras idolatrías, de nuestros pecados y de nuestra rebeldía, lo cual insisto, no sólo nos hará inmensamente felices sino que podemos ser mejores siervos de Dios.
Porque si no apreciamos la santidad, tampoco apreciaremos los tratos de Dios, y peor aún ni siquiera entenderemos su amor. Porque para apreciar su amor debemos tener los mismos objetivos que Dios tiene para nosotros, pues sólo así veremos como de una forma práctica Dios nos está amando y está bendiciendo verdaderamente nuestra vida.
Todo esto lo vimos detalladamente en el tema anterior. Pero luego de esta motivación y de estas instrucciones para disfrutar de la gracia de Dios, el pasaje continua haciéndonos una importante advertencia que dice:
Hebreos 12.16–17 no sea que haya algún fornicario, o profano, como Esaú, que por una sola comida vendió su primogenitura. 17Porque ya sabéis que aun después, deseando heredar la bendición, fue desechado, y no hubo oportunidad para el arrepentimiento, aunque la procuró con lágrimas.
Si no nos mantenemos firmes, si no disfrutamos de la gracia de Dios, si dejamos que la amargura y por consiguiente la rebeldía llene nuestro corazón, entonces podemos terminar teniendo una pérdida muy grande, que aunque nos arrepintamos no lograremos recuperar.
Para entender con más claridad esta advertencia, necesitamos conocer qué fue lo que hizo Esaú.
Esaú era el hijo primogénito de Isaac. Y lo que ocurrió es que cierto día llegando muy cansado vio que su hermano había preparado un guiso de lentejas, del cual quiso comer pues estaba muy cansado, y a lo mejor no quería ponerse a preparar algo para el, por eso pidió, y su hermano aprovechándose de la situación le compró la primogenitura por solo ese plato de lentejas.
En este pasaje en la escritura menciona a Esaú como fornicario, pero no costa en la biblia que el fuera dado a los pecados sexuales, sin embargo la escritura usa el término fornicación, para referirse a la fornicación espiritual, que significa dejar al Dios verdadero, menospreciándolo para seguir a ídolos de los cuales esperan recibir ciertas cosas, que Dios no les ha dado…
Y usa el término fornicación porque Israel era la esposa prometida del Señor, pero si en lugar de ser fiel a Dios buscar ídolos para obtener sus deseos eso es una infidelidad espiritual y por esto la escritura lo llama fornicación, como aparece por ejemplo en Ezequiel 16
Ezequiel 16.15 Pero confiaste en tu hermosura, y te prostituiste a causa de tu renombre, y derramaste tus fornicaciones a cuantos pasaron; suya eras.
Esta fornicación espiritual tiene íntima relación con la complacencia de la carne, que en el caso de Esaú está relacionada con el descanso y la comida que quería, y fue tan grande su deseo de satisfacerse que fue capaz de menospreciar la bendición de ser primogénito, por una sola comida.
¿Qué significaba la primogenitura? La primogenitura era el privilegio que recibía el primer hijo del varón. En este caso Esaú era el primer hijo de Isaac. Y ser el primogénito en aquella época implicaba ciertos privilegios muy importantes, entre ellos la bendición de su padre, que en este caso la recibió Jacob pagando un precio muy, muy económico.
La bendición que recibió Jacob de su padre fue la siguiente:
Génesis 27.28–29 Dios, pues, te dé del rocío del cielo, y de las grosuras de la tierra, y abundancia de trigo y de mosto. 29 Sírvante pueblos, y naciones se inclinen a ti; Sé señor de tus hermanos, y se inclinen ante ti los hijos de tu madre. Malditos los que te maldijeren, y benditos los que te bendijeren.
Exquisita abundancia, muchísima honra, autoridad, y la protección de Dios maldiciendo a los que lo maldijeran y premiando a los que lo bendijeren…
Además el primogénito recibía el doble de lo que sus hermanos recibían como herencia… Y aún en el caso de que un hombre tuviere dos mujeres, una amada y otra aborrecida, si el hijo de la aborrecida era el primogénito el padre no podía por causa de la influencia de la amada, darle la primogenitura al hijo de la amada.
Deuteronomio 21.17 mas al hijo de la aborrecida reconocerá como primogénito, para darle el doble de lo que correspondiere a cada uno de los demás; porque él es el principio de su vigor, y suyo es el derecho de la primogenitura.
Sin embargo encontramos una excepción que vemos que ocurrió con el primogénito de Jacob, con su hijo Rubén quien perdió el derecho a la primogenitura… La razón:
1º Crónicas 5.1 Los hijos de Rubén primogénito de Israel (porque él era el primogénito, mas como violó el lecho de su padre, sus derechos de primogenitura fueron dados a los hijos de José, hijo de Israel, y no fue contado por primogénito;
Rubén, tuvo relaciones con la concubina de Jacob, (Jacob luego fue llamado Israel,) y por esa razón perdió su primogenitura.
En el caso de Esaú el voluntariamente menosprecio y vendió su progenitura por complacer su carne. En el caso de Rubén no nos cuenta la escritura si apreciaba o no su primogenitura, pero lo cierto es que la perdió por acostarse con la concubina de su padre, es decir el mismo pecado de querer agasajar su carne sin respetar la voluntad de Dios.
Pero más allá de toda esta prosperidad, honra y poder que implicaba ser el primogénito, la intención de Dios de honrar a los primogénitos era para darnos un importantísimo mensaje acerca de Jesús nuestro salvador, del cual la escritura dice:
Colosenses 1.15–16 El es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación. 16Porque en él fueron creadas todas las cosas….
Y luego:
Colosenses 1.18-20 y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia; 19por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud, 20y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz.
Es decir todas estas normas tenían como propósito llevarnos a colocar los ojos en Jesús, el primogénito de la creación y el primogénito de los muertos, es decir el primero que después de haber muerto por nuestros pecados, resucita para convertirse en nuestro salvador.
Este mensaje de la importancia de que él primogénito de toda la creación muera por nuestra salvación, también se enseña en otra de las normas que dio el Señor acerca de los primogénitos, que dice:
Éxodo 13.1–2 Jehová habló a Moisés, diciendo: 2Conságrame todo primogénito. Cualquiera que abre matriz entre los hijos de Israel, así de los hombres como de los animales, mío es.
Todos los primogénitos debían ser consagrados al Señor, y lo importante de esta ley es que fue dada después liberar al pueblo de Israel de la esclavitud en Egipto, donde costo de esta liberación fue la muerte de todos los primogénitos.
Es decir; a través de este hecho y esta ley, Dios quería que el pueblo recordara que la muerte del primogénito traería la salvación. Y no hay duda que ese mensaje se refiere a Jesús.
Al tener en cuenta todo esto podemos entender porqué la escritura nombra a Esaú como fornicario, es decir aquel que busca el deleite de su carne desobedeciendo a Dios. Pero también dice:
Hebreos 12.16 no sea que haya algún fornicario, o profano, como Esaú…
Fornicario… O profano. La palabra profano se refiere a lo no consagrado a Dios, o a lo que habiendo sido consagrado dejo de serlo, y dejaba de serlo por haber sido ensuciado o deshonrado.
También esta palabra se usa para definir a alguien que es ignorante en la materia. Una persona porfana respecto de las cosas de Dios, es aquella que no tienen ni idea quién es Dios.
Esaú como primogénito estaba consagrado al Señor, pero por complacer su carne, por una sola comida en su gran ignorancia de las cosas espirituales, menosprecio tan grande privilegio, lo cual indudablemente resulta en un desprecio a Dios su Salvador..
La escritura continúa con la advertencia, diciendo:
Hebreos 12.17 Porque ya sabéis que aun después, deseando heredar la bendición, fue desechado, y no hubo oportunidad para el arrepentimiento, aunque la procuró con lágrimas.
