EL NUEVO PACTO
E. SEGURIDAD DE QUE NADA NI NADIE NOS PODRÁ SEPARAR DEL AMOR DE DIOS
Hasta ahora hemos visto que través de la justificación por fe y la promesa del Espíritu hemos recibido la salvación, la presencia del Señor Jesucristo en nuestra vida, además de esto la seguridad de que no perderemos la salvación, y como complemento asegura Dios, que aunque todavía pecamos lo que no permitirá es que practiquemos el pecado, lo cual nos muestra todavía más, que ciertamente podemos vivir haciendo la voluntad de Dios, y además por si algo nos faltara tenemos la promesa de Dios, de que cualquier oración que hagamos de acuerdo a su voluntad nos será contestada, y todo esto permitirá de forma prácticamente infalible que el plan de salvación se cumpla en nuestra vida. Esto podía ser resumido en una promesa que creo que es la más importante de las promesas que Dios nos ha dado, que se menciona repetidas veces en la escritura, como por ejemplo en el capítulo ocho del libro de romanos, en el cual después de mencionar una serie de cosas que Dios ha hecho para asegurarse de que la salvación sea una realidad en cada auténtico hijo de Dios, nos dice:
Romanos 8:31 al 32 ¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? 32El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?
Aquí la escritura nos muestra la motivación y las intenciones que Dios tiene con cada uno de nosotros, asegurando que está a favor nuestro, pues si fue capaz de entregar a su hijo Jesús por nosotros, entonces podemos tener la absoluta certeza de que también, nos dará todas aquellas cosas que realmente necesitemos para que nuestro cristianismo funcione, y por eso asegura:
Romanos 8:37 al 39 Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. 38Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, 39ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.
Que seremos vencedores, es decir que nuestra salvación, nuestra vida espiritual, ira de gloria en gloria hasta el final, y que absolutamente nada podrá hacernos fracasar, lo cual en realidad quiere decir que, nada podrá impedir esa obra de amor que Dios está realizando en nosotros a través de Cristo Jesús Señor nuestro. Y para que no haya dudas, menciona ciertos eventos supremamente importantes como la muerte, o la clase de vida que podamos vivir, también menciona los seres que podrían afectar nuestra vida como son ángeles o demonios, y elementos como el tiempo, para concluir que absolutamente nada creado nos podrá separar del amor de Dios. Esa es sin duda alguna la promesa más importante que un ser humano pueda recibir, la certeza del amor de Dios, es decir Dios asegura amarnos con un amor tan grande que sólo Dios lo puede brindar y además de eso asegura que absolutamente nada ni nadie nos podrá separar de su amor. Sin embargo es necesario aclarar que el amor de Dios no es solamente para nosotros los que ahora somos sus hijos, pues la escritura menciona: Juan 3:16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.
Que no como algunos creen, que Cristo sólo murió por aquellos que se iban a salvar, sino que la muerte de su hijo Jesús da la opción de salvación a todo el mundo, de tal manera que cualquiera que crea en Jesucristo como su Señor y su Salvador recibirá la salvación con todo lo que esta implica. (Perdón de pecados, regeneración, redención, santificación, etc.) ¿Pero qué va a pasar con aquellos hombres que han recibido la manifestación del amor de Dios, en la entrega de su hijo Jesús y en la oportunidad de arrepentirse, pero mueran rechazando esta oportunidad, es decir, rechazando el amor de Dios? Lo que la escritura nos cuenta es que estas personas, comenzaran a recibir la ira de Dios en la condenación eterna. Y esto en otras palabras significa que estas personas dejarán de recibir el amor de Dios, pues en la condenación eterna ya no habrá la oportunidad de recibir ningún tipo de beneficio de parte de Dios. (El que sea condenado, estará destinado a sufrir eternamente) Cuando pienso en esto la pregunta que me hago es: ¿Sigue Dios amando a aquel que habiéndolo rechazado toda su vida al final recibe lo que merece, es decir la condenación eterna? Algunos contestan que sí, porque se nos ha enseñado que el amor de Dios es eterno y que Dios ama al pecador pero rechaza el pecado. Pero la escritura dice: Salmos 11:5 Jehová prueba al justo; Pero al malo y al que ama la violencia, su alma los aborrece. Y entonces tenemos que por un lado la escritura dice que Dios entregó a su hijo por amor al mundo, pero también dice que Dios aborrece al que hace maldad. En otra versión dice: Salmos 11:5 El Señor vigila a justos y a malvados, y odia con toda su alma a los que aman la violencia. Pero: ¿Se puede amar y al mismo tiempo aborrecer a una persona? Antes de contestar tengamos en cuenta que esta palabra aborrecer se coloca en la escritura como algo totalmente opuesto al amor:
Proverbios 13:24 El que detiene el castigo, a su hijo aborrece; Mas el que lo ama, desde temprano lo corrige.
