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EL PODER DE LAS CREENCIAS – PARTE 3

I. INTRODUCCIÓN

La vida cristiana auténtica es una vida milagrosa. Ningún hombre en su capacidad es capaz de vivirla, podrá ser capaz de tratar de imitarla o aparentar ser un cristiano, pero no será un auténtico cristiano, si no obtiene el poder de Dios para poder vivirla haciendo su perfecta voluntad.

Evidencia de esto que acabo de decir la encontramos en las palabras de Jesús cuando dijo:

Mateo 7:21–23 No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. 22Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? 23Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.

En este pasaje es claro que muchos van a hacer muchas cosas que los cristianos debemos o podemos hacer, sin embargo, aún predicando, haciendo milagros y echando demonios, no hicieron la voluntad de Dios… Que es igual a decir que el Espíritu Santo no estuvo guiando sus vidas aunque ellos creían que sí.

Lo contrario a esto que puede ser terrible para aquellos que tarde descubran su autoengaño, es que todo aquel que sea guiado por el Espíritu Santo, gracias a su poder si podrá vivir la vida cristiana de una manera adecuada. 

Y este poder que viene a través del Espíritu Santo, es en realidad un permiso que damos al Señor Jesucristo, para que viva su vida a través de nosotros. Por eso el apóstol Pablo escribió:

Gálatas 2:20 Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.

Esta vida intercambiada se experimenta por medio de la fe. Lo cual quiere decir que cualquiera puede acceder a este privilegio, por qué cualquiera puede depositar su confianza en Jesucristo.

Por todo esto; la orden de ser lleno del Espíritu Santo es el mandato mas importante que hemos recibido. Más aún, cuando vemos que el fruto del Espíritu Santo son una serie de cualidades que nos permiten vivir una vida espectacular, qué ademas es inmune o indestructible frente a las circunstancias que nos puedan rodear. 

Lo he dicho muchas veces. La vida cristiana es infalible, es decir funciona porque funciona en todo aquel que está lleno del Espíritu Santo. Pero lo contrario también es cierto, es decir; sin la llenura del Espíritu Santo es imposible vivirla.

Se que esto puede sonar como fantasía o como magia para aquellos que no son cristianos o que están comenzando su vida cristiana, y también sé que lo más duro para muchos, es entender que es una vida completamente opuesta, a los lineamientos o enseñanzas que el mundo nos da para ser felices. A eso se refería el apóstol Pablo al decir que está crucificado con Cristo, al abandono de todas esas falsas creencias.

Es decir; para muchos por su falta de confianza en Dios les parecerá terrible que el mensaje sea, olvídese de conquistar el mundo. Y todavía más duro, que se les diga qué deben buscar para salvar a los que están perdidos…(Compartir de Cristo a algunos les parece una tarea muy difícil de cumplir, no sólo se sienten completamente incapaces, sino que temen aparecer como fanáticos…

Sin embargo esto no quiere decir, que mientras estemos en la tierra no podemos buscar mejorar nuestra forma de vida.

Es decir; el cristiano auténtico también debe buscar mejorar su casa, su trabajo, sus finanzas, su apariencia, su matrimonio, sus estudios, su salud y aún sus actividades deportivas… ¿Por qué digo que como Cristianos debemos buscar mejorar en todo esto? Porque la escritura dice:

1 Corintios 7.21 ¿Fuiste llamado siendo esclavo? No te dé cuidado; pero también, si puedes hacerte libre, procúralo más.

Ser esclavo en el mundo es una posición de poco beneficio y aún degradante para muchos. Pero el cristianismo es tan efectivo que no importa si una persona es esclava, o enferma, o esta sola, o tiene un trabajo poco remunerado… Por eso dice que no debemos poner cuidado a esto, por qué esto no afecta el buen desarrollo de la vida cristiana. 

Sin embargo también dice, que si Dios nos da la oportunