En cierta ocasión el Señor Jesús comenzó a decir que el era la luz del mundo, y que quien lo siguiera, no sólo no andaría en tinieblas sino que tendría la luz de la vida…
Por supuesto este tipo de declaraciones en un mundo donde todo el mundo cree tener la luz, donde todos creen conocer la verdad y tener la razón, no es algo que gusta mucho. Por esto los fariseos le dijeron que lo que el dijera de si mismo no tenía valor…
Y en respuesta el Señor Jesús les dijo que su testimonio si era válido, porque el sabía de dónde venía y a donde iba, mientras que ellos no sabían nada…
Para ellos esta respuesta debió parecerles algo extraña, y más aún cuando un poco más adelante Jesús les dijo que a donde el iba, ellos no podían ir… Y por esa razón ellos morirían en sus pecados.
Es decir Jesús está diciendo que la salvación depende de poder ir adonde él va a ir… Pero ellos lo interpretaron como que se iba a suicidar… Y pues ciertamente no estaban dispuestos a seguirlo.
Esta conversación cuando uno lo piensa bien, debió sonar bastante fantástica para estos hombres; yo soy la luz, no saben de dónde vengo, a donde yo voy ustedes no puede seguirme, morirán en sus pecados… Y para rematar les dice:
Juan 8.23–24 Y les dijo: Vosotros sois de abajo, yo soy de arriba; vosotros sois de este mundo, yo no soy de este mundo. 24Por eso os dije que moriréis en vuestros pecados; porque si no creéis que yo soy, en vuestros pecados moriréis.