Y según esto debemos entender, que cuando en medio de la prueba o la disciplina no nos sostenemos haciendo la voluntad de Dios, podemos perder una bendición que al pasar el tiempo veremos tan importante, que la desearemos, pero que ya no será posible obtenerla.
Y la verdad me parece una fuerte advertencia, porque lo que está diciendo es que a pesar de la misericordia de Dios, de su paciencia, de su perdón, de todos modos puede ocurrir que por no mantenernos firmes, podemos perder una gran bendición que luego no podremos recuperar.
Y si nos preguntamos: ¿Qué pueden llevarnos a tomar una decisión tan necia que ocasione una perdida irremplazable?
La respuesta esta en las palabras de Esaú cuando estaba negociando con Jacob su primogenitura.
Génesis 25.29–32 Y guisó Jacob un potaje; y volviendo Esaú del campo, cansado, 30dijo a Jacob: Te ruego que me des a comer de ese guiso rojo, pues estoy muy cansado. Por tanto fue llamado su nombre Edom. 31Y Jacob respondió: Véndeme en este día tu primogenitura. 32Entonces dijo Esaú: He aquí yo me voy a morir; ¿para qué, pues, me servirá la primogenitura?
¿Cuándo caemos en fornicación espiritual o cuando caemos en volvernos profanos?
Podemos ver que en ambos casos, en el caso de Esaú que conscientemente vende su primogenitura, o en el de Rubén que la pierde por satisfacer su carne menospreciando la autoridad de su padre, en ambos casos el problema es tener una vista muy corta, o el problema está en no pensar en como nuestras acciones pueden afectar negativamente nuestro futuro…
Y cuando no pensamos o no apreciamos nuestro futuro, somos capaces por un momento de deleite o de satisfacción para nuestra carne, tomar decisiones que afecten de manera irreparable nuestro futuro.
¿Le pasa eso a la gente del mundo? Es decir, pasa que a veces la gente toma decisiones que le traen una pérdida muy grande, que además no logran recuperar jamás? Por supuesto que sí.
¿Le pasa eso también a los cristianos? Si, también le pasa a los cristianos. Y el pasaje qué estamos revisando confirma que nos puede suceder.
La historia continua y nos cuenta que al pasar el tiempo, Esaú como si no hubiera pasado nada, como si lo que hizo no trajera ninguna consecuencia, fue por la bendición de su padre, y allí, al enterarse que su padre ya le había dado la bendición del primogénito a Jacob, comenzó a ser consciente de lo que había perdido, lo cual llenó de amargura su corazón, tanto que más adelante decidió asesinar a su hermano.
Pero no sin antes tratar de recuperar la bendición perdida.
Génesis 27.34 Cuando Esaú oyó las palabras de su padre, clamó con una muy grande y muy amarga exclamación, y le dijo: Bendíceme también a mí, padre mío.
Su padre le dijo que ya le había dado la bendición a su hermano menor, que lo había puesto por señor suyo y de todos sus hermanos, que le ya le dio el trigo y el vino, que no tenía más para el.
Esto me hace recordar algo que hace muchos años aprendí, que es, que por más útiles que seamos en la obra de Dios, de todos modos ninguno de nosotros es indispensable, de tal manera que si no hacemos lo que Dios nos da el privilegio de hacer, Dios no tiene problema en dejar que otro lo haga y se quede con esa bendición que era para nosotros.
Dios nos ama, somos valiosos para él, somos únicos, pero si no hacemos su voluntad otro se lleva la bendición.
En su desespero y en su amargura Esaú insiste en recuperar la bendición:
Génesis 27.38–40 Y Esaú respondió a su padre: ¿No tienes más que una sola bendición, padre mío? Bendíceme también a mí, padre mío. Y alzó Esaú su voz, y lloró. 39Entonces Isaac su padre habló y le dijo: He aquí, será tu habitación en grosuras de la tierra, Y del rocío de los cielos de arriba; 40 Y por tu espada vivirás, y a tu hermano servirás; Y sucederá cuando te fortalezcas, Que descargarás su yugo de tu cerviz.,
Al final también recibió una bendición, pero no fue la bendición del primogénito, es decir por una mala decisión perdio algo que jamás pudo recuperar, y entendiendo lo que había perdido, en lugar de reconocer que por su mala decisión tenía esta gran pérdida, en lugar de reconocer su pecado, cometió otro pecado, que fue el de dejar que la amargura llenara su corazón… Y…
Génesis 27.41 Y aborreció Esaú a Jacob por la bendición con que su padre le había bendecido, y dijo en su corazón: Llegarán los días del luto de mi padre, y yo mataré a mi hermano Jacob.
“Cuando mi padre muera matare a mi hermano”
Ya pregunté si eso nos puede pasar a los cristianos, y la respuesta es sí. Ciertamente nos puede pasar que por causa de un momento en el cual por encima de Dios queremos complacer nuestra carne, tengamos una pérdida que luego no podamos recuperar.
Aún si vemos el asunto humanamente sabemos qué ha pasado… Que sólo una vez fornico y eso fue suficiente para quedar embarazada siendo soltera! O al otro que solo una vez fornico y le contagiaron de sida!
Un caballero alguna vez me dijo: Fue la única vez en mi vida que le fui infiel a mi mujer y fue suficiente para perder por completo a mi familia.
O el otro que por primera vez en la vida le dio por manejar habiendo tomado unos tragos, y preciso atropello a una persona quitándole la vida, o murieron los que iban con el…
Pero ojo con esto, cuando hablo de complacer la carne por encima de la voluntad de Dios, no sólo me refiero a los asuntos sexuales o a comer en exceso, pues siempre ha habido muchas formas de complacer nuestra carne, por ejemplo con el orgullo, la prepotencia, la vanidad, la terquedad, la codicia, la tacañería, la deshonestidad, en general creo que todos los pecados al final los cometemos para complacer nuestra carne. Por eso la escritura dice:
1 Juan 2.16-17 Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. 17Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.
Los deseos de la carne, de los ojos, y la jactancia o vanagloria de la vida, puede llevarnos a tomar decisiones que nos harán perder bendiciones de Dios, que jamás recuperaremos.
Esto es muy importante tenerlo en cuenta, por qué como cristianos a veces pensamos, que no importa lo que hagamos, si pedimos perdón y nos arrepentimos genuinamente, podemos restaurar o recuperar las cosas que perdimos…
Pero esto no siempre es cierto. ¿Cuántos hombres aún cristianos por un momento de placer han perdido a su esposa y no la han podido recuperar? Muchos. O ¿Cuántas mujeres por su falta de sujeción han perdido a su esposo y no lo han podido recuperar? También muchas.
Pero no sólo perdemos este tipo de cosas que son parte de la bendición de Dios, también podemos perdernos bendiciones espirituales que afectarán nuestro futuro, no sólo en la tierra sino en la eternidad.
Y es por eso que la escritura dice algo que es un poco complicado de entender:
1 Juan 5.16 Si alguno ve que su hermano está cometiendo un pecado que no lleva a la muerte, debe orar, y Dios dará vida al hermano, si se trata de un pecado que no lleva a la muerte. Hay un pecado que lleva a la muerte, y por ese pecado no digo que se deba orar.
Según esto, algunas personas cometen ciertos pecados que llevan a la muerte, y en ese caso dice que no debemos orar por esta persona, porque el pecado que está cometiendo trae como consecuencia la muerte.
Si vamos al viejo pacto podemos encontrar que había una serie de pecados(Creo que eran 22) que traían como consecuencia la muerte, y en algunos casos no era posible hacer remisión…
Levítico 20.10 Si un hombre cometiere adulterio con la mujer de su prójimo, el adúltero y la adúltera indefectiblemente serán muertos.
