NUEVO PACTO
K. SEGURIDAD DE QUE NUESTRA FE SERÁ PROBADA
No sólo fue necesario que Dios nos liberara por completo de la esclavitud al pecado, rompiendo el yugo que teníamos de parte de Satanás, y colocando su Santo espíritu, también es necesario y Dios lo ha prometido, darnos la dirección necesaria para hacer su voluntad.
Esta promesa es indispensable ya que es la salida al pecado porque el pecado es vivir sin la dirección de Dios por causa de nuestra incredulidad. Sin embargo una cosa es que la promesa sea real y otra que nosotros la aprovechemos, y esta promesa vimos que sólo se puede aprovechar cuando hay un deseo genuino de hacer la voluntad de Dios. Sin embargo otro de los problemas que tenemos es que por causa de nuestra ignorancia creemos que ciertas cosas son la voluntad de Dios sin ser cierto. Esto no es raro que ocurra en nuestra vida pues antes de conocer al señor nuestra visión de la vida era completamente equivocada.
La escritura describe nuestra condición de incredulidad de la siguiente manera:
Mateo 6.22–23 La lámpara del cuerpo es el ojo; así que, si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo estará lleno de luz; 23pero si tu ojo es maligno, todo tu cuerpo estará en tinieblas. Así que, si la luz que en ti hay es tinieblas, ¿cuántas no serán las mismas tinieblas?
Antes de nacer de nuevo por supuesto nuestro ojo no era bueno, como lo es el ojo de todos aquellos que por no haber nacido de nuevo, tienen una conexión y una influencia de parte de Satanás, sin embargo como muchos de ellos nosotros pensábamos que veíamos bien, que teníamos luz. Por esto es muy posible que ahora habiendo nacido de nuevo, por falta de una renovación completa de nuestro entendimiento, caigamos en el engaño de pensar que algunas cosas que estamos haciendo o que deseamos son la voluntad de Dios, sin que sea cierto.
Esta convicción y deseo de hacer o seguir haciendo eso que pensamos que es bueno, puede bloquear la revelación que viene de parte de Dios. La escritura enseña:
Juan 8.43–44 ¿Por qué no entendéis mi lenguaje? Porque no podéis escuchar mi palabra. 44Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer.
Ciertamente ya no somos hijos del diablo, pero algunos de los deseos aprendidos en ese tiempo puede permanecer en nosotros bloqueando la revelación de Dios, (por ejemplo el deseo de ser ricos, el deseo de ser famosos, etc ) y en esos casos es necesario que nuestra fe en esa nueva informacion que Dios nos da en su palabra, sea probada.
Eso en otras palabras quiere decir que gracias a la escritura estamos recibiendo el conocimiento de la verdad, sin embargo no siempre entendemos realmente lo que Dios nos dice y esto dificulta que lo creamos de verdad, produciendo un cambio en nuestra manera de sentir y/o desear. Por esta razón se hace necesario que Dios pruebe que tanto confiamos en su palabra, razón por la cual nos ha dado una promesa que dice.
1. LA PROMESA
1 Pedro 1:6 al 7 En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, 7para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro,
el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo, El pasaje viene hablando de cuanto nos alegramos en la salvación que hemos recibido, pero aclara que si es necesario nuestra fe será probada…Y por supuesto que si es necesario. Y es por esta necesidad de que nuestra fe sea probada y aprobada, que nuestra vida va a estar rodeada de; tentaciones, pruebas, disciplinas, tribulaciones, desiertos y otras palabras similares que describen las diferentes formas en que Dios básicamente prueba nuestra confianza en su palabra. Sin embargo cada una de estas palabras también muestra ciertas diferencias en las razones o circunstancias por las cuales Dios trata nuestra fe.
Por ejemplo; vimos que las disciplinas las recibimos para corregir malas actitudes producto de nuestra incredulidad que nos llevan a desobedecer a Dios de una manera conciente. Es decir somos disciplinados porque ya entendemos con claridad lo que debemos o no debemos hacer, y no estamos siendo obedientes. No ocurre igual con las pruebas, pues las pruebas normalmente llegan cuando creemos estar haciendo lo correcto, cuando creemos que estamos confiando en Dios, sin ser cierto.
Las disciplinas nos llegan por desobedientes y rebeldes mientras que las pruebas por inocentes, sinples o ignorantes. Por ejemplo; usted puede tener una relación matrimonial correcta de acuerdo a la fe que usted tiene, y no ser consciente de cuanta idolatria hay en su matrimonio, es decir usted estará convencido que está haciendo las cosas de manera correcta delante de Dios, y esa es precisamente la razón por la cual será probado por Dios, para que descubra la realidad de su fe. También usted puede estar trabajando para el Señor, pero lo está haciendo sin humildad y usted no es conciente del orgullo que siente cuando Dios lo usa, pero a través de las pruebas Dios puede mostrarle la realidad del pecado que hay en su corazón.
2. EL EJEMPLO DE JOB
Es por esto que podemos leer que la escritura dice:
Job 1.1 Hubo en tierra de Uz un varón llamado Job; y era este hombre perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal.
Para los que no entienden este asunto, la vida y la ”desgracia de Job” son mencionadas a las personas, cuando están viviendo situaciones trágicas, irremediables pero sobre todo injustas, porque esas desgracias, piensan ellos como pensaba Job, deberían sucederle a los malos, a los corruptos, a los rebeldes, y no a personas perfectas, rectas, temerosas de Dios y apartadas del mal.
Pero contrario a lo que piensan estas personas que no entienden la importancia de la fe y el conocimiento de Dios, la escritura dice:
Salmo 11.5 Jehová prueba al justo; Pero al malo y al que ama la violencia, su alma los aborrece.
Dios prueba a los justos, porque aunque tengamos una buena actitud, de todos modos hay muchas otras cosas que necesitamos aprender, y en las ya aprendidas, hay muchas en las cuales debemos creer con una fe más profunda. Esto es muy claro en la vida de Job, quién al comienzo de la prueba responde de manera correcta, y con mucha fe, pues dice:
Job 1.20–22 Entonces Job se levantó, y rasgó su manto, y rasuró su cabeza, y se postró en tierra y adoró, 21y dijo: Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito. 22En todo esto no pecó Job, ni atribuyó a Dios despropósito alguno.
La escritura atestigua que Job recibió todas esas pérdidas sin pecar, y que aceptó lo sucedido creyendo que Dios tenía un propósito de bendición. Hasta alli la fe lo sostuvo. Pero al pasar el tiempo cuando la situación empeoró y no parecía haber mejoría, la confianza que tenía en Dios no fue suficiente, y esa incredulidad se manifestó a través de los pensamientos que albergo en su corazón. Que luego manifiestó:
Job 3.1–3 Después de esto abrió Job su boca, y maldijo su día. 2Y exclamó Job, y dijo:3 Perezca el día en que yo nací
Ya no estaba conforme con que Dios diera o quitara, más aún llegó a pensar que Dios lo estaba tratando de manera injusta, como lo manifiesta con claridad más adelante.
Job 9.22–24 Una cosa resta que yo diga: Al perfecto y al impío él los consume. 23 Si azote mata de repente, Se ríe del sufrimiento de los inocentes. 24 La tierra es entregada en manos de los impíos, Y él cubre el rostro de sus jueces. Si no es él, ¿quién es? ¿Dónde está?
Llegar a pensar que Dios es injusto y que se ríe el sufrimiento de los inocentes, es una evidencia clara de la poca fe que hay en Dios. La incredulidad corrompe nuestro corazón llevándonos a pensar las cosas más malas y absurdas acerca de Dios. Pero al final de la prueba podemos por la respuesta de Job, no sólo ver la necesidad de ser probado, sino también la perfección del trato que recibió de parte de Dios. Y es Job quien lo manifiesta:
Job 42.3–6 ¿Quién es el que oscurece el consejo sin entendimiento? Por tanto, yo hablaba lo que no entendía; Cosas demasiado maravillosas para mí, que yo no comprendía. 4Oye, te ruego, y hablaré; Te preguntaré, y tú me enseñarás. 5De oídas te había oído; Mas ahora mis ojos te ven. 6Por tanto me aborrezco, Y me arrepiento en polvo y ceniza.
Este hombre que creia estar andando de manera correcta en su vida, reconoce su gran ignorancia, reconoce su falta de humildad, reconoce su poca fe y se dispone a seguir aprendiendo. Reconoce también que la imagen que tenía de Dios erá algo ridícula comparada con la grandeza que ahora ve en El, por esto manifiesta que se aborrece (al ver su pecado) y que se arrepiente en polvo y ceniza.
Al comienzo de la prueba se duele grandemente por todo lo que perdió, pero al final de la prueba se duele grandemente por su pecado de ignorancia e incredulidad.
Recuerden que siempre insisto: no sufrimos por el pecado de los demás, ni por las cosas que suceden a nuestro alrededor, sufrimos por nuestro propio pecado, y ese va siendo eliminado en la medida en que crecemos en conocimiento y fe, a través de las pruebas.
3. LA NECESIDAD DE SER PROBADO
Es por esto que la necesidad de ser probado por Dios no es una mala noticia, no para que el que entiende lo preciosa que es la fe. Por eso dice la escritura:
Santiago 1.2 Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas…
Y si a alguien le parece una mala noticia, está evidenciando la necesidad de que su fe en Dios sea probada, pues es tal su mala imagen de Dios que no lo aprecia verdaderamente.
Pero: ¿Qué creen ustedes que signifique para una persona normal, no como nosotros, que le digan que a través de esas difíciles circunstancias Dios está probando su fe? O más claro aún, que le digan que todas las desgracias en la vida de Job era para hacerlo crecer espiritualmente.
¿Creen ustedes que se sentirían motivados a vivir la vida cristiana? Por supuesto que no, al no apreciar la importancia de la fe, ellos simplemente pensarían que hay injusticia en Dios, que es lo mismo que ocurre en algunos cristianos cuando son probados y no aprecian la importancia de la fe.
Ahora; cuando Dios dice que nuestra fe debe ser probada, lo que realmente está diciendo es que nosotros debemos conocer qué tanta fe o qué tanta incredulidad hay en nuestra vida, respecto de Dios, sus planes para con nosotros, sus mandatos, sus promesas, la forma de tratarnos, etc.
Eso quiere decir; que en ciertos aspectos de la vida, nosotros no tenemos ni idea de que tanto confiamos en Dios, pero peor aún, podemos estar convencidos de nuestra confianza en Dios, y a un contar testimonios, estando completamente equivocados al evaluar nuestra fe.
4. EVIDENCIAS DE NUESTRA INCREDULIDAD
Dios sabe con perfección que pensamos y creemos cada uno de nosotros. Pero como somos nosotros los que necesitamos saber qué tanto desconfiamos de Dios, para poder hacer las correcciones necesarias y Dios nos da la oportunidad de conocer esa realidad, precisamente a través de las tentaciones, pruebas, disciplinas, tribulaciones y quebrantos.
El problema es que algunos insisten en no dejar de confiar en sí mismos y hacen lo siguiente:
2 Corintios 10:12 Porque no nos atrevemos a contarnos ni a compararnos con algunos que se alaban a sí mismos; pero ellos, midiéndose a sí mismos por sí mismos, y comparándose consigo mismos, no son juiciosos.
Cuando están viviendo situaciones difíciles que los obligan a hacer una revisión de sí mismos, de cuánto confían en Dios, cometen el error de medirse a sí mismos, con su propia regla, y el resultado es que ellos salen aprobados y Dios sale desaprobado. Ellos se están portando bien y Dios no los está tratando bien. Contrario a esta manera absurda de medirse y hundirse cada vez más, el apóstol dice:
2 Corintios 10:13, 18 Pero nosotros no nos gloriaremos desmedidamente, sino conforme a la regla que Dios nos ha dado por medida…. 18porque no es aprobado el que se alaba a sí mismo, sino aquel a quien Dios alaba.
¿Cuál es la regla que Dios nos ha dado por medida? Su palabra. La verdad es que todos estos estudios, todos estos mensajes, tienen como objetivo que evaluemos nuestra vida a la luz de su palabra. La palabra de Dios dice acerca de la palabra de Dios:
Hebreos 4:12 al 13 Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón. 13Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta.
Déjeme preguntarle: ¿juzga usted a la luz de la palabra de Dios cada cosa que desea, cada cosa que hace, cada objetivo que tiene, cada método que utiliza, cada relación, cada esperanza. Y cuando hace estos juicios encuentra usted que la palabra Dios confirma que Dios desea para usted lo mismo que usted desea? Por ejemplo:
Colosenses 3:1 al 2 Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. 2Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. 3Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios.
Este pasaje nos muestra que lo único que debería importarnos es hacer la voluntad de Dios, porque esa es la única forma de obtener las cosas de arriba.
Pero: ¿Qué pasa cuando le pides a Dios pero los objetivos son equivocados? Cuando los objetivos son equivocados Dios por el amor que tiene por nosotros ha prometido no contestar. (A no ser que en una absurda obstinación insistamos en lo que deseamos y Dios conteste afirmativamente para mostrarnos el error) Pero no sólo hay que revisar nuestros objetivos, también debemos revisar nuestra fe a la luz de la obediencia, y respecto de esto la escritura nos dice:
Santiago 2:17, 26 Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma… 26Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta.
Millones de personas dicen tener fe pero no son obedientes a los principios ni a los mandatos de la palabra de Dios. Millones de llamados cristianos dicen tener fe pero desprecian el Nuevo Pacto y viven con base en promesas del viejo pacto que ya no corresponden a nosotros. ¿Acaso puede haber fe verdadera donde no hay obediencia?
Además de esto hay una enorme diferencia entre hacer lo que la Biblia dice, por un sinfín de razones que no son válidas a los ojos de Dios, y hacer lo que la Biblia dice porque confío en Dios. Es decir hay muchos cristianos que están haciendo lo que Dios dice pero no están confiando en Dios. Y la escritura dice:
Hebreos 11:6 Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.
Por otro lado; cual es la evidencia según su palabra de que hay obediencia con fe:
Isaías 26:3 Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado.
La paz que experimentamos producto de obedecer a Dios con verdadera fe. Y si no hay esa completa paz, que según otros textos guarda nuestro corazón y nuestros pensamientos, nos vamos a desviar al igual que Job, pues la incredulidad corrompe nuestros pensamientos. Es muy importante entender que no sólo es suficiente que los objetivos sean correctos, también es necesario que nuestra obediencia te amo tío vaya por la confianza que tenemos en Dios, Y si no hay esta confianza entonces Dios podrá detener sus respuestas hasta que aprendamos a confiar verdaderamente en él.
Con sólo ver este par de pasajes creo que todos debemos reconocer que necesitamos que nuestra fe sea probada, de allí la necesidad de las tentaciones y las pruebas.
Las disciplinas y los quebrantos no considero que sean parte normal del proceso de crecimiento, sino medidas extremas por causa de nuestra necedad en confiar en nosotros mismos y no confiar en Dios.
Pero el ser probado por Dios es en realidad el cumplimiento de su promesa del Nuevo Pacto que se cumple en cada uno de los auténticos hijos de Dios, aunque no lo creamos, porque no sólo es necesario por causa de nuestra poca fe que no reconocemos, sino porque además manejamos diferentes clases de “fe” que no son válidas a los ojos de Dios, entre las cuales están; la fe muerta, la fe fingida y la fe débil.
5. EL CORAZÓN ENGAÑOZO Y PERVERSO
Esta misma promesa es mencionada en el libro de jeremías cuando dice:
Jeremías 17:9 al 10 Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? 10Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras.
Si revisamos el contexto en el cual Dios dice que el corazón del hombre es más engañoso que todas las cosas y además perverso, veremos qué se refiere precisamente a la confianza que creemos y decimos tener en Dios. El pasaje habla de que una cosa es vivir confiando en el hombre y otra cosa muy diferente vivir confiando en Dios. Y el engaño y la perversidad del corazón esta, en que al hombre lo engaña su propio corazón, haciéndole tomar decisiones equivocadas y engañandolo acerca del verdadero carácter de esas decisiones.
Es decir; pensamos estar tomando decisiones porque creemos en Dios, cuando en realidad las hemos tomado producto de nuestra desconfianza en él.
Ahora; ¿porque es importante que el hombre conozca el verdadero carácter de sus decisiones respecto de su confianza en Dios?
En primer lugar porque como ya leímos, sin fe es imposible agradar a Dios, y la razón por la cual no podemos serle agradables sin fe, es porque la escritura también dice:
Romanos 14.23 Pero el que duda sobre lo que come, es condenado, porque no lo hace con fe; y todo lo que no proviene de fe, es pecado.
Que cualquier cosa que hagamos sin la convicción que da la fe es pecado. Y vivir pecando por su puesto que trae mucha pérdida de bendición a nuestra vida.
En segundo lugar porque la buena vida y la eternidad del hombre, no depende de sus capacidades, talentos, oportunidades, ni tampoco depende de lo buena o mala que sea una persona, la buena vida del hombre depende básicamente de sí confía o no en Dios. Y cuando no se confía en Dios no hay otra opción, es porque estamos confiando en nosotros mismos, muchas veces sin saber que aquello en que confiamos realmente proviene del diablo. Este concepto que acabo de emitir es prácticamente cien por ciento opuesto a lo que el mundo enseña, pues según el mundo, la clave para vivir una buena vida tiene que ver con la sabiduría, riqueza y valentía que alguien pueda poseer, pues estos elementos son los que le permiten confiar al hombre en sí mismo, y son el motor para tomar las decisiones necesarias para aprovechar las oportunidades y vivir una vida de éxito.
Pero insisto; esto que acabo de mencionar que es fácilmente aceptado y creído en el mundo es completamente opuesto a lo que Dios dice que es necesario para vivir una buena vida y sobre todo una buena eternidad. A través del profeta jeremías Dios declaró:
Jeremías 9:23 al 24 Así dijo Jehová: No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas. 24Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra; porque estas cosas quiero, dice Jehová.
Para qué alabarse de cosas que no son las que determinan el buen resultado de nuestra vida y nuestra eternidad. Mas sí debemos alabarnos de conocer y entender que desea Dios para nosotros y cómo va lograrlo, (eso es fe) porque al aprovechar este conocimiento, eso sí determinará la clase de vida y la clase de eternidad que viviremos.
Volviendo al pasaje que revela el autoengaño respecto de nuestra fe, en que caemos por causa de nuestro corazón, el Señor describe la clase de vida que tendremos si vivimos confiando en el hombre.
6. LA CONFIANZA EN EL HOMBRE
El verso cinco dice así:
Jeremías 17:5 Así ha dicho Jehová: Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo, y su corazón se aparta de Jehová.
No hay duda que son palabras fuertes, y aquí nuevamente podemos ver que lo que Dios dice es completamente opuesto a lo que el mundo enseña.
En el mundo se enseña y se hace todo lo posible para que los hombres obtengan confianza en sí mismos, (esta confianza esta basada como dije, en la sabiduría, riqueza y valentía que poseen) y es esta confianza la que les dará el valor necesario para enfrentar la vida.
