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JUSTAS PROPORCIONES – PARTE 2

En el estudio anterior vimos algunas cosas que son muy claras en la escritura pero que pueden sonar muy fuertes para aquellos que todavía no conocen lo suficiente al Señor, pues al no tener la suficiente confianza en El, pueden rechazar estas enseñanzas o recibirlas con una actitud muy crítica o con muchas dudas.

Hablamos de cómo el mundo está en manos de Satanás y ataca a los creyentes; hablamos de la idolatría que tiene la mayoría de la gente por causa de su amor al mundo; hablamos de cómo el que ama al mundo el amor de Dios no está en el… Hablamos de la competencia entre los seres humanos que hace que vivan llenos de vanagloria; hablamos del orgullo…

Y vimos como en la escritura todas estas cosas son prohibidas, todas son pecado, y tal vez lo difícil para algunos es que al mirar a su alrededor todos viven de la misma manera, y entonces al pensar que es normal les cuesta trabajo reconocer que todas estas cosas son pecado.

Hoy quiero que profundicemos un poco más en lo que es el orgullo, sus consecuencias y lo que Dios hace, pero antes de continuar con el tema es necesario que tengamos claro, qué ser confrontados con las verdades de la escritura es una enorme bendición.

Pero al recibir esta conformación para que sea de bendición no debemos perder de vista, que como cristianos ya hemos sido perdonados de todo lo malo que hayamos hecho, es decir no debe haber temor al reconocer nuestros pecados, porque si ya fuimos perdonados no seremos castigados por estos pecados. Pero obvio, si no los reconocemos y los seguimos practicando aunque no seamos castigados, sí vamos a recibir las consecuencias de esos pecados. La escritura afirma:

Romanos 10:9 si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.

Esta salvación no es posible si primero no recibimos el perdón. Sin embargo a pesar de haber sido perdonados y aunque reconozcamos nuestros pecados, sabemos que ese cambio no siempre ocurre de la noche a la mañana, pues es necesario que la palabra de Dios que hemos recibido que está en nuestra mente, baje a nuestro corazón, que es cuando realmente la creemos, y gracias a ese crecimiento espiritual es que podemos dejar de hacer aquellas cosas que desagradan a Dios.

Y por eso no debemos perder de vista que mientras estemos viviendo este tiempo en la tierra, los mensajes que recibamos de parte de Dios serán para llevarnos a crecer en salvación, lo cual implica hacernos conscientes de lo que estamos haciendo mal, para con su dirección y su poder hacer lo correcto.

No es fácil que los hombres, especialmente cuando nos hemos creído buenos o no tan malos, que se nos estén diciendo cuáles son nuestros pecados, cuáles son nuestras malas actitudes o debilidades, y por eso a veces recibir estos mensajes puede ser molesto y doloroso… Esto lo confirma el libro de Eclesiastés cuando dice:

Eclesiastés 12:11 Las palabras de los sabios son como aguijones; y como clavos hincados son las de los maestros de las congregaciones, dadas por un Pastor.

Ciertamente hay mensajes que nos pueden parecer fuertes, pero es lo necesario y normal en nuestra relación con Dios, como debería ser normal en una buena relación entre dos personas que se aman. La escritura dice:

Proverbios 27:1 Más se puede confiar en el amigo que hiere que en el enemigo que besa.

Qué bueno poder contar con amigos que tengan el amor y la valentía de decirnos la verdad. Pues son más dignos de confianza que aquellos que dicen que nos aman, pero que por falta de valentía, o por intereses mezquinos se quedan callados respecto de aquellas cosas, que ellos ven mal en nosotros.

Hay quienes nunca nos dicen qué es lo que ven mal en nosotros, pero eso si no desperdician la oportunidad de criticarnos ante los demás por lo que hacemos mal… Cuando lo correcto y más aún como creyentes es que nos ayudemos los unos a los otros en este asunto.

Pero insisto en que no es fácil, no nos gusta que nos digan que estamos equivocados aunque reconozcamos que tienen razón, como ya mencioné es un asunto de necedad y orgullo, y también a veces quienes nos exhortan no lo hacen de manera sabia. Pero sí somos sensatos, inteligentes, si creemos en lo que Dios nos enseña, el resultado final será que aceptaremos la corrección, y además dice la escritura:

Proverbios 28:23 Con el tiempo, más se aprecia al que critica que al que alaba.

Hago estas aclaraciones porque algunos cuando escuchan un mensaje que los confronta con su pecado, al no tener buena actitud, hay dos cosas básicas que el diablo como buen acusador que es les dice al oído.

La primera es que quien lo está exhortando también tiene pecados, y entonces usted se acuerda de los pecados de esa persona para defenderse, pensando que como quien le está enseñando también tiene pecados entonces su palabra no tiene validez… Esto sería cierto si la enseñanza fuera de quien habla, pero si es algo salido de la escritura, si es la palabra de Dios, no importa quien lo diga, siempre tiene validez.

Y lo segundo que dice el diablo para que el mensaje no sea efectivo es que comienza a decirnos: “usted es muy malo” o “usted no sirve para la vida cristiana” “por eso nadie lo quiere” etc. Todo esto para tratar de desanimarlo.

Y si el diablo le ha estado diciendo estas palabras, lo que usted debe pensar es: En primer lugar los pecados de la otra persona no hacen que mis pecados no cuenten. Y en segundo lugar, ciertamente somos completamente inútiles para vivir la vida cristiana, pero Cristo en nosotros es la esperanza de gloria… Pues eso es exactamente lo que dice la escritura. Pablo hablando del Nuevo Pacto dice:

Colosenses 1:27 al 29 a quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles; que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria, 28a quien anunciamos, amonestando a todo hombre, y enseñando a todo hombre en toda sabiduría, a fin de presentar perfecto en Cristo Jesús a todo hombre; 29para lo cual también trabajo, luchando según la potencia de él, la cual actúa poderosamente en mí.

Si Cristo está en nosotros, si hemos nacido de nuevo entonces si podemos vivir la vida cristiana. Y no sólo se trata de corregir nuestras vidas sino de ayudar a que otros hagan lo mismo.

De hecho eso es lo qué Dios colocó en mi corazón hace 45 años, el trabajar para que otros recibiendo la sabiduría de Dios lleguen y lleguemos a ser perfectos en Cristo Jesús, y es lo que Dios espera que cada uno de ustedes haga con las personas a su alrededor. Amen…

Continuando con nuestro estudio, la semana pasada hablamos de algunos pecados que son tan, pero tan comunes en el mundo que a muchos no les pasa por la mente que eso pueda ser pecado, menos aún cuándo la gran mayoría hace lo mismo, pues según las enseñanzas del mundo esa es la clave para tener una buena vida. ¿A qué pecados me estoy refiriendo? Le amos:

1 Juan 2:15–16 No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. 16Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo.

El amor al mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la vanagloria de la vida… ¿Verdad que son bien comunes?

Todo esto va muy unido, pues los hombres luchamos por satisfacer la carne, por satisfacer los ojos y cuando lo logramos nos vanagloriamos de lo que hacemos, como si fuéramos más o mejores que los demás, ignorando por completo que logramos lo que logramos y tenemos lo que tenemos porque Dios lo ha decidido. Su palabra dice:

1 Crónicas 29:12 Las riquezas y la gloria proceden de ti, y tú dominas sobre todo; en tu mano está la fuerza y el poder, y en tu mano el hacer grande y el dar poder a todos.

Hay otro texto que tiene íntima relación con este que me gusta muchísimo el cual dice:

Eclesiastés 9:11 Me volví y vi debajo del sol, que ni es de los ligeros la carrera, ni la guerra de los fuertes, ni aun de los sabios el pan, ni de los prudentes las riquezas, ni de los elocuentes el favor; sino que tiempo y ocasión acontecen a todos.

Dónde es muy claro que independiente de las habilidades, la fortaleza, la prudencia o la elocuencia, los buenos resultados sólo llegan cuándo Dios así lo dispone.

Ahora si nosotros creyéramos de corazón estas afirmaciones que hace Dios en su palabra, y además tuviéramos en cuenta que el Señor Jesús aseguró que si buscábamos hacer su voluntad, recibiríamos lo necesario para vivir, entonces viviríamos muy tranquilos, muy confiados, llenos de paz y de gozo, al saber que Dios tiene todo el poder y toda la intención de cuidar de nosotros.

Pero cuando no creemos estas verdades, entonces vivimos como si todo dependiera de nosotros o de otros hombres que nos ayudan, y entonces también terminamos compitiendo con los demás o buscando el favor de otros para buscar las cosas que creemos necesitar para vivir.

Pero el problema es qué en ambos casos lo que realmente está ocurriendo, es que le estamos robando la gloria a Dios, pues no estaríamos reconociendo ni su provisión, ni su soberanía.

Y el problema se agrava cuando tenemos buenos resultados, pues al no confiar ni en la provisión de Dios ni tener en cuenta su soberanía, nos llenamos de orgullo, prepotencia, vanidad, vanagloria… Y estas actitudes nos llevan a pensar que podemos controlar nuestra vida y hacer todo lo que deseamos.

Y en lugar de depender del Dios todopoderoso… Comenzamos a considerarnos dioses… En la escritura podemos leer:

Ezequiel 28:2 Hijo de hombre, di al príncipe de Tiro: Así ha dicho Jehová el Señor: Por cuanto se enalteció tu corazón, y dijiste: Yo soy un dios, en el trono de Dios estoy sentado en medio de los mares (siendo tú hombre y no Dios), y has puesto tu corazón como corazón de Dios;

Ahora según la escritura, la arrogancia, el orgullo, la prepotencia son la base a través de la cual los hombres aún los seres celestiales, pues le ocurrió a Satanás, creen que pueden vivir gobernando su vida menospreciando a Dios.

Pero vivir de esa manera es robarle la gloria a Dios, porque pensar que por nuestras habilidades y capacidades logramos lo que logramos, es robarle la gloria a Dios, y eso hace que lleguemos a pensar qué podemos hacer lo que nos venga en gana.

Este pecado lo podemos ver en la escritura en la historia del rey Ezequías, quien por robarle la gloria a Dios llegó a pensar que el tenía el poder de hacer lo que él quisiera, y por eso tomó la decisión de ir a la guerra… Pero en medio de su campaña el Señor le dijo:

2 Reyes 19:28 Por cuanto te has airado contra mí, por cuanto tu arrogancia ha subido a mis oídos, yo pondré mi garfio en tu nariz, y mi freno en tus labios, y te haré volver por el camino por donde viniste.

Y no tengo certeza, pero podía aún aplicarse que cuando el Señor habla de hacerlo devolver cómo se hace con un buey con un garfio en la nariz, o como a un caballo con un freno. ¿No será porque todo aquel que no confía en Dios atreviéndose a ir en su contra está actuando como un animal?

Esta clase de historias me fascinan, algunos pueden pensar que hay sentimientos raros en mi corazón, pero la verdad es que me fascina ver cómo;

El Todopoderoso Dios creador de los cielos y la tierra, le demuestra al hombre lo absolutamente necio y embrutecido que es por no confiar en El, por creer que tiene la capacidad de vivir la vida ignorando a Dios, ignorando que absolutamente todo lo que tiene, aun las oportunidades en la vida provienen de Dios.

Esta ignorancia de la grandeza y el poder de Dios es lo que también lleva a los hombres a competir, no sólo como hombres sino aún como pueblos, y Dios por supuesto ha hablado claro acerca de este asunto. Por ejemplo, al pueblo de Edom Dios le dijo:

Jeremías 49:15 al 17 He aquí que te haré pequeño entre las naciones, menospreciado entre los hombres. 16Tu arrogancia te engañó, y la soberbia de tu corazón. Tú que habitas en cavernas de peñas, que tienes la altura del monte, aunque alces como águila tu nido, de allí te haré descender, dice Jehová. 17Y se convertirá Edom en desolación; todo aquel que pasare por ella se asombrará, y se burlará de todas sus calamidades.

Fijémonos que en ambas historias se menciona la arrogancia, que tiene relación con la soberbia, la altivez, prepotencia, vanagloria, etc. Y según la escritura cómo estamos viendo, Dios a este tipo de personas les resiste, como lo confirma el siguiente texto:

Santiago 4:6 Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes.

Pero claro Dios actúa resistiendo a los soberbios de diferentes maneras y en diferentes tiempos, así como Dios también de diferentes maneras y en diferentes tiempos da gracia a los humildes.

Es decir son cosas que Dios puede hacer en este tiempo, como también son cosas que Dios puede hacer al final de los tiempos, mostrando la enorme diferencia entre los unos y los otros.

Y si miramos el contexto de este versículo que he leído, podemos confirmar como la soberbia, el orgullo, los deseos de los ojos, los deseos de la carne, hacen que los hombres entremos en competencia y nos puede llevar a una de las cosas más terribles de la humanidad, que son los pleitos y las guerras. Dice así:

Santiago 4:1 al 3 ¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros? 2Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís. 3Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites.

El querer vivir de acuerdo a las pasiones, los deseos de los ojos y de la carne, o buscando la vanagloria de la vida hace que los hombres se enfrenten, se maten, ardan de envidia, y cuando no pueden lograr sus objetivos hacen algo que es absurdo, y es que le piden a Dios que les ayude, el cual no responde por la motivación que hay en sus corazones. Continúa diciendo el pasaje:

Santiago 4:4 ¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios.

El adulterio es andar con quien no se debe andar en una relación inmoral y pecaminosa, y nombra el adulterio como un pecado en nuestra relación con Dios, porque es dejar de tener a Dios como lo más importante para colocar otras cosas, por supuesto cosas sin valor comparadas con su grandeza.

Pero la gente le pide a Dios por las cosas que desea, que se han vuelto ídolos en su corazón, sin entender qué la amistad con el mundo, el deseo de ser importante en el mundo, de figurar, de ser rico, de ser el primero, es en sí mismo enemistad contra Dios y produce muerte espiritual.

Y es tan grave tener estos deseos en nuestro corazón, que esta enemistad hace que nos constituyamos en enemigos de Dios. Es como si fuera una declaración de guerra contra Dios.

Y es absurdo que siendo enemigos de Dios, le pidamos la ayuda para conquistar el mundo que es lo que nos convierte en sus enemigos… Y por supuesto no responderá, razón por la cual luego terminamos quejándonos. El pasaje continúa diciendo:

Santiago 4:5 ¿O pensáis que la Escritura dice en vano: El Espíritu que él ha hecho morar en nosotros nos anhela celosamente? 6Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes.

Lo que en realidad está diciendo este pasaje es que gracias al amor de Dios, gracias a su misericordia que nos ha permitido nacer de nuevo, razón por la cual tenemos su Espíritu en nosotros, al ser sus hijos él está decidido a quitar de nosotros todo orgullo, toda prepotencia, toda idolatría, para que siendo humildes lleguemos a hacer su voluntad y podamos disfrutar de todas las bendiciones que él tiene para nosotros.

Esto que estoy diciendo se aplica a todos los auténticos hijos de Dios, y lo confirma el pasaje de hebreos que dice que; Dios al que ama disciplina y que azota a todo el que toma por hijo, mientras que a los bastardos, es decir a los incrédulos Dios puede dejarnos vivir en su soberbia y orgullo…

Y el que Dios a veces deje vivir a los malvados con su soberbia y su orgullo, es una de las razones por las cuales a veces aún los siervos de Dios llegan a pensar que Dios no está haciendo nada, porque ven que la maldad de los malos prospera, y que la justicia de los justos parece no traer resultados.

Pero cuando pensamos así estamos ignorando no solo el poder y la sabiduría de Dios, sino la forma en que está realizando sus planes, pues esa maldad que Dios permite, en su sabiduría es usada para formar a sus hijos, para llevarnos a la estatura de su hijo Jesucristo. Es por esto que la escritura dice:

Romanos 9:22 ¿Y qué, si Dios, queriendo mostrar su ira y hacer notorio su poder, soportó con mucha paciencia los vasos de ira preparados para destrucción…

Dios soporta la maldad aún de los que él sabe que se van a condenar, porque los está usando para bendecir nuestras vidas.

Es decir como aprender a perdonar si no nos ofenden, cómo aprender a ser misericordiosos si no hay personas en situaciones miserables, cómo aprender a ser pacientes si no hay personas que hacen cosas que nos impacientan, y lo más importante, como aprender a amar a pesar de, si no hay personas que no merecen ser amadas… Y como las cosas funcionan de esta manera es que la escritura dice; todas las cosas ayudan a bien aquellos que desean hacer la voluntad de Dios.

Sin embargo el texto dice que estos vasos de ira están preparados para la destrucción. Y eso quiere decir que todo el sufrimiento que éstos hombres puedan causar producto de su maldad, egoísmo y soberbia, no es nada comparado con la condenación eterna que es el destino que tendrán éstos hombres por no haber decidido confiar en Dios.

Y como no hay duda que será de esta manera es que el Señor nos dice:

Romanos 12:19 No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor.

Y gracias a esta promesa del Señor es que podemos descansar respecto de aquellos enemigos que buscan hacernos daño, que por supuesto debemos enfrentar de buena manera, pero que aún haciéndolo muchas veces no obtenemos buenos resultados, y entonces allí es donde en lugar de buscar venganza descansamos en que Dios les cobrará todo lo que nos están haciendo.

Ciertamente a veces nos gustaría poder ver como Dios nos defiende haciéndolos pasar por situaciones difíciles o calamidades… (En los salmos encontramos este tipo de oraciones donde se pide la destrucción de los enemigos) Pero muchas veces vamos a tener que esperar el final de los tiempos, es decir el momento en que ellos reciban la condenación eterna y terminen en el infierno.

Desafortunadamente la gente se ha creído el cuento de que el infierno no existe. Normalmente la gente elimina a Dios y al mismo tiempo el infierno, de tal manera que no reconocen la responsabilidad de administrar bien lo que Dios nos ha dado, para recibir un premio o para un castigo.

Cuando se elimina Dios se elimina tanto el premio como el castigo, pero sólo en la mente de los hombres, porque la realidad no va a cambiar en lo absoluto, es decir el infierno no va a desaparecer porque los hombres no creen que exista. Allí seguirá esperándolos.

Pero la escritura dice que de tal manera amó Dios al mundo que entregó a su hijo… Y es por esta razón, que aunque el hombre no crea en Dios, y aunque el hombre no crea en el cielo o el infierno, de todos modos Dios destruye, quebranta, abate, humilla, enferma, o cualquier otra cosa que Dios crea que el hombre necesita recibir para quebrar su orgullo, para que deje de confiar en sí mismo y decida confiar en Dios, lo cual le otorgará el precioso regalo de la salvación.

Es decir todo ese trato que a los hombres les parece terrible y espantoso, es en realidad el amor y la misericordia de Dios para con aquellos hombres que lo necesitan, para liberarlos de la condenación eterna, pero como el hombre no tiene ni idea de lo que Dios le ofrece y de lo que trata de librarlo, el hombre simplemente llega a pensar que la vida es injusta, o que Dios es injusto.

EL EJEMPLO DE ISRAEL. Un ejemplo muy tenaz de estos tratos de Dios para salvación, lo podemos encontrar con su pueblo Israel bajo el Viejo Pacto, en el cual aunque podemos encontrar muchísimas leyes y normas, el verdadero objetivo de Dios con el pueblo, y aun de Dios con el mundo en todas las épocas, es que aprendamos a escuchar su voz. El Señor le dijo a su pueblo:

Levítico 26:14, 16 Pero si no me oyereis…. yo también haré con vosotros esto:

La semana pasada vimos que somos responsables de administrar adecuadamente todo lo que hemos recibido de parte de Dios, aún las oportunidades… Pero también aclaré que lo más valioso que hemos recibido de Dios es su palabra.

Es tan importante recibir la palabra de Dios, que lo que hagamos después de recibir su palabra es lo que básicamente determinará nuestra vida en la tierra y nuestro futuro eterno. Es por eso que el Señor Jesús dijo:

Marcos 4:24 lo Les dijo también: Mirad lo que oís; porque con la medida con que medís, os será medido, y aun se os añadirá a vosotros los que oís.

El ser medidos de acuerdo a lo que oímos muestra que tenemos una responsabilidad que es proporcional a la palabra de Dios que hayamos recibido. Es decir: ¿Qué tanto hemos entendido el mensaje de Dios y que tanto estamos haciendo como Dios nos ha dicho?

Es por eso que el pasaje comienza diciendo “si no me oyereis” dando entender que Dios ha hablado al pueblo, pero ellos no quisieron oír… Entonces…

Levítico 26:14, 16 al 17 Pero si no me oyereis…. yo también haré con vosotros esto: enviaré sobre vosotros terror, extenuación y calentura, que consuman los ojos y atormenten el alma; y sembraréis en vano vuestra semilla, porque vuestros enemigos la comerán. 17Pondré mi rostro contra vosotros, y seréis heridos delante de vuestros enemigos; y los que os aborrecen se enseñorearán de vosotros, y huiréis sin que haya quien os persiga.

Todo lo que menciona es terrible; pero insisto en aclarar que es un pasaje del viejo pacto, en el cual Dios si escuchaban su voz prometía una bendición material super abundante y una protección en todo sentido…

Y son tan grandes las bendiciones materiales prometidas en estos pasajes, que muchos en este tiempo han querido apropiarse de estas promesas de bendición, sin entender que no les corresponden, e ignorando que si estas promesas estuvieran vigentes en este tiempo, entonces al no cumplir como Dios desea, le caerían todas las maldiciones del pasaje.

Pero aunque las promesas de este pacto no se aplican a nosotros en este tiempo, el propósito de aprender a confiar en Dios sigue siendo el mismo. El pasaje continúa:

Levítico 26:18 al 19 Y si aun con estas cosas no me oyereis, yo volveré a castigaros siete veces más por vuestros pecados. 19Y quebrantaré la soberbia de vuestro orgullo, y haré vuestro cielo como hierro, y vuestra tierra como bronce.

Menciona un castigo siete veces peor, vuelve y menciona el orgullo, que sí no sirve para nada bueno, imagínese cuánto puede valer la soberbia que se siente por el orgullo. Creo que sólo sirve para que Dios nos resista y si el hombre no se rinde entonces su orgullo lo llevará al infierno.

Quiero repetir… ¿Por qué Dios insiste en doblegar el orgullo? Porque Dios no quiere que el hombre se condene, su amor le exige insistir, y entonces lo que leemos entre líneas es que si el hombre se cree tan poderoso para echar para adelante sin el favor de Dios, imagínese a un pueblo que depende de las lluvias y de lo producido por la tierra, con un cielo de hierro y una tierra de bronce. (Sáquele agüita al hierro y traté de arar una tierra de bronce… Y me cuenta.) El resultado será:

Levítico 26:20 Vuestra fuerza se consumirá en vano, porque vuestra tierra no dará su producto, y los árboles de la tierra no darán su fruto.

Y si eso no es suficiente, continúa el pasaje:

Levítico 26:21 al 28 Si anduviereis conmigo en oposición, y no me quisiereis oír, yo añadiré sobre vosotros siete veces más plagas según vuestros pecados. 22Enviaré también contra vosotros bestias fieras que os arrebaten vuestros hijos, y destruyan vuestro ganado, y os reduzcan en número, y vuestros caminos sean desiertos. 23Y si con estas cosas no fuereis corregidos, sino que anduviereis conmigo en oposición, 24yo también procederé en contra de vosotros, y os heriré aún siete veces por vuestros pecados…

Y lo que sigue es tan, pero tan espantoso que yo no sé cuántos de ustedes tienen la fe suficiente para entender el amor de Dios, a través de lo que él hace para que el pueblo se convierta y se salve.

Vi un video que se pasó en Australia, donde muestran a toda la gente compartiendo, departiendo tomando unos traguitos, todo muy bonito, muy amorosos, muy queridos, muy simpáticos; Pero luego comienzan a mostrar los accidentes más espantosos de cada uno de ellos, y el sufrimiento desgarrador de las familias, de los padres y madres viendo muertos, desmembrados, inválidos a sus seres queridos, otros en la cárcel, etc.… Las estadísticas mostraron que se redujo el consumo de licor y de drogas en un 50% después de pasar el video por la televisión.

Tengo la absoluta certeza de que si el Señor nos permitiera ver el infierno, haríamos muchísimo, muchísimo más por compartir el evangelio, especialmente a las personas que se supone que amamos. Haríamos muchísimo más por abrir y sostener los grupos de oración e invitar gente a la iglesia.

Además de que si lográramos conocer lo que será el infierno, es decir de lo que el Señor nos ha librado, les aseguro que estaríamos inmensamente felices, así nos estuviéramos muriendo de hambre, o de alguna enfermedad muy dolorosa.

Pero Dios sí sabe qué es el infierno, por eso hace todo lo que esté al alcance de su mano para buscar que el hombre confíe en él y se salve.

 

 


¿EN ESTE TIEMPO QUE HACE DIOS CON NOSOTROS?

Gracias a Dios, las promesas de bendición del viejo pacto no son para nosotros, pues son inferiores a las del Nuevo Pacto, y gracias a Dios las de maldición tampoco lo son, o nuestra vida como pueblo sería tan terrible como ha sido la vida del pueblo de Israel.

Sin embargo y a pesar de todo, Dios ha prometido salvación para el pueblo de Israel. Esta salvación tiene que ver con el Nuevo Pacto del cual nosotros si formamos parte.

Sin embargo para que el pueblo de Israel pueda disfrutar de esta salvación prometida es necesario cumplir ciertos requisitos. Y cuando estos no se cumplen entonces Dios espera. Dice la escritura:

Isaías 30:18 Por tanto, Jehová esperará para tener piedad de vosotros, y por tanto, será exaltado teniendo de vosotros misericordia; porque Jehová es Dios justo; bienaventurados todos los que confían en él.

Esta promesa habla de cuatro asuntos que son supremamente importantes para disfrutar de la salvación, para disfrutar de las respuestas a nuestras peticiones de oración.

La primera que es la que menos nos gusta es que Dios tendrá que esperar para dar respuesta a nuestras necesidad. En lo que se refiere al pueblo de Israel la promesa es:

Isaías 30:19 Ciertamente el pueblo morará en Sion, en Jerusalén; nunca más llorarás; el que tiene misericordia se apiadará de ti; al oír la voz de tu clamor te responderá.

Esta promesa viene como una respuesta al castigo de esparcidos por todos los pueblos de la tierra por causa de no oír su voz. El Señor promete que el pueblo morará en Jerusalén y que el responderá a sus clamores, pero teniendo todo el poder necesario Dios va a esperar.

Y por supuesto la pregunta es: ¿Por qué estando los hombres en una situación supremamente complicada y difícil de sobrellevar, porque Dios esperará para responder?

Ésa es la pregunta que muchos cristianos se hacen de manera continúa cuando están esperando que Dios responda, especialmente ante situaciones angustiosas o dolorosas: ¿Qué hace que Dios se demore en contestar?

Esa demora hace que nos hagamos múltiples preguntas como por ejemplo: ¿Hasta cuándo? ¿Qué es lo que tengo que hacer para que Dios responda? ¿Qué es lo que no he entendido por lo cual Dios no me contesta? ¿Será que me está cobrando pecados del pasado? Hasta llegar a dudar del poder, el amor y la misericordia de Dios.

Sin embargo en medio de esta situación hay varias cosas que si tenemos claro harán nuestra situación más manejable.

La primera puede ser: ¿Tenemos la certeza de qué eso que estamos pidiendo o esperando es lo mejor para nuestra vida espiritual?

Teniendo en cuenta esto; es decir que podemos estar deseando algo que será terrible para nuestra vida espiritual, cómo también es posible que estemos enfocados pidiendo lo correcto… Lo que debemos tener claro, sin ninguna duda es qué Dios responderá lo que sea mejor para nuestra vida espiritual.

Si confiamos lo suficiente en la sabiduría de Dios entenderemos que no importa si la respuesta es sí, o sí es no, lo importante es que la respuesta de Dios será lo mejor para nuestra vida espiritual… Por qué todas las cosas ayudan a bien a los que desean hacer la voluntad de Dios.

Pero si no confiamos en que la respuesta que Dios nos de, sea cuál sea es lo mejor para nuestra vida, esa falta de confianza hará que Dios se demore en responder… Pues si responde lo que necesitamos cuando todavía desconfiamos de él, eso no será de bendición para nuestra vida.

Hemos hablado del pecado de robarle la gloria Dios, éste pescado es el que nos lleva a competir con los demás hombres, llenándonos de orgullo y vanagloria, igualmente este pecado es el que nos lleva a ser serviles con los hombres para obtener de ellos la bendición y no de Dios… Y entonces la pregunta es: ¿Con todos esos malos pensamientos que pasaría si Dios nos diera la respuesta en el momento en que nosotros la queremos? …

Pues lo más seguro es que pensaríamos que esos pecados no son importantes y por lo tanto continuaríamos con ellos, y eso no es lo que Dios quiere por eso no responde muchas veces.

Dicho de otra forma cuando no confiamos en que lo que Dios dice que es pecado es pecado, no estamos confiando en Dios y esa falta de fe demora su respuesta.

El segundo asunto muy importante que menciona este pasaje, si lo volvemos a leer:

Isaías 30:18 Por tanto, Jehová esperará para tener piedad de vosotros, y por tanto, será exaltado teniendo de vosotros misericordia; porque Jehová es Dios justo; bienaventurados todos los que confían en él.

Dios será exaltado cuando responda a nuestra necesidad… Eso quiere decir que cuando Dios da respuestas el busca que no le robemos su gloria, sino que él sea exaltado teniendo de nosotros misericordia.

Es por eso que Dios tiene que esperar a que nosotros de todo tu corazón reconozcamos que no podemos con la situación, para que cuando él dé una respuesta con toda claridad le demos la gloria a Dios.

Por eso en la batalla contra los Madianitas, cuando el pueblo se fue a enfrentar con 32.000 a multitudes incontables, Dios les dijo:

Jueces 7:2 Y Jehová dijo a Gedeón: El pueblo que está contigo es mucho para que yo entregue a los madianitas en su mano, no sea que se alabe Israel contra mí, diciendo: Mi mano me ha salvado

El Señor ordenó que todos los que tuviera miedo se devolvieran, y quedaron diez mil, pero Dios dijo:

Jueces 7:4 Y Jehová dijo a Gedeón: Aún es mucho el pueblo;

El Señor volvió a hacer otra selección y sólo cuando quedaron 300 Dios entregó a los Madianitas en su mano. Porque con 300 resultaba supremamente difícil robarle la gloria a Dios.

Es por eso que a veces Dios tiene que esperar hasta que todos los recursos y todas las cosas que pensamos que nos servirán fracasen, y que ese fracaso baje la soberbia y el orgullo y la persona reconozca que vive y respira sólo porque a Dios le a plácido que sea de esa manera.

Es decir; en algunos todavía hay mucha fuerza y mucho poder por eso Dios no los ayuda todavía. Si entendemos que el trato de Dios debe llevarnos a que nosotros mengüemos para que el crezca, entonces podremos entender porque Dios todavía no nos responde. Lo tercero que dice el versículo es:

Isaías 30:18 Por tanto, Jehová esperará para tener piedad de vosotros, y por tanto, será exaltado teniendo de vosotros misericordia; porque Jehová es Dios justo; bienaventurados todos los que confían en él.

Cuando hablamos de la justicia de Dios respecto de las cosas que nosotros merecemos, sabemos que la clave o lo único que hace posible recibir la bendición de Dios, no son nuestras justicias sino la justificación que hemos recibido como regalo, gracias a que Jesucristo pago en la cruz por nosotros.

Eso quiere decir que por nosotros mismos lo único que merecemos son los profundos infiernos pero por la gracia de Dios recibiremos el cielo.

¿Quiere decir eso que merecemos vivir como enseñan algunos; Como hijos del rey de reyes, como príncipes sobre la tierra?

La respuesta es que si eso fuera lo que tu realmente necesitas para que Dios cumpla lo que ha prometido hacer con tu vida, eso recibirías.

¿Qué es lo que Dios ha prometido hacer con nosotros? Él ha prometido que después de salvarnos, el se encargará de trasformar nuestra vida para que seamos semejantes a él.

Lo cual implica cambiar por completo nuestra escala de valores, nuestros objetivos en la vida para entender y vivir para objetivos eternos, nuestros métodos para lograr los objetivos, y con todo esto poder juzgar con justo juicio, tomar las decisiones correctas y ser preparados así para reinar en la eternidad.

Como él se ha comprometido a hacer eso, lo justo es que haga eso. Lo justo es que nos dé o nos quite todas las cosas que sean necesarias para producir esa transformación es nuestra vida.

Si entendemos y creemos que eso es lo mejor para nuestra vida y eternidad será mucho más fácil esperar la respuesta de Dios.

Lo cuarto que dice el versículo es:

Isaías 30:18 Por tanto, Jehová esperará para tener piedad de vosotros, y por tanto, será exaltado teniendo de vosotros misericordia; porque Jehová es Dios justo; bienaventurados todos los que confían en él.

Ser bienaventurado ha sido definido por algunos estudiosos bíblicos como disfrutar de la dicha que sólo los dioses pueden disfrutar. Otra interpretación que le han dado es; ser feliz en lo que soy, en lo que hago y en lo que tengo, es decir, tres veces feliz

El texto dice que todos los que confían en él son bienaventurados. El texto no dice que los que confían en él serán bienaventurados, lo cual con toda certeza quiere decir que los que no están tres veces felices es porque no están confiando en El.

Los que no están confiando en él son los que le roban la gloria, los que no están confiando en el son los que compiten en el mundo, los que no están confiando en el son los que sirven a los hombres esperando de los hombres, los que no están confiando en el son los soberbios, orgullos o altivos, que creen que a su manera les va a ir bien en la vida.

Por supuesto con todas estas malas actitudes: ¿Cómo esperan disfrutar de la paz que Dios da? Es decir; si estamos viendo a Dios como nuestro enemigo lo cual se comprueba con todas esas malas actitudes: ¿Cómo poder experimentar paz en las promesas de quién vemos como si fuera nuestro enemigo?

El siguiente texto que voy a mencionar me parece espectacular para evaluar cómo estamos en nuestra relación con Dios, dice:

Isaías 26:3 Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado.

La correcta evaluación frente a este texto es muy sencilla. Si no tenemos completa paz lo cual implica una paz que sobrepasa todo entendimiento respecto de todos los asuntos de nuestra vida, es porque sencillamente no estamos confiando en Dios, o lo hacemos sólo respecto de ciertas circunstancias pero de otras no, o solo en ciertos momentos.

Y entonces la respuesta se demorará, para que Dios sea exaltado, por el que él es justo y no puede responder nada que nos haga daño, pero responderá cuando realmente confiemos en el.

Y como él se ha empeñado en enseñarnos a confiar en él, él lo hará. ¿Cómo? El pasaje continúa diciendo:

Isaías 30:18 al 23 Por tanto, Jehová esperará para tener piedad de vosotros, y por tanto, será exaltado teniendo de vosotros misericordia; porque Jehová es Dios justo; bienaventurados todos los que confían en él. 19Ciertamente el pueblo morará en Sion, en Jerusalén; nunca más llorarás; el que tiene misericordia se apiadará de ti; al oír la voz de tu clamor te responderá. 20Bien que os dará el Señor pan de congoja y agua de angustia, con todo, tus maestros nunca más te serán quitados, sino que tus ojos verán a tus maestros. 21Entonces tus oídos oirán a tus espaldas palabra que diga: Este es el camino, andad por él; y no echéis a la mano derecha, ni tampoco torzáis a la mano izquierda. 22Entonces profanarás la cubierta de tus esculturas de plata, y la vestidura de tus imágenes fundidas de oro; las apartarás como trapo asqueroso; ¡Sal fuera! les dirás. 23Entonces dará el Señor lluvia a tu sementera, cuando siembres la tierra, y dará pan del fruto de la tierra, y será abundante y pingüe; tus ganados en aquel tiempo serán apacentados en espaciosas dehesas….

El pasaje muestra todo el proceso de Dios en nuestras vidas para que disfrutemos de toda la bendición de Dios aquí en la tierra y luego en la eternidad… Estudien este pasaje por favor, la próxima semana continuamos.

¿Sabías qué?

La iglesia es una entidad sin ánimo de lucro, por esta razón para funcionar dependemos primeramente de Dios, y de las ofrendas, donaciones o contribuciones que sus miembros, amigos o simpatizantes quieran hacer, lo cual, si Dios lo coloca en tu corazón puedes hacer a través de las siguientes opciones.

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