Levítico 27.29 Ninguna persona separada como anatema podrá ser rescatada; indefectiblemente ha de ser muerta.
Números 35.31–32 Y no tomaréis precio por la vida del homicida, porque está condenado a muerte; indefectiblemente morirá.
Y usa la frase indefectiblemente morirá, porque había otros pecados que también traían como consecuencia la muerte, pero se podía pagar un precio para rescatar de la muerte a esta persona.
Pero esto es viejo pacto, esas norma ya fueron dejarás atrás, sin embargo lo que estamos leyendo habla de pecados que traen como consecuencia la muerte, por los cuales no debemos orar para que Dios libre de la muerte a estas personas.
Y cuando digo que es complicado de entender es porqué vemos en la escritura que una pareja de esposos aparentan ser generosos mintiendo al traer una ofrenda a la iglesia…
Hechos de los Apóstoles 5.3–5 Y dijo Pedro: Ananías, ¿por qué llenó Satanás tu corazón para que mintieses al Espíritu Santo, y sustrajeses del precio de la heredad? 4Reteniéndola, ¿no se te quedaba a ti? y vendida, ¿no estaba en tu poder? ¿Por qué pusiste esto en tu corazón? No has mentido a los hombres, sino a Dios. 5Al oír Ananías estas palabras, cayó y expiró. Y vino un gran temor sobre todos los que lo oyeron.
En este pasaje podemos notar que el apóstol Pedro no tuvo tiempo ni siquiera de orar por el pecado del creyente, pues Dios inmediatamente se lo llevó. Luego llega la esposa:
Hechos de los Apóstoles 5.7–10 Pasado un lapso como de tres horas, sucedió que entró su mujer, no sabiendo lo que había acontecido. 8Entonces Pedro le dijo: Dime, ¿vendisteis en tanto la heredad? Y ella dijo: Sí, en tanto. 9Y Pedro le dijo: ¿Por qué convinisteis en tentar al Espíritu del Señor? He aquí a la puerta los pies de los que han sepultado a tu marido, y te sacarán a ti. 10Al instante ella cayó a los pies de él, y expiró…
Ya viendo lo que había pasado, cuando llega la esposa, si le declara que ya va a morir en ese instante.
¿Pero será que por la dureza de Pedro le declaró la muerte cuando a lo mejor Dios no quería que muriera? La respuesta es no, porque Dios sólo contesta oraciones si están de acuerdo a su voluntad. Es decir si era la voluntad de Dios que ella muriera en ese instante.
También podemos encontrar en la escritura una situación similar en la iglesia de Corinto, donde un hombre le había quitado la mujer a su padre, en la iglesia estaban complacidos con esta situación, por esta razón el apóstol Pablo les dice:.
1 Corintios 5.4–5 En el nombre de nuestro Señor Jesucristo, reunidos vosotros y mi espíritu, con el poder de nuestro Señor Jesucristo, 5el tal sea entregado a Satanás para destrucción de la carne, a fin de que el espíritu sea salvo en el día del Señor Jesús.
El apóstol Pablo, con un mayor conocimiento de las cosas de Dios que el apóstol Pedro, juzga esta situación, y considera que la voluntad de Dios es que oren para que esta persona se muera.
Y ojo con esto? Cuando dice “a fin de que el espíritu sea salvo” está diciendo que esta persona que anda en un terrible pecado, es un auténtico creyente que no va a perder la salvación, sino solamente la vida.
Insisto en que el asunto es un poco complicado, porque el pecado de la pareja fue simplemente querer
aparentar ser generosos y eso trajo la muerte para los dos, mientras que en este caso estamos viendo un pecado más grave… Entonces la pregunta de muchos es:
¿Cómo saber que un pecado es un pecado de muerte, para no pedir a Dios restauración ni cosas por el estilo, sino que Dios se lo lleve de una vez a su presencia?
Si miramos el contexto del pecado de muerte cometido en la inglesa de Corinto, vemos que el apóstol continuó hablando de cómo el pecado de esta persona podía contaminar el resto de la iglesia, y un poco más adelante nos manda separarnos de aquellos que dicen ser cristianos y dan mal testimonio.
Algo así como que si una fruta podrida va a dañar a los demás Dios en su amor y misericordia mejor la saca. Pero también puede ocurrir que no sólo sea la muerte la forma en que Dios saque a esta persona de la iglesia.
A veces Dios habla y no quiere que la gente escuche para cumplir sus designios contra ellos, como en el caso de faraón.
¿Cómo entonces saber si un pecado es de muerte o no? Podemos hacernos la pregunta para para saber cómo orar por ciertos personajes de la iglesia; pero también podíamos hacer la pregunta para nosotros, para cuidarnos de no cometer un pecado de muerte.
Si volvemos al pasaje que estamos revisando, en el esta hablando de las disciplinas que recibimos diciendo así:
Hebreos 12.11 Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados.
La disciplina es el trato fuerte de parte de Dios para corregir nuestro pecado, las recomendaciones para aprovechar la disciplina son: Levantar las manos caídas, seguid la paz, buscar la santidad, ojo con amargura… Pero luego dice:
Hebreos 12.16 no sea que haya algún fornicario, o profano, como Esaú, que por una sola comida vendió su primogenitura.
Pienso que al dar el ejemplo de Esaú, lo que debemos entender es que el negamos a aceptar la disciplina de Dios, es decir, si a pesar de estar siendo disciplinados insistimos en seguir cometiendo el mismo pecado, esto puede llevarnos a tener una perdida irremplazable, que podía ser aún perder la vida.
Eso en otras palabras quiere decir que cualquier pecado pueden determinado momento llevarnos a tener perdidas irremediables.
Esto puedes sonar muy terrible para algunos, de tal manera que comienzan a hablar de la gracia de Dios, de que Dios es amor, de que Dios perdona, de que Dios siempre da más oportunidades… Y todo eso es cierto, pero esto que estamos leyendo también está en la escritura y corresponde al Nuevo Pacto.
Además la enseñanza de pérdidas irremediables no sólo está en este pasaje, también lo podemos leer:
1 Corintios 3.11–13 Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo. 12Y si sobre este fundamento alguno edificare oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca, 13la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará.
Ya habiendo nacido de nuevo, debemos dejar las obras muertas y comenzar a hacer realmente la voluntad de Dios. Al hacer la voluntad de Dios estaremos edificando en oro, plata y piedras preciosas… Cuando no hacemos la voluntad de Dios, o cuando arremedamos a los cristianos haciendo lo que ellos hacen, pero con una actitud equivocada, estamos edificando en la carne, es decir madera, heno, hojarasca.
Ojo con esto, no se engañen, los que parecen más espirituales pueden no serlo, porque pueden estar haciendo muchas cosas como los de Mateo siete, que hasta Milagros hacían pero fueron a parar al infierno.
La obra de cada uno, el fuego, la palabra, Dios la probara, y se revelará lo que cada uno realmente haya hecho.
1 Corintios 3.14–15 Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa. 15Si la obra de alguno se quemare, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego.
Si la obra de alguno se quemare sufrirá pérdida, y como este juicio es hecho cuando estemos en la presencia de Dios entonces ya no habrá ninguna oportunidad de remediar todo lo que se perdió.
Y esto quiere decir que a la final cualquier pecado implica una pérdida irremediable… porque el pecado es como perder el tiempo haciendo lo que no sirve para nada y eso implica una pérdida irremediable de bendición que jamás se podrá recuperar.
Si volvemos al pasaje de hebreos…
Hebreos 12.17 Porque ya sabéis que aun después, deseando heredar la bendición, fue desechado, y no hubo oportunidad para el arrepentimiento, aunque la procuró con lágrimas.
