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LA NECESIDAD DEL PERDÓN – PARTE  1

I. INTRODUCCIÓN

¿Qué hacen ustedes cuando se encuentran con una persona que hace todo de manera perfecta, que jamás se equivoca, que jamás tiene que pedir disculpas, que administra su tiempo, el dinero, todas sus posesiones y aún sus talentos de manera efectiva… es decir que frente a cualquier confrontación el siempre tiene la razón?

¿Cómo te sentirías con un esposo con estas características, o una esposa, o un jefe, o un empleado o un hermano en la fe, que resulta que es 100% perfecto?

O tal vez debería más bien preguntar: ¿Si existen las personas que hacen todo de manera perfecta todo el tiempo, que jamás se equivocan en absolutamente nada, que su comportamiento siempre es el correcto, por qué también todos sus pensamientos, es decir lo que hay en su corazón siempre es lo perfecto, lo justo?

Pues aunque muchos tengan la osadía de creerse perfectos, la verdad no hay ni uno solo que viva de esta manera, y no es simplemente mi opinión, la escritura, es decir, Dios dice:

Romanos 3:10,12 Como está escrito: No hay justo, ni aun uno… 12Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno.

Eso quiere decir que absolutamente todos en mayor o menor cuantía nos equivocamos, hacemos cosas incorrectas, metemos la pata o como mínimo tenemos pensamientos pecaminosos… Por lo tanto en determinados momentos todos reconociendo nuestros pecados, lo correcto es que pidamos perdón, así como también debemos aprender a perdonar a quienes se porten mal con nosotros.

Siendo esta una realidad innegable: ¿Qué creen ustedes que sucedería en el mundo si de un momento a otro absolutamente todos dejarán de perdonar? Es decir: ¿Que sucedería si cada persona por cada falta que cometiera tuviese que sufrir de manera inflexible un castigo, y al decir esto por supuesto estoy diciendo que ninguno pudiera evadir el control de sus actos, ni de sus pensamientos, razón por la cual cualquier falta, cualquier pecado cometido por pequeño que fuera le haría merecedor de un castigo.

¿Qué cree usted que pasaría con las relaciones en el mundo si esto sucediera? ¿Qué pasaría en las empresas con los empleados? ¿Qué pasaría en las familias? ¿Cuánto duraría unida una familia? O ¿Cuánto durarían los proyectos de familia, los noviazgos si absolutamente todo tuviera que ser pagado? ¿Qué pasaría en el mundo?

Si quisiéramos que las cosas fueran de esta manera nos enfrentaríamos a varios problemas. El primero es la imposibilidad de tener un control absoluto de cada persona, incluidos sus pensamientos. Y el segundo problema tal vez más complicado, es que entre nosotros los seres humanos hay unas diferencias enormes respecto de lo que consideramos una falta, un error, una maldad o un pecado.

Y estas diferencias entre lo que consideramos bueno o malo harían prácticamente imposible ponernos de acuerdo en definir lo que es una falta, y por lo mismo el castigo que merecería. Esto es igual a decir que sería muy complicado hacer justicia.

Y no hay duda que eso es lo que estamos viviendo en este tiempo, donde la corrupción y la inmoralidad son tan grandes que están apareciendo leyes que protegen la maldad, y que castigan a aquellos que no aceptan que esa maldad ya no es maldad, sino según ellos es la libertad que los hombres tienen de hacer lo que les venga en gana.

Eso es lo que estamos viviendo en la actualidad, donde la corrupción y la inmoralidad son tan grandes que de manera muy incisiva atacan a todo aquel que manifieste que lo que están haciendo es incorrecto, y por eso vemos a los hombres aceptando cosas realmente depravadas como si fueran normales, porque si no lo hacen recibirán castigo.

Pero dejando de lado esta guerra espiritual porque eso es, imaginemos que en toda la humanidad se aceptará un código de ética universal, donde estuvieran claramente definidos los errores o pecados de la gente, e igualmente los castigos que cada uno debe recibir.

He imaginemos que los hombres tuviéramos una herramienta para poder supervisar los pensamientos, de tal manera que todo aquel que pensara o hiciera algo malo lo tuviera que pagar.

¿Qué pasaría en el mundo? Y hago la pregunta porque aunque hay ciertas leyes internacionales que definen lo que el hombre cree que está bien y que está mal, y se supone que de acuerdo a estas leyes las personas, los gobiernos, o aún los países cuando infringen estas leyes si son sorprendidos tendrán que pagar por ellas… pero sabemos que esa no es la realidad.

Y no es la realidad porque quienes están encargados de aplicar justicia son hombres imperfectos llenos de pecados que no actúan con justicia, y entonces terminan favoreciendo a los malos y atropellando a los buenos. Claro que esto no es nuevo, hace miles de años sucede pero empeora cada vez más.

Amós 5:12 Porque yo sé de vuestras muchas rebeliones, y de vuestros grandes pecados; sé que afligís al justo, y recibís cohecho, y en los tribunales hacéis perder su causa a los pobres.

Y esto no sólo ocurre en el mundo secular también en el religioso, teniendo el descaro de decir que tienen el respaldo de Dios. Por eso podemos leer:

Miqueas 3:11 Sus jefes juzgan por cohecho, y sus sacerdotes enseñan por precio, y sus profetas adivinan por dinero; y se apoyan en Jehová, diciendo: ¿No está Jehová entre nosotros? No vendrá mal sobre nosotros.

Además las leyes establecidas en los diferentes países en un altísimo porcentaje están enfocadas en proteger los bienes materiales, y un muy pequeño porcentaje en proteger a los seres humanos del mal comportamiento de otros seres humanos.

Por ejemplo: ¿Las leyes de los gobiernos castigan la mentira? Si no hay dinero de por medio o si no es para negar un acto de verdadera maldad entonces no.

Algo aún más serio por ejemplo: ¿Cuántos gobiernos castigan el adulterio? Pues la gran mayoría no y los pocos países que lo hacen son vistos como gobiernos fanáticos religiosos absurdos. Pero: ¿Qué pasaría si los adúlteros fueran castigados con veinte años de cárcel o con la pena de muerte?

¿Cuántos gobiernos castigan al joven que le fue infiel a la novia? O ¿Cuántos castigan al joven que habiendo dado su palabra luego no la cumple? O ¿Cuántos castigan la hipocresía, el egoísmo, la tacañería, la arrogancia, la falta de diligencia o la pereza?

¿Qué pasaría si castigarán a todo el que se emborracha, o a todos los que son incumplidos y llegan tarde, o a las mujeres que cocinan feo o a los hombres que no son capaces de cambiar un bombillo en la casa?

La verdad es que las leyes del mundo escasamente tocan algunos asuntos que los hombres hacen mal, dejando por fuera las cosas que son verdaderamente importantes.

Por ejemplo: ¿Qué país castiga no creer en Dios? Y si mencionamos algunos países que son radicales en este aspecto como los musulmanes, que asesinan a los cristianos por no creer en su Dios: ¿Cuál es la imagen que el mundo y aún nosotros nos formamos de esta clase de gente? Pues que son unos locos, fanáticos, abusivos, exagerados, es decir prácticamente los clasificamos como hijos del diablo.

En verdad esa clase de gente que castiga con la muerte cosas como el adulterio, el homosexualismo, o no creer en Dios, nos parece que es gente absurda, con un código de ética y de moral tan absurdo que fácilmente los tomamos por terroristas.

En el mundial ha habido protestas porque no aceptan a los homosexuales, tampoco aceptan la bandera gay, además prohibieron la venta de cerveza en los estadios, y entonces muchos se rasgan las vestiduras por estos atropellos tan infames.

Pero si nos preguntamos: ¿Qué tan malo o bueno es castigar con la muerte a una persona que no quiere creer en Dios? ¿Cuál es la respuesta correcta?

Sabemos por la escritura que absolutamente todos los pecados desde los que nos parecen más sencillos hasta los más espantosos, son la consecuencia de no creer en Dios, de que a los hombres no les importa lo que Dios piense, ni los planes de Dios, y mucho menos su justicia. Es decir: No hay temor de Dios en los hombres.

Abrahán, el Padre de la fe entendió que ese era el problema de los hombres, y por eso en cierta ocasión dijo una medio mentira para protegerse, y cuando fue sorprendido y cuestionado, dijo:

Génesis 20:11 Y Abraham respondió: Porque dije para mí: Ciertamente no hay temor de Dios en este lugar, y me matarán por causa de mi mujer.

Si no hay temor de Dios: ¿Qué puede detener a un hombre que teniendo las ganas, el poder, la oportunidad y que además tiene la administración de justicia en su mano? Pues absolutamente nada.

Es perverso como en algunos países en la actualidad los presidentes han colocado el poder judicial bajo su autoridad. Países como Venezuela, Nicaragua. En cierto modo en Estados Unidos bajo el gobierno de los demócratas, por eso ante la denuncia de ciertos delitos evidentes estos ni siquiera son investigados.

Cuando eso sucede no hay quién detenga la injusticia, la corrupción, el asesinato, el robo. Porque cuando tienen del poder judicial en su mano su pensamiento es; “No seremos juzgados”. Es decir no tienen temor de un justo juicio, así sean conscientes de que los pueden descubrir.

Ese mismo comportamiento lo describe el rey David relacionándolo con falta del temor de Dios:

Salmos 36:1 al 4 La iniquidad del impío me dice al corazón: No hay temor de Dios delante de sus ojos.2 Se lisonjea, por tanto, en sus propios ojos, de que su iniquidad no será hallada y aborrecida. 3Las palabras de su boca son iniquidad y fraude; Ha dejado de ser cuerdo y de hacer el bien. 4Medita maldad sobre su cama; Está en camino no bueno, el mal no aborrece.

Describe una máquina de hacer maldad dispuesta a complacerse sin importar absolutamente nada ni nadie, porque… No hay temor de Dios.

Lo mismo dice el apóstol Pablo después de declarar que no hay absolutamente ni uno bueno sobre la tierra, “No hay temor de Dios delante de sus ojos”. Pero si todos los seres humanos conociéramos y creyéramos en Dios sin ningún vestigio de duda, nuestro comportamiento gracias a esa fe si no fuera perfecto al menos si estaríamos comprometidos con la ayuda de Dios a llegar a la perfección.

Ahora; siendo cierto que no creer en Dios produce absolutamente toda la maldad en el mundo: ¿Será malo que las personas sean castigadas por no creer en Dios?

En Colombia las penas para los que manejan borrachos se están endureciendo, el tiempo, la historia, los accidentes, les está mostrando la gravedad de manejar borrachos. ¿Será posible que en el mundo algún día reconozcan que no creer en Dios es tan grave, y desencadena tanta maldad qué pensarán en la necesidad de castigar con la muerte a los que no creen en Dios?

Pues aunque eso sería lo mejor, no va a suceder. Y cuando digo que sería lo mejor es porque el Señor ya lo hizo con el diluvio, y lo volvió a repetir con Sodoma y Gomorra, pero es algo que Dios ha hecho pues los hombres contrario a llegar a castigar aquel que no cree en Dios, harán todo lo contrario y castigarán a aquel que reconozca a Jesucristo como su Señor y Salvador.

No es nada exagerado lo que digo, ya la humanidad vivió una época así en los inicios del cristianismo cuando miles de cristianos fueron encarcelados, torturados y asesinados, cumpliéndose las palabras de Jesús a sus discípulos de que estas cosas sucederían asi. Y volverán a suceder porque la escritura nos anuncia que así será.

Apocalipsis 13:6 al 7 Y abrió su boca en blasfemias contra Dios, para blasfemar de su nombre, de su tabernáculo, y de los que moran en el cielo. 7Y se le permitió hacer guerra contra los santos, y vencerlos.

El pasaje está hablando de la bestia también conocida como el anticristo, la cual perseguirá y buscará obligar a los creyentes a abandonar su fe en Dios para confiar en Satanás, y quien no lo haga será exterminado. Sin embargo el pasaje dice; “se le permitió”. Mostrando que este hecho esta bajo el control de Dios, el cual lo permite para cumplir sus propósitos.

Pero sabemos por las escrituras que los auténticos cristianos los que nos convertimos antes del rapto no estaremos en ese tiempo en la tierra, allí estarán los falsos cristianos qué por causa de haberse quedado, de no haber sido arrebatados, tendrán su última oportunidad y muchos de ellos se convertirán al igual que muchos incrédulos, pero Dios permitirá esta terrible situación para probar su confianza en Dios y determinar si se salvarán o no se salvarán. Por qué lo que regirá en aquella época es lo que dice la escritura:

Marcos 13:13 Y seréis aborrecidos de todos por causa de mi nombre; mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo.

Los que se queden en la gran tribulación tendrán que aceptar a Jesucristo y seran perseguidos y aún asesinados por no renunciar al Señor Jesucristo. Pero si renuncian al Señor para salvar su vida, entonces serán obligados a adorar a Satanás y confirmaran así su condenación eterna.

Sin embargo la persecución contra el cristianismo comenzó hace mucho tiempo y también antes de que llegue la tribulación muchos cristianos podrán ser asesinados por causa de su fe.

Teniendo en cuenta todo esto vuelvo a preguntar: ¿Será malo castigar a aquel que no cree en Dios? O más bien déjeme preguntar: ¿Qué hace Dios con los que no creen en él?

Pues lo que Dios hace pareciera no tener mucha diferencia con lo que aquellos pueblos fanáticos y terroristas hacen, que matan a la gente por no creer en su dios, pues la escritura dice:

Juan 3:17 al 18 Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. 18El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.

No hay duda que el castigo que Dios da a quien no cree en él, no es solamente la muerte física; el castigo es la muerte eterna o condenación eterna, que significa ser excluido de la presencia de Dios para sufrir por la eternidad en un lugar llamado el lago de fuego.

Este castigo de Dios comparado con el castigo de los hombres, hace ver el castigo de los hombres como algo ridículo. ¿Por qué?

Porque según los hombres el castigo es la angustia que el condenado experimentada de saber qué va a ser ejecutado, y el sufrimiento al momento de su muerte… Pero piensan que después de la muerte todo termina allí, pero la realidad es que el castigo que Dios dará a los que no quisieron creer en el, comienza con la muerte física, pero nunca jamás terminará pues serán atormentados por toda la eternidad.

Entonces si nos parece malo que maten a alguien por no creer en Dios: ¿Cómo nos parecerá de malo que alguien por no creer en Dios sea mandado por toda la eternidad a los profundos infiernos? (Creo que todavía nos falta renovar más nuestra mente para entender la escala de valores de Dios)

Pero: ¿Quiénes recibirán ese castigo?

Al principio dije que es imposible para los hombres poder supervisar cada pensamiento de tal manera que podamos hacer un juicio justo, pero esto no aplica para Dios, porque podemos tener la certeza de que Dios a diferencia de los hombres si podrá revisar a la perfección todo lo que todo hombre hace y lo que todo hombre piensa, permitiéndole hacer un juicio justo, y castigando a cada persona exactamente por lo que merece. La escritura nos cuenta:

1 Corintios 4:5 Así que, no juzguéis nada antes de tiempo, hasta que venga el Señor, el cual aclarará también lo oculto de las tinieblas, y manifestará las intenciones de los corazones; y entonces cada uno recibirá su alabanza de Dios.

Y por esto, porque Dios juzgará lo oculto y aún las intenciones de los corazones es que el apóstol Pablo en su carta a los romanos, exhorta a aquellos hombres que son expertos en juzgar a los demás olvidando que también son pecadores, y por esto dice:

Romanos 2:3 ¿Y piensas esto, oh hombre, tú que juzgas a los que tal hacen, y haces lo mismo, que tú escaparás del juicio de Dios?

¿Habrá alguien que pueda escapar al juicio de Dios? Por supuesto que no y por esto mas adelante habla del resultado de ese juicio del cual nadie escapará y dice:

Romanos 2:5-6 Pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios, 6el cual pagará a cada uno conforme a sus obras:

Quiero que piensen nuevamente en lo que dije al comienzo: Imagínense en un mundo donde el perdón no existiera y absolutamente todos tuvieran que pagar por absolutamente todas sus faltas aun por cada mal pensamiento. ¿Podríamos sobrevivir en un mundo así?

Pero mucho más grave que si eso ocurriera en el mundo, que pasaría sí Dios tomara la misma determinación y decidiera no dar ninguna opción de perdón a ninguno, y todos tuviéramos que pagar por todos nuestros pecados.

¿Qué haríamos nosotros sí Dios decidiera cobrarnos absolutamente todos nuestros pecados de pensamiento, palabra y obra… Y no conforme a nuestras reglas amañadas e injustas, sino conforme a su perfecta justicia?

¿Cuál sería nuestra esperanza? Nuestra esperanza sería nada menos que la condenación eterna pues su palabra dice:

Santiago 2:10 Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos.

Por un solo pecado seríamos condenados como si hubiéramos cometido todos los pecados existentes porque así de exigente es la justicia de Dios…

Sin embargo gracias a Dios y a su infinita misericordia, el mismo pasaje que habla de condenación para aquel que no crea en Dios, también habla de la oportunidad de salvación.

Juan 3:17 al 18 Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. 18El que en él cree, no es condenado…

Pero: ¿Qué necesita la gente para poder recibir la salvación de Dios? El pasaje responde que sólo hay que creer en él. Pero: ¿Y qué hay que creer de él? La escritura nos enseña que hay que creer en él como el Señor y el Salvador.

Sabemos lo que significa aceptarlo como Señor. (Más o menos) Pero: ¿Tenemos claro lo que significa aceptarlo como Salvador?

La respuesta a esa pregunta podemos comenzar a entenderla haciéndonos otra pregunta: ¿Cuándo apareció el perdón que nos otorga salvación?

El perdón, o la oportunidad de perdonar y ser perdonado apareció cuando apareció el pecado. La escritura nos cuenta que inmediatamente el hombre pecó, Dios se le presentó a pedirle cuentas:

Génesis 3:9 al 10 Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú? 10Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí.

Aquí tenemos al hombre que ha pecado, evidentemente el pecado daña las relaciones, y en este caso en particular el hombre, así no lo quiera reconocer como consta más adelante, de todos modos sí comienza a experimentar las consecuencias del pecado, por eso se esconde.

Se esconde porque sabe que merece un castigo por lo que ha hecho. Continúa la escritura:

Génesis 3:11 al 13 Y Dios le dijo: ¿Quién te enseñó que estabas desnudo? ¿Has comido del árbol de que yo te mandé no comieses? 12Y el hombre respondió: La mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí. 13Entonces Jehová Dios dijo a la mujer: ¿Qué es lo que has hecho? Y dijo la mujer: La serpiente me engañó, y comí.

Las preguntas que Dios hace no tienen absolutamente nada que ver con la necesidad de Dios de obtener una respuesta acerca de este asunto, pues es obvio que Dios ya sabía exactamente todo lo que había pasado, aun lo que cada uno de ellos había pensado, y hasta lo que iban a contestar. El rey David nos habla de esta habilidad de Dios:

Salmos 139:1 al 4 Oh Jehová, tú me has examinado y conocido. 2Tú has conocido mi sentarme y mi levantarme; Has entendido desde lejos mis pensamientos. 3Has escudriñado mi andar y mi reposo, Y todos mis caminos te son conocidos. 4Pues aún no está la palabra en mi lengua, Y he aquí, oh Jehová, tú la sabes toda.

Por lo tanto las preguntas que Dios hace en realidad tenían como objetivo dar oportunidad al hombre de ser perdonado. ¿Pero qué sucedió? ¿Fueron el hombre y su mujer perdonados? No. ¿Por qué? Por lo que ellos contestaron:

Génesis 3:12 al 13 Y el hombre respondió: La mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí. 13Entonces Jehová Dios dijo a la mujer: ¿Qué es lo que has hecho? Y dijo la mujer: La serpiente me engañó, y comí.

Ninguno de ellos reconoció su error. O más claro, si reconocieron que habían comido del árbol pero la culpa no era de ellos, la culpa de que Adán comiera fue de la mujer, y la culpa de que Eva comiera fue de la serpiente.

¿Le suena ese comportamiento parecido y muy común entre los seres humanos? Se le caen los platos y se rompen y entonces vienen y le preguntan: ¿Qué pasó? Y responden; “los platos estaban llenos de grasa era imposible sostenerlos.”

Se estrella en el vehículo y cuando el papá le pregunta dice; “Papá es el colmo que los frenos del carro estén tan largos, casi me mato por su culpa”.

Está manipulando un aparato y se rompe y cuando le preguntan dice: “Qué porquería, qué mala calidad los productos de esta marca”.

Se le quema el almuerzo en la estufa y cuando le preguntan dice: “Pero como me iba a perder la rosa Guadalupe, contrate una empleada”.

La camisa blanca sale rosada de la lavadora y cuando le preguntan dice: “Yo no tengo tiempo estar separando la ropa, tengo mucho que hacer”.

Siempre que algo se hace mal, siempre que hay un daño, aunque no lo queramos aceptar siempre hay un culpable. En el caso de Adán y Eva alguien se comió el fruto del árbol, de eso no hay duda, pero cuando ellos responden disculpándose, evadir la responsabilidad por su pecado aunque es algo muy serio no es la parte más grave. Lo grave del asunto es que si miramos bien la frase:

Génesis 3:12 Y el hombre respondió: La mujer QUE ME DISTE por compañera me dio del árbol, y yo comí.

¿Quién le dio al pobrecito de Adán esa vieja manipuladora, sinvergüenza, incrédula, que hizo pecar al pobre angelito? Dios. Por lo tanto el culpable es Dios. Y si el culpable es Dios y no ellos, entonces no merecían castigo y mucho menos necesitaban ser perdonados.

Según ellos, lo que necesitaban era un Dios que los tratará con justicia, que no pusiera al lado de ellos seres humanos o serpientes que los hicieran pecar… Es decir ellos necesitaban un Dios que verdaderamente los amára y los cuidára porque ése que tenían, los había hecho pecar y además los quería culpar del pecado.

Imagínese que usted llega con toda la disposición de perdonar a alguien que a propósito le ha hecho un daño de magnitudes enormes, y cuando le pregunta a esta persona acerca del asunto, ella comienza a insultarlo y a decirle que usted es el más grande desgraciado de todos los hombres del planeta, que es una caspa, que es una peste, un miserable… ¿Qué hace usted con su disposición de perdonarlos?

En una de las parábolas de los talentos podemos ver exactamente la misma actitud en el pecador no arrepentido, cuando le son pedidas las cuentas, por lo tanto contestó:

Mateo 25:24 al 25 Pero llegando también el que había recibido un talento, dijo: Señor, te conocía que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges donde no esparciste; 25por lo cual tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra; aquí tienes lo que es tuyo.

¿Quién es el culpable de que este hombre no hubiera administrado bien lo recibido? Según él su Señor. Pero: ¿Que hizo el Señor, aceptó la disculpa como válida? Pues no, y por eso leemos:

Mateo 25:30 Y al siervo inútil echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes.,

¿Qué hizo Dios en el caso de Adán y Eva? O mejor dicho: ¿Qué hace Dios con la humanidad?

Pues lo que Dios hace es dejar vivir a los hombres con las consecuencias y el daño producido por su pecado… Y en su paciencia Dios espera a ver si algún día, ojalá no se les haga tarde, lograran reconocer su pecado y la necesidad del perdón, para poderlos perdonar.

El apóstol Pablo nos muestra en una de sus cartas cual es en realidad la actitud de Dios con el pecado del hombre, el escribe:

2 Corintios 5:19 al 20 Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación. 20Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios.

Dios quiere que el hombre viva por siempre con el disfrutando de lo que Dios tiene para el hombre, pero si el hombre no recibe el perdón de Dios, Dios respetando la libertad del hombre lo dejara que asuma las consecuencias de no haber aceptado el perdón de Dios.

En el caso de nuestra relación con Dios, sabemos por la escritura que Dios siempre ha estado dispuesto arreglar el problema otorgándole perdón al hombre.

En el caso de la relación con los hombres, si puede ocurrir lo que con Dios no. Es decir que puede y de hecho hay personas que no están dispuestas a perdonar, así la persona que haya cometido la falta se humille, se arrastre, sé de golpes de pecho.

Siempre que en una relación, cuando uno de los dos o los dos fallan, si no son capaces de reconocer sus errores y no son capaces de pedir perdón y perdonar, la consecuencia inevitable es que la relación se dañará cada vez más.

Pero si toman la decisión de reconocer sus errores y hay perdón, entonces la relación se restaurará, madurara, aprenderán de sus errores, y al final mejorarán su relación.

Además entre los hombres técnicamente es más fácil recibir el perdón de otro desgraciado como yo, pues si a aquel a quien estoy pidiendo perdón, yo le he perdonado muchas veces la misma, pues es obvio que le queda más fácil perdonarme.

Digo técnicamente porque en la realidad ocurre de todo. Es decir hay personas a las que se le ha perdonado de todo pero luego se niegan a perdonar algo muy pequeño.

Pero eso no lo podemos aplicar a Dios, es decir no podemos decirle a Dios; “Señor perdóname está como yo te perdoné la otra”. Porque Dios además de ser perfección absoluta en todo sentido por lo cual nunca nos ha fallado ni lo hará, además nos ama con un amor eterno y entrañable, por lo tanto ofender a un Dios Santo es un asunto supremamente serio, por eso cuando el hombre no le pide perdón a Dios… Su relación con Dios no puede ser. La escritura es muy clara respecto de esto y dice:

1 Juan 1:8 al 10 Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. 9Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. 10Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros.

¿Qué pasa en las familias o en las parejas, donde él o ella tienen un comportamiento que no es de Dios, que a pesar de que su cónyuge ha hablado expresando la necesidad de un reconocimiento y un cambio en la actitud y el comportamiento… Este cambio no ha llegado? El resultado inevitable es que comenzará a dañarse la relación, y el daño comienza con la comunicación.

Cuando se daña la comunicación el mensaje oculto que transmitimos es; ese tema no se puede tratar. Y cuando digo que es el mensaje oculto, es porque no se dice de frente que ese tema no se puede tratar, pero se usa de mañas para lograr que así sea. Por ejemplo:

Cuando el comienza a hablar ella comienza a llorar, o a manifestar su aburrimiento, o a decir frases como; “yo no sirvo para nada; es la última vez que me meto a hacer eso; a mí nadie me quiere; a mí no me entienden; no me tienen consideración; no me tienen paciencia”, etc.

La mecánica de esto o lo que hace que funcione es la repetición. El que está ofendido insiste en hablar para arreglar el asunto, pero el que no reconoce insiste con las lágrimas y las quejas una y otra vez, hasta que la persona ofendida desiste de hablar, porque ve que no logra sino complicar más las cosas.

Esa misma mecánica se usa con otras herramientas como por ejemplo:

Hay personas que cuando comienzan a hablarle del tema se enferman. El hipocondriaco que manipula con sus enfermedades. Recuerdo una misionera que cada vez que comenzaba a hablar con ella para mostrarle sus errores, inmediatamente me decía; “me duele la cabeza, me duele la cabeza” y se iba y me deja o hablando solo.

Otros usan la estrategia de la indiferencia, pero una indiferencia disimulada pues prestan atención a todo lo que les dicen, a todo dicen que sí, pero no hacen nada. Es decir ni siquiera están dispuestos a invertir tiempo para defenderse. Así de conchudos o indiferentes son.

Otros similares a la anterior usan la estrategia del cinismo; “sí yo soy lo peor” La diferencia de éste con el que llora que dice cosas similares, es que a éste le importa un comino lo que le digan, y entonces sigue la corriente de manera cínica o burlona, diciendo que él es mucho más malo de lo que le estamos diciendo. “Si soy una porquería que desgracia para usted de tenerme de hermano o de esposo”, etc.

Otros usan la estrategia de la manipulación. Como le dijo que estaba tomando mucho ahora se hace el loco y no da para mercado, o como le dijo a ella que tal cosa estaba mal hecha, ahora le hace trompas y no lo atiende como acostumbra.

Otros usan la estrategia de las rabietas y los golpes, desde alegar, gritar, manotear, dar golpes a las cosas y luego hacer mala cara todo el día o atender de mala manera.

Seguramente hay muchas más estrategias pero lo cierto es que cada una de estas acciones está diciendo: “No me hable del tema no quiero tratar ese asunto”

Y cuando cualquiera que sea, logra que su mal comportamiento sea aceptado sin derecho a revirar, es una evidencia clara de que la buena comunicación ya se daño, y como consecuencia todo lo demás terminará dañándose con el tiempo, porque:

Aquel que acostumbra a los demás a aceptar sus errores y desatinos sin derecho a que le digan nada, se convierte en un maltratador que de manera continua y cada ves más agresiva, vivirá haciendo daño a los que le rodean.

Y aquel que se acostumbra a ser maltratado, lo que en realidad estará pasando es que irá acumulando cosas en su corazón, de tal manera que cada será más difícil tener una buena relación, porque lo que están guardando en su corazón es amargura, que puede llegar a convertirse en una ira feroz.

Recuerdo una época, creo que estaba viviendo en Ecuador donde en las noticias oí de mujeres que la habían cercenado el miembro a su marido o a su amante. ¿Se imagina cuanta amargura y cuánta ira puede acumular un corazón para llegar a tomar una decisión como está?

En esta época estamos viendo en las noticias hombres asesinando a sus mujeres, y aun matando a sus propios hijos en venganza con la mujer… Y desafortunadamente nos polarizamos y pensamos sólo en el desgraciado que mató a su mujer, pero en algunos casos: ¿Cuántas cosas le habrán hecho la mujer para acumular tanta ira que lo llevó a tomar semejante decisión?

Bueno; gracias a Dios nosotros no somos de los que tomamos ese tipo de decisiones por más maldades que nos hagan, pero las cosas que nos hacen de las cuales no nos piden perdón, las cosas que hacemos de las cuales no pedimos perdón, ambas son cosas que pueden ir dañando nuestro corazón y nos impediran vivir la vida que Dios diseñó para nosotros, y a algunos les impedirá terminar viviendo con Dios.

¿Cómo librarnos de todo esto? Muy sencillo; reconociendo nuestros pecados y aceptando el perdón de Dios… Cuando la escritura dice:

Colosenses 3:12 al 13 Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; 13soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros.

Notemos que la petición de actuar en santidad, llenos de misericordia, benignidad, humildad, mansedumbre y paciencia, no es como consecuencia de que todas las cosas a nuestro alrededor estén funcionando como nosotros queremos, pues lo que está diciendo es que esa debe ser nuestra actitud, a pesar de que otros nos estén agrediendo, y lo que debemos hacer contra estas agresiones es perdonar como Dios nos ha perdonado a nosotros… para poder seguir portándonos como santos, amados, con entrañable misericordia, mansedumbre y paciencia.

Esta última frase me parece que es muy pero muy importante. Hay personas que no quieren perdonar a otros porque no les interesa tener una buena relación con ellos. Es más dicen que ya perdonaron, pero no están dispuestas a relacionarse con ellas, y lo demuestran evadiéndolas, no saludándolas o ignorando el saludo, o haciendo mala cara si no los pudieron evitar, o haciendo malos comentarios de estas personas, etc.

Pero lo que debemos entender es que así no nos interese relacionarnos con esa persona, la verdadera razón, la más importante para perdonar y mejorar esa relación, es porque nosotros necesitamos el perdón de Dios, y no lo recibiremos si no perdonamos a nuestros semejantes, pues en el Padre nuestro dice: “Perdona nuestras ofensas como nosotros perdonamos a nuestros deudores” y luego aclara:

Mateo 6:14 al 15 Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; 15mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas.

Y como la salvación no es algo que se pueda perder, me inclino a pensar que aquella persona que no quiere perdonar a quien lo ofendio, es porque tampoco ha sido perdonada por Dios por lo tanto tampoco es salva. Es creyente, tiene fe, seguramente ha recibido muchos favores y bendiciones del Señor, pero no es un auténtico hijo de Dios y por eso no perdona.

El Señor Jesús dio una parábola en la cual a un hombre que debía una gran suma de dinero, ésta le fue perdonada, pero este hombre luego fue a cobrar de manera inflexible a quienes le debían a él, aunque era poca cosa comparado con todo lo que le había sido perdonado.

El resultado de no tener la misma misericordia que el Señor tuvo con él, es que fue llevado a la cárcel hasta pagar hasta el último centavo… Por esta razón creo que es importante que no ignoremos el mensaje de Dios, y que dejemos que el Espíritu Santo revise en nuestro corazón, para reconocer nuestra falta de perdón, y que tomemos la decisión de perdonar a todos aquellos que de alguna manera nos hayan ofendido… Y por supuesto que pidamos perdón a aquellos a quienes hayamos ofendido.

Y como esto que acabo decir debe ser el comportamiento normal de un verdadero hijo de Dios, creo que el punto más importante es: ¿Ya hemos sido perdonados por Dios? ¿De verdad estamos seguros de que ya fuimos perdonados por Dios, de que somos realmente sus hijos nacidos de nuevo? Al comienzo del mensaje leímos:

Juan 3:17 al 18 Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. 18 El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.

Toda persona que acepte a Jesucristo como su Señor y su Salvador, lo cual hará que desee vivir su vida bajo la dirección de Dios, puede tener la certeza de que ha sido absolutamente perdonado por Dios de todos sus pecados pasados presentes y futuros.

Pero déjeme insistir que cuando aceptamos al Señor como Nuestro Señor, como aquel a cuál vamos a obedecer, es porque estamos conscientes que cuando dirigimos nuestra vida a nuestro antojo estamos pecando, y por esto el deseo y el propósito de sujetarnos a la autoridad de Dios es señal de un arrepentimiento genuino, que hace que Dios produzca en nosotros el nuevo nacimiento.

Quien hace una oración recibiendo a Jesucristo pero no dispone su corazón a obedecerle a Dios en todo, no creo que haya nacido de nuevo, por lo tanto todavía es un hijo del diablo, no ha sido perdonado y si llega a morir en ese estado terminará en el infierno.

Pero hay también una gran cantidad de razones por las cuales no sólo debemos perdonar sino más aún ni siquiera deberíamos ofendernos.

Hay una expresión que usó hace muchos años para explicar este asunto y es; “el perro muerde el palo” y lo hago para mostrar lo inconscientes o los tontos que somos, cuando reaccionamos mal ante cosas que nos suceden, qué han sido dispuestas por Dios con el propósito de mejorar nuestras vidas.

La clave para recibir estas diferentes circunstancias de buena manera, está en que nosotros no perdamos de vista que somos pecadores, y que Dios en su amor no sólo ha prometido perdonarnos, sino también limpiarnos de toda esa maldad para que no continuemos pecando.

Cuando reconociendo que somos pecadores y reconocemos la necesidad de ser tratados, podemos en las situaciones que nos suceden ver con claridad la bendición de Dios, y asimismo ver lo que realmente debemos hacer. Dice la escritura:

Mateo 18:7 ¡Ay del mundo por los tropiezos! porque es necesario que vengan tropiezos, pero ¡ay de aquel hombre por quien viene el tropiezo!

Lo que este pasaje nos enseña es que aún los pecados que otros cometen contra nosotros, si tenemos verdadera confianza que Dios se convertirán en una gran bendición para nuestra vida… Pero eso lo veremos la próxima semana.

Por ahora dejemos que el Espíritu Santo haga un examen de conciencia en nuestra vida y nos muestre a quienes nos hemos perdonado, a quienes hemos perdonado de manera falsa, a quienes hemos perdonado pero insistimos en no tener ninguna relación… Qué tal que Dios hiciera eso con nosotros.

¿Sabías qué?

La iglesia es una entidad sin ánimo de lucro, por esta razón para funcionar dependemos primeramente de Dios, y de las ofrendas, donaciones o contribuciones que sus miembros, amigos o simpatizantes quieran hacer, lo cual, si Dios lo coloca en tu corazón puedes hacer a través de las siguientes opciones.

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