Y si aborrecer a alguien es lo opuesto a amarlo; ¿Que entonces será recibir la ira de Dios de manera permanente por toda la eternidad? Si a pesar de esto seguimos pensando que Dios ama al pecador aun después de que ha perdido toda oportunidad de salvación por su maldad, (no lo creo así) lo que sí podemos decir con toda certeza, es que esta persona, no volverá a recibir la manifestación del amor de Dios jamás. Sólo será castigado por la eternidad sin ninguna esperanza de salvación, y el castigo no lo propina Satanás como algunos creen, el castigo lo da Dios. Es por esto que cuando leo del amor de Dios por el mundo entiendo que es un amor, que durara hasta que el mundo pierda su oportunidad de salvación. Esta oportunidad la perderán algunos al morir, y otros cuando Dios nos lleve a su presencia en el rapto, y llegue la gran tribulación y se salven los últimos que se van a salvar… Los que queden recibirán la ira de Dios, y serán destruidos sus cuerpos mortales y mandados al infierno para ser atormentados por los siglos de los siglos.
Y cuando pienso en lo grande del castigo, entiendo que Dios siendo justo está dando un castigo que es equivalente al pecado cometido. ¿Cuál?
2 Tesalonicenses 2:8 al 10 Y entonces se manifestará aquel inicuo, a quien el Señor matará con el espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida; 9inicuo cuyo advenimiento es por obra de Satanás, con gran poder y señales y prodigios mentirosos, 10y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos.
Rechazar el amor de Dios es algo tan grave que merece la condenación eterna.
1. El amor eterno no es para todos Entendiendo esto podemos decir;; existe el amor de Dios para el mundo en la entrega de su hijo Jesús dando oportunidad de salvación, pero en los que rechazan este amor, este durará hasta el momento en que sean condenados, pero en los que le hemos aceptado, no sólo tenemos la certeza del amor de Dios por nosotros, amándonos con el mismo amor con que ama a su hijo Jesucristo, sino que además asegura que absolutamente nada nos podrá separar de ese amor. Es decir;; este amor eterno e inquebrantable no es para todo el mundo todo el tiempo, ni siquiera para los que han creído en Jesucristo, este amor eterno es sólo para aquellos que gracias al Nuevo Nacimiento están involucrados dentro del Nuevo Pacto. Para ellos es está promesa:
Romanos 8:38 al 39 Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, 39ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.
Absolutamente nada ni nadie nos podrán separar del amor de Dios en Cristo Jesús Señor Nuestro. Mencionando en primer lugar la muerte, que es para muchos la acción más destructiva y menos amorosa que pueda existir;; matar a alguien no es para los hombres un acto de amor. Pero contrario a lo que los hombres piensan, gracias al amor de Dios y a la promesa de que absolutamente nada nos separará de Él, la muerte se convierte en un encuentro de amor. Por eso dice su palabra:
Isaías 57:1 al 2 Perece el justo, y no hay quien piense en ello; y los piadosos mueren, y no hay quien entienda que de delante de la aflicción es quitado el justo. 2Entrará en la paz; descansarán en sus lechos todos los que andan delante de Dios.
Pero para los que no gozan de esta promesa, la muerte se convertirá en el peor evento de su existencia, pues comenzarán a vivir la condenación eterna. Luego menciona la vida, y entendemos que no importa la clase de vida que le toque vivir a una persona, no importan las alegrías o los problemas, nada de eso nos podrá separar del amor de Dios, (ya vimos la promesa de que todas las cosas que nos suceden son en beneficio de nuestra vida espiritual) ni los ángeles, ni los demonios, ni las potestades, ni el futuro, es decir absolutamente nada nos podrá separar del amor de Dios. ¿Cómo debemos sentirnos sabiendo que Dios nos ama, con un amor eterno e inquebrantable del cual absolutamente nada nos podrá separar?
Y tengamos en cuenta que el amor de Dios es efectivo, y con esto me refiero a que no es algo etéreo o sólo sentimientos, pues el amor de Dios se manifiesta a través de todas las cosas que hace para bendecir nuestra vida, desde ahora y hasta la eternidad.
2. ¿Qué tan grande es el amor de Dios? Cuando pienso en hablar del amor de Dios, lo primero que quiero asegurarles es que es imposible que hombre alguno pueda comunicar la grandeza del amor de Dios, porque aunque lográramos comunicar a la perfección cuánto creemos o sentimos el amor de Dios, estoy seguro que, el amor de Dios es mucho más grande que lo que podemos conocer y por supuesto expresar. No en vano la escritura dice que el apóstol Pablo oraba por sus discípulos de la siguiente manera:
Efesios 3:17 al 19 para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor, 18seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, 19y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios.
Y dice que si Cristo habita por fe en nuestros corazones, el amor, tiene que ser el fundamento en que nuestra vida este cimentada. Es decir;; no hay nada más importante que conocer el amor de Dios, aferrarse a él y luego manifestarlo. Pero cuando nos aferramos al amor de Dios, no nos queda otra opción que aferrarnos al (poco) amor de Dios que conocemos, es decir a algo muy pequeño. Es por eso que a veces vienen situaciones que aunque están diseñadas por Dios para bendecirnos, en lugar de recibirlas con gran alegría, las recibimos como un estorbo, y cuando eso hacemos es evidencia que nos falta conocer más, y confiar más, en el amor de Dios. Sin embargo el pasaje continúa enseñando que;; cuando usted se aferra del poco amor que conoce de Dios, podrá seguir conociendo cada vez más el amor de Cristo, advirtiendo que es un amor que excede a todo conocimiento. Es decir es un amor tan grande que no nos bastará la vida para comprender la grandeza de su amor para nosotros en Cristo Jesús. Y por último dice que el resultado de conocer el amor de Dios es ser lleno de la plenitud de Dios. Esto en otra versión se traduce así:
Efesios 3:19 al 20 Le pido a Dios que puedan conocer ese amor, que es más grande de lo que podemos entender, para que reciban todo lo que Dios tiene para darles.
Eso quiere decir que entre más conozcamos el amor de Dios, más recibiremos lo que tiene para darnos, y eso es en realidad experimentar más de su amor, y al experimentar más de su amor más podemos recibir, y así sucesivamente hasta que seamos llenos de toda la plenitud de Dios. Y: ¿Cómo vivirá una persona que está llena de toda la plenitud de Dios? Pues vivirá tal como vivió el Señor Jesucristo en la tierra. (Con todo ese amor, poder, sabiduría, etc.) Y entonces sabiendo que existe el amor de Dios eterno e inquebrantable por nosotros sus hijos la pregunta es: ¿Qué tanto estamos creyendo y experimentando el amor de Dios? Conozco a muchos que dicen estar experimentando en gran manera el amor de Dios, pero tristemente ellos se refieren sólo a las cosas materiales que reciben de parte de Dios, y digo tristemente porque la verdad es que absolutamente todas las personas reciben esa clase de amor, (cosas materiales) pero son muy pocos los que han creído en el amor de Dios para ser salvos. Contrario a esto cuando recibimos el amor de Dios para ser salvos, independiente de las circunstancias o de la cantidad de riquezas materiales, nuestra vida va siendo transformada, la escritura dice:
2 Corintios 3:18 Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor. 3. Evidencias de estar disfrutando del amor de Dios
a. Cuando disfrutamos del amor de Dios amamos a Dios.
1 Juan 4:19 Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero La escritura enseña que cuando amamos a Dios, ese amor es el resultado de recibir el amor de Dios, por lo mismo podemos decir que cuando no amamos a Dios, es porque no hemos podido entender, ni creer el amor de Dios tiene por nosotros. Pero también dice:
b. Cuando disfrutamos del amor de Dios amamos a los demás.
1 Juan 4:10 al 12 En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados. 11Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también nosotros amarnos unos a otros. 12Nadie ha visto jamás a Dios. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su amor se ha perfeccionado en nosotros.
Sólo el amor de Dios puede transformar nuestra vida para bien, sólo el amor de Dios puede producir amor en nosotros hacia los demás, y entre más amemos a los demás más se perfeccionará el amor de Dios en nosotros. Cuando alguien no ama a los demás;; cuando alguien no desea lo mejor para los demás;; cuando alguien no hace lo que Dios le pide hacer para ayudar a los demás… para que se salven y conozcan el amor de Dios, es simplemente porque no ha podido experimentar el amor de Dios. Confirmando esto, un poco más adelante dice la escritura:
1 Juan 4:20 al 21 Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto? 21Y nosotros tenemos este mandamiento de él: El que ama a Dios, ame también a su hermano.
O amamos o aborrecemos, porque no es posible no amar y no aborrecer cuando se conoce el amor de Dios y no se comparte de él. Por eso es un mandamiento amar, y la indiferencia en realidad es aborrecimiento, y quien actúa de esta manera no conoce o conoce muy poco del amor de Dios, y más grave aún tendrá problemas para poder conocer más del amor de Dios que tanto necesita. Sólo aquel que verdaderamente comprende el amor de Dios, puede entender que no compartir de ese amor a los demás es aborrecerlos, y al armar a los demás comprenderá y experimentara más y más el amor de Dios, hasta llegar a vivir sin ningún tipo de temor.
c. Cuando disfrutamos del amor de Dios somos generosos con nuestros hermanos en necesidad.
1 Juan 3:17 Pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad, y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él? 18Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad.
Eso también quiere decir que la tacañería y la codicia son evidencia de no disfrutar del amor de Dios, y peor aún son actitudes que proceden del maligno, mientras que cuando amamos verdaderamente, dice su palabra:
1 Juan 4:12 Nadie ha visto jamás a Dios. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su amor se ha perfeccionado en nosotros.
La realidad de la presencia de Dios se evidencia cuando nos sabemos amados por Dios, y amamos con ese mismo amor a los demás. d. Cuando disfrutamos del amor de Dios vivimos sin temor. Quien vive con temor, (cualquier tipo de temor) es porque no cree en el amor de Dios, y esos temores que experimenta son en sí el castigo por su incredulidad respecto del amor de Dios.
1 Juan 4:18 En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor.
e. Cuando disfrutamos del amor de Dios nos gozamos en las pruebas. Pero cuando creemos en el amor de Dios, y sabemos que en su soberanía el ordena todas las cosas que nos suceden porque nos ama y quiere lo mejor para nosotros, entonces podemos recibir toda circunstancia con verdadero gozo.
Santiago 1:2 Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas,
Hace muchos años en un bus iba leyendo la Biblia mientras iba para mi trabajo, y estaba leyendo que a los que aman a Dios todas las cosas les ayudan a bien y al bajarme me golpee en el codo lo cual me produjo un dolor intenso… Y casi que con rabia la pregunta era: ¿cómo esto me ayuda bien? Varios años después estaba bañándome en la terraza a la madrugada mientras alababa al Señor y alguien abrió el agua fría por lo tanto me salió el chorro de solo la caliente y me pegó un quemón tan salvaje que salte y caí de nalgas en el piso y con rabia pensé;; Pero si estaba alabando a Dios, porque permite Dios esto, y me dieron ganas de maldecir, pero me contuve. Y luego comencé a decirle;; Sí Señor no entiendo cómo, pero esto también ayuda a bien por lo tanto te doy gracias porque este quemón. Hace un par de años me enferme, comencé a experimentar un dolor espantoso, la apéndice estaba atrás, como el médico no tenía certeza de que era pidió que no me dieran nada para el dolor para poder evaluar de mejor manera, y me tuvieron desde la madrugada hasta la cirugía creo que como a las cinco de la tarde en una camilla soportando los dolores más espantosos que había soportado en mi vida… pero mi oración era;; Gracias Señor por esta situación.
Y cuando el dolor aumentaba y me iba dando desespero insistía orando dándole gracias a Dios y hasta haciendo chistes… ¿Por qué? Por la certeza de que aquello que Dios está permitiendo era su perfecta voluntad y que a través de ello mi vida sería bendecida. Qué es lo mismo a decir;; porque confiaba en el amor de Dios. Toda queja, aburrimiento o pereza ante las responsabilidades son evidencia de la falta de confianza en el amor de Dios. Dos días después de la cirugía vino el neumólogo y me dijo que tenía cáncer en los pulmones… La herida se infectó y estaba inflamada y el médico me dijo;; Eso no lo va a matar el cáncer si… Ya pueden imaginarse lo que sentí, lo que sintió mi mujer cuando delante de ella el médico dice eso. Pero para mí fue tan hermoso pasar todos estos eventos y en ningún momento pensar;; Dios se equivocó, no me ama, o me está castigando… Contrario a eso mi pensamiento y mi oración eran;; Señor tu sabes lo que estás haciendo, tú jamás te has equivocado con nadie, tú has sido inmensamente misericordioso conmigo, tú me ayudaras a vivir esta situación. No estaba en mi pensamiento yo soy un siervo de Dios, soy muy útil y Dios me va a sanar. No. Tenía la certeza de que podía morir o vivir y que esa era sólo una decisión de Dios, ni siquiera de los médicos. Las cosas, cualquiera que éstas sean se ven muy diferentes cuando las miramos a través del filtro del amor de Dios. Eso mismo quiere decir que cualquier tipo de queja es evidencia de no entender ni creer en el amor de Dios. f. Cuando disfrutamos del amor de Dios aceptamos la disciplina.
Hebreos 12:6 al 8 Porque el Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo. 7Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina? 8Pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos han sido participantes, entonces sois bastardos, y no hijos.
No es lo mismo recibir una disciplina, mucho menos si es dolorosa de parte de alguien en quien no confiamos y no creemos que nos ama, que recibir una disciplina de parte de alguien en quien confiamos y estamos seguros de su amor. Cuando no confiamos en el amor de quién nos disciplina, es fácil recibir la disciplina como una agresión, o como algo para hacernos daño, es como si usted estuviera recibiendo el ofrecimiento de ser ayudado por alguien en quien usted no confía, y esta persona quiere arreglarle su computador, pero usted piensa que no sabe nada;; ¿qué pasa en esta situación? Pues usted se resistirá. O como si un médico en el cual usted no confía le estuviera dando la receta para su enfermedad;; ¿qué pasa en esa situación? Estas situaciones son posibles, y nos pasan con los hombres, pero no es aceptable por ninguna razón que los hijos de Dios dudemos de su amor. Gracias a este amor que Dios tiene por nosotros, es que nos ha ofrecido una vida y una eternidad que va a ser grandiosa, pues es la manifestación de un amor grandioso, porque con Dios no ocurre como con los hombres, pues Dios no tiene limitaciones en su sabiduría, riqueza y poder, para darnos lo que quiere. Por eso es que la escritura nos dice:
Efesios 3:20 Dios tiene poder para hacer mucho más de lo que le pedimos. ¡Ni siquiera podemos imaginarnos lo que Dios puede hacer para ayudarnos con su poder!
Es por esto que todo aquel que quiera vivir haciendo la voluntad de Dios, el amor de Dios de convertirse en la base del fundamento de toda su vida. g. Cuando conocemos en el amor de Dios vivimos con esperanza
Romanos 5:3 al 5 Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; 4y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza; 5y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado.
Y recordemos que en la esperanza es lo último de los hombres pierden, y cuando esto ocurre caen en el desespero…
h. Cuando disfrutamos del amor de Dios somos obedientes a su voluntad Las disciplinas que recibimos de parte de Dios se quedan a mitad de camino si no somos obedientes en medio de esas circunstancias provistas por Dios. Por eso quien confía en el amor de Dios, ha tomado la determinación de obedecer a Dios en todo momento. Su palabra dice:
Juan 14:21 El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él.
La obediencia a Dios, no por ganancia deshonesta sino por amor a él, asegurará que disfrutaremos cada vez más del amor y la manifestación de Dios en nuestra vida. Pero cuando decimos amar a Dios y no somos obedientes, o sólo somos obedientes en algunos aspectos que creemos que nos conviene, (eso no es obediencia a Dios sino a nuestro erróneo concepto del bien y del mal) entonces no estamos obedeciendo por la confianza en su amor, y cuando hay desobediencia dice la palabra:
1 Juan 2:4 El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él; 5pero el que guarda su palabra, en éste verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado;
Que cuando una persona es desobediente es porque no ha entendido ni creído en el amor que Dios tiene por él.
i. Cuando disfrutamos del amor de Dios no recibimos gloria de los hombres
Juan 5:41 al 44 Gloria de los hombres no recibo. 42Mas yo os conozco, que no tenéis amor de Dios en vosotros. 43Yo he venido en nombre de mi Padre, y no me recibís; si otro viniere en su propio nombre, a ése recibiréis. 44¿Cómo podéis vosotros creer, pues recibís gloria los unos de los otros, y no buscáis la gloria que viene del Dios único?
Una cosa es darle a cada uno la honra que merece pero aquellos que se desviven por rendirle pleitesía a los hombres es porque no conocen el amor de Dios.
Y este asunto se puede volver muy complicado para del creyente, pues el apóstol Pablo explica que una de las poderosas razones por las cuales la gente tuerce la doctrina es por buscar agradar a los hombres y no al Señor.
Gálatas 1:10 Pues, ¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo. Y torcer la doctrina como dice en este mismo capítulo unos versos atrás:
Gálatas 1:8 al 9 Pero si alguien les anuncia un evangelio distinto del que ya les hemos anunciado, que caiga sobre él la maldición de Dios, no importa si se trata de mí mismo o de un ángel venido del cielo. 9Lo he dicho antes y ahora lo repito: Si alguien les anuncia un evangelio diferente del que ya recibieron, que caiga sobre él la maldición de Dios.
Entonces podemos decir que todos aquellos que tuercen la doctrina lo hacen porque no han entendido ni creído en el amor de Dios.
j. Cuando disfrutamos del amor de Dios anhelamos su venida
2 Timoteo 4:8 Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida.
Pero quien no anhela la venida del Señor, sería como alguien que dice estar enamorado pero no quiere estar con la persona que ama.
4. Evidencias de no estar disfrutando del amor de Dios Podemos tomar las evidencias de estar disfrutando del amor de Dios, y con ellas podemos evaluar cuando no estamos disfrutando del amor de Dios, y entonces diremos que:
a. Cuando no disfrutamos del amor de Dios no amamos a Dios, por lo tanto tampoco nos preocupa ofenderlo con nuestros pecados, no somos agradecidos por lo que recibimos, ni nos interesa buscar tiempos de verdadera intimidad con él.
b. Cuando no disfrutamos del amor de Dios no amamos a los demás, no nos preocupa su salvación y mucho menos sus otras necesidades.
c. Cuando no disfrutamos del amor de Dios no somos generosos con nuestros hermanos en necesidad, sino que somos tacaños y codiciosos aún con las personas que decimos amar.
d. Cuando no disfrutamos del amor de Dios vivimos con temor de que nos puedan suceder ciertas cosas que llamamos malas, y lo más absurdo con el temor de encontrarnos con Dios, es decir con el temor a la muerte.
e. Cuando no disfrutamos del amor de Dios no nos gozamos en las pruebas, y nuestra vida se caracteriza por continuas quejas y sufrimientos que no dejan ninguna buena lección.
f. Cuando no disfrutamos del amor de Dios no aceptamos las disciplinas, por lo tanto buscamos salir de esas situaciones difíciles aun usando el pecado como herramienta y sin aprender ninguna buena lección espiritual. g. Cuando no conocemos el amor de Dios vivimos sin esperanza en la eternidad, pues todas las esperanzas se centran en esta vida y no en lo ofrecido por Dios, por lo tanto la transformación de nuestro carácter no tiene, o tiene muy poca importancia para nosotros.
h. Cuando no disfrutamos del amor de Dios no somos obedientes a su voluntad de manera continua, pues sólo obedecemos lo que a nuestro parecer nos trae beneficios de este mundo. i. Cuando no disfrutamos del amor de Dios recibimos gloria de los hombres, es decir dependemos de los hombres muchísimo más de lo que dependemos de Dios, y como consecuencia de esto buscamos servirlos aún por encima de Dios.
