EL NUEVO PACTO – LO QUE NOS CORRESPONDE DEL NUEVO PACTO – PARTE 4

¿Para quién son hechas estas promesas que leímos? Para la casa de Israel y la casa de Judá, Para su descendencia, para los hijos de Israel...¿Entonces porque decimos que el Nuevo Pacto es para nosotros si aquí dice con claridad que es para el pueblo de Israel? ...

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EL NUEVO PACTO

 

¿Para quién son hechas estas promesas que leímos? Para la casa de Israel y la casa de Judá, Para su descendencia, para los hijos de Israel…¿Entonces porque decimos que el Nuevo Pacto es para nosotros si aquí dice con claridad que es para el pueblo de Israel?  El gran error que produce grandes horrores en la interpretación de la escritura, es tomar pactos, mandatos o promesas que no nos corresponden, para hacerlos parte de la vida cristiana.  ¿Para quién son hechas estas promesas que leímos? Para la casa de Israel y la casa de Judá, Para su descendencia, para los hijos de Israel…¿Entonces porque decimos que el Nuevo Pacto es para nosotros si aquí dice con claridad que es para el pueblo de Israel?  El gran error que produce grandes horrores en la interpretación de la escritura, es tomar pactos, mandatos o promesas que no nos corresponden, para hacerlos parte de la vida cristiana.  Eso hace que la gente confíe en promesas que Dios no ha hecho, razón por la cual tampoco se cumplirán, lo cual llevará con el tiempo a que la persona dude de la fidelidad de Dios. (No sin antes caer en el engaño de los malos pastores)  Por ejemplo: ¿Podemos los cristianos aplicarnos la siguiente promesa?

Deuteronomio   28:1   al   8     Acontecerá   que   si   oyeres   atentamente   la   voz   de   Jehová   tu   Dios,   para   guardar   y   poner    por   obra   todos   sus   mandamientos   que   yo   te   prescribo   hoy,   también   Jehová   tu   Dios   te   exaltará   sobre   todas   las    naciones   de   la   tierra.   2Y   vendrán   sobre   ti   todas   estas   bendiciones,   y   te   alcanzarán,   si   oyeres   la   voz   de   Jehová   tu    Dios.   3Bendito   serás   tú   en   la   ciudad,   y   bendito   tú   en   el   campo. 

No. Es una promesa de la ley, no corresponde a nosotros y su cumplimiento depende exclusivamente de la obediencia a todos los mandamientos escritos en la ley.  ¿Podemos los cristianos aplicarnos la siguiente promesa?

Josué   1:5   al   8   Nadie   te   podrá   hacer   frente   en   todos   los   días   de   tu   vida;   como   estuve   con   Moisés,   estaré    contigo;   no   te   dejaré,   ni   te   desampararé.   6Esfuérzate   y   sé   valiente;   porque   tú   repartirás   a   este   pueblo   por    heredad   la   tierra   de   la   cual   juré   a   sus   padres   que   la   daría   a   ellos.   7Solamente   esfuérzate   y   sé   muy   valiente,   para    cuidar   de   hacer   conforme   a   toda   la   ley   que   mi   siervo   Moisés   te   mandó;   no   te   apartes   de   ella   ni   a   diestra   ni   a    siniestra,   para   que   seas   prosperado   en   todas   las   cosas   que   emprendas.   8Nunca   se   apartará   de   tu   boca   este    libro   de   la   ley,   sino   que   de   día   y   de   noche   meditarás   en   él,   para   que   guardes   y   hagas   conforme   a   todo   lo   que   en    él   está   escrito;   porque   entonces   harás   prosperar   tu   camino,   y   todo   te   saldrá   bien….  

No. Ciertamente hay principios espirituales que podemos sacar de esta promesa y aplicarlos a nuestra vida, pero tomar esta promesa y aplicarla por ejemplo a un negocio con la convicción de que seremos prosperados es un error. Puede ser que Dios no quiera que tengamos ese negocio sino otro, o que no tengamos ninguno sino que le sirvamos. Etc. Y entonces Dios al ver que no le entendemos, o que no queremos hacer su voluntad, así nos aferremos a ciertas promesas con toda la fe que tengamos, de todos modos Dios podría decidir hacernos fracasar en esa empresa.   ¿Podemos aplicar los cristianos la siguiente promesa para este tiempo?

Isaías   54:15   al   17   Si   alguno   conspirare   contra   ti,   lo   hará   sin   mí;   el   que   contra   ti   conspirare,   delante   de   ti   caerá.    16He   aquí   que   yo   hice   al   herrero   que   sopla   las   ascuas   en   el   fuego,   y   que   saca   la   herramienta   para   su   obra;   y   yo    he   creado   al   destruidor   para   destruir.   17Ninguna   arma   forjada   contra   ti   prosperará,   y   condenarás   toda   lengua    que   se   levante   contra   ti   en   juicio.   Esta   es   la   herencia   de   los   siervos   de   Jehová,   y   su   salvación   de   mí   vendrá,   dijo    Jehová.

Nuevamente no. De hecho vemos que en la realidad hay mucho creyente que es destruido y aun asesinado…¿Porqué? Porque esta es una promesa dada al pueblo de Israel para el tiempo del milenio.

Cuando Pedro en el mar le dijo a Jesús “Si eres tú permite que vaya, el Señor dijo ven”… ¿Esa promesa de caminar sobre el agua la podemos aplicar para nosotros?. O cuando mandó a un discípulo a tirar una anzuelo y sacar un pez y sacar dinero de la barriga el pez: ¿También la podemos aplicar para nosotros? Por supuesto que no.

 

VI. LO QUE NOS CORRESPONDE DEL NUEVO PACTO

El Nuevo Pacto es para los judíos, se cumplirá en su parte material y espiritual a cabalidad en la época del milenio, (Aunque su cumplimiento comienza en la gran tribulación) sin embargo como ya hemos visto, cuando Dios hizo a Abraham la promesa de la simiente, le aclaró que a través de esa simiente (que es Jesucristo) serian benditas todas las naciones de la tierra, Y allí si estamos incluidos nosotros.   Teniendo en cuenta esta promesa de Dios de bendecir a todas las naciones a través de la simiente de Abraham, que es Jesucristo, es que el apóstol concluye que los que hemos creído en Jesucristo estamos involucrados en este Nuevo Pacto. Dice así:

2   Corintios   3.4–6   Y   tal   confianza   tenemos   mediante   Cristo   para   con   Dios;   5no   que   seamos   competentes   por    nosotros   mismos   para   pensar   algo   como   de   nosotros   mismos,   sino   que   nuestra   competencia   proviene   de   Dios,    6el   cual   asimismo   nos   hizo   ministros   competentes   de   un   nuevo   pacto,   no   de   la   letra,   sino   del   espíritu;   porque    la   letra   mata,   mas   el   espíritu   vivifica.  

Y no es como algunos interpretan tomando el libro de romanos que es un cambio de última hora, (como los judíos despreciaron al Señor nosotros fuimos puestos en su reemplazo; eso es cierto para otro asunto del Nuevo Pacto, pero no respecto de ser involucrados en el Nuevo Pacto) pues desde el libro del Génesis se menciona como nosotros estábamos incluidos en la promesa de justificación que Abraham recibió. El apóstol Pablo lo menciona así:

Gálatas   3:6   al   9       Así   Abraham   creyó   a   Dios,   y   le   fue   contado   por   justicia.   7Sabed,   por   tanto,   que   los   que   son   de    fe,   éstos   son   hijos   de   Abraham.   8Y   la   Escritura,   previendo   que   Dios   había   de   justificar   por   la   fe   a   los   gentiles,    dio   de   antemano   la   buena   nueva   a   Abraham,   diciendo:   En   ti   serán   benditas   todas   las   naciones.   9De   modo   que    los   de   la   fe   son   bendecidos   con   el   creyente   Abraham. 

Aclarando que la bendición que recibimos, que también recibió Abraham es la  justificación por fe y la promesa del Espíritu.  (“Hay promesas de las cuales participamos todos; promesas para Abraham y sólo para Abrahán; promesas para la descendencia de Abraham en la carne, el pueblo de Israel y promesas para la simiente o descendencia de Cristo, que es la iglesia.”)  El siguiente pasaje lo confirma:

Gálatas   3:13   al   14     Cristo   nos   redimió   de   la   maldición   de   la   ley,   hecho   por   nosotros   maldición   (porque   está    escrito:   Maldito   todo   el   que   es   colgado   en   un   madero),   14para   que   en   Cristo   Jesús   la   bendición   de   Abraham    alcanzase   a   los   gentiles,   a   fin   de   que   por   la   fe   recibiésemos   la   promesa   del   Espíritu.

Esta promesa del Espíritu es en realidad la primera promesa que se cumplirá del Nuevo Pacto, en todos aquellos que acepten a Jesucristo como Señor y Salvador. Esta misma promesa la menciona el libro de hebreos mostrando con claridad que pertenece a nosotros gracias a la obra de Jesucristo. Dice así:

Hebreos   10.14–19   porque   con   una   sola   ofrenda   hizo   perfectos   para   siempre   a   los   santificados.   15Y   nos    atestigua   lo   mismo   el   Espíritu   Santo;   porque   después   de   haber   dicho:   16Este   es   el   pacto   que   haré   con   ellos    Después   de   aquellos   días,   dice   el   Señor:   Pondré   mis   leyes   en   sus   corazones,   Y   en   sus   mentes   las   escribiré,    17añade:   Y   nunca   más   me   acordaré   de   sus   pecados   y   transgresiones.   18Pues   donde   hay   remisión   de   éstos,   no    hay   más   ofrenda   por   el   pecado.   19Así   que,   hermanos,   teniendo   libertad   para   entrar   en   el   Lugar   Santísimo   por   la    sangre   de   Jesucristo…

El escritor del libro de hebreos menciona el cumplimiento de esta promesa en los hijos de Dios, y toma como referencia la promesa del Nuevo Pacto dada al pueblo de Israel, que dice:

Ezequiel   36:25   al   27     Esparciré   sobre   vosotros   agua   limpia,   y   seréis   limpiados   de   todas   vuestras   inmundicias;   y    de   todos   vuestros   ídolos   os   limpiaré.   26Os   daré   corazón   nuevo,   y   pondré   espíritu   nuevo   dentro   de   vosotros;   y    quitaré   de   vuestra   carne   el   corazón   de   piedra,   y   os   daré   un   corazón   de   carne.   27Y   pondré   dentro   de   vosotros   mi    Espíritu,   y   haré   que   andéis   en   mis   estatutos,   y   guardéis   mis   preceptos,   y   los   pongáis   por   obra.  

Por lo cual no hay duda que esta promesa corresponde a la parte espiritual del Nuevo Pacto, y por lo tanto corresponde a nosotros.  Además en este pasaje podemos ver la razón más importante por el cual el viejo pacto fue reemplazado por el nuevo, y tiene que ver con: ¿Quién es el responsable de que el pacto funcione?   En el pacto de la ley o viejo pacto el responsable de cumplir obedeciendo los mandamientos era el hombre, y de eso dependía la bendición o la maldición de Dios sobre su vida.

Deuteronomio   28:1,   15     Acontecerá   que   si   oyeres   atentamente   la   voz   de   Jehová   tu   Dios,   para   guardar   y   poner    por   obra   todos   sus   mandamientos   que   yo   te   prescribo   hoy,   también   Jehová   tu   Dios   te   exaltará   sobre   todas   las    naciones   de   la   tierra….   15Pero   acontecerá,   si   no   oyeres   la   voz   de   Jehová   tu   Dios,   para   procurar   cumplir   todos   sus    mandamientos   y   sus   estatutos   que   yo   te   intimo   hoy,   que   vendrán   sobre   ti   todas   estas   maldiciones,   y   te    alcanzarán.

Y precisamente porque el hombre era responsable de cumplir es que el pacto no funcionó. En el Nuevo Pacto la enorme diferencia está, en que después de haber creído y haber sido involucrado en el pacto, es Dios quien se hace responsable de que el hombre cumpla.  El pasaje dice que:   Dios esparcirá agua limpia (representa su palabra) que limpia nuestra vida de pecado e idolatría.  Dios nos dará un corazón nuevo, sacando el de piedra que no escucha a Dios y colocando uno de carne sensible a su voz.  Dios pondrá su Espíritu dentro de nosotros, (lo cual implica sacar de nuestro espíritu el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia) realizando el llamado nuevo nacimiento, para que el Espíritu de Dios habite en el creyente, dándole la sabiduría y el poder necesario para obedecer a Dios.  Si Dios es el encargado de que nosotros cumplamos… La pregunta es: ¿Qué probabilidad habrá de fracaso para aquel que verdaderamente es un hijo de Dios? La respuesta es; ninguna.

Dios se encargara de que nosotros como cristianos vivamos el cristianismo como a él le agrada, al igual que hizo con Abraham para que pudiera recibir lo prometido por Dios.  Es decir nuevamente vemos que el pacto con Abraham y el Nuevo Pacto en esencia son iguales, pues ambos son incondicionales porque Dios asegura que él hará que se cumpla.   Más adelante veremos en detalle las promesas que Dios ha hecho para que el Nuevo Pacto funcione, pero por ahora podemos comparar este “Dios hará” con la promesa de Jesucristo que dice:

Juan   10:27   al   30     Mis   ovejas   oyen   mi   voz,   y   yo   las   conozco,   y   me   siguen,   28y   yo   les   doy   vida   eterna;   y   no    perecerán   jamás,   ni   nadie   las   arrebatará   de   mi   mano.   29Mi   Padre   que   me   las   dio,   es   mayor   que   todos,   y   nadie    las   puede   arrebatar   de   la   mano   de   mi   Padre.   30Yo   y   el   Padre   uno   somos.   

Donde dice que por haber oído la voz del Señor, (Oir con fe) hemos sido conocidos por él, le hemos comenzado a seguir, el nos ha dado vida eterna (justificación por fe y la promesa del Espíritu o nacimiento espiritual) y asegura que de allí en adelante, absolutamente nada ni nadie nos podrá separar de su amor en Cristo Jesús.  Texto de la palabra “yo las conozco” en otro pasaje dice:

Mateo   7.23   Y   entonces   les   declararé:   Nunca   os   conocí;   apartaos   de   mí,   hacedores   de   maldad.    

Los que no son conocidos por Dios no se salvan, pero los conocidos por Dios seremos indiscutiblemente salvados.  El apóstol Pablo nos muestra cuán amplia y segura es esta promesa dada por Jesús y dice:

Romanos   8:38   al   39     Por   lo   cual   estoy   seguro   de   que   ni   la   muerte,   ni   la   vida,   ni   ángeles,   ni   principados,   ni    potestades,   ni   lo   presente,   ni   lo   por   venir,   39ni   lo   alto,   ni   lo   profundo,   ni   ninguna   otra   cosa   creada   nos   podrá    separar   del   amor   de   Dios,   que   es   en   Cristo   Jesús   Señor   nuestro.  

Y también en el libro de hebreos muestra como la verdadera vida cristiana depende de Dios:

Hebreos   13:20   al   21   Y   el   Dios   de   paz   que   resucitó   de   los   muertos   a   nuestro   Señor   Jesucristo,   el   gran   pastor   de    las   ovejas,   por   la   sangre   del   pacto   eterno,   21os   haga   aptos   en   toda   obra   buena   para   que   hagáis   su   voluntad,    haciendo   él   en   vosotros   lo   que   es   agradable   delante   de   él   por   Jesucristo;   al   cual   sea   la   gloria   por   los   siglos   de    los   siglos.   Amén.  

Es él quien nos hace aptos, es él quien hace lo que es agradable delante de él por medio de Jesucristo, y por supuesto la gloria es solamente para él.

 

A. QUÉ TANTA CERTEZA PODEMOS TENER DEL CUMPLIMIENTO DE LAS PROMESAS DE DIOS

En primer lugar debemos recordar que el pacto que Dios hiso con Abraham, fue un pacto de muerte en el cual fue Dios quién pasó en medio de los animales sacrificados, haciéndose responsable de su cumplimiento, y si el pacto no se cumple entonces Dios debe dejar de existir…

Luego cuando Abraham acepta entregarle a su hijo, Dios jura, por si mismo de que le cumplirá, y allí nuevamente se menciona que nosotros los gentiles estamos involucrados.

Génesis   22:16   al   18       y   dijo:   Por   mí   mismo   he   jurado,   dice   Jehová,   que   por   cuanto   has   hecho   esto,   y   no   me   has    rehusado   tu   hijo,   tu   único   hijo;   17de   cierto   te   bendeciré,   y   multiplicaré   tu   descendencia   como   las   estrellas   del    cielo   y   como   la   arena   que   está   a   la   orilla   del   mar;   y   tu   descendencia   poseerá   las   puertas   de   sus   enemigos.   18En    tu   simiente   serán   benditas   todas   las   naciones   de   la   tierra,   por   cuanto   obedeciste   a   mi   voz.  

La carta a los hebreos nos explica la inmutabilidad de la promesa y el juramento:

Hebreos   6:13   al   18     Porque   cuando   Dios   hizo   la   promesa   a   Abraham,   no   pudiendo   jurar   por   otro   mayor,   juró    por   sí   mismo,   14diciendo:   De   cierto   te   bendeciré   con   abundancia   y   te   multiplicaré   grandemente.   15Y   habiendo    esperado   con   paciencia,   alcanzó   la   promesa.   16Porque   los   hombres   ciertamente   juran   por   uno   mayor   que   ellos,    y   para   ellos   el   fin   de   toda   controversia   es   el   juramento   para   confirmación.   17Por   lo   cual,   queriendo   Dios    mostrar   más   abundantemente   a   los   herederos   de   la   promesa   la   inmutabilidad   de   su   consejo,   interpuso    juramento;   18para   que   por   dos   cosas   inmutables,   en   las   cuales   es   imposible   que   Dios   mienta,   tengamos   un    fortísimo   consuelo   los   que   hemos   acudido   para   asirnos   de   la   esperanza   puesta   delante   de   nosotros.  

Luego en jeremías 31, uno de los pasajes que menciona el Nuevo Pacto, Dios para asegurar el cumplimiento del pacto dice:

Jeremías   31:35   al   37   Así   ha   dicho   Jehová,   que   da   el   sol   para   luz   del   día,   las   leyes   de   la   luna   y   de   las   estrellas    para   luz   de   la   noche,   que   parte   el   mar,   y   braman   sus   ondas;   Jehová   de   los   ejércitos   es   su   nombre:   36Si   faltaren    estas   leyes   delante   de   mí,   dice   Jehová,   también   la   descendencia   de   Israel   faltará   para   no   ser   nación   delante   de    mí   eternamente.    37Así   ha   dicho   Jehová:    Si   los   cielos   arriba   se   pueden   medir,   y   explorarse   abajo   los    fundamentos   de   la   tierra,   también   yo   desecharé   toda   la   descendencia   de   Israel   por   todo   lo   que   hicieron,   dice    Jehová.  

Dios dice que sí llegarán a faltar las leyes del sol, el día, la luna, los astros, el mar, entonces Dios no cumplirá, y también dice que sí se logra medir la extensión de los cielos o explorarse los fundamentos de la tierra, él no cumplirá.   Y ya bajo el Nuevo Pacto el apóstol explica que además de lo ya prometido, a esto se le suman que Dios nos ha dado su Espíritu como una garantía del cumplimiento de sus promesas:

Efesios   1:13   al   14     En   él   también   vosotros,   habiendo   oído   la   palabra   de   verdad,   el   evangelio   de   vuestra    salvación,   y   habiendo   creído   en   él,   fuisteis   sellados   con   el   Espíritu   Santo   de   la   promesa,   14que   es   las   arras   de    nuestra   herencia   hasta   la   redención   de   la   posesión   adquirida,   para   alabanza   de   su   gloria.

El sello o garantía de que Dios cumplirá el Nuevo Pacto a cabalidad y nos llevará a su presencia a recibir la herencia prometida, es el Espíritu de Dios, por tal razón si Dios no cumple llevándonos al final de nuestra vida en la tierra a su presencia, entonces Dios deberá a perder la garantía que es su Espíritu.   Es decir para que las promesas para Abraham y las promesas del Nuevo Pacto para nosotros no se cumplan, tendría que desaparecer el cielo, la tierra, y además Dios tendría que perder su Espíritu y dejar de existir.   Eso quiere decir que no hay en todo el universo una promesa más respaldada que la que Dios nos ha hecho con el Nuevo Pacto, por lo tanto todo aquel que ha sido involucrado por Dios en el Nuevo  Pacto, puede tener la absoluta certeza de que vivirá la eternidad en la presencia de Dios, como también puede tener la certeza de que Dios hará que viva como un verdadero cristiano.

 

B. CUANDO SE CUMPLEN ESTAS PROMESAS EN NOSOTROS

La promesa de la justificación por fe, dice la escritura que se cumplirá en todos aquellos que crean en Jesucristo, como nos lo confirma el libro de los hechos cuando dice:

Hechos   de   los   Apóstoles   10:43     De   éste   dan   testimonio   todos   los   profetas,   que   todos   los   que   en   él   creyeren,    recibirán   perdón   de   pecados   por   su   nombre.  

Por supuesto supone una fe autentica en una imagen real de Jesucristo y su evangelio, y no una fe muerta, fingida, falsa o débil, ni una fe por auténtica que sea depositada en el viejo pacto, sino depositada como dice el apóstol, en el Señorío de Cristo y en su obra de salvación por nosotros.

Romanos   10:8   al   10     Esta   es   la   palabra   de   fe   que   predicamos:   9que   si   confesares   con   tu   boca   que   Jesús   es   el    Señor,   y   creyeres   en   tu   corazón   que   Dios   le   levantó   de   los   muertos,   serás   salvo.   10Porque   con   el   corazón   se   cree    para   justicia,   pero   con   la   boca   se   confiesa   para   salvación.  

Cuando esto ocurre, no sólo Dios nos otorga el perdón a todos nuestros pecados haciéndonos completamente justos delante de él, sino que además, Dios produce en el creyente el nacimiento espiritual, (lo veremos en detalle más adelante) el cual nos involucra en el Nuevo Pacto

 

C. IGUAL SUCEDE CON LA IGLESIA  

Siendo esto verdad para cada auténtico creyente, tenemos que decir que esto también es verdad para la iglesia que está compuesta por todos los creyentes Nacidos De Nuevo. El Señor Jesucristo profetizó sobre Pedro y la iglesia lo siguiente:

Mateo   16:18     Y   yo   también   te   digo,   que   tú   eres   Pedro,   y   sobre   esta   roca   edificaré   mi   iglesia;   y   las   puertas   del    Hades   no   prevalecerán   contra   ella.  

Así como Dios hará que el Nuevo Pacto se cumpla en cada creyente, esta verdad también es cierta para la iglesia, por esto, como nos lo aclara esta profecía, la victoria de la iglesia está asegurada a pesar de todo lo que podamos ver de malo en el cristianismo de la actualidad.   Aunque es necesario aclarar qué; se refiere a la verdadera iglesia y a la verdadera victoria de la iglesia, victoria que también es mencionada a través de todos los tiempos cuando se habla del Nuevo Pacto.  En el libro de génesis cuando se menciona por primera vez la promesa del Nuevo Pacto dice que la simiente de la mujer:

Génesis   3:15     ésta   te   herirá   en   la   cabeza,   y   tú   le   herirás   en   el   calcañar.

La herida en la cabeza es una herida mortal, que anuncia la destrucción de su misterio. Mi vida en el calcañar es una herida que no es mortal, que sabemos que representar la muerte de Jesucristo pero también su resurrección. Luego en la promesa hecha a Abraham dice:

Génesis   22:18     En   tu   simiente   SERÁN   benditas   todas   las   naciones   de   la   tierra,   por   cuanto   obedeciste   a    mi   voz.    

No es una probabilidad que sean bendecidas todas las naciones de la tierra, es una declaración que Dios hace de que se cumplirá. (Sólo Dios puede declarar los hombres no a no ser que declaremos exactamente lo mismo que Dios ha declarado)  Esta bendición se cumplirá través de la justificación por fe y la promesa del Espíritu, promesa que el Señor Jesucristo confirma a la iglesia antes de partir, diciéndoles:

Hechos   de   los   Apóstoles   1:4   al   5     Y   estando   juntos,   les   mandó   que   no   se   fueran   de   Jerusalén,   sino   que    esperasen   la   promesa   del   Padre,   la   cual,   les   dijo,   oísteis   de   mí.   5Porque   Juan   ciertamente   bautizó   con   agua,    mas   vosotros   seréis   bautizados   con   el   Espíritu   Santo   dentro   de   no   muchos   días.  

Luego la escritura nos narra lo que pasó el día de Pentecostés:

Hechos   de   los   Apóstoles   2:1   al   4     Cuando   llegó   el   día   de   Pentecostés,   estaban   todos   unánimes   juntos.   2Y   de    repente   vino   del   cielo   un   estruendo   como   de   un   viento   recio   que   soplaba,   el   cual   llenó   toda   la   casa   donde    estaban   sentados;   3y   se   les   aparecieron   lenguas   repartidas,   como   de   fuego,   asentándose   sobre   cada   uno   de    ellos.   4Y   fueron   todos   llenos   del   Espíritu   Santo,   y   comenzaron   a   hablar   en   otras   lenguas,   según   el   Espíritu   les    daba   que   hablasen. 

Las señales usadas por Dios en este evento muestran en primer lugar que el Espíritu Santo llegó como un viento recio, pero no menciona que el Espíritu se fue de la misma manera, dando a entender que llegó para inundar la iglesia, y permanecer con ella de acuerdo a lo prometido.   Las lenguas de fuego representan la presencia de Dios, y el hablar en otras lenguas de tal manera que todos los presentes oían en su propio idioma, puede entenderse como un evento opuesto a la confusión de las lenguas, dando a entender que el mensaje del Evangelio es un mensaje universal para salvación a todo hombre.  Cuando este evento ocurrió los discípulos entendieron que se trataba de la promesa del Espíritu. El apóstol Pedro aprovechando la ocasión menciona la profecía de Joel del derramamiento del Espíritu, mencionando todo lo que proféticamente va a suceder hasta al fin de los tiempos, y concluye diciendo que eso que ellos están viendo, es el cumplimiento de la promesa del Espíritu.

Hechos   de   los   Apóstoles   2:33     Así   que,   exaltado   por   la   diestra   de   Dios,   y   habiendo   recibido   del   Padre   la    promesa   del   Espíritu   Santo,   ha   derramado   esto   que   vosotros   veis   y   oís.  

El Señor Jesucristo después de su muerte y resurrección, habiendo sido exaltado por la diestra de Dios, ha derramado en la iglesia el Espíritu Santo de la promesa. De allí en adelante cada persona que acepta a Jesucristo como su Señor y su Salvador, al recibir la justificación por fe, Dios opera el Nuevo Nacimiento, y esto lo involucra en la iglesia, que esta “sumergida” en el Espíritu Santo.

 

VII. ¿COMO ES NUESTRO CAMINAR DESPUÉS DE HABER RECIBIDO A JESUCRISTO Y ESTAR INVOLUCRADOS EN EL NUEVO PACTO?                                                                                                Aquí nuevamente podemos continuar haciendo un paralelo entre lo ocurrido a Abraham y lo que ocurre en el nuevo creyente.  Ya hemos dicho que cuando Abraham recibió la justificación por fe al creer en la promesa  de un hijo, es similar a cuando alguien deposita su fe en Jesucristo como Señor y Salvador, recibiendo también la justificación por fe y el nuevo nacimiento.  ¿Qué pasó con la vida de Abraham después de que fue justificado?  Pues pasan los años y cuando ven que el hijo prometido no llega, la mujer de Abraham le dice:

Génesis   16:2   al   4     Ya   ves   que   Jehová   me   ha   hecho   estéril;   te   ruego,   pues,   que   te   llegues   a   mi   sierva;   quizá    tendré   hijos   de   ella.   Y   atendió   Abram   al   ruego   de   Sarai.   3Y   Sarai   mujer   de   Abram   tomó   a   Agar   su   sierva   egipcia,    al   cabo   de   diez   años   que   había   habitado   Abram   en   la   tierra   de   Canaán,   y   la   dio   por   mujer   a   Abram   su   marido.    4Y   él   se   llegó   a   Agar,   la   cual   concibió….  

Efectivamente ese hijo llega, y aunque Abrahán pudo haber pensado que era el prometido; es difícil saberlo pues cuando nos obstinados por algún asunto es difícil reconocer que estamos andando en la carne y no en el espíritu, pero la escritura nos cuenta que fue un error producto de no creer y no haber esperado con paciencia la promesa de Dios.  Pasa el tiempo y luego Abraham vuelve y comete con Abimelec el mismo error que cometió con faraón, al decir que su mujer era su hermana. Y Dios nuevamente actúa para proteger a Abraham y el cumplimiento de la promesa:

Génesis   20:3   al   4     Pero   Dios   vino   a   Abimelec   en   sueños   de   noche,   y   le   dijo:   He   aquí,   muerto   eres,   a   causa   de   la    mujer   que   has   tomado,   la   cual   es   casada   con   marido.   4Mas   Abimelec   no   se   había   llegado   a   ella…

Y nuevamente a pesar de haber vuelto a fallar, Dios ayuda y bendice a Abraham:

Génesis   20:14   al   16     Entonces   Abimelec   tomó   ovejas   y   vacas,   y   siervos   y   siervas,   y   se   los   dio   a   Abraham,   y   le    devolvió   a   Sara   su   mujer.   15Y   dijo   Abimelec:   He   aquí   mi   tierra   está   delante   de   ti;   habita   donde   bien   te   parezca.    16Y   a   Sara   dijo:   He   aquí   he   dado   mil   monedas   de   plata   a   tu   hermano;   mira   que   él   te   es   como   un   velo   para   los    ojos   de   todos   los   que   están   contigo,   y   para   con   todos;   así   fue   vindicada.  

Pero ya hay algo diferente:

Génesis   20:17   al   18     Entonces   Abraham   oró   a   Dios;   y   Dios   sanó   a   Abimelec   y   a   su   mujer,   y   a   sus   siervas,   y    tuvieron   hijos.   18Porque   Jehová   había   cerrado   completamente   toda   matriz   de   la   casa   de   Abimelec,   a   causa   de    Sara   mujer   de   Abraham.  

El hombre que todavía dudaba de que Dios pudiese darle un hijo, al menos ha tenido un crecimiento en su fe, suficiente para orar para que Dios le dé hijos a Abimelec y funciona.  Luego, a pesar de que la vida de Abraham pareciera no haber cambiado mucho, Dios cumple la promesa a Abraham:

Génesis   21:1   al     2,   5     Visitó   Jehová   a   Sara,   como   había   dicho,   e   hizo   Jehová   con   Sara   como   había   hablado.   2Y    Sara   concibió   y   dio   a   Abraham   un   hijo   en   su   vejez,   en   el   tiempo   que   Dios   le   había   dicho….   5Y   era   Abraham   de    cien   años   cuando   nació   Isaac   su   hijo.

Igual sucede con la vida del creyente bajo el Nuevo Pacto. Es decir después de recibir la justificación por fe, de haber nacido de nuevo, no quiere esto decir que el cristiano no vuelve a pecar, sino más bien que entra en un proceso donde Dios poco a poco, lo hace consiente de las promesas que le ha dado, y lo coloca en situaciones para que su fe vaya creciendo, Y en la medida en que entiende y cree en el Señor, su propósito y las promesas para cumplirlo, su vida va siendo transformada como consecuencia de esa fe.

 

A. LA LUCHA DE LA CARNE Y EL ESPÍRITU  

Esta lucha y esta trasformación tienen relación con las cosas que hemos hecho en la carne, como lo podemos ver en la vida de Abraham.  Después de que nace Isaac todo parece muy bien pero:

Génesis   21:9   al   12     Y   vio   Sara   que   el   hijo   de   Agar   la   egipcia,   el   cual   ésta   le   había   dado   a   luz   a   Abraham,   se    burlaba   de   su   hijo   Isaac.10Por   tanto,   dijo   a   Abraham:   Echa   a   esta   sierva   y   a   su   hijo,   porque   el   hijo   de   esta   sierva    no   ha   de   heredar   con   Isaac   mi   hijo.   11Este   dicho   pareció   grave   en   gran   manera   a   Abraham   a   causa   de   su   hijo.    12Entonces   dijo   Dios   a   Abraham:   No   te   parezca   grave   a   causa   del   muchacho   y   de   tu   sierva;   en   todo   lo   que   te    dijere   Sara,   oye   su   voz,   porque   en   Isaac   te   será   llamada   descendencia

 

Dios le ordena que cumpla a la petición de su esposa, y echar a Ismael y a su madre era echarlos prácticamente a la muerte, de hecho fue Dios quién milagrosamente les salvó la vida. Y respecto de Isaac Dios le repite que llegara la descendencia.  La lección espiritual es; que lo que hicimos en la carne con nuestro poder, sabiduría y nuestros recursos se constituye en la base para confiar en nosotros mismos, pero la confianza en nosotros mismos es precisamente lo que estorba la obra que Dios quiere hacer en nuestra vida, porque la confianza en nosotros y en el mundo es lo que nos impide confiar en Dios.  El apóstol Pablo aplica este evento a nuestra vida de la siguiente forma:

Gálatas   4:28   al   29   Así   que,   hermanos,   nosotros,   como   Isaac,   somos   hijos   de   la   promesa.   29Pero   como   entonces    el   que   había   nacido   según   la   carne   perseguía   al   que   había   nacido   según   el   Espíritu,   así   también   ahora. 

Las cosas que hemos hecho antes de ser cristianos son como un enemigo en potencia pues cuando no andamos en el Espíritu es fácil volver a cosas que sabemos hacer y caer en ellas… Qué fue lo que hizo Abram cuando nuevamente se enfrentó a que su mujer era hermosa y volvío y mintió.  Sin embargo echar a la egipcia y a su hijo Ismael sólo solucionó por un tiempo el problema entre Isaac e Ismael. La escritura nos cuenta que Abraham estaba muy preocupado por el futuro de ellos, pero Dios le había prometido a Agar:

Génesis   16:10   al   12   Le   dijo   también   el   ángel   de   Jehová:   Multiplicaré   tanto   tu   descendencia,   que   no   podrá   ser    contada   a   causa   de   la   multitud.   11Además   le   dijo   el   ángel   de   Jehová:   He   aquí   que   has   concebido,   y   darás   a   luz    un   hijo,   y   llamarás   su   nombre   Ismael,   porque   Jehová   ha   oído   tu   aflicción.   12Y   él   será   hombre   fiero;   su   mano    será   contra   todos,   y   la   mano   de   todos   contra   él,   y   delante   de   todos   sus   hermanos   habitará. 

Abraham considero importante que el producto de su pecado siguiera existiendo… Pero: ¿Qué fue en realidad lo que consiguió Abraham al tratar en la carne de ayudar al cumplimiento de la promesa de Dios?   La descendencia de Ismael sería incontable, y serían hombres fieros que pelearían contra todos especialmente contra la descendencia de Isaac, su hermano. Y esa es la realidad que hemos visto a través de la historia, y en los últimos tiempos la pelea es más encarnizada.  Si Abrahán hubiese sabido el conflicto que vivirían los descendientes de Isaac y los de Ismael (judíos y árabes o palestinos) asesinándose de generación en generación por siempre, y que esa enemistad no tendría solución, con toda seguridad este hombre hubiera esperado que Dios le proveyera lo prometido en el tiempo de Dios.  Igual pasa con nosotros; toda esa fuerza y confianza en nosotros mismos que obtuvimos antes de conocer al Señor, se constituye en un estorbo para confiar verdaderamente en Dios, y debemos con la ayuda de Dios aprender a echar fuera toda aquella confianza en nosotros y en lo que él mundo enseña.  Pero no sólo lo que hicimos antes de conocer a Dios se constituye en un estorbo, en el caso de Abraham vemos que después de haber sido justificado, al actuar en la carne lo que logró fue conseguirse un enemigo espiritual. De la misma forma puede suceder en nosotros cuando ya siendo cristianos actuamos en la carne, por eso la escritura nos ordena:

Gálatas   5:16   al   17     Digo,   pues:   Andad   en   el   Espíritu,   y   no   satisfagáis   los   deseos   de   la   carne.   17Porque   el   deseo    de   la   carne   es   contra   el   Espíritu,   y   el   del   Espíritu   es   contra   la   carne;   y   éstos   se   oponen   entre   sí,   para   que   no    hagáis   lo   que   quisiereis.

 

B. LA ENTREGA TOTAL

Bueno, teniendo ya todo esto pensaríamos que el asunto estaba concluido, y que de allí en adelante se esperaría que en un comportamiento normal, Isaac se casara y comenzara a crecer la descendencia de Abraham.  Pues no, hay algo más importante y mucho más valioso, y Dios quiere llevarnos a vivir en esa dimensión de verdadera prosperidad. Y esa bendición de la que estoy hablando la podemos entender al ver lo que Dios le pidió a Abraham, cuando él pensó que ya todo estaba solucionado. Dice la escritura:

Génesis   22:1   al   2     Aconteció   después   de   estas   cosas,   que   probó   Dios   a   Abraham,   y   le   dijo:   Abraham.   Y   él    respondió:   Heme   aquí.   2Y   dijo:   Toma   ahora   tu   hijo,   tu   único,   Isaac,   a   quien   amas,   y   vete   a   tierra   de   Moriah,   y    ofrécelo   allí   en   holocausto   sobre   uno   de   los   montes   que   yo   te   diré.  

Por supuesto lo primero que podíamos pensar a leer semejante petición es que Dios se enloqueció.  ¿Por qué? Porque después de estudiar todo lo que Dios tuvo que hacer, para que Abraham aprendiera a confiar en que Dios le daría un hijo y una descendencia para habitar en la tierra, ahora resulta que Dios le pide sacrificar a su hijo Isaac.

En la petición vemos que Dios le dice “tu único, Isaac, a quien amas” ya gracias a Dios Ismael no cuenta, porque el mismo Abraham lo despachó, pero, ahora Dios le pedía hacer lo mismo con Isaac.  Es fácil entender porque Dios le dijo a Abraham que echará a Ismael, pero; si Isaac había sido obtenido por la confianza en la promesa; ¿Por qué debía deshacerse de él?   Y la respuesta es: Que no hay nada, absolutamente nada que sea más importante que Dios.   Eso quiere decir que si por haber creído, caminado y confiando en Dios, Dios te dio una linda familia, o una buena empresa, o una buena salud, o un lindo ministerio, ninguna de estas cosas es más valiosa que Dios, por lo tanto si Dios nos pide deshacernos de cualquier cosa, o sí Dios toma la decisión de quitarnos cualquier cosa, debemos estar dispuestos a aceptarlo, pero no como un castigo o una disciplina, sino como lo mejor que puede ocurrir en nuestra vida, para disfrutar cada vez más de Dios a través de las promesas del Nuevo Pacto.   ¿Qué hizo Abraham?

Génesis   22:3   al   5     Y   Abraham   se   levantó   muy   de   mañana,   y   enalbardó   su   asno,   y   tomó   consigo   dos   siervos    suyos,   y   a   Isaac   su   hijo;   y   cortó   leña   para   el   holocausto,   y   se   levantó,   y   fue   al   lugar   que   Dios   le   dijo.   4Al   tercer    día   alzó   Abraham   sus   ojos,   y   vio   el   lugar   de   lejos.   5Entonces   dijo   Abraham   a   sus   siervos:   Esperad   aquí   con   el    asno,   y   yo   y   el   muchacho   iremos   hasta   allí   y   adoraremos,   y   volveremos   a   vosotros. 

La pregunta es: ¿Cuánto confiaba Abraham en Dios y en el cumplimiento de las promesas que le había hecho, que estuvo dispuesto a obedecer?  Ahora si usted mira la última frase de este texto, notará que Abraham está diciendo; “y volveremos a vosotros”, la pregunta es: ¿Cómo iba a volver con su hijo si lo iba a sacrificar? Acaso: ¿Abraham estaba mintiendo para no aparecer como malo ante sus siervos y para que Isaac no saliera corriendo?  No. Abraham lejos de estar mintiendo lo que está haciendo es confiar en la promesa de Dios de un hijo, una descendencia y una tierra.   Y es tal su confianza en Dios, que no importa lo que Dios le pida hacer, él confía en que Dios cumplirá su promesa. La escritura dice:

Hebreos   11:17   al   19     Por   la   fe   Abraham,   cuando   fue   probado,   ofreció   a   Isaac;   y   el   que   había   recibido   las    promesas   ofrecía   su   unigénito,   18habiéndosele   dicho:   En   Isaac   te   será   llamada   descendencia;   19pensando   que    Dios   es   poderoso   para   levantar   aun   de   entre   los   muertos,   de   donde,   en   sentido   figurado,   también   le   volvió   a    recibir.

¿Qué nos cuenta la escritura? Que Abraham pensó, yo hago lo que Dios dice, pero Dios para cumplirme su promesa lo resucita, porque Dios no dejara de cumplir sus promesas.  La lección supremamente importante en este asunto es; Que la obra de Dios debe ser hecha tal como Dios dice, no importa que no parezca práctico, no importa que parezca no funcionar, no importa cuánto tiempo se demore, la obra de Dios sólo puede ser hecha tal como Dios desea que sea hecha.

El apóstol Pablo hablando de su trabajo en el ministerio dice:  2   Corintios   2:14     Mas   a   Dios   gracias,   el   cual   nos   lleva   siempre   en   triunfo   en   Cristo   Jesús,   y   por   medio   de    nosotros   manifiesta   en   todo   lugar   el   olor   de   su   conocimiento.  El apóstol habla de triunfo continuo, pero no al estilo del mundo, sino al estilo de Dios, lo cual quiere decir que está haciendo la voluntad de Dios, (ese es el verdadero triunfo) y el resultado es que a través de él se está manifestando el conocimiento de Dios.  Cuando verdaderamente se manifiesta la presencia y el conocimiento de Dios hay dos tipos de reacción:

2   Corintios   2:15   al   16     Porque   para   Dios   somos   grato   olor   de   Cristo   en   los   que   se   salvan,   y   en   los   que   se    pierden;   16a   éstos   ciertamente   olor   de   muerte   para   muerte,   y   a   aquéllos   olor   de   vida   para   vida.   Y   para   estas    cosas,   ¿quién   es   suficiente?  Cuando dice que para esto quien es suficiente, está reconociendo que solo Dios puede hacer la obra, y en eso debe descansar.

Pero hay quienes no contentos con los resultados…

2   Corintios   2:17     Nosotros   no   andamos   negociando   con   el   mensaje   de   Dios,   como   hacen   muchos;   al   contrario,    hablamos   con   sinceridad   delante   de   Dios,   como   enviados   suyos   que   somos   y   por   nuestra   unión   con   Cristo.  

Negociar el mensaje de Dios es igual a dar un mensaje que sea agradable a la carne, para que los hombres se acerquen a la iglesia, eso es lo que muchos están haciendo para “hacer crecer la obra de Dios” porque cuando se habla del evangelio tal como Jesús nos lo enseño, los resultados son muy diferentes.  Por supuesto cuando esto se hace la obra de Dios no crece, las iglesias pueden llenarse de gente pero lejos de ser un avivamiento es un amontonamiento de personas que tratan de usar a Dios en lugar de buscar servirlo.  Dios no desea eso, el quiere que prediquemos el verdadero evangelio, pero para esto es necesario que el Señor sea la prioridad por encima de cualquier cosa, aun de la vida misma. Eso es entrega total.  ¿Y cuál fue el resultado de esta entrega total a Dios en la vida de Abraham?   Pues después de esta entrega fue como ya vimos, que Dios juró por sí mismo que cumpliría la promesa de bendición Abraham, pero más importante que esto, es lo que Jesús menciona a los judíos que no creían en él:

Juan   8:56     al   58     Abraham   vuestro   padre   se   gozó   de   que   había   de   ver   mi   día;   y   lo   vio,   y   se   gozó.   57Entonces   le    dijeron   los   judíos:   Aún   no   tienes   cincuenta   años,   ¿y   has   visto   a   Abraham?   58Jesús   les   dijo:   De   cierto,   de   cierto   os    digo:   Antes   que   Abraham   fuese,   yo   soy.  

A qué se refería el Señor Jesús: pues otras escrituras del pueblo judío cuando hablan del sacrificio de Isaac mencionan que Isaac tenía 33 años cuando fue llevado por su Padre al monte para ser sacrificado. También ellas relatan que Isaac cargo la leña, y estuvo dispuesto a entregar su vida por obedecer a su padre, que quería obedecer a Dios.  Lo mismo nos cuenta la escritura acerca de Jesús:

Juan   10:17   al   18   Por   eso   me   ama   el   Padre,   porque   yo   pongo   mi   vida,   para   volverla   a   tomar.   18Nadie   me    la   quita,   sino   que   yo   de   mí   mismo   la   pongo.   Tengo   poder   para   ponerla,   y   tengo   poder   para   volverla   a   tomar.  

Jesús entrega su vida en la cruz y al tercer día resucita, y la resurrección es un paralelo con la vida de Isaac por eso la escritura dice:

Hebreos   11:19     pensando   que   Dios   es   poderoso   para   levantar   aun   de   entre   los   muertos,   de   donde,   en   sentido    figurado,   también   le   volvió   a   recibir.  

¿De qué se gozó Abraham?  Abraham entendió la disposición del Hijo a ser sacrificado, para recibir un castigo de magnitud incomprensible por nosotros (por nada) Abraham entendió la inmensidad del amor de Dios.

Romanos   5:8     Mas   Dios   muestra   su   amor   para   con   nosotros,   en   que   siendo   aún   pecadores,   Cristo   murió   por    nosotros.  

Pero no solo el amor del hijo, también el amor del Padre.

Juan   3:16     Porque   de   tal   manera   amó   Dios   al   mundo,   que   ha   dado   a   su   Hijo   unigénito,   para   que   todo   aquel   que    en   él   cree,   no   se   pierda,   mas   tenga   vida   eterna. 

 

Y ESO MISMO ES LO QUE CADA HIJO DE DIOS ENTENDERÁ DE UNA MANERA PROGRESIVA, EN LA MEDIDA EN QUE LE ENTREGUE SU VIDA A DIOS.   Y el resultado será:

Efesios   3:17   al   19     para   que   habite   Cristo   por   la   fe   en   vuestros   corazones,   a   fin   de   que,   arraigados   y   cimentados    en   amor,   18seáis   plenamente   capaces   de   comprender   con   todos   los   santos   cuál   sea   la   anchura,   la   longitud,   la    profundidad   y   la   altura,   19y   de   conocer   el   amor   de   Cristo,   que   excede   a   todo   conocimiento,   para   que   seáis   llenos    de   toda   la   plenitud   de   Dios. 

Continua….

 

 

¿Sabías qué?

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