EL NUEVO PACTO – SEGURIDAD DE SALVACION – PARTE 7

Ya hemos visto las promesas que se cumplen en nosotros cuando nacemos de nuevo, esas promesas nos habilitan para poder vivir una vida cristiana victoriosa, pero además de estas promesas ya cumplidas hay otro grupo de promesas que son las que nos asistirán en la vida diaria para cumplir así con el propósito para el cual fuimos creados. ...

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EL NUEVO PACTO

 

V. PROMESAS INCONDICIONALES QUE COMIENZAN A FUNCIONAR DESDE EL MOMENTO DE SER INVOLUCRADOS EN EL NUEVO PACTO 

 Ya hemos visto las promesas que se cumplen en nosotros cuando nacemos de nuevo, esas promesas nos habilitan para poder vivir una vida cristiana victoriosa, pero además de estas promesas ya cumplidas hay otro grupo de promesas que son las que nos asistirán en la vida diaria para cumplir así con el propósito para el cual fuimos creados.

 Estas promesas que nos hará posible vivir en la voluntad de Dios momento a momento son promesas que tienen como base las promesas ya cumplidas en nosotros. Por ejemplo como consecuencia de la promesa del Espíritu, del nuevo nacimiento, de ser hijos de Dios, etc. Se origina la promesa de la:

 

A. SEGURIDAD DE SALVACIÓN  

Cuando el Señor Jesucristo nos habló del método para ser salvos, también nos dio la certeza de que habiendo recibido vida eterna, podíamos estar absolutamente seguros no sólo de la salvación, sino de que esta salvación no la perderíamos jamás. Sus palabras fueron las siguientes:

Juan     10:   27   al   28     Mis   ovejas   oyen   mi   voz,   y   yo   las   conozco,   y   me   siguen,   28   y   yo   les   doy   vida   eterna;   y   no    perecerán   jamás,   ni   nadie   las   arrebatará   de   mi   mano.    

Esta seguridad de salvación está basada en otras promesas ya cumplidas, como el perdón de pecados, la justificación por fe, la redención, el haber recibido vida eterna, pero también la respaldan promesas que veremos más adelante, como la de que no nos permitirá practicar el pecado, la de que nada nos podrá separar del amor de Dios, la de que siempre podemos salir victoriosos de la tentación, la de que llenara nuestras necesidades espirituales, y la de que la todas las cosas ayudan a bien, etc.  Y todo esto junto es lo que nos asegura que: Después de haber Nacido de Nuevo obteniendo la salvación, podemos estar seguros de que esa salvación no la perderemos jamás. (Contrario a esto lo que debe suceder, es que cada día la entendamos y la disfrutemos más.)  Eso implica que después de haber sido salvados del castigo más espantoso y eterno que merecíamos, podemos tener la absoluta certeza de que no iremos al infierno, sino que viviremos por la eternidad en la presencia de Dios. (Por ahora en el espíritu pero en la resurrección nos será dado un cuerpo glorificado)  Como hemos visto en la vida de Abraham, la justificación no era algo que le preocupara, él estaba pendiente de un heredero y una tierra, sin embargo al haber creído en aquel que justifica al impío la justificación le fue regalada, aunque insisto, que en ese momento no era asunto de su preocupación.  Sin embargo haber sido librados del infierno gracias a la justificación por fe, es lo más valioso que un hombre puede haber recibido, y es tan difícil de obtener que sí alguien entendiera lo que significa y quisiera pagar para no ir al infierno, no hay nada con lo cual pudiera pagar, ni siquiera la vida misma alcanzaría a pagar el precio para no ir a este lugar. El salmista dijo:

Salmos   49.7-­‐9     Ninguno   de   ellos   podrá   en   manera   alguna   redimir   al   hermano,   Ni   dar   a   Dios   su   rescate    8(Porque   la   redención   de   su   vida   es   de   gran   precio,   Y   no   se   logrará   jamás),   9Para   que   viva   en   adelante    para   siempre,   y   nunca   vea   corrupción.  

Pero nosotros no sólo hemos sido salvados del infierno sino mejor aún, vamos a pasar toda nuestra eternidad en la presencia de Dios, e igualmente si alguien entendiera lo que significa vivir por la eternidad en la presencia de Dios, estaría dispuesto a pagar con todo lo que tiene para obtenerla, y no le serviría de nada.

1. Evaluando erróneamente la seguridad de salvación

Uno de los serios problemas que tenemos en este tiempo en la iglesia, es la forma equivocada como la gente evalúa su seguridad de salvación, y una de las razones por las cuales sucede esto, es porque se ha enseñado que la principal razón para buscar a Dios es la de ser prosperado materialmente.   Pero no lo dicen de esta manera, ellos hablan de una prosperidad integral tratando de no menospreciar por completo el asunto de la salvación, pero en la práctica lo hacen, pues los énfasis de sus enseñanzas apuntan a que si el cristiano no vive en prosperidad material, entonces está mal con Dios.  En cierta ocasión me llegó un correo con la siguiente oración:   SEÑOR JESUS! PERDONAME POR NO SER MILLONARIO!  Señor, he trabajado arduamente, pero no logro ahorrar para comprarme un Mercedes Benz como ese hermanito de mi iglesia. Diezmo hasta la menta y el comino, y las hojitas de cedrón que nacen en mi maceta. Ofrendo hasta lo que no tengo, doy mi primicia como dice mi APOSTOL y a pesar de que hice ese pacto contigo a tr avez de mi iglesia y hasta en el canal ENLACE y sus maratónicas de la prosperidad, me han dicho que me hace falta fe porque sólo tengo para cubrir mis necesidades. Trato de ser bueno, pero debo estar fallando en algo, porque no me han subido el sueldo. Ya no tengo cara para entrar a la iglesia con la misma ropa de siempre. Mi viejo carrito demuestra que no sé discernir tus buenos planes para mí. Sé que debo estar en pecado porque me han enseñado que tú quieres que seamos prosperados y que el pecado detiene la bendición. Tú has jurado por ti mismo que me vas a bendecir, y como tú no mientes, exijo y decreto que me lo cumplas. Me han enseñado que te reclame lo que me pertenece ¿O será que el error es mío? Perdóname, Señor, ten misericordia de mí. Perdóname, Se ñor, por mi falta de fe. Perdóname, Señor, por no ser millonario…  Cuando la gente recibe esta doctrina equivocada acerca del cristianismo, pueden suceder varias cosas:   Están los que alcanzando éxito y prosperidad material, (que lo logran gracias a la soberanía de Dios no al cumplimiento de alguna promesa) esos resultados les hacen pensar que son cristianos excelentes, que por supuesto pasaran su eternidad con Dios, sin embargo su comportamiento, y sobre todo sus objetivos, lo que en realidad podían estar mostrando es que no conocen a Dios, por lo tanto vivirán con una seguridad de salvación falsa, y sí mueren pensando igual terminarán en el infierno.  Ellos miden la calidad de su cristianismo basados en las riquezas materiales, (posesiones, dinero, salud, poder, familia, bienestar, etc. Y si son líderes cristianos lo hacen por el tamaño de sus ministerios o el dinero recogido y las grandes obras. Pero ignoran voluntariamente que hay millones de personas que blasfeman el nombre de Dios, y viven con mayor prosperidad que la de los creyentes. (Si aceptáramos que Jesucristo vino para que seamos ricos materialmente entonces el diablo estaría ganando la batalla.)

Por otro lado están aquellos que como nos muestra el correo, no ha logrado vivir en la prosperidad prometida por Dios para ellos, lo cual los hace dudar de su cristianismo. Es decir piensan ellos; “¿Si soy un buen cristiano porque tengo problemas económicos, o de salud, etc.?”   Y entonces aunque se les haya enseñado acerca de la seguridad de salvación, los resultados los llevaran a pensar que no son auténticos cristianos, por lo tanto también dudarán acerca de su salvación.  Algo así como que si no tiene fe para obtener lo fácil, lo que se ve, lo que no tiene valor, lo que cualquier incrédulo consigue sin la ayuda de Dios, riquezas materiales: ¿Acaso será capaz de tener suficiente fe para creer que recibirá lo que no se ve, lo eterno, lo verdaderamente valioso, lo que solamente Dios puede dar? Por supuesto que no. Por lo tanto lo más seguro a causa de su mala doctrina y de sus resultados, es que dude de Dios o de su salvación.  Pero la verdad es que ambos grupos están equivocados, tanto los que creen que su prosperidad material asegura la calidad de su cristianismo y su salvación, como los que creen que el fracaso económico, familiar o de salud demuestra que no son auténticos cristianos.  El apóstol Pablo nos muestra una forma diferente de evaluar nuestra salvación, y lo hace confrontándonos con nuestros objetivos mientras estamos aquí en la tierra. Él escribió:

Colosenses   3:1   al   3     Si,   pues,   habéis   resucitado   con   Cristo,   buscad   las   cosas   de   arriba,   donde   está   Cristo    sentado   a   la   diestra   de   Dios.   2Poned   la   mira   en   las   cosas   de   arriba,   no   en   las   de   la   tierra.   3Porque   habéis    muerto,   y   vuestra   vida   está   escondida   con   Cristo   en   Dios  

El apóstol Pablo cuestiona el nuevo nacimiento de algunos creyentes, y lo hace por causa de los objetivos, aclarando que quien realmente ha resucitado con Cristo debe tener objetivos muy diferentes a los que todo el mundo tiene, los objetivos del verdadero cristiano son las cosas de arriba, mientras que los objetivos de los que no conocen de Dios siguen siendo las cosas de la tierra. (El engaño muy común de buscar las cosas de este mundo con la ayuda de Dios)  El problema es que en este tiempo quienes insisten en buscar las cosas de la tierra, según ellos hay suficiente respaldo bíblico para hacerlo, pero en realidad están engañándose aferrándose a promesas de viejo pacto, producto de no conocer o no apreciar el Nuevo Pacto.   Este dilema lo resuelve el apóstol Pablo de manera sencilla al decir que quien realmente ha resucitado con Cristo, debe buscar y debe poner la mira en las cosas de arriba y no en las de la tierra.

2. Todo a cambio de la salvación

No sólo el apóstol Pablo descalifica como autentico hijo de Dios a aquel que tiene objetivos mundanos y no celestiales, también lo hace el apóstol Juan quien dice algo que es muy fuerte:  1   Juan   2:15   No   améis   al   mundo,   ni   las   cosas   que   están   en   el   mundo.   Si   alguno   ama   al   mundo,   el   amor   del    Padre   no   está   en   él.

Cuando una persona ama al mundo es porque el amor de Dios no está en él. Y si tenemos claro que el amor de Dios lo recibimos cuando recibimos el Espíritu Santo, entonces prácticamente está diciendo que el que ama al mundo no ha recibido el Espíritu de Dios, por lo tanto no es salvo.  Sin embargo debemos tener claro que amar al mundo no significa que las cosas del mundo nos gusten, amamos al mundo cuando por conseguirlas infringuimos los principios de Dios, o cuando las cosas del mundo nos manejan alejandonos de Dios.  El apóstol Santiago también aporta a este tema diciendo:

Santiago   4:4   ¡Oh   almas   adúlteras!   ¿No   sabéis   que   la   amistad   del   mundo   es   enemistad   contra   Dios?   Cualquiera,    pues,   que   quiera   ser   amigo   del   mundo,   se   constituye   enemigo   de   Dios.  

Si el amor al mundo convierte a los hombres en enemigos de Dios, quiere decir que todos estos llamados creyentes que están convencidos que Dios quiere entregarles el mundo, son personas que generalmente no se han salvado, o no han entendido y no aprecian del valor de la salvación.  Sin embargo Dios que si ama al hombre y que sí entiende el valor de la salvación, hará todo lo necesario para dar oportunidad al hombre de obtenerla, y en ese proceso si es necesario Dios comenzará a tocar las cosas que son valiosas en el hombre, (su prosperidad material icluida su salud y familia) para que el hombre vea la urgente necesidad que tiene de conocer a Dios.  La salvación es tan importante, que todas las cosas materiales y aun la vida y el éxito que podamos tener como cristianos, no se puede comparar con el valor de la salvación, por esta razón cuando el Señor Jesús mandó a setenta de sus discípulos a predicar, al regresar y dar el informe les dijo:

Lucas   10:17   al   20     Volvieron   los   setenta   con   gozo,   diciendo:   Señor,   aun   los   demonios   se   nos   sujetan   en   tu    nombre.   18Y   les   dijo:   Yo   veía   a   Satanás   caer   del   cielo   como   un   rayo.   19He   aquí   os   doy   potestad   de   hollar    serpientes   y   escorpiones,   y   sobre   toda   fuerza   del   enemigo,   y   nada   os   dañará.   20Pero   no   os   regocijéis   de   que   los    espíritus   se   os   sujetan,   sino   regocijaos   de   que   vuestros   nombres   están   escritos   en   los   cielos.

Aunque en términos espirituales estamos hablando de una victoria arrolladora contra las huestes de Satanás… las palabras de Jesús nos muestran que la razón de nuestra alegría no está en cuanto funcione el ministerio, o cuánta gente sea liberada, mucho menos cuánto dinero pueda usted ganar o cuantos títulos pueda tener, o la importancia de un trabajo, etc. Sino algo muchísimo más importante: Que nuestro nombre este escrito en el cielo.

3. Creerse bueno es otro enemigo de la seguridad de salvación

Otro de los enemigos de la seguridad de salvación, es el orgullo y la necedad del hombre que le hace creer que es capaz de cumplir con la ley de Dios para ser salvo. Por eso el apóstol Pablo en su carta a los romanos insiste, en que la salvación no es por el cumplimiento de la ley, sino por la fe en Jesucristo. (Nuevo Pacto)

Romanos   3:21   al   24     Pero   ahora,   aparte   de   la   ley,   se   ha   manifestado   la   justicia   de   Dios,   testificada   por   la   ley   y    por   los   profetas;   22la   justicia   de   Dios   por   medio   de   la   fe   en   Jesucristo,   para   todos   los   que   creen   en   él.   Porque   no    hay   diferencia,   23por   cuanto   todos   pecaron,   y   están   destituidos   de   la   gloria   de   Dios,   24siendo   justificados    gratuitamente   por   su   gracia,   mediante   la   redención   que   es   en   Cristo   Jesús,  

El problema es que, está tan metido en el corazón del hombre el no querer reconocer su verdadera maldad, que algunos a la salvación por fe le añaden las obras, pero no como una manifestación de ser verdaderamente salvos, sino como un requisito para ser salvos.  Y por supuesto allí aparece como requisito el cumplimiento de algunas partes de la ley, no todas, porque cada grupo religioso escoge las partes de la ley que le parecen importantes para sostener esa salvación.  Para esta clase de gente es como sí el sacrificio de Jesucristo en la cruz no hubiese sido suficiente, y entonces a la salvación obtenida deben añadirle las obras. En la carta a los Gálatas el apóstol Pablo aclara este tema diciendo:

Gálatas   3:1     ¡Oh   gálatas   insensatos!   ¿quién   os   fascinó   para   no   obedecer   a   la   verdad,   a   vosotros   ante   cuyos   ojos    Jesucristo   fue   ya   presentado   claramente   entre   vosotros   como   crucificado?  En otras traducciones la palabra que usan a cambio de insensatos es “estúpidos” y con esto el apóstol quiere mostrarles que si Jesucristo ya murió por nuestros pecados, como se le ocurre a alguien añadir algo a la obra de Jesucristo para ser salvo. Y continúa:   

Gálatas   3:2   al   3     Esto   solo   quiero   saber   de   vosotros:   ¿Recibisteis   el   Espíritu   por   las   obras   de   la   ley,   o   por   el   oír    con   fe?   3¿Tan   necios   sois?   ¿Habiendo   comenzado   por   el   Espíritu,   ahora   vais   a   acabar   por   la   carne?  La pregunta es: ¿Cuándo usted creyó en Jesucristo y el Espíritu de Dios vino a habitarlo, lo hizo porque usted cumplió la ley o porque creyó en la promesa de salvación?  Todos sabemos que la respuesta es que el Espíritu de Dios vino a nuestra vida porque creímos en la promesa de salvación. Y si fue la fe, la que nos otorgó la salvación… ¿Por qué dejar de vivir por fe para comenzar a vivir en la fuerza de la carne? Y continúa diciendo:  

Gálatas   3:4     ¿Tantas   cosas   habéis   padecido   en   vano?   si   es   que   realmente   fue   en   vano.  Cuando el apóstol habla del padecimiento que tuvieron que soportar para obtener la salvación, no se refiere a que la salvación tenga algún costo, sino al hecho de que para poder aceptar a Jesucristo Dios tuvo que trabajar en nuestra vida para destruir la confianza en nosotros mismos y eso es doloroso para el ego del hombre.  Lo tonto sería que después de perder la confianza la carne y obtener la salvación, ahora estemos buscando recuperar la confianza en la carne…. Y continúa preguntando:

Gálatas   3:5     Aquel,   pues,   que   os   suministra   el   Espíritu,   y   hace   maravillas   entre   vosotros,   ¿lo   hace   por   las   obras    de   la   ley,   o   por   el   oír   con   fe?  ¿Cuándo oramos y Dios hace un milagro lo hace por nuestro buen comportamiento o por nuestra confianza en Dios? La respuesta indudablemente es que los milagros ocurren porque oímos con fe.  Es tan importante aceptar que la salvación es un regalo de Dios que obtenemos por fe, (Nuevo Pacto) que no importa lo que los hombres crean, si no se sujetan al método establecido por Dios no podrán obtener su salvación. El apóstol Pablo nos muestra el caso del pueblo judío diciendo:  

Romanos   10:1   al   3     Hermanos,   ciertamente   el   anhelo   de   mi   corazón,   y   mi   oración   a   Dios   por   Israel,   es   para    salvación.   2Porque   yo   les   doy   testimonio   de   que   tienen   celo   de   Dios,   pero   no   conforme   a   ciencia.

3 Porque ignorando   la   justicia   de   Dios,   y   procurando   establecer   la   suya   propia,   no   se   han   sujetado   a   la   justicia    de   Dios;

Este pasaje es muy importante al mostrar que la buena intención, el “celo de Dios” no es suficiente cuando a pesar de la buena intención se ignora la justicia de Dios. (El nuevo pacto) Es decir que por más religiosos que sean, por más obedientes que traten de serlo, el hecho de ignorar la única forma en que los hombres pueden ser justificados, eso los descalifica y los pone rumbo al infierno.  Por lo tanto no hay duda, la única opción de salvación para el hombre es aceptar a Jesucristo y ser involucrado en el Nuevo Pacto.

4. ¿Es posible ser salvo y al mismo seguir siendo igual de pecadores?  Pero como suele ocurrir los hombres se van al otro extremo. Es decir si las obras no son necesarias para ser salvo, dicen ellos, entonces es posible ser salvo para luego seguir practicando el pecado durante toda la vida.  Sin embargo ya vimos en el libro de

Ezequiel (36:25 al 27) que la diferencia básica del Nuevo Pacto con el pacto de la ley, es que en el Nuevo Pacto es Dios quien se encarga de que vivamos una vida cristiana agradable a él. Si resumimos lo que Dios dice que hará con todo aquel que creyendo en él sea salvado, encontramos:   

Ezequiel   36:25   al   27     Esparciré   sobre   vosotros   agua   limpia,   y   seréis   limpiados   de   todas   vuestras   inmundicias;   y    de   todos   vuestros   ídolos   os   limpiaré.   26Os   daré   corazón   nuevo,   y   pondré   espíritu   nuevo   dentro   de   vosotros;   y    quitaré   de   vuestra   carne   el   corazón   de   piedra,   y   os   daré   un   corazón   de   carne.   27Y   pondré   dentro   de   vosotros   mi    Espíritu,   y   haré   que   andéis   en   mis   estatutos,   y   guardéis   mis   preceptos,   y   los   pongáis   por   obra. 

Él es el que esparcirá agua limpia para limpiarnos. Él nos dará un corazón nuevo. El pondrá su Espíritu dentro de nosotros. Él quitará el corazón de piedra. El pondrá un corazón de carne. Él hará que andemos en sus estatutos. Él hará que guardemos sus preceptos y los pongamos por obra.  Pregunto: ¿De quién dependerá que nosotros habiendo sido involucrados bajo este Nuevo Pacto, vivamos una vida cristiana agradable a Dios? (de El)  Esta característica del Nuevo Pacto muestra con claridad que aquellos que creen que pueden obtener la salvación y seguir viviendo su vida de la misma manera, están completamente equivocados, porque sí son verdaderos creyentes, Dios transformará sus vidas, y si sus vidas no están siendo transformadas entonces no son verdaderos creyentes, por lo tanto tampoco han obtenido la salvación. (En la siguiente promesa veremos más de este asunto)

5. La salvación de nuestra alma  Esta misma seguridad de que el Nuevo Pacto funciona, porque es Dios quien nos hace funcionar, es lo que nos permite tener la certeza de que los nuevos objetivos que tenemos en nuestra vida se cumplirán.

El apóstol cuestiona a los creyentes por sus objetivos, mostrándoles que si seguían buscando las cosas del mundo, era porque todavía no habían obtenido la resurrección, pues el propósito del verdadero cristiano es buscar el reino de Dios y su justicia y esto incluye también la salvación de nuestra alma.

Filipenses   2:12   al   13     Por   tanto,   amados   míos,   como   siempre   habéis   obedecido,   no   como   en   mi   presencia    solamente,   sino   mucho   más   ahora   en   mi   ausencia,   ocupaos   en   vuestra   salvación   con   temor   y   temblor,   13porque    Dios   es   el   que   en   vosotros   produce   así   el   querer   como   el   hacer,   por   su   buena   voluntad.  

Después de haber sido perdonados, justificados, aceptados, redimidos, y todas aquellas cosas que Dios ha hecho para darnos la salvación, lo que continúa en el cristiano es el proceso de la salvación del alma, que en otras palabras significa sacar de nuestra alma todas aquellas cosas que no deben estar, para que el carácter de Cristo sea lo que se manifieste en nuestra vida.   Eso quiere decir que no solamente nuestra salvación está asegurada, (vivir para terminar en la presencia de Dios) sino que esta misma seguridad nos permite entender que está abierta la posibilidad de obedecer al Señor para que nuestra alma también experimente la salvación.   La diferencia entre unos cristianos y otros respecto de este proceso de Sanidad del alma depende de la fe. El apóstol Pedro nos muestra el proceso:

1   Pedro   1:22   al   23     Habiendo   purificado   vuestras   almas   por   la   obediencia   a   la   verdad,   mediante   el   Espíritu,    para   el   amor   fraternal   no   fingido,   amaos   unos   a   otros   entrañablemente,   de   corazón   puro;   23siendo   renacidos,    no   de   simiente   corruptible,   sino   de   incorruptible,   por   la   palabra   de   Dios   que   vive   y   permanece   para   siempre.  

Purificar el alma es sacar de allí las malas actitudes que no dejan manifestar el carácter de Cristo que ya está en nosotros, esta purificación se logra a través de la obediencia a la verdad, no a cuentos, no a falsas doctrinas, no a mandamientos de hombres sino a la voluntad de Dios.  Esta obediencia debe ser en el poder del Espíritu Santo, y el resultado final es un amor entrañable y puro para con todas las personas, pero esto no es posible si primero no se ha efectuado el nuevo nacimiento.   El Nuevo Pacto siempre funciona en aquel que ha reconocido a Jesús como su Señor y su Salvador y ha nacido de nuevo, pero no funciona en aquel que no ha nacido de nuevo aunque crea en Jesús. (Hay muchos que creen que creen, pero su fe no es genuina, pues no llegan a reconocerlo como su Señor y su Salvador)

6. ¿A qué velocidad?  ¿Qué tan rápido funciona el Nuevo Pacto en una persona? Es decir: ¿Qué tan rápidos son los cambios en la vida de una persona que ha nacido de nuevo y ha sido salvada por el Señor?  La velocidad a la que cambie una persona puede variar dependiendo de varios factores. Por ejemplo el crecimiento puede depender de cuánto aproveche las herramientas que Dios coloca para conocer y aprender a relacionarse con él. (Oración, estudio y asistencia a la iglesia)  Depende también del ambiente de la iglesia donde asiste, y la doctrina que se predica en esa iglesia. (Un auténtico hijo de Dios en una mala iglesia es poco lo que entiende aunque el Espíritu Santo le  muestra que las cosas no están bien, pero si recibe una sana enseñanza (doctrina) desde el comienzo, fácilmente entenderá de qué se trata realmente la vida cristiana.  También depende de que tan hundida este la persona en el pecado. Qué tan fuerte sea su idolatría respecto del dinero, sexo, orgullo, amargura, droga, etc. Pues estos diferentes tipos de idolatría dificultan oír la voz de Dios, el más fuerte de todos es el amor al dinero que lleva a las personas a negarse a hacer la voluntad de Dios, respecto de la forma cómo deben obtener y administrar los recursos que Dios les da.  Depende también de la actitud de orgullo o humildad que la persona tenga. Los que tienen tendencia hacia el orgullo son poco enseñables, mientras que los humildes asimilan rápido las lecciones de Dios.  1

Pedro   5.5   Igualmente,   jóvenes,   estad   sujetos   a   los   ancianos;   y   todos,   sumisos   unos   a   otros,   revestíos   de    humildad;   porque:   Dios   resiste   a   los   soberbios,   Y   da   gracia   a   los   humildes    Pero independiente de la velocidad a la que una persona cambie producto de su conocimiento de Dios y su fe, lo que no debemos olvidar es que el Nuevo Pacto, funciona o funciona. Ya leímos que el Señor Jesús lo dijo de la siguiente manera:   

Juan   10:27   al   29     Mis   ovejas   oyen   mi   voz,   y   yo   las   conozco,   y   me   siguen,   28y   yo   les   doy   vida   eterna;   y   no    perecerán   jamás,   ni   nadie   las   arrebatará   de   mi   mano.   29Mi   Padre   que   me   las   dio,   es   mayor   que   todos,   y   nadie    las   puede   arrebatar   de   la   mano   de   mi   Padre.  

No hay absolutamente nada que pueda impedir que aquel que ha oído la voz de Dios, ha creído y ha comenzado a caminar con él y ha recibido vida eterna, sea salvo.  Y si su vida cristiana no progresa, si el Nuevo Pacto no está funcionando en una persona, si la vida de esta persona no está mejorando en su relación y conocimiento de Dios, y como consecuencia con las personas que le rodean, lo cual por supuesto implica dejar cada vez más el pecado, entonces la pregunta es: ¿Sí habrá obtenido la salvación? ¿Si será un verdadero cristiano? (Para aclarar este asunto puede revisar el material “¿Es usted un autentico cristiano?”)  A veces las personas cuando su cristianismo no les funciona, se esfuerzan más y tratan de ser más disciplinadas en ciertos asuntos. Pero eso aunque pueda parecer bueno no lo es, lo que en realidad necesita una persona que evaluando su vida ve que su cristianismo no funciona, es revisar su fe.  Y la pregunta debe ser: ¿Si creo de verdad que Jesucristo es Dios y que las escrituras son su palabra?   7. Una importante aclaración  Esta seguridad de salvación de la que habla la escritura no se refiere a una protección física de nuestro cuerpo, ni de nuestras posesiones materiales, ni aun de nuestros familiares.   Si no entendemos que la promesa abarca solo el nuevo hombre y no su parte material, ni sus posesiones materiales, entonces tendríamos que aceptar que hay contradicción en las palabras de Jesús cuando dijo:

Juan   16:1   al   4   Estas   cosas   os   he   hablado,   para   que   no   tengáis   tropiezo.   2Os   expulsarán   de   las   sinagogas;    y   aun   viene   la   hora   cuando   cualquiera   que   os   mate,   pensará   que   rinde   servicio   a   Dios.   3Y   harán   esto    porque   no   conocen   al   Padre   ni   a   mí.   4Mas   os   he   dicho   estas   cosas,   para   que   cuando   llegue   la   hora,   os   acordéis    de   que   ya   os   lo   había   dicho.  

El Señor Jesús aseguró que por ser hijos de Dios y por andar en obediencia a Él, la muerte podría ser uno de los posibles resultados. Esta advertencia se cumplió en sus seguidores más fieles que sabemos por sus testimonios fueron hombres de verdadera fe y obediencia.   El Señor Jesús también explica que la razón de hacer esas advertencias, es para que cuando sucedan aquellas cosas, nuestra fe no tropiece, es decir para que entendamos que lo que está pasando es simplemente el cumplimiento de lo que Dios ha dispuesto en su perfecta voluntad y soberanía, para bendecir nuestra vida espiritual y enriquecer nuestro futuro en la eternidad.  Sin embargo; no quiere decir esto que morir asesinado será el destino obligatorio para todo auténtico hijo de Dios que camine en obediencia. Pero tampoco podemos asegurar que a ninguno le va a suceder.   Algunos ante esto argumentan que en la escritura hay promesas de protección física, prosperidad material, salud, etc. Pero ya aclaramos en el punto II de este estudio la diferencia entre las promesas del viejo pacto y las de Nuevo Pacto, y el error que muchos cometen al apropiarse de promesas que no les corresponden o que no son para este tiempo.   Además, si estas promesas de protección material fueran reales para nosotros en este tiempo bajo el Nuevo Pacto: ¿Entonces por que las palabras de Jesús niegan por completo esta clase de protección?   Lo que no entienden los amantes de este mundo, es que para poder sostener la vigencia de las promesas materiales de prosperidad, tenemos que decir que las palabras de Jesús fueron mentirosas.   Pero sus palabras no fueron mentirosas, la historia y las escrituras contrarias a negar la veracidad de las palabras Jesús, confirman su cumplimiento. Por ejemplo:

Hebreos   11:35   al   38     mas   otros   fueron   atormentados,   no   aceptando   el   rescate,   a   fin   de   obtener   mejor    resurrección.    36Otros   experimentaron    vituperios   y   azotes,   y   a   más   de   esto   prisiones   y   cárceles.    37Fueron    apedreados,   aserrados,   puestos   a   prueba,   muertos   a   filo   de   espada;   anduvieron   de   acá   para   allá   cubiertos   de    pieles   de   ovejas   y   de   cabras,   pobres,   angustiados,   maltratados;   38de   los   cuales   el   mundo   no   era   digno;   errando    por   los   desiertos,   por   los   montes,   por   las   cuevas   y   por   las   cavernas   de   la   tierra.  

¿Cómo explicar que éstos, que están precisamente en el pabellón de la fe por haber creído con fidelidad en Dios, fueron pobres, fueron perseguidos, maltratados y asesinados? Si de ellos se dice que eran tan preciosos a los ojos de Dios que el mundo no era digno de ellos; y si eran tan preciosos a los ojos de Dios por su fe y obediencia, entonces: ¿Por qué no los bendijo materialmente? O al menos ¿Porque Dios no los protegió?  Algunos en su terquedad y obstinación de hacer valer promesas que no les corresponden, se han atrevido a decir que los discípulos de Jesús, y los primeros cristianos no disfrutaron de las promesas de prosperidad económica, salud, protección y demás, porque estaban en época de persecución, pero que ahora los cristianos si podemos disfrutar de todas estas cosas.

Por supuesto, esta aseveración no aparece en ninguna parte de la escritura, tampoco como ya vimos fueron las palabras de Jesús, es simplemente una deducción que usan para respaldar y hacer válidas promesas que no les corresponden.   Lo grave del asunto es que sin darse cuenta están diciendo que; “Dios no puede cumplir sus promesas cuando hay persecución”.   Es decir; no les basta con decir que Jesús es mentiroso pues anunció cosas diferentes a las que su Padre supuestamente anuncio para nosotros, ahora dicen que el poder de Dios no es suficiente para cumplir su palabra, por que las circunstancias teniendo más poder que Dios, le hacen incumplir sus promesas.    Cómo será su idolatría por las cosas del mundo, que en su obstinación de aferrarse a promesas que no les corresponden, no ven problema en decir que Jesús es mentiroso, y que Dios no tiene poder para cumplir con sus promesas. Pero contrario a creer semejantes barbaridades la respuesta es muy sencilla; Son promesas mal aplicadas, no corresponden a los cristianos para esta época, y si un cristiano se aferra a esas promesas, Jesús dijo que tropezaría en su relación con Dios.  Por lo tanto no hay duda que la seguridad de salvación se aplica solo al nuevo hombre creado según Dios, y no al hombre físico, ni a sus bienes, ni a su familia. Al fin y al cabo gracias a Dios algún día nos hemos de morir para encontrarnos con él.

Filipenses   1:21     Porque   para   mí   el   vivir   es   Cristo,   y   el   morir   es   ganancia.

Pero mientras eso sucede, tenemos asegurada la permanencia del nuevo hombre en la presencia de Dios, que para esta época será solamente en espíritu y para el futuro incluirá el cuerpo.  (Un cuerpo glorificado)   Esta promesa que asegura nuestra salvación se obtiene cuando ocurre el nacimiento espiritual. No es necesario creer en ella para que sea una realidad, pero conocer y creer en ella trae muchos beneficios a nuestra vida.

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