Es decir; en el mundo una persona que no confía en sí misma está muerta en vida, pues no se animará precisamente por la falta de confianza a hacer muchas cosas que seguramente lograría hacer si se animara.
Por eso existen tantos seminarios de superación personal, porque están convencidos que el hombre tiene que convencerse que puede, para que se anime a vivir la vida, y si se anima entonces logrará tener una vida de éxito. Esta creencia de la importancia de creer en nosotros mismos es algo tan aceptado y tan común que aún los cristianos cuando educamos a nuestros hijos caemos en el error de animarlos a confiar en sí mismos. “Tú puedes” “Tú eres capaz”, en lugar de decirles desde pequeños, tú puedes con la ayuda de Dios, si lo que pretendes alcanzar es realmente lo que Dios quiere .
Y cuando logramos convencerlos de que ellos pueden y son capaces, al crecer toman un camino diferente del de Dios, porque ya están convencidos que sin Dios también pueden.
Pero completamente contrario a esta manera de pensar, Dios dice que el que confía en el hombre, lo cual incluye la confianza en nosotros mismos, hará que su vida sea una vida de maldición.
Quiero insistir en que el pasaje no habla de si la persona tiene buenos o malos objetivos, ni siquiera de si es una buena o una mala persona, que son los conceptos que normalmente traemos a colación para decir; por buena persona Dios lo bendijo, por mala persona Dios lo maldijo.
No, Dios se está centrando en un asunto que aunque al final tiene relación con la bondad y la maldad, es muchísimo más importante y es: Sí usted confía en Dios vivirá con la bendición de Dios, pero sí confía en si mismo vivía con la maldición de Dios. El pasaje continúa describiendo lo que es la maldición:
Jeremías 17:6 Será como la retama en el desierto, y no verá cuando viene el bien, sino que morará en los sequedales en el desierto, en tierra despoblada y deshabitada.
Al leer esto me imagino esas bolas de matas secas que a veces muestran las películas del oeste que son arrastradas por el viento. ¿Qué futuro puede tener un chamizo dando vueltas en el polvo? La respuesta es ninguno. Esa retama en el desierto representa una vida exenta de todo verdadero valor. Y la razón que Dios da por la cual el hombre que confía en el hombre no podrá jamás tener un buen futuro, es que cuando se confía en el hombre, en su escala de valores, objetivos, y en sus métodos para alcanzarlos, la confianza en todo eso le impide ver la bendición de Dios. “No vera cuando viene el bien”
Ojo con lo que estoy diciendo: La confianza del hombre en sí mismo le impide ver la bendición de Dios. Es decir la vida del hombre que confía en sí mismo es como la vida de un ciego que no puede ver la bendición de Dios. Algo así como que el ciego está con un hambre espantosa y Dios le coloca una gran cantidad de alimentos y manjares, pero como él no puede ver entonces tampoco puede comer y termina muriéndose de hambre y terriblemente amargado en su corazón pensando que Dios no le proveyó. Sin embargo el ejemplo es incompleto, porque otros textos de la escritura nos muestran que no sólo no ve la bendición de Dios, si no peor aún, ve la bendición de Dios como si fuese una maldición y huye de ella despavorido. ¿Cuántos cristianos ven los tratos o las pruebas de nuestra fe como si fueran problemas? Cuando no nos gozamos en los tratos y en las pruebas que estamos recibiendo, es porque los estamos viendo como si fueran una maldición. La escritura dice:
Isaías 5:20 al 21 ¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo! 21¡Ay de los sabios en sus propios ojos, y de los que son prudentes delante de sí mismos!
¿Qué piensa mucha gente con el simple hecho de que lo inviten a una iglesia? Que le van a amargar la vida, que lo van a llenar de prohibiciones, que le van a sacar la plata, etc.
Algo así como que el ciego está con hambre y cuando vienen a traerle comida y oye los pasos sale corriendo pensando que lo van a matar, y por salir corriendo asustado, como no ve entonces se golpea en la cabeza, y producto del golpe ahora queda sordo, y como no oye nada se anima a cruzar la calle porque no oye el camión que viene y lo aplasta.
Y si usted cree que estoy exagerando el ejemplo, mire lo que Dios asegura en el siguiente pasaje:
Isaías 50:11 He aquí que todos vosotros encendéis fuego, y os rodeáis de teas; andad a la luz de vuestro fuego, y de las teas que encendisteis. De mi mano os vendrá esto; en dolor seréis sepultados.
El Señor Jesús es la luz del mundo, por esto los hombres debemos caminar bajo la luz de Dios, pero por no creer en él preferimos caminar bajo nuestra propia luz, bajo nuestras propias antorchas: ¿Cuál será el resultado de caminar bajo nuestra propia luz?
Dios asegura que será una vida del dolor hasta que llegue a la tumba. Y no es por desquite, es que la luz del hombre no puede alumbrar la bendición de Dios, por lo tanto no le queda otra que luchar toda la vida sin hallar verdaderas respuestas hasta que muera. Y a toda esta desgracia, porque es una desgracia vivir de esa manera, añádale que el corazón del hombre le hace creer que la cosa va por buen camino. Le hace creer que sí confía en Dios. Y el resultado de todo esto es que el hombre queda convencido de que cuando logre el siguiente objetivo su vida mejorará, y así se la pasan de objetivo en objetivo viviendo anestesiados hasta que mueren, perdiendo allí la oportunidad de salvación
7. BENDICIONES QUE NO LLEGAN
Pero también puede suceder, que producto de esa gran dificultad para definir el grado de confianza que tenemos en Dios o en los hombres, que una persona que está convencida que confía en Dios, esa certeza le haga esperar bendiciones de parte de Dios. Como está engañado la bendición no vendrá. ¿Cuál será entonces la conclusión que sacara de este asunto?
Pues dirá: “Señor tú has prometido que quien confía en ti recibirá tu bendición y yo he confiado en ti y tu no me has bendecido” ¿Qué pasa cuando una persona llega a esta conclusión? Sí está persona insiste en decir que confía en Dios, es decir si insiste en que quien ha fallado es Dios, está persona se alejara de Dios y seguirá su propio camino, es decir reafirmará su confianza en sí misma alejándose cada vez más de Dios. Y el final de esta persona que seguirá confiando en sí misma, porque cree que Dios le ha fallado, es que no logrará disfrutar de la bendición que Dios tiene para darle.
8. LA CONFIANZA EN DIOS
Contrario a todo esto la vida del hombre que confía en Dios se describe así:
Jeremías 17:7 al 8 Bendito el varón que confía en Jehová, y cuya confianza es Jehová. 8Porque será como el árbol plantado junto a las aguas, que junto a la corriente echará sus raíces, y no verá cuando viene el calor, sino que su hoja estará verde; y en el año de sequía no se fatigará, ni dejará de dar fruto.
Una mejor traducción de la primera frase sería; “bendito el hombre que confía en Dios y pone en el su esperanza”
Dios asegura que el resultado será completamente opuesto al del hombre que confía en el hombre. Aquel no puede ver la bendición de Dios, pero el que confía en Dios, que obviamente vera y aprovechará la bendición de Dios, lo que no verá es cuando viene el calor.
Esta bendición por supuesto esta en la transformación de nuestra vida para que seamos semejantes a El. Y no puede haber mayor bendición, tanto que la escritura dice:
Romanos 8.18–19 Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse. 19Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios.
Y mientras Dios va haciendo la obra, nosotros podremos vivir en la tierra de la siguiente manera:
Romanos 14.17 porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo.
Lo único justo es vivir haciendo la voluntad de Dios, la paz es una paz que sobrepasa todo entendimiento que guarda nuestro corazón y pensamientos en Cristo Jesús, y el gozo es esa alegría sobrenatural que experimentamos a través de todas las circunstancias que hacen crecer nuestra fe.