La escritura nos hace una advertencia muy seria respecto del pecado, porque el pecado nos lleva a tener pérdidas que no podremos recuperar jamás… Pero después de esta advertencia el pasaje continúa dándonos otra razón por la cual debemos mantenernos firmes en medio de los tratos de Dios o sus disciplinas para cambiar nuestra vida, y nos dice:
Hebreos 12.18–21 Porque no os habéis acercado al monte que se podía palpar, y que ardía en fuego, a la oscuridad, a las tinieblas y a la tempestad, 19al sonido de la trompeta, y a la voz que hablaba, la cual los que la oyeron rogaron que no se les hablase más, 20porque no podían soportar lo que se ordenaba: Si aun una bestia tocare el monte, será apedreada, o pasada con dardo; 21y tan terrible era lo que se veía, que Moisés dijo: Estoy espantado y temblando;
El pasaje menciona la relación del pueblo de Israel con Dios, cuando en cierta ocasión por incrédulos le pidieron a Dios que les hablara directamente, y la manifestación fue tan terrible que todos hasta Moisés quedaron espantados y temblando.
La advertencia que nos hace el Señor respecto del pecado es muy seria porque no hacer caso trae perdida irremediable, pero la razón de escuchar esa advertencia en este tiempo, no es porque Dios sea un Dios terriblemente poderoso, que con su ira nos va a destruir por estar pecando.
Es decir no es el miedo al castigo de Dios lo que nos debe llevar a cambiar, porque aun como hemos leído, si Dios decidiera llevarnos por nuestra terquedad y pecado, iríamos a disfrutar de su majestuosa presencia en la Jerusalén celestial. Por supuesto si verdaderamente somos sus hijos.
La verdadera razón por la cual debemos tener en cuenta esa advertencia… continua diciendo la escritura, es porque nos hemos acercado a:
Hebreos 12.22–24 sino que os habéis acercado al monte de Sion, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, a la compañía de muchos millares de ángeles, 23a la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos, a Dios el Juez de todos, a los espíritus de los justos hechos perfectos, 24a Jesús el Mediador del nuevo pacto, y a la sangre rociada que habla mejor que la de Abel.
La razón por la cual debemos buscar la santidad es porque nos hemos acercado es decir que estamos a un pequeño paso de vivir en la Jerusalén celestial, estamos a un pequeño paso de vernos rodeados de millones de ángeles, estamos a un pequeño paso de estar con todos aquellos creyentes que ya están en el reino de los cielos, pero sobre todo estamos aun pequeño paso de estar frente a frente con Jesús, nuestro nuestro Dios, nuestro salvador, todo eso gracias al Nuevo Pacto echo a través de su sangre.
Por esa razón, por el gran amor de Dios, por ese premio tan espectacular que nos espera es que no debemos dejar que la terquedad de no querer abandonar el pecado, nos siga quitando la recompensa… Y luego continua dándonos otra razón por la cual debemos mantenernos firmes. Dice:
Hebreos 12.25 Mirad que no desechéis al que habla. Porque si no escaparon aquellos que desecharon al que los amonestaba en la tierra, mucho menos nosotros, si desecháremos al que amonesta desde los cielos.
Qué aquellos que fueron amonestados en la tierra no escaparon… ¿A qué se refiere esto?Si revisamos la amonestación que aparece en Deuteronomio cinco allí encontramos que dice:
Deuteronomio 5.4–5 Cara a cara habló Jehová con vosotros en el monte de en medio del fuego. 5Yo estaba entonces entre Jehová y vosotros, para declararos la palabra de Jehová; porque vosotros tuvisteis temor del fuego, y no subisteis al monte.
En esta ocasión el Señor les da los 10 mandamientos, luego ellos producto del terror le piden a Dios que no vuelva a hablar directamente con ellos, sino a través de Moisés… Y entonces el Señor dice:
Deuteronomio 5.28 … He oído la voz de las palabras de este pueblo, que ellos te han hablado; bien está todo lo que han dicho.
