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EL PRECIOSO CRISTIANISMO – PARTE 9
EL DESCONOCIDO E INCOMPRENDIDO AMOR DE DIOS

I. INTRODUCCIÓN

La semana pasada estuvimos viendo algunos aspectos acerca del amor de Dios. Y vimos que es un amor completamente diferente de lo que los hombres acostumbramos a llamar amor. También vimos  que cuando falta el amor de Dios, cualquier cosa que se haga aunque parezca muy buena de acuerdo a la descripción del amor de los hombres, no sirve para absolutamente nada bueno delante de Dios.

He asegurado también como lo dice la escritura, que el amor de Dios es una realidad presente para cada ser humano, pero que lo que impide que los hombres conozcan y crean en este amor, es que Satanás ha creado fortalezas que son argumentos acompañados de traumas emocionales para impedir que este conocimiento de Dios le llegue al hombre.

En esa labor por supuesto que Satanás también usa a los hombres, algunos son usados de manera consciente y luchan para que los hombres no conozcan y no crean en el amor de Dios, otros son usados de manera inconsciente por causa de su ignorancia, y lo hacen defendiendo filosofías y argumentos que consideran correctos, pero que atentan contra el conocimiento de Dios.

Este trabajo hecho por Satanás comenzó en el paraíso, y ha continuado a través de todos los tiempos, por eso cuando a Jesús le dieron noticia de que Herodes lo quería matar, le mandó razón diciéndole que era una zorra. Y que él, Jesús, estaba haciendo un ministerio de muchísima bendición para el pueblo, sanándolos a todos. Y al final dice:

Lucas 13:34   ¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina a sus polluelos debajo de sus alas, y no quisiste! 

Dios a través de los tiempos, y a través de los profetas ha querido que el pueblo disfrute de su amor, pero por causa de la incredulidad y el engaño de Satanás, esos profetas han sido asesinados, y por causa de ese rechazo el pueblo ha sufrido mucho más que otros pueblos, sin embargo llegará el tiempo en que ellos entendiendo su gran error, comenzarán a apreciar el amor de Dios.

El Señor Jesús les profetizó su desolación, pero también que su arrepentimiento los llevaría a desear estar con el Señor. Sus palabras fueron:

Lucas 13.35 He aquí, vuestra casa os es dejada desierta; y os digo que no me veréis, hasta que llegue el tiempo en que digáis: Bendito el que viene en nombre del Señor.

Lo que sabemos por otras escrituras es que el pueblo seguiría viviendo en su incredulidad respecto del Señor Jesús, y solo en medio de una muy difícil situación, en medio de la gran tribulación se arrepentirán y reconocerán a Jesús como su Señor y Salvador, anhelando su regreso a la tierra a salvarlos.

Otra profecía que habla de este evento del regreso del Señor dice:

Apocalipsis 1.7 He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él. Sí, amén.

Sabemos que una cosa es cuando el Señor venga hasta las nubes a recoger a su iglesia, que será un evento de infinito gozo para nosotros. Otra diferente es cuando él venga al final de la gran tribulación, y entonces los que le traspasaron y todos los pueblos de la tierra se lamentaran de no haber creído en el, porque por causa de su incredibilidad es que se quedaron a sufrír en la gran tribulación.

El pasaje nombra dos grupos de personas, unos son los que le traspasaron y el otro grupo son todos los linajes de la tierra.   ¿Cuál es la diferencia entre estos dos grupos? Otra profecía nos responde:

Zacarías 12.10 Y derramaré sobre la casa de David, y sobre los moradores de Jerusalén, espíritu de gracia y de oración; y mirarán a mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por hijo unigénito, afligiéndose por él como quien se aflige por el primogénito.

Los que le traspasaron son el pueblo de Israel que tuvo el privilegio de que Jesús viviera entre ellos, pero ellos por su incredulidad lo rechazaron, y no siendo suficiente pidieron que fuera llevado a la Cruz. 

Pero cuando el pueblo sea traicionado por el anticristo, al que ellos recibirán pensando que es el mesías prometido, entonces entenderán su gran error como pueblo, porque hasta el día de hoy lo siguen rechazando, y al reconocer su maldad dice que se arrepentirán de tal manera que su llanto es comparado al llanto de aquel que pierde su único hijo.

Recordemos que este rechazo del amor de Dios por parte del hombre, tiene como base que ha creído en la mentira de Satanás, de que el hombre pueden vivir sin la dirección de Dios.

Sin embargo al pensar de esta manera está ignorando cosas supremamente graves. Como por ejemplo que el hombre es pecador, y un pecador es en realidad una persona que hace las cosas mal, por lo cual inevitablemente tendrá un mal final, a no ser que sea salvado por el Señor.

Un pecador es aquel que en lugar de vivir la vida para disfrutar del amor de Dios, lo que hace lo aleja cada vez más de su amor, y por eso es que inevitablemente terminará mal.

Y lo otro que el hombre ignora que es gravísimo también, es el concepto de eternidad. Ignora que el hombre vivirá eternamente… Y que su destino lo definirá si acepto o no el amor de Dios.

Ahora: cuando aceptamos el amor de Dios, no quiere decir que no vamos a pasar por situaciones difíciles y complicadas mientras estemos aquí en la tierra. 

Pero lo que sí es completamente cierto, es que todas las cosas que nos sucedan por difíciles que estás sean, gracias al amor de Dios las podremos asimilar de forma muchísimo más fácil, gracias también a las promesas que son para nosotros, las cuales nos dan una esperanza espectacular. Y por esto en la escritura dice:

Romanos 5:5  y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado.

No faltan quienes al ver que un cristiano tiene su esperanza en Dios, se burlan de él como si fuera lo más tonto que hubiera en el planeta.  Pero los que hemos entendido un poco el amor de Dios, sabemos que Dios cumplirá y que no seremos avergonzados.

Pero no sólo el amor de Dios nos da certeza de un buen final, también como ya mencioné, el amor de Dios nos permite creer qué todo lo que está sucediendo a nuestro alrededor, es parte de ese plan maravilloso a través del cual Dios quiere que asimilemos cada vez más más y mas su amor.

Desafortunadamente, y es algo que tenemos que corregir. A veces nos enfocamos en la parte más difícil o mas dolorosa, y no vemos el panorama completo de lo que Dios está haciendo.

Algo así como si a usted le encontraran un tumor que está creciendo y que si no es extirpado sin ninguna duda lo va a matar ocasionándole terribles dolores… Por esta razón le hacen una cirugía, le abren, le cortan, le sacan… Luego lo cosen, lo cierran, le dan antibióticos, viene la convalecencia y luego usted no sólo se siente perfectamente bien, está perfectamente bien.

Pero somos tan, pero tan simples que sólo vemos un pedacito de la película. ¿Adivinen cual? La cirugía, la anestesia, lo van a cortar, lo van abrir…. De hecho hay personas que le tienen pánico a las agujas, pero no le tienen pánico a la enfermedad que la aguja quiere evitar que los mate, que obviamente es muchísimo muchísimo más grave que un piquete de aguja.

La realidad a veces ignoramos es que somos pecadores, tenemos en nuestro corazón algo más grave qué un tumor, y si ese tumor espiritual no es es sacado entonces nos perderemos de muchísimas, muchísimas bendiciones en su reino. Y por esta razón, por el precioso amor de Dios es que el trata nuestra vida a través de las circunstancias para sanarnos… Pero nuestro gran error es no ver el panorama completo.

Es decir hay una completa ignorancia de, él porque el trato que recibimos, y de, él para que, es decir de lo que Dios quiere hacer en nuestro corazón. Y sólo miramos el momento de la crisis, del dolor, de la situación difícil… Y entonces nos preguntamos: ¿Señor que está pasando, porque me estas castigando, porque me estás quitando, porque me infringes ese terrible dolor?

En lugar de hacer eso debemos seguir el ejemplo que recibimos de Jesús, frente a algo tan terrible que tenía que pasar, que creo que es imposible que logremos entender la magnitud de este evento. Y por eso la escritura dice:

Hebreos 12.2 puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.

Señor Jesús no se quedó mirando la cruz. La escritura dice que puso los ojos en el gozo puesto delante, es decir en lo que conseguiría a través de la cruz. Y lo que conseguiría es la salvación de millones y millones, y eso le dio la fortaleza de soportar la Cruz.

Y el pasaje nos dice que nuestros ojos tienen que estar puestos en Jesús, no en el problema, no en el dolor, no en la circunstancia sino en Jesús. En el Jesús humano como nuestro ejemplo, y en el Señor Jesucristo el Señor de Señores cómo el que nos auxilia.

Y un ejemplo poderoso de poner los ojos en el Señor lo vemos en la vida de Esteban, uno de los primeros mártires del cristianismo, el cual cuando estaba siendo apedreado, fue capaz de orar por el perdón de aquellos que lo asesinaban. 

Hechos de los Apóstoles 7.55–56 Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús que estaba a la diestra de Dios, 56y dijo: He aquí, veo los cielos abiertos, y al Hijo del Hombre que está a la diestra de Dios.

Los que lo estaban asesinando decidieron taparse los oídos y siguieron apedreándolo…

Hechos de los Apóstoles 7.59–60 Y apedreaban a Esteban, mientras él invocaba y decía: Señor Jesús, recibe mi espíritu. 60Y puesto de rodillas, clamó a gran voz: Señor, no les tomes en cuenta este pecado. Y habiendo dicho esto, durmió.

¿Cómo es posible vivir esta circunstancia tan extremadamente difícil y reaccionar de esa manera tan amorosa contra los enemigos?

Sólo es posible entendiendo el amor de Dios por nosotros. Porque cuando hay la certeza del amor de Dios, esa certeza es la que hace que en cada circunstancia, especialmente en aquellas que nos parecen difíciles, y que logran producir en nosotros preocupación, descontento, aburrimiento o molestia, cuando esto nos ocurra es el momento de en oración recordar el amor de Dios, diciéndole al Señor algo como lo siguiente:

“Perdóname, sé que me amas y que estás haciendo no sólo lo correcto sino lo que necesito. Gracias por esta situación, enséñame a recibirla con paz, con contentamiento, con alegría, porque sé que tú me amas” (Y debemos hacer esa oración todo el tiempo que sea necesario hasta recuperar la paz y el gozo en el Señor.) 

La pregunta es: ¿Es esa la forma como normalmente enfrentamos las dificultades en la vida cristiana? O cuando llega una circunstancia que consideramos negativa perdemos la paz, nos angustiamos, peleamos con otras personas…  Y sólo al final cuando todo está complicándose más pensamos en Señor.

Pregunta que quiero que te hagas es: ¿Cuánto tiempo te demoras en abrir tú ojos espirituales, y ver que Dios está en medio de toda esta situación, de tal manera que recuperas la paz?…¿Días?…¿Horas?… ¿Minutos?… O prácticamente al instante piensas en el amor de Dios y recuperas la paz.

En otras palabras…¿Cuánto te dura la necedad, la ceguera y el engaño de Satanás en mente y corazón, de tal manera que piensas que Dios te a abandonado o que te está castigando?

Porque aunque en la escritura dice que ese es el procedimiento necesario para disfrutar del fruto del Espíritu Santo… Sin embargo no dice que el cristiano tiene que quedarse alli atascado un tiempo. O que tiene que repetirse el tratamiento 100 veces para que aprenda… Lo que dice es:

Hebreos 12:11  Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados.

Lo que el pasaje dice es que aquello que no nos parece que deba causarnos alegría, cuando hemos sido ejercitados disfrutamos del fruto apacible de justicia.

¿Cuales el ejercicio? Pues es el ejercicio de la fe, donde de manera continua insistimos una y otra vez en confiar en el amor de Dios, y en sus buenos propósitos para nosotros.

Alguien decía que si nos llegan a las tres de la mañana a timbrar afanosamente en nuestra casa, para decirnos que nos hemos ganado un premio espectacular, que ahora somos multimillonarios!… Lo más seguro es que por la hora tan inoportuna pensaremos que vienen a darnos noticias de una tragedia.

Leímos en la escritura la semana pasada, qué el que no cree en el amor de Dios vive como si fuera a ser castigado…  Y creo que esa es la razón por la cual frente a las circunstancias extrañas o difíciles, se nos olvida por completo el amor de Dios. Es decir todavía desconfiamos de su amor.

Y aunque la situación con el tiempo se compone para bendición… Lo triste es que cuándo vuelve y sucede, también se nos vuelve a olvidar el amor de Dios y entramos en crisis…

Recuerdan que ya he explicado, que cuando viene la crisis y nos angustiamos, y que cuando se soluciona el problema recuperamos la paz y le damos las gracias a Dios… Allí no tuvimos ni cinco de confianza en el amor de Dios.  Porque lo correcto es que cuando venga la crisis, nuestra reacción sea como la de aquel que realmente confía en Dios… Lo cual lo explica el siguiente pasaje:

Jeremías 17.7–8 Bendito el varón que confía en Jehová, y cuya confianza es Jehová. 8Porque será como el árbol plantado junto a las aguas, que junto a la corriente echará sus raíces, y no verá cuando viene el calor, sino que su hoja estará verde; y en el año de sequía no se fatigará, ni dejará de dar fruto.

¿Por qué no reaccionamos de manera continua como si creyéramos en el amor de Dios? Que es casi lo mismo preguntar: ¿Porque Dios tiene que insistir en meternos en situaciones complicadas para ejercitar nuestra fe para que aprendamos a confiar en su amor?

Creo que la respuesta es obvia. No confiamos en el amor de Dios. Y aún cuando decimos que confiamos en el amor de Dios, pareciera que no entendiéramos cómo es el amor de Dios, y por eso nuestra confianza en ese extraño concepto del amor que tenemos, no nos sirve para vivir gozosos todo el tiempo.

En otras palabras; No hay nada tan desconocido, tan extraño, tan incomprendido, tan discutido, tan negado y tan menospreciado, como el amor de Dios.

No sé si deba pedirle perdón a Dios y a ustedes los que llevan mucho, pero mucho tiempo conmigo, porque a través del tiempo he dicho ciertas cosas, y en la medida en que he conocido más y más las escrituras, pues he ido cambiando.

Y me estoy refiriendo, a que hace tiempo yo enseñaba que el peor pecado era el orgullo y la altivez, porque Satanás lleno de orgullo y altivez se rebeló contra Dios.

Luego cambie y empecé a decir que el peor pecado era la incredulidad, porque Adán y Eva no creyeron en las palabras del Señor, prefirieron creer en las de Satanás, y se alejaron de Dios trayendo a este mundo toda la maldad que podemos ver, y que nos falta ver todavía más.

Pero ahora estoy convencido que el peor de todos los pecados es no creer en el amor de Dios. Aunque para llegar a llegar su amor también es necesaria la incredulidad y la altivez.

Y digo esto porque es importante que seamos conscientes, como dije al comienzo de este tema, que Satanás ha trabajado en la mente de las personas para que no puedan reconocer el amor de Dios. En la escritura podemos leer:

Génesis 3:1  Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto? 

Que dicho de otra forma quiere decir; ¿Dios que te ama te ha prohibido eso? ¡No puede ser!  ¡Dios tiene que estar loco!  ¿Cómo se le ocurre prohibirte eso que es tan bueno y tan delicioso? O ¿Será que Dios quiere verte sufrir?

La pregunta es: ¿Cuántas veces ante los principios del Señor que nos prohíben ciertos pecados, o ante ciertos mandatos en los cuales se nos pide hacer lo que no deseamos… Hemos terminado pensando mal de Dios?

Cuando Dios nos habla de sumisión, de obediencia, cuando nos habla de responsabilidad espiritual, cuando nos habla del perdón, de la misericordia, de la generosidad,. Cuando nos habla de los diezmos para la obra, o de la limosna para los pobres, o de la castidad y la fidelidad, o de no juzgar mal, y controlar la lengua, de dejar el chisme, de no hablar de lo que en realidad no sabemos…

Cuántas veces recibimos esos mandatos como diciendo; ¿Cómo se le ocurre Dios prohibir eso? O ¿Cómo se le ocurre a Dios mandarme eso? O peor aún, ni siquiera lo pensamos y simplemente no le obedecemos. Que en la práctica es lo mismo a decir; ¿Cómo se le ocurre a Dios hacer semejante prohibición o dar semejante mandato?

Pero ante esto nuevamente tenemos el ejemplo de Jesús, al cual Satanás atacó de la misma manera cuando iba a comenzar su ministerio. Y para hacerlo dudar del amor de su Padre le dijo:

Mateo 4:2  Y después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre. 3Y vino a él el tentador, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan.

¿Cómo es posible que el hijo de Dios, sin pecado, con el derecho disfrutar de la vida más espectacular sobre la tierra, tuviera que estar pasando hambre por obedecer a Dios?… Un padre que de este trato a un hijo que merece lo mejor no puede ser un buen padre

Y aquí nuevamente debemos revisar, cuantas veces estado en ciertas situaciones nos hemos preguntado; ¿Por qué si somos hijos de Dios estamos en estas…?  ¿Será que Dios no nos ama? Y pensamos: Porque si somos hijos de Dios no deberíamos estar en esta situación.

Y creo que los de esta iglesia que llevan un buen tiempo, no deben tener mucho problema comparado con el que tienen los de las iglesias en las que le han enseñado esa mala doctrina que habla de la prosperidad integral…

En esas iglesias si usted le llega a ir mal, todo el mundo lo mira tratando de adivinar cual pecado está cometiendo, porque según ellos un cristiano debe ser rico próspero sano.

Y en medio de esas situaciones a veces no faltan los discípulos del enemigo, que aparecen diciendo : !Pidale a Dios que lo saque de ese lío no disque El lo amo mucho!

Pero allí el ejemplo de Jesús fue aferrarse a la palabra de Dios… Y es lo mismo que nosotros debemos hacer. Aferrarnos a la palabra y a todas las promesas que hablan ampliamente del amor de Dios por nosotros.

El problema es que a veces esas promesas son como letra muerta, pues llevamos tanto tiempo ignorando el amor de Dios, que no solo no podemos reaccionar de la manera correcta, sino que además no podemos manifestar el amor de Dios a otros, pues la escritura dice que nosotros amamos a Dios como una respuesta a su amor.

Y entonces el resultado final como vimos en el estudio número siete de esta serie, es que cualquier cosa que hagamos por buena que parezca, cuando no estamos siendo dirigidos por el amor de Dios, no vale absolutamente para nada a los ojos de Dios. 

Puede que el mundo nos agradezca y aún nos alabe diciendo de nosotros que somos santos… Pero a los ojos de Dios no estamos haciendo sino maldad.

Esto lo vimos en el pasaje que está en Corintios 13 el cual enseña que cualquier cosa que hagamos por espiritual que parezca, si allí no está el amor de Dios es solamente pura bulla. También dice que quien haga estas cosas, así tenga las más apreciadas cualidades si no tiene el amor de Dios, no es nadie. Y por último, que así se sacrificara y entregara todo hasta su propia vida, si lo hiciera sin el amor de Dios, de nada le serviría. 

Y entonces la pregunta es: ¿Será importante experimentar el amor de Dios para poder vivir dirigidos por el amor de Dios? Y la respuesta es: Por supuesto no hay nada tan importante como el amor de Dios, sin el, absolutamente todo vale nada y no sirve para nada.

Luego el apóstol continúa en este mismo pasaje, haciendo una descripción del amor de Dios. Y creo que es muy importante que revisemos, si lo que la escritura dice que es el amor de Dios se parece a lo que nosotros pensamos que es el amor de Dios.

Porque pienso que parte del problema Y nos lleva a dudar del amor de Dios es que no comprendemos lo que realmente es su vamos.

En este pasaje la escritura de forma mezclada está describiendo, lo que es el amor de Dios, y lo que no es el amor de Dios. El pasaje dice:

1 Corintios 13:4 al 8  El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; 5no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; 6no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. 7Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. 8El amor nunca deja de ser; 

Comencemos por ver lo que sí es el amor de Dios. Y mientras vamos viendo cada cualidad o característica, preguntémonos si esa es la clase de amor que estamos dando, porque si no es así, entonces tampoco estamos comprendiendo que Dios nos ama de esta manera. Voy a leer cada pasaje en tres versiones diferentes. Comencemos:

1 Corintios 13:4,7-8  El amor es sufrido, es benigno… 7Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. 8El amor nunca deja de ser…

1 Corintios 13:4  Tener amor es saber soportar; es ser bondadoso; …. 7Tener amor es sufrirlo todo, creerlo todo, esperarlo todo, soportarlo todo. 8El amor jamás dejará de existir. 

1 Corintios 13:4  El que ama tiene paciencia en todo, y siempre es amable….El que ama es capaz de aguantarlo todo, de creerlo todo, de esperarlo todo, de soportarlo todo. 8 Solo el amor vive para siempre. 

Cuando leemos la descripción del amor de Dios, con la primera frase; de que el amor es sufrido, de que es capaz de soportarlo todo, de que tiene paciencia en todo… 

Con solo esta primera frase comenzamos a pensar que la persona a la que debemos amar no se está portando bien. No tiene buenas cualidades, no tiene una buena actitud, y en realidad actúa como un enemigo. Y por eso es que hay que sufrir con esa relación, soportar y tener muchísima pero muchísima paciencia.

La pregunta es: ¿Amamos a personas que tienen esta clase de comportamiento espantoso, con un amor que no deja de existir?

Seguramente la respuesta de la mayoría es no. Pareciera que viviéramos bajo la ley del viejo pacto donde el pueblo entendió, que debía amar al prójimo y aborrecer al enemigo. 

Lo cual es un gran error porque nosotros estamos bajo el Nuevo Pacto, donde se nos pide amar a nuestros enemigos.

Esta falta del amor de Dios en nuestras relaciones, es entendible, porque el mundo nos ha dado un concepto de amor completamente equivocado. Y por esto cuando le preguntamos a alguien que porque ama a esa persona, podemos encontrar respuestas más o menos así:

“Es que es tan lindo”  “Que niña tan bonita”  “Tan tierno”  “Como es de inteligente”  “Tan lindo que se porta con los papás” “Lo generoso que es”  “No es una niña exigente y petulante” “ Es tan obediente” “Es tan responsable”  “Lo buen papá que es”  “Lo buen amante”  “Que esposa tan juiciosa” 

Contrario a esto no escuchamos que una mujer diga que ama a alguien porque: “Tiene una apariencia muy desagradable, además se viste mal, huelen mal, tienen malos hábitos, come de manera grotesca, es grosero, orgulloso, respondón, tacaño, le gusta el trago, es mujeriego, insulta a los papás, me ha dejado plantada un montón de veces, no tiene ni idea de tener relaciones íntimas, es un patán, no es inteligente, pero estoy tan enamorada que me voy a casar con él.” No. Eso no se escucha. Y si alguna dice eso es porque se casó sin conocerlo, o porque la obligaron a casarse.

Tampoco escuchamos que los hombres digan que aman a su esposa porque: “Es una vieja espantosa, mala clase, vengativa como la mamá, no tiene ni idea de cocinar, es cochina, desordenada, es un “patico” (qué quiere decir enrazada de pantera tigre y cocodrilo) etc. Pero la amó profundamente y no puedo vivir sin ella. Quisiera tener muchos hijos con ella para que con esa furia y rabia que vive los eduque, etc.”

No. Por supuesto que tampoco. Cuando decidimos amar a alguien lo hacemos por las buenas cualidades que nos motivan a tener esa buena relación. Y entre mejor se porte esa persona notamos que nuestro amor por esa persona va creciendo cada vez más, y por lo tanto también crece nuestro deseo de que esa relación perdure por siempre.

Es decir el amor entre los seres humanos está basado en lo que cada uno aporta, porque lo bueno que cada uno aporta, es lo que les permite vivir de manera tan agradable que desean que esa relación no termine jamás.

Pero: ¿Es esa la descripción que Dios hace del amor? No. No se parece en nada. La descripción que Dios hace del amor es algo qué debemos hacer, cuando la persona amada no tiene las cualidades ni el comportamiento que nosotros pensamos que debe tener para ser amada.

Porque no hay que tener paciencia ante un buen comportamiento sino ante uno malo. Igualmente soportar las buenas cualidades del otro no tiene ningún costo, lo costoso de soportar es su mal comportamiento.

Tampoco hay que hacer ningún esfuerzo para seguir amando a quien se porta bien, que te cuida, que te da el primer lugar, que busca complacerte en todo momento… El esfuerzo está en seguir amando a quien se porta como un enemigo.

Es decir; sólo cuando esa relación que aporta tanto bien a nuestra vida se comienza a dañar, y es tanta la falta que nos hace lo que la otra persona nos aporta, que quedamos grabes… 

Entonces sólo allí podemos aplicar las características del amor de Dios… Pero desafortunadamente para buscar salvar y restaurar esa relación. Es decir no es porque nos nazca de corazón hacerlo sin esperar nada, sino porque si no las aplicamos el asunto se va a dañar definitivamente, y sin esa persona pensamos que no podemos vivir. 

Entonces ante las cosas que esa persona que amamos hace, que nos parecen completamente inapropiadas toca aplicar paciencia. Pues si no aplico paciencia el asunto se van a empeorar.

Y entonces trató de corregir algunas cosas en su forma de ser, y responde con acusaciones injustas y agresión. Y entonces ante sus insultos e injurias hay que  responder siendo amable y bondadoso.

Y luego mal interpreta esa paciencia, amabilidad y bondad, y hace cosas peores, cosas terriblemente espantosas que nos producen dolor en el corazón, y entonces las sufrimos, porque el amor es sufrido. 

Pero no sólo las sufrimos, si no que no colocamos límite, es decir sabiendo que las cosas pueden empeorar todavía más, estamos dispuestos a seguirlo soportando todo. Porque el amor todo lo soporta.

Y en algún momento esa persona se arrepiente y promete cambiar, y aunque nos parece que no va a cumplir… Creemos en sus palabras porque el amor todo lo cree.

Pero también hay que estar conscientes que la cosa puede empeorar todavía mucho mas, porque hemos aprendido que esa persona está enferma en su alma, por lo tanto cualquier cosa puede suceder. Pero no hay problema porque el amor lo espera todo, como quien dice, no debe extrañarnos si todavía hace algo peor, y debemos estar dispuestos a seguirlo soportando todo. 

Y como si fuera poco, todas estas características tienen que ser aplicadas a esa relación con la persona que amamos… ¿Durante cuánto tiempo?    Por siempre.

Y ahora preguntémonos: ¿Estamos amando a alguien de esta manera con el amor de Dios?

Y si pensamos que sí. Tendríamos que hacer una segunda evaluación, porque es posible que alguien se porte así con otra persona, pero eso no es amor si no pasa satisfactoriamente la siguiente evaluación. ¿Cuál? 

La que nos dice lo que no es el amor. También en tres versiones diferentes podemos leer:

1 Corintios 13:4 al 6   El amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; 5no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; 6no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. 

1 Corintios 13:4 al 6   es no tener envidia, ni ser presumido, ni orgulloso, 5ni grosero, ni egoísta; es no enojarse ni guardar rencor; 6es no alegrarse de las injusticias, sino de la verdad. 

1 Corintios 13:4 al 6  El que ama no es envidioso, ni se cree más que nadie.  No es orgulloso. 5 No es grosero ni egoísta. No se enoja por cualquier cosa. No se pasa la vida recordando lo malo que otros le han hecho. 6 No aplaude a los malvados, sino a los que hablan con la verdad.

Lo que debemos entender, es que si aplicamos todas las características de lo que es el amor, es decir si somos; pacientes y bondadosos y los soportamos todo, lo sufrimos todo, lo esperamos todo, y hacemos esto sin límite porque el amor no deja de ser….

Todo eso sólo es válido si no hay en nosotros ninguna de estas características de lo que el amor no es.  ¿Qué es lo que no debe haber?

No debe haber envidia.  ¿sentimos envidia por cosas que hace la persona que amamos? ¿Cómo mujer piensa, que qué bueno ser hombre porque le toca sólo mandar? ¿Cómo hombre pensamos que bueno ser mujer porque no le toca salir a trabajar? 

Y entonces ella se sujeta y nosotros las cuidamos, pero vivimos con una envidia latente en nuestro corazón, qué muestra que no nos estamos amando como deberíamos.

No creerse mejor que la otra persona.  ¿Acaso aplicamos paciencia, bondad, generosidad porque creemos que somos mejores qué la persona a la que amamos? ¿Es decir; la razón para soportar todas aquellas cosas malas en la otra persona, es para incrementar nuestro ego, nuestro orgullo, y nuestra prepotencia?

Pero si nos creemos mejores que la persona a la que amamos, no estamos amando con el amor de Dios.

No debe ser grosero.  Cuántas veces tenemos razón en lo que decimos, pero no lo decimos de la manera correcta. No es correcto, no debe haber malas palabras, no debe haber grosería… Porque si hay grosería allí no está el amor de Dios.

No debe ser egoísta (no debemos buscar nuestro beneficio)  Es decir nada de lo que hagamos debemos hacerlo porque nos beneficiamos. Debemos hacerlo porque la persona se beneficia con nuestro amor, no pensando sacar provecho de ello.

 Ciertamente cuando la otra persona mejora nosotros somos beneficiados, pero esa no puede ser la razón de hacerlo.

Expresiones como: Cambie que me tiene harto. No te aguanto más. Si no cambia me voy. Son todas expresiones que resaltan el egoísmo como motivación, y eso no es amor. 

No debe enojarse (no se irrita por cualquier cosa) Hay una enorme diferencia entre enojarse porque se comete una injusticia delante de Dios, a enojarse porque me incomodaron a mi…

Es más a veces estamos tan acostumbrados a que no nos hagan caso, que ya hasta nos enojamos antes de que haya necesidad. El enojo por una razón que no es válida muestra que allí no está el amor de Dios.

No debe guarda rencor.  Las expresiones son: Es la tercera vez. Usted me la hizo primero. Es la última vez que le aguanto… son expresiones en las cuales no ha habido perdón y todavía hay rencor… Y si Dios nos tratará de esa manera ya estaríamos acabados.

  

Otros ante los fracasos se la pasan recordando las oportunidades que no les dieron, los favores que no les hicieron, o cualquier cosa mala que les han hecho. Eso el rencor, allí no está el amor de Dios.

No se goza de la injusticia, no aplaude a los malvados.  Y entonces algún sin vergüenza le hizo algo malo a alguien que se ha portado mal con nosotros, y Y decimos que no nos alegramos pero que nos da un fresco…

Al revisar lo que el amor es, y lo y el amor no es. Es evidente, no necesito preguntarles si están fallando. Tenemos mucho que aprender.

Partiendo del hecho de que amar como Dios ama no nos parece ni siquiera atractivo. Peor aún, cometemos el gravísimo error de exigir que otros nos amen como Dios nos ama, pero no estamos dispuestos a dar de ese mismo amor.

Por eso lo primero que debemos hacer para poder amar con el amor de Dios, es entender y creer que Dios si nos ama con ese amor que su palabra describe.

Y lo primero que quiero que entendamos, es que cuando Dios decidió amarnos, si sabía lo que nosotros éramos, y lo que íbamos a hacer.

Es decir, cuando nosotros aplicamos esas características sufridas del amor con otra persona, es porque primero nos conquistaron, y luego estando en la relación esta cambió y nos toco aplicar para no perder. Y falta ver si las aplicamos sin envidias, sin egoísmos, sin orgullo, etc.

Mientras que la escritura dice:

Romanos 5:7 al 8  Ciertamente, apenas morirá alguno por un justo; con todo, pudiera ser que alguno osara morir por el bueno. 8Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.

Los hombres estamos dispuestos a hacer algo por alguien que es justo o por alguien que es bueno… no por alguien que es malvado… 

Esto me hace recordar aquella Señora a la que su marido abandonó al ser conquistado por una mujer mucho más joven. Sin embargo cinco años después la Señora decía: “El día que el quiera volver yo inmediatamente lo recibo”

Y cuando le preguntaban porque ella decía eso: ella decía que su marido había sido un marido espectacular, cariñoso, generoso, etc. Por eso ella no tenía problema en perdonarlo y volverlo a recibir.

Contrario a eso a veces se escucha a algunas mujeres cristianas, que casi que están orando para que a su marido se le atraviese otra y se vaya… Qué alivio sería.

Es decir los seres humanos somos capaces de manifestar un gran amor por aquellas personas que no parecen dignas de ser amadas… pero no estamos dispuestos a amar a los pecadores.

Pero lo que la escritura dice es que Dios, sabiendo lo pecadores que somos, fue capaz de ir a la cruz por nosotros. En otras palabras Dios si a aplicado todas esas características que definen su amor y que nos pide dar a los demás

Es más fue a la cruz sabiendo que muchos no responderían afirmativamente a semejante demostración de amor.

No es lo mismo decir; “Dios me ama porque yo soy su hijo favorito, tanta bondad, tanto amor, tantas cosas hay buenas hay en mí que sería imposible que Dios no me amara”

A decir como dice la escritura que somos: Llaga podrida de la cabeza a los pies, incrédulos, tercos, malvados, egoístas y a pesar de eso y muchas cosas más, Dios ha decidido amarnos y bendecirnos.

En la carta a los romanos dice de nosotros:

Romanos 1:29 al 32 estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades; 30murmuradores, detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes a los padres, 31necios, desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia; 32quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican. 

Y a pesar de eso Dios está empeñado en amarnos.   Mientras…Que los seres humanos somos tan malos que no creemos que seamos malos. Ese es el colmo de la maldad. Y cuando nos va mal en la vida peor aún, culpamos a Dios. 

Hay una historia en la escritura que parece muy rara. Tiene que ver con un profeta llamado Oseas. Nos cuenta la escritura que el Señor le dijo:

Oseas 1:2  El Señor comenzó así el mensaje que quería comunicar por medio de Oseas: “La tierra de Israel se ha prostituido apartándose de mí. De la misma manera, ve tú y toma por mujer a una prostituta, y ten hijos con ella; así ellos serán hijos de una prostituta.”

Y es extraña porque lo normal era que un sacerdote tenía que casarse con una mujer irreprochable, e igualmente si la hija de un sacerdote se portaba mal, refiriéndose a la fornicación, era apedreada por haber deshonrado la casa de su Padre. 

Además cuando alguien era sorprendido en adulterio era apedreado. Por lo tanto resulta una completa locura que Dios tome a un profeta y le mande casarse con una prostituta.

Oseas 1:3,6 Oseas tomó entonces por mujer a Gómer, hija de Diblaim, la cual quedó embarazada y le dio un hijo…  6Gómer volvió a quedar embarazada y tuvo una hija.

Luego volvemos a leer:

Oseas 3.1–3 Me dijo otra vez Jehová: Ve, ama a una mujer amada de su compañero, aunque adúltera, como el amor de Jehová para con los hijos de Israel, los cuales miran a dioses ajenos, y aman tortas de pasas. 2La compré entonces para mí por quince siclos de plata y un homer y medio de cebada. 3Y le dije: Tú serás mía durante muchos días; no fornicarás, ni tomarás otro varón; lo mismo haré yo contigo.

Y a través de esta historia Dios busca que los hombres entendamos lo que significa para Dios amar a un hombre que le ha sido infiel, que con mucha facilidad colocada por encima del Señor sus ídolos, ídolos como el dinero, la salud, el orgullo, el deseo de hacer sólo nuestra voluntad y muchas otras cosas más, que ojalá fueran valiosas, pero no, son cosas que consumen nuestra vida, razón por la cual Dios nos quiere alejarnos de ellas.

Y a ese incomprensible amor de Dios toca añadirle algunas cosas más.  Por ejemplo:

Hemos dicho que no es lo mismo amar a una persona perfecta que a una llena de imperfección y maldad. Pero es todavía mucho más valioso que un ser perfecto ame a un ser lleno de maldad. Es decir es fácil cuando un pecador ama a otro pecador porque al fin y al cabo son iguales.

Algunas parejas se dicen: “Tú me las has hecho yo también te las he hecho, estamos empatados no hay problema”.

En este caso Dios jamás ha fallado con el hombre, y sin embargo nos ama a pesar de nuestra maldad.

Tampoco es lo mismo amar a alguien que se necesita con locura, que amar a alguien que no necesitas y que te está volviendo la vida una locura. Dios no nos necesita. Por esto la escritura dice:

1 Juan 4:10 al 11  En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados. 11Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también nosotros amarnos unos a otros. 

Creo que necesitamos mucha pero mucha oración pidiendo a Dios sabiduría para poder entender su precioso amor, y eso cambiará nuestra vida, y nos permitirá dar amor a los demás.

Y por supuesto la oración debe comenzar pidiéndole perdón por no  creer en su amor!

Si seguimos las recomendaciones que el apóstol nos da, que hemos estudiado durante estas nueve semanas… el resultado que veremos en nuestra vida dice la escritura:

2 Pedro 1:8 al 11  Porque si estas cosas están en vosotros, y abundan, no os dejarán estar ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo. 9Pero el que no tiene estas cosas tiene la vista muy corta; es ciego, habiendo olvidado la purificación de sus antiguos pecados. 10Por lo cual, hermanos, tanto más procurad hacer firme vuestra vocación y elección; porque haciendo estas cosas, no caeréis jamás. 11Porque de esta manera os será otorgada amplia y generosa entrada en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.

¿Sabías qué?

La iglesia es una entidad sin ánimo de lucro, por esta razón para funcionar dependemos primeramente de Dios, y de las ofrendas, donaciones o contribuciones que sus miembros, amigos o simpatizantes quieran hacer, lo cual, si Dios lo coloca en tu corazón puedes hacer a través de las siguientes opciones.

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