Related media

Listen

LA NECESIDAD DEL PERDÓN – PARTE  2

I. INTRODUCCIÓN

Estamos hablando de la necesidad del perdón, la cual es supremamente importante porque si no existiera no nos permitiría tener una relación con Dios, y además dañaría todas las relaciones entre los seres humanos, de tal manera que tendríamos que vivir completamente aislados.

Normalmente cuando pensamos en perdonar a alguien o en pedir perdon, es porque alguien ha cometido un pecado, y desafortunadamente la forma más normal de reaccionar ante los pecados de los demás es que también pecamos contra ellos.

Pero esto que es muy normal en el mundo, es decir entre los hijos del diablo, es completamente prohibido para los hijos de Dios pues la escritura dice:

Colosenses 3:12 al 13 Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; 13soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros.

Y no hay duda que lo que está diciendo es que nuestro comportamiento como un verdadero hijo de Dios es que seamos santos, que tengamos una entrañable misericordia, es decir que ante las debilidades o aún ante los pecados de los demás debemos tener una gran misericordia. Además debemos ser benignos que significa buscar el bienestar de estas personas, y al hacerlo debemos ser humildes no creyéndonos mejores que ellos porque los estamos ayudando, y ademas debemos ser mansos, es decir debemos dejarnos corregir porque nosotros también fallamos.

Pero creo que algo supremamente importante en este texto que tiene que ver con nuestro tema del perdón, es que pide de nosotros esta clase de comportamiento no porque las cosas que nos estén pasándo son una maravilla y entonces estamos felices de que todo este bien, sino que pide de nosotros este comportamiento aún en medio de las circunstancias más difíciles ocasionadas por el mal comportamiento de los demás, y por eso es que dice:

“Soportándoos unos a otros y perdonándonos unos a otros”. Dando entender que nuestro comportamiento debe ser el correcto aún cuando estamos rodeados de personas qué están haciendo las cosas mal, que nos están agrediendo, que nos traicionan o que se portan como nuestros enemigos.

Y por esto cuando alguno tuviere razones válidas para quejarse del mal comportamiento en lugar de aprovechar ese pecado para cometer otro lo que debemos es perdonarlos de la misma manera en que hemos sido perdonados por Dios.

Creo que es evidente que muchas veces nosotros los cristianos no cumplimos con este mandato de Dios y por eso nuestros conflictos o malas relaciones con otras personas se alargan. Pero contrario a esto si miramos el ejemplo de lo que Dios hace con nosotros vemos que dice:

Miqueas 7:18-19 ¿Qué Dios como tú, que perdona la maldad, y olvida el pecado del remanente de su heredad? No retuvo para siempre su enojo, porque se deleita en misericordia.19El volverá a tener misericordia de nosotros; sepultará nuestras iniquidades, y echará en lo profundo del mar todos nuestros pecados.

Perdona la maldad… Es decir no sólo la acción sino la motivación de maldad que nos llevó a cometer el pecado. Pero también se olvida de lo que hicimos… Que creo que es algo que tampoco hacemos pues acostumbramos a perdonar pero no olvidar lo cual hace dudar de que el perdón sea genuino.

Pero además dice que él se deleita en hacer eso con nosotros, es decir; él se goza cuando tiene la oportunidad de perdonarnos. Y como suele ocurrir con nosotros que a pesar de pedir perdón a veces volvemos y fallamos, el Señor dice que él volverá a tener misericordia, es decir nos va a perdonar una y otra vez.

Siendo esta es la forma en que nosotros debemos actuar frente a los pecados de los demás creo que no hay ni una sola justificación válida para tener malas relaciones entre nosotros pues donde existe el perdón, el verdadero perdón entonces hay restauración en la relación.

Eso quiere decir que el examen no es si nosotros nos estamos portando bien con los que se portan bien con nosotros, porque eso a la verdad no tiene ningún valor pues la escritura dice:

Lucas 6:32–33 Porque si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? Porque también los pecadores aman a los que los aman. 33Y si hacéis bien a los que os hacen bien, ¿qué mérito tenéis? Porque también los pecadores hacen lo mismo….

El Señor Jesús está diciendo que aquellos que no lo conocen, aquellos incrédulos que van rumbo al infierno se portan bien con las personas que los aman, y por eso es que no hay ningún mérito si nosotros como cristianos nos portamos bien con aquellos que se portan bien con nosotros. Y continúa diciendo:

Lucas 6:35–36 Amad, pues, a vuestros enemigos, y haced bien, y prestad, no esperando de ello nada; y será vuestro galardón grande, y seréis hijos del Altísimo; porque él es benigno para con los ingratos y malos. 36Sed, pues, misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso.

Los verdaderos hijos de Dios debemos procurar el bien de nuestros enemigos, debemos ayudarlos no esperando nada porque eso es exactamente lo que Dios hace por nosotros. Por esto como ya mencioné el verdadero examen que tenemos que hacernos es: ¿Cómo nos estamos portando con aquellas personas que han hecho algo malo contra nosotros o contra alguien que nosotros amamos?

¿Estamos llenos de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia? O ¿Acaso las quejas nos han llevado a llenarnos de amargura y a insistir y desquitarnos de alguna manera con estas personas?

Si es eso es lo que estamos haciendo con nuestros enemigos, porque así los catalogamos cuando no los tratamos como debemos tratarlos, entonces es porque no hemos querido perdonarnos.

Pero no es que no hayamos podido, es que no hemos querido perdonarlos y podemos engañarnos pensando que a la final esa persona me estorba, no me gusta, me desagrada y no me importa si nunca la vuelvo a ver… Pero ojalá fuera así de sencillo.

El problema es que si no los perdonamos tampoco Dios nos perdonará, y entonces la pregunta es: ¿Sabemos que significa que Dios no nos perdone? O tal vez debería preguntar: ¿Acaso no nos importa que Dios no nos perdone?

En la escritura hablando de lo que Dios hará con su pueblo que conoce lo que debe hacer y no lo quiere hacer, dice:

Hebreos 10:30–31 Pues conocemos al que dijo: Mía es la venganza, yo daré el pago, dice el Señor. Y otra vez: El Señor juzgará a su pueblo. 31¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo!

Cuando los discípulos vieron la importancia de la oración y le pidieron a Jesús que les enseñara, una de las cosas que Jesús enseñó que deberíamos incluir en la oración era pedir a Dios ser perdonados como nosotros perdonamos a quienes nos ofenden… Y creo que es tan importante esto que al final Jesús hace una advertencia diciéndonos, que si no perdonamos a los que nos ofenden, no seremos perdonados por Dios.

No podemos pensar que esto es algo trivial, es algo supremamente importante y una de las razones que ya mencioné es que sería imposible mantener una buena relación con Dios si no gozáramos del continuo perdón que él nos ofrece.

En otro de los evangelios menciona este mismo asunto, pero no lo relaciona con la enseñanza del Padre nuestro, sino con la oración en general y dice:

Marcos 11:24 al 26 Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá. 25Y cuando estéis orando, perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que también vuestro Padre que está en los cielos os perdone a vosotros vuestras ofensas. 26Porque si vosotros no perdonáis, tampoco vuestro Padre que está en los cielos os perdonará vuestras ofensas.

Según esto podemos hacernos la siguiente pregunta: ¿Cuando nosotros perdonamos a otra persona quien es el que recibe el beneficio? Y la respuesta es que el primer beneficiado al perdonar a otros somos nosotros… Y a veces no somos el primer beneficiado sino el único beneficiado, porque es posible que a la otra persona no le interese que nosotros la perdonemos.

Ahora: Este pecado de no perdonar es algo qué normalmente comienza con las quejas… Pero luego de las quejas vienen las acciones pecaminosas, como el buscar venganza, el justificar resentimiento, amargura, malas relaciones, y al fin terminamos culpando al otro por el dolor o la amargura que sentimos, lo cual es completamente equivocado porque el sufrimiento que experimentamos es culpa de nuestro pecado no del pecado de los demás.