j. Cuando no disfrutamos del amor de Dios no anhelamos su venida, no deseamos que el venga a poner fin a tanta maldad y sufrimiento, sino que más bien nos da temor de que al venir el tiempo se nos acabe. Esta es una pequeña lista pero con toda seguridad hay muchas más evidencias de no estar disfrutando del amor de Dios, pero continuando con el tema, la pregunta importante es:
5. ¿Por qué no entendemos ni disfrutamos el amor de Dios? Siendo el amor de Dios una realidad espectacular, no sólo ese amor eterno del cual nada ni nadie nos puede separar, sino el amor que el mundo recibe de parte de Dios dándoles opción de salvación, la pregunta es: ¿Por qué la mayoría del mundo no cree, no conoce, ni disfruta del amor de Dios? Y la respuesta es que la gente no cree en el amor de Dios porque han sido levantados en un mundo que es anti Dios, (el mundo entero está bajo el maligno) y como el hombre ha creído en lo que el mundo le ofrece, para alcanzar sus objetivos ha decidido no hacer la voluntad de Dios, sin tener ni idea que vivir de esa manera lo llevara inevitablemente a la condenación eterna. Y: ¿Qué hace Dios cuando ve al hombre caminando hacia la condenación eterna? Pues es inevitable que Dios, siendo un Dios de amor no haga nada por el hombre, por lo cual hará todo lo que esté a su alcance para salvar al hombre. Tanto que dice la escritura:
2 Pedro 3:9 El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.
Este arrepentimiento o cambio en la manera de pensar y como consecuencia de vivir, tiene que ver con cambiar la forma en que el hombre ve la vida, y sobre todo las cosas que cree que necesita para ser feliz, pero esto no es fácil porque el hombre está obstinado con los pensamientos del mundo, de tal manera que Dios tiene que actuar ordenando las circunstancias alrededor de los hombres para demostrarles lo equivocados que están. Pero este proceso es similar al siguiente ejemplo: Imagínese la clase de vida que puede vivir una persona que está sana;; puede alimentarse de cualquier cosa, salir a pasear sin ningún problema, practicar cierto deporte sin dificultad, salir de vacaciones, cuidar a su familia, trabajar, divertirse, ver televisión, etc Ahora imagínese la clase de vida de una persona que está supremamente enferma y a punto de morirse en una sala de cuidados intensivos.
Donde para salvarle la vida lo primero que le hacen es una cirugía, luego tiene que soportar las consecuencias de la anestesia, dolor de cabeza, luego la recuperación de las heridas, por supuesto no puede comer lo quiere, no puede salir, no todos lo pueden visitar, no puede trabajar, no puede salir de vacaciones… Pero cuando todo ese tratamiento ha dado resultado esta persona agradecerá de corazón todo lo que hicieron por él. Esto que acabo de describir es lo que pasa con una persona que reconoce que es pecadora que sabes que va para el infierno, quién sabe que necesita ser salvada para vivir su eternidad con Dios, que sabe qué necesita que su vida sea transformada para reinar con Cristo, por lo tanto acepta todo lo que ha pasado en su vida que fue necesario para que llegar a conocer al Señor, y acepta todos los tratos ahora que es cristiano para que su vida sea transformada, y cuando cosecha el fruto apacible de justicia de haber sido salvado, tratado y sanado por Dios, queda muy agradecido con Dios por su amor. Pero: ¿Qué pasa con aquel pecador que no reconoce que es pecador? Pues eso es similar a una persona que cree estar completamente sana, que cree que tiene una expectativa de vida de muchos años, que por supuesto tiene muchos planes para realizarlos, y un día sus familiares que saben que está a punto de morir lo meten a la clínica, lo operan y termina en cuidados intensivos, con todo tipo de limitaciones y con todo tipo de tratamientos incómodos y dolorosos… Pero como el paciente está convencido de que está sano, los familiares tuvieron que dormirlo para poder, en contra de su voluntad llevarlo a la clínica, y luego cuando se despierta, se la pasa ofreciendo resistencia a todo lo que le quieren hacer, no se deja cuidar y quiere salirse de la clínica. Entonces como los médicos y los familiares saben que sí se sale se muere, lo inyectan y lo mantienen despierto, pero paralizado para que se deje atender. Y como está tan grave sus familiares no lo pueden visitar, y a este pobre hombre se le mete en la cabeza que está secuestrado en una clínica donde le están robando los órganos, y cree que ya le sacaron el hígado, un pulmón y piensa que ahora le van a sacar los ojos, y luego la cara para pasársela a quién sabe quién, y trata de moverse y no puede… ¿Se imaginan ustedes la angustia que este personaje debe sentir? (Parecido a las películas de terror) Es la misma angustia que siente un pecador que no se quiere arrepentir, cuando Dios comienza a tratar su vida para salvarlo o sanarlo de sus pecados, razón por la cual Dios ha provisto para el esas situaciones de las cuales no se puede salir, y le ha dado esos mandatos para que obedezca, se sane y disfrute del amor de Dios. Pero él pecador cree que está bien, cree que no es pecador, cree que por supuesto no necesita esos tratamientos, y todo esto lo lleva a la conclusión inevitable de que Dios está estorbando su vida, que Dios no lo ama, y por lo tanto insiste en desobedecer para lograr vivir como él piensa que debe vivir.
6. Cambiando conceptos básicos. Pero si el hombre cambia su manera de pensar y logra entender los propósitos de Dios, podrá ver que la realidad es que Dios si ama al hombre, y que todo lo hace con el propósito de salvarlo para que disfrute de su amor. Uno de los más poderosos engaños que impiden disfrutar del amor de Dios es la creencia equivocada de que, la vida del hombre depende de la abundancia de las cosas que logre poseer, o de las metas que logre alcanzar. Pero ante esta creencia el Señor Jesús dijo:
Lucas 12:15 Y les dijo: Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee.
Como la gente del mundo cree que la vida si depende de las cosas que se posean, cuando ven la condición actual del mundo, lleno de maldad, injusticia, desamor, pobreza, enfermedad, guerras, y muchas cosas más, fácilmente pueden concluir que como el mundo está mal, entonces el amor de Dios no puede ser una realidad, pues sí Dios amará al hombre mejoraría la condición del mundo. Esta fijación de que la vida del hombre consiste en las cosas que pueda poseer, hace que el hombre centre su vida en las cosas materiales y que ignore casi por completo que hay una vida después de la muerte. Y al no tener el hombre una visión de eternidad, le queda prácticamente imposible entender el amor de Dios, ya que Dios sí tiene para nosotros planes eternos, donde lo más importante es conocer el amor de Dios, y como consecuencia de conocer su amor nuestra vida, nuestro carácter será transformado para ser semejantes a su hijo Jesús, y poder así servir y disfrutar de la eternidad en la presencia de Dios. Para cumplir con este propósito, el mundo como ésta, es una excelente herramienta de las manos de Dios, tanto que su palabra dice:
Mateo 18:7 ¡Ay del mundo por los tropiezos! porque es necesario que vengan tropiezos, pero ¡ay de aquel hombre por quien viene el tropiezo!
Dando a entender que ciertamente hay cosas que los hombres están haciendo mal en el mundo, pero que esta maldad está siendo usada por Dios para cumplir sus propósitos, por eso dice que es necesario que vengan, aunque obviamente aquel que está viviendo en maldad a su tiempo será juzgado. En otra ocasión dijo: Lucas 17:1 Dijo Jesús a sus discípulos: Imposible es que no vengan tropiezos; mas ¡ay de aquel por quien vienen! Y podemos entender que es imposible que vengan tropiezos, porque Dios necesita el mundo como está para cumplir su propósito en nosotros, o que es imposible que vengan porque para lograrlo Dios tendría que quitarle al hombre la capacidad de tomar decisiones, y esto haría que el hombre dejará ser hombre como lo conocemos. Acerca de esto la escritura también dice:
Romanos 9:22 al 23 ¿Y qué, si Dios, queriendo mostrar su ira y hacer notorio su poder, soportó con mucha paciencia los vasos de ira preparados para destrucción, 23y para hacer notorias las riquezas de su gloria, las mostró para con los vasos de misericordia que él preparó de antemano para gloria,
Dios soporta con paciencia aún a aquellos que sabe que se van a condenar, pero por otro lado muestra las riquezas de su gloria a los que nos vamos a salvar. Y podemos concluir con esto;; que si el hombre le cree a Dios y decide vivir de acuerdo al plan que Dios tiene para él, entonces podrá ver el amor de Dios en cada cosa que sucede a su alrededor. Pero sí del hombre, o el cristiano rechaza vivir de acuerdo al plan de Dios, entonces recibirá el trato necesario para arrepentirse, y si no lo acepta entonces el amor de Dios se volverá un terrible estorbo, y lejos de mejorar, todas esas situaciones y toda esa maldad van a deformar todavía más su carácter haciendo de ellos personas más malas. Y esto que acabo de mencionar está pasando con muchos que insisten en buscar a Dios, pero no para alcanzar objetivos eternos, sino sus propios objetivos, y ha llegado a tanto la medida de su maldad que han cambiado el evangelio, para hacerlo atractivo a todos aquellos que no quieren dejar de pecar. Pero la escritura nos advierte:
1 Timoteo 6:3 al 5 Si alguno enseña otra cosa, y no se conforma a las sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo, y a la doctrina que es conforme a la piedad, 4está envanecido, nada sabe, y delira acerca de cuestiones y contiendas de palabras, de las cuales nacen envidias, pleitos, blasfemias, malas sospechas, 5disputas necias de hombres corruptos de entendimiento y privados de la verdad, que toman la piedad como fuente de ganancia; apártate de los tales.
Si alguno enseña otra cosa, se refiere a lo que en la carta se viene enseñando, y es a vivir con contentamiento. Y lo opuesto a vivir con contentamiento es enseñarle a la gente que Dios los va a hacer ricos, que en lugar de pagar arriendo se va a convertir en dueño, que en lugar de ser empleado se va a convertir en jefe, y todo eso es completamente opuesto a lo que viene enseñando la carta. Ahora, mire bien: ¿Qué clase de persona es la que enseña este tipo de doctrinas? La escritura dice que son personas envanecidas, es decir que se creen muy importantes y muy sabias cuando en realidad son completamente ignorantes de las cosas de Dios, que deliran como aquel que está moribundo o completamente drogado por sus sueños de grandeza, que son personas que generan todo tipo de disputas, corruptos de entendimiento, que quiere decir que sus pensamientos ni siquiera son lógicos, se contradicen en lo mismo que enseñan y en lo que viven, porque no pueden entender y no piensan bien, además de estar completamente privados de la verdad. Y el resultado de toda esta maldad e ignorancia es lo que los lleva a pensar que si buscan a Dios, se van a hacer ricos. Dios dice que hay que apartarse de esa clase de gente. Es decir;; cómo estarán de mal esas personas que ni siquiera se nos insiste en que vayamos a salvarlas, como si ya no tuvieran remedio. La carta continúa diciendo:
1 Timoteo 6:6 al 10 Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento;7 porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar. 8Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto. 9Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición;10 porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores.
Recuerdo cuando comencé mi vida cristiana, recuerdo que cada vez pedía a Dios un trabajo mejor hasta que entendí que la vida con Dios no era eso, y entonces le pedí: “Enséñame a gozarme de lo que me has dado” No importa la situación en que tú estés, no importa si eres rico o pobre, sano o enfermo, casado o soltero, si tienes títulos o no los tienes, lo único importante es que si le crees a Dios, experimentaras su amor y si no le crees, te lo perderás.
Ya hemos visto como Dios responde a toda petición que realmente sea de bendición. Ya hemos visto como Dios provee sólo situaciones que traen bendición. ¿Qué es entonces lo que necesitamos ahora?
Hechos de los Apóstoles 7:59 al 60 Y apedreaban a Esteban, mientras él invocaba y decía: Señor Jesús, recibe mi espíritu. 60Y puesto de rodillas, clamó a gran voz: Señor, no les tomes en cuenta este pecado. Y habiendo dicho esto, durmió.
Según Dios absolutamente nada, sólo confiar en su amor, disfrutarlo y manifestarlo a los demás. Pero si no confías en el amor de Dios entonces producto de tu codicia pensarás que necesitas muchas cosas, que por supuesto te llevarán a alejarte cada vez más de Dios, y en el mejor de los casos o tal vez en el peor, a convertirte en una persona religiosa de alguna de esas religiones de la prosperidad.
7. ¿Cómo interpretar correctamente el amor de Dios? Es indudable que Dios siempre nos trata con amor, sin embargo la forma de hacerlo varía de acuerdo a nuestra necesidad, y esa necesidad tiene que ver con tres aspectos fundamentales que Dios tiene en cuenta, para ordenar las cosas a nuestro alrededor y bendecirnos. El trato que recibimos depender de:
A. Nuestra madurez espiritual.
Proverbios 30:8-‐9 Vanidad y palabra mentirosa aparta de mí; No me des pobreza ni riquezas; Mantenme del pan necesario; No sea que me sacie, y te niegue, y diga: ¿Quién es Jehová? que siendo pobre, hurte, Y blasfeme el nombre de mi Dios.
FiL 4:11-‐13 No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.
En ambas oraciones los creyentes manifiestan su decisión de mantener una buena relación con Dios. Lo cual es un síntoma de verdadera espiritualidad, pero hay una gran diferencia entre ellas, pues en la primera se condiciona esa relación a las respuestas de Dios. Si me das mucho o poco, me olvidare o maldeciré tu nombre. Mientras que el apóstol Pablo mucho más maduro, habiendo sido tratado por Dios declara su intención de mantener una buena relación con Dios a pesar de cómo sean las circunstancias, pues confía en que Dios mismo lo fortalece para resistirlas y sacar bendición de cada una de ellas. Por supuesto Dios, como lo dice la escritura nos tratará de acuerdo a nuestra madurez espiritual.
Isaías 40:11 Como pastor apacentará su rebaño. En su brazo llevará los corderos, junto a su pecho los llevará; y pastoreará con ternura a las recién paridas.
En el Nuevo Pacto dice: 1 Corintios 10:13 No os ha sobrevenido ninguna prueba que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser probados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la prueba la salida, para que podáis soportarla.
B. De acuerdo a nuestra actitud. (De obediencia o rebeldía)
Si hubiese dos personas en la misma situación…pero una rebelde y la otra obediente por supuesto que recibirían un trato diferente
Lucas 12:47-‐48 Aquel siervo que conociendo la voluntad de su señor, no se preparó, ni hizo conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes. Mas el que sin conocerla hizo cosas dignas de azotes, será azotado poco; porque a todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará; y al que mucho se le haya confiado, más se le pedirá.
Podemos ver que dos personas cometen el mismo pecado, pero no es lo mismo cometerlo por ignorancia pensando que es algo bueno, que cometerlo por rebeldía sabiendo lo malo que es y el daño que causa. Nosotros mismos podemos equivocarnos al evaluar la conciencia que tenemos respecto de nuestros pecados, pero Dios afortunadamente para nosotros, no se equivoca.
C. Dios responde de acuerdo al plan que tiene para nuestra vida.
Hechos de los Apóstoles 9:15-‐16 El Señor le dijo: Ve, porque instrumento escogido me es éste, para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel porque yo le mostraré cuánto le es necesario padecer por mi nombre
Por supuesto para cumplir Dios su propósito en el, tuvo que prepararlo, algunos piensan que los tratos difíciles siempre implican pecado (consiente) en la vida de quien los recibe, pero no es cierto. También hay tratos difíciles que vienen como preparación para grandes cosas. El apóstol Pablo escribió:
2 Corintios 1:6 Pero si somos atribulados es para vuestra consolación y salvación; o si somos consolados es para vuestra consolación y salvación, la cual se realiza en el sufrir las mismas aflicciones que nosotros también padecemos.