El pueblo entendió los mandamientos, hablaron bien en lo que le dijeron a Dios. Pero Dios dice:
Deuteronomio 5.29 ¡Quién diera que tuviesen tal corazón, que me temiesen y guardasen todos los días todos mis mandamientos, para que a ellos y a sus hijos les fuese bien para siempre!
Pero no obedecieron, a pesar de haber visto a un Dios poderoso y terrible que podía destruirlos en cualquier instante.
Y el resultado ha sido el continuo sufrimiento del pueblo de Israel por causa de las persecuciones a través de todos los tiempos… Y esto todavía no ha terminado. Dios quería que ellos vivieran bien para siempre, pero han vivido muy mal como pueblo.
El pueblo no pudo escapar a las consecuencias de no obedecer a Dios…
Hebreos 12.25 Mirad que no desechéis al que habla. Porque si no escaparon aquellos que desecharon al que los amonestaba en la tierra, mucho menos nosotros, si desecháremos al que amonesta desde los cielos.
Y si ellos no pudieron escapar a las consecuencias de no obedecer a Dios, dice que: “Mucho menos nosotros si desecharemos al que amonesta desde los cielos”
En ambos pactos, ante el nuevo pacto es muy muy superior, el objetivo de Dios con los hombres es que vivan de manera espectacular…
En el pacto de la ley está Dios con su poder castigando prontamente y de manera muy fuerte la rebeldía del pueblo para motivarlos a obedecer… pero aun así no funciono.
En el Nuevo Pacto nuestra relación está través de Jesús, con un premio muchísimo, muchísimo, muchísimo mejor. Además tenemos el Nuevo Pacto con una gran cantidad de promesas que aseguran que si queremos podemos vivir con el poder del Espíritu Santo en la voluntad de Dios…
Es decir tenemos todo a nuestro favor, por eso la escritura dice: “Somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó”
La razón de acercarnos es el amor y la misericordia de Dios, no el temor. Pero si lo hacemos lo correcto, si no levantamos las manos caídas, si no comenzamos a caminar, sino hacemos sendas derechas… Por más amor y misericordia de Dios, si no hacemos su voluntad no escaparemos al sufrimiento que traerán nuestros pecados, Y además tendremos perdidas que no podemos recuperar.
Es por eso que dice que nos desechemos al que habla desde el cielo… No debemos desechar lo que le Espíritu Santo nos dice!
Tal vez lo primero que debes pensar es si este mensaje viene del cielo de parte de Dios para ti.
Si logras reconocer la voz de Dios en este mensaje… Esa voz te dice, te insiste, te motiva y te advierte que debes hacer lo correcto.
La escritura continua diciendo que esa voz:
Hebreos 12.26–29 La voz del cual conmovió entonces la tierra, pero ahora ha prometido, diciendo: Aún una vez, y conmoveré no solamente la tierra, sino también el cielo. 27Y esta frase: Aún una vez, indica la remoción de las cosas movibles, como cosas hechas, para que queden las inconmovibles. 28Así que, recibiendo nosotros un reino inconmovible, tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia; 29porque nuestro Dios es fuego consumidor.
Cuando leo esto veo que la advertencia es muy seria, pero mucho cuidado, no se deje engañar del diablo, no se trata de tenerle miedo a Dios, sino de tenerle miedo al pecado, que trae sufrimiento y perdida a nuestra vida.
Otros textos relacionados con este asunto dicen:
Hebreos 10:39 Pero nosotros no somos de los que retroceden para perdición, sino de los que tienen fe para preservación del alma.
2 Juan 8 Mirad por vosotros mismos, para que no perdáis el fruto de vuestro trabajo, sino que recibáis galardón completo.
Gálatas 6:9 No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos.
Hebreos 10:35-36 No perdáis, pues, vuestra confianza, que tiene grande galardón; 36porque os es necesaria la paciencia, para que habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa.
1 Pedro 1:4 a 5. Para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros, 5que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero.