DAME HIJO MIO TU CORAZÓN – PARTE 2

DAME HIJO MIO TU CORAZÓN – PARTE 2

Mateo 11.15 El que tiene oídos para oír, oiga.

El evangelio de Mateo registra en dos ocasiones estas palabras dichas por Jesús.

Las dijo cuando hablo de la parábola de la semilla, que representa la palabra de Dios que cae en diferentes clases de tierra donde solo en una de ellas da fruto… Y también dijo estas palabras en otra ocasión refiriéndose a la negación de los hombres a escuchar el mensaje de salvación.

Cuando nosotros queremos hacer énfasis en algo que estamos comunicando podemos escoger varias opciones. Por ejemplo podemos poner cara de serios y hablar pausadamente; otros pueden abrir los ojos y hablar subiendo el tono de voz; otros no sólo casi gritan si no que manotean para comunicar su furia o su molestia respecto de algún asunto; otros se ponen las manos en la cabeza mostrando el asombro o la indignación acerca de lo absurdo de lo que está pasando, y hace poco vi un Director técnico de un equipo de fútbol que ante un desacuerdo con el árbitro se rasgo la camisa al estilo judío… Bueno también hay que mencionar a aquellos que van a golpear o asesinar a los demás comunicando su desacuerdo, su dolor, o su odio, etc.(La bomba en el Andino)

No es raro que la gente llega comunicar las cosas de mala manera. Por ejemplo; es muy común que con los hijos o en la familia por la falta de una disciplina adecuada, los padres cansados de repetir lo mismo, y ver que no se hace caso, comienzan a subir el tono y los gestos, cuando lo correcto es aplicar disciplinas adecuadas.

Pero aplicarlas, no solo amenazar con aplicar, porque los hijos ya no creen, no hacen caso, y los padres terminan amenazando a los gritos, cosa que no es buena, pues la mala forma en la comunicación hace perder el objetivo de la misma.

Dios en su comunicación con el hombre ha pasado por varios procesos, sin embargo estoy absolutamente convencido que estos procesos no tienen que ver con que Dios está ensayando a ver que funciona, si no para que los hombres tengamos claridad, acerca de qué es lo que realmente hace falta para que le hagamos caso a Dios.

“Es que si Dios me tratará suavemente” dicen algunos… Otros; ”Yo realmente necesito que Dios me trate muy fuerte o si no, no le voy hacer caso” Y otros; ”Es que si Dios me diera tal o cual cosa yo sí caminaría adecuadamente con El”

Y Dios, por supuesto ha hecho todas esas cosas a través de los tiempos. La humanidad ha recibido juicios tremendos de parte de Dios, el pueblo de Israel a recibido juicios muy fuertes también, han habido igualmente épocas de muchísima misericordia, de muchísima generosidad, sin embargo el asunto no ha funcionado en la gran mayoría.

E insisto, Dios hace todas esas cosas no como intentos para ver si funciona, si no para mostrarnos que de ninguna manera caminamos, porque hay algo que está mal en el corazón. El pasaje continúa diciendo:

Mateo 11.15–19 El que tiene oídos para oír, oiga. 16 Mas ¿a qué compararé esta generación? Es semejante a los muchachos que se sientan en las plazas, y dan voces a sus compañeros, 17 diciendo: Os tocamos flauta, y no bailasteis; os endechamos, y no lamentasteis. 18 Porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y dicen: Demonio tiene. 19 Vino el Hijo del Hombre, que come y bebe, y dicen: He aquí un hombre comilón, y bebedor de vino, amigo de publicanos y de pecadores. Pero la sabiduría es justificada por sus hijos.

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