Es decir somos tan simples qué justificamos nuestro resentimiento con el pecado de los demás, como si fuera justo que sintiéramos lo que sentimos por lo que ellos nos hicieron… Pero si eso fuera lo correcto, entonces por causa de nuestros pecados lo correcto sería que recibiéramos la ira de Dios, y en cambio hemos recibido su misericordia.

La escritura es muy clara respecto de lo que son las quejas que hacemos contra nuestros hermanos que se han portado mal pues dice así:

Santiago 5:9 Hermanos, no os quejéis unos contra otros, para que no seáis condenados; he aquí, el juez está delante de la puerta.

En otra versión dice:

No se quejen unos de otros, para que Dios no los castigue, pues él es nuestro juez, y ya pronto viene.

¿Sabía usted que cada vez que se queja del pecado del otro, usted está siendo condenado, es decir usted está recibiendo un castigo?

Por supuesto hay una diferencia entre mencionar, contar o saber acerca del pecado del otro a quejarse por el pecado. Cuando uno se queja por el pecado lo que más o menos estamos diciendo es; “esta persona me están dañando con su pecado” y esta frase va acompañada de, que injusto o cómo me duele, debería ser castigado, etc.

Y aunque eso sea absolutamente cierto, es decir aunque nuestra queja parezca razonable y justa por causa del mal comportamiento de nuestro enemigo, a pesar de todo eso lo que Dios dice es que cuando nos quejamos nosotros seremos castigados.

Y aún puede ocurrir que esa persona a la cual no hemos perdonado, a lo mejor ya le pidió perdón a Dios de todo corazón y Dios ya la perdono… Pero nosotros que no hemos querido perdonar nos estamos metiendo en un serio problema con Dios. Creo que no hay duda que cuando actuamos de esta manera estamos siendo completamente engañados por Satanás.

Y cuando la frase del versículo termina diciendo: “pues él es nuestro juez, y ya pronto viene” es una advertencia para tengamos por cierto que del juicio nadie se podrá librar, por lo tanto debemos arreglar ese asunto cuanto antes, porque o el Señor viene o porque vamos a su presencia que es igual.

Concluyendo hasta aquí; la falta de perdón no sólo daña las relaciones entre los hombres produciendo aislamiento, sino que no perdonar a los demás, hace que Dios nos castigue.

Por supuesto usted puede preguntarse por que suele ocurrir; ¿qué pasa si usted reconoce su pecado delante de la otra persona y ésta no lo perdona? O ¿Qué pasa si usted está dispuesto a perdonar a otra persona que lo ha ofendido pero ésta no quiere reconocer su error?

Pues siendo prácticos debemos entender que si la persona nos pide perdón no hay duda que tenemos que perdonarla… Pero por eso lo más sabio es que aunque la persona no nos pida perdón nosotros de corazón la perdonemos delante de Dios. Al hacer eso nosotros estaremos en paz con Dios, pero claro si la persona no pide perdón y peor aún si insiste con su mal comportamiento seguramente esto colocará estorbos en la relación.

Igual sucede en el caso contrario, en el que estamos dispuestos a pedir perdón pero esa persona no nos quiere perdonar… Y en ese caso lo que debemos pensar es, que es más importante:¿Que Dios me haya perdonado porque de manera sincera me arrepentí y pedí perdón, o que la otra persona me perdone?

Y obviamente la respuesta es que lo importante es que Dios me perdonó así los otros no me perdonen.

Claro que eso dañara la relación con esta persona que no me perdona, pero eso no es problema grave comparado con el problema que tiene la persona que no me perdonó, porque Dios dice que entonces tampoco la perdonará y eso si es grave.

Eso quiere decir que al final no importa lo que las otras personas hagan, sí estamos dispuestos a reconocer nuestros pecados y estamos dispuestos a perdonar los pecados de los demás, estaremos en paz con Dios.

Veamos algunas verdades que nos ayudan a perdonar…

Cuando a una persona le cuesta trabajo perdonar a los demás, obviamente está ignorando verdades muy importante de la palabra de Dios.

La primera que me parece supremamente complicada es que dice que Dios no nos perdona y como la salvación no depende de nuestras obras lo que yo entiendo es que aquella persona que no perdona es porque no ha nacido de nuevo razón por la cual tampoco ha sido perdonada por Dios.

Porque resulta muy complicado que nosotros confiemos en el perdón absoluto de todos nuestros y al mismo tiempo pensemos que el perdón de Dios no alcanzó para aquellos que se han portado mal contra nosotros, y por esa razón nosotros no los perdonamos.

Porque a lo mejor eso es lo que pensamos que Dios no la perdona… Porque resulta todavía más absurdo que uno diga; si yo sé que Dios perdonó a esta persona pero yo no la perdono. Y digo que resulta más absurdo porque entonces estamos siendo más justos que Dios, o más severos que Dios…

Otro asunto que ignora o que no cree aquel que es renuente en perdonar, es la promesa que dice:

Romanos 8:28 Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.

Pregunto: ¿Dentro de todas las cosas que traen bendición a nuestra vida están incluidos los pecados que los demás cometen contra nosotros? Y la respuesta es sí.

Eso quiere decir que cuando una persona peca contra nosotros esta acción dependiendo de nuestra respuesta puede traer bendición o maldición a nuestra vida.

Y si esta acción está trayendo bendición para nuestra vida, uno podía preguntarse: ¿Qué es lo que hay que perdonar? Es decir; ¿Si no hubo daño sino bendición, qué es lo que hay que perdonar?

Imagínese que alguien le trajera usted dos maletas muy grandes y muy pesadas llenas de dinero. Y esta persona te dijera: “Perdóname por regalarte este dinero de esta forma pero es que no pude traerte este dinero en un cheque y la única opción que encontré fue traerte estos mil millones en estas maletas: ¿Me perdonas? ¿Perdonaría usted a esta persona?

O usted comenzaría a decirle: “Es el colmo usted no está pensando en mi salud, se me van a alargar los brazos cargando esas maletas, se me va a dañar la espalda, usted no merece mi perdón. ¿Acaso usted no lo perdonaría y no le recibiría los mil millones?

En otras palabras si no perdonamos a aquel que ha actuado mal contra nosotros es porque no estamos creyendo en la bendición que a través de eso Dios tiene para nosotros, y por supuesto nos la perdemos.

Por ser esto cierto es que el Señor dice:

Mateo 18:7 ¡Ay del mundo por los tropiezos! porque es necesario que vengan tropiezos, pero ¡ay de aquel hombre por quién viene el tropiezo!

Dios está diciendo que es necesario que otras personas nos causen tropiezos, porque como somos pecadores necesitamos de esos tropiezos para que Dios corrija el pecado en nuestra vida.

Siendo esto cierto lo correcto es que frente a los pecados de los demás lo primero que debemos pensar es: Dios mío qué es lo que está mal en mi vida que quieres corregirlo.

Esta verdad en otras palabras quiere decir que cuando nos cuesta trabajo perdonar nos estamos creyendo santos, buenos, perfectos, O no tan malos como los demás, y por lo tanto no necesitamos ningún trato hostil de parte de los demás… Pero allí no para el asunto cuando no perdonamos no estamos creyendo en el amor de Dios, Y entonces si pensamos en esto la conclusión a la que llegaremos es que Dios nos está maltratando por gusto.

Cuando no perdonamos la bendición que Dios tiene para nosotros no se hace realidad en nuestra vida, lo cual es similar a si nos hicieran una cirugía y no nos cuidáramos, y fuera necesario hacer otra cirugía y no nos cuidamos, y luego otra cirugía, y de esta manera sufrimos innecesariamente y perdemos el tiempo por no entender que Dios nos quiere bendecir a través de esa situación.

Y si acaso te pasa por la mente: Ok, yo necesito del pecado esta persona para aprender y ser sanado de mis pecados, pero es el colmo lo que ella hace conmigo… ¿Qué dice el Señor a ese respecto? Pero ¡ay de aquel hombre por quién viene el tropiezo!

Es decir; por supuesto es claro que la intención de aquel que peca contra ti no es para bendecirte, tampoco es cierto que la intención sea siempre hacer daño… A veces actuamos simplemente por egoísmo sin pensar en el daño que hacemos.

Pero así sea con intención de hacernos daño, o por su egoísmo, sin pensar en el daño que hacen, de todos modos ese pecado traerá bendición a nuestra vida si lo recibimos con buena actitud, pero aunque ese pecado traiga bendición a nuestra vida esta persona tendrá que dar cuentas a Dios por lo que ha hecho, por eso no debemos preocuparnos en absoluto por hacer justicia, mucho menos cuando tratando de hacerla ensuciamos nuestro corazón y nos perdemos la bendición que Dios tiene para nosotros.

Por eso contrario a no perdonar, el ejemplo que vemos en la escritura es:

Lucas 23:34 Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen

Pregunto: ¿Tenía el Señor Jesús razones para acusar delante de su Padre a aquellos que de manera infame, sin haber cometido ni un solo pecado lo estaban torturando y ahora lo tenían colgado en la cruz para asesinarlo? Por supuesto que sí, pero lejos de acusarlos o de no estar dispuesto a perdonarlos: ¿Cuál fue su clamor por ellos?

Pero sólo Jesús debía actuar de esa manera… ¿Qué pasó con los discípulos? En la escritura podemos leer:

Hechos de los Apóstoles 5:40-41 Y convinieron con él; y llamando a los apóstoles, después de azotarlos, les intimaron que no hablasen en el nombre de Jesús, y los pusieron en libertad. 41 Y ellos salieron de la presencia del concilio, gozosos de haber sido tenidos por dignos de padecer afrenta por causa del Nombre.

¿Podían estos hombres que estaban predicando el evangelio de salvación acusar a aquellos incrédulos enemigos de Dios, que para impedir que se propagara el evangelio de salvación los estaban azotando? Por supuesto que sí. Pero: ¿Cuál fue la actitud de ellos después de haber sido afrentados? ¿Estaban resentidos y amargados por lo que injustamente les habían hecho? Pues no.

Cuando tenemos verdadera confianza en el Señor, y pecan contra nosotros, nos deberíamos alegrar de la bendición que Dios nos está mandando, pero si frente a esa situación no hacemos la voluntad de Dios, si en lugar de confiar nos quejamos, entonces en lugar de recibir bendición nos hacemos merecedores del castigo.

Algunos pensarán que hay personas a las que no han perdonado y no han sido castigados por Dios… Pero si eso fuera cierto entonces Dios es un mentiroso.

Cuando pensamos así es porque no tenemos la capacidad de ver las bendiciones que nos estamos perdiendo por no haber hecho la voluntad de Dios. Si pudiéramos ver lo que nos perdemos nos sentiríamos más que castigados.

Una forma práctica de evaluarlo es cuanta paz, cuánto gozo, cuantos descanso en el Señor disfrutaríamos como consecuencia del crecimiento de su fe… Pero en lugar de eso, todavía somos débiles frente a las circunstancias difíciles y sufrimos y eso es castigo.

En la escritura sobran los testimonios y son espectaculares y sobre naturales:

Hechos de los Apóstoles 7:59 al 60 Y apedreaban a Esteban, mientras él invocaba y decía: Señor Jesús, recibe mi espíritu. 60Y puesto de rodillas, clamó a gran voz: Señor, no les tomes en cuenta este pecado. Y habiendo dicho esto, durmió.

¿Y porque lo estaban apedreando? Porque les estaba compartiendo la verdad del evangelio, les estaba mostrando cuán pecadores eran y ellos en lugar de arrepentirse decidieron asesinarlo. Pero a pesar de eso este hombre los perdona y además clama a Dios para que no les tenga en cuenta ese pecado…

Y ahí estaba Saulo, el que luego se convirtió al Señor. ¿Qué pensaría el de este hombre que estaba muriendo y clamaba por perdón para sus asesinos? ¿En qué clase de Dios creía este hombre que pedía perdón, cuando él por creer en Dios asesinaba a los demás? ¿Podemos saber qué tanto le afectó este testimonio?

Inicialmente lo que Saulo hizo fue:

Hechos de los Apóstoles 8:1 al 3 Y Saulo consentía en su muerte. En aquel día hubo una gran persecución contra la iglesia que estaba en Jerusalén; y todos fueron esparcidos por las tierras de Judea y de Samaria, salvo los apóstoles. 2Y hombres piadosos llevaron a enterrar a Esteban, e hicieron gran llanto sobre él. 3Y Saulo asolaba la iglesia, y entrando casa por casa, arrastraba a hombres y a mujeres, y los entregaba en la cárcel.

Pero, aunque aparentemente este hombre le hizo un gran daño a la iglesia, al perseguirlos, al encerrarlos en la cárcel, y posiblemente al matar a muchos de ellos, la realidad delante de Dios fue:

Hechos de los Apóstoles 8:4 Pero los que fueron esparcidos iban por todas partes anunciando el evangelio.

¿Hubo bendición para la iglesia? ¿Hubo bendición respecto de la predicación del evangelio? La respuesta es claro que sí, por lo cual podemos decir con certeza que la iglesia necesitaba esa persecución para despertar.

Es por esta razón, porque los métodos de Dios son bastante diferentes de los métodos humanos que el Señor dijo:

Mateo 5:43 al 44 Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. 44Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen;

No he encontrado, donde en el antiguo testamento dice, que debemos aborrecer a nuestros enemigos. Pero Jesús tampoco está diciendo que la escritura dice eso, sino que eso era lo que ellos oían y por lo tanto era lo que consideraban el comportamiento normal. Es posible que Jesús lo mencionara con cierta ironía…

Pero lo que sí es claro, es que para nosotros los cristianos el método que Dios quiere que usemos en esas situaciones va más allá del perdón.

Muchos podrán perdonar pero dejan la situación así mientras que el Señor nos pide que además del perdón, debemos añadir amor, bendición y oración por los enemigos, por los que nos maldicen y por los que nos aborrecen.

¿Por qué? ¿Porque el Señor se volvió loco y quiere que apoyemos a los malvados y a aquellos que nos quieren hacer daño?

No. El quiere que actuemos de esta manera, porque además de ser el perdón que otorgamos una señal de que somos auténticos cristianos, es también el método a través del cual a pesar de todas esas situaciones negativas nosotros recibimos bendición.

Es el método que Dios está usando para sacar el pecado de nuestra vida lo cual implica bendiciones en este tiempo y en el venidero.

Y sí la persona recibe o no nuestro perdón, si la persona reconoce o no su error eso ya es un asunto que dejamos en las manos de Dios.

Estoy convencido que todos aquellos que han actuado mal contra nosotros y no se convierten al Señor, tendrán que pagar con creces lo que hicieron contra los hijos de Dios.

Pero de todos ellos los que se conviertan recibirán el perdón que nosotros también hemos recibido.

Hay más razones para perdonar espero que por ahora nos quede claro que si no reconocemos nuestros pecados estamos graves, y que si nos quejamos de los pecados de los demás estamos graves, y que si no perdonamos estamos graves.

Por lo tanto dando gracias a Dios por su perdón oremos….

¿Sabías qué?

La iglesia es una entidad sin ánimo de lucro, por esta razón para funcionar dependemos primeramente de Dios, y de las ofrendas, donaciones o contribuciones que sus miembros, amigos o simpatizantes quieran hacer, lo cual, si Dios lo coloca en tu corazón puedes hacer a través de las siguientes opciones.

Estamos en spotify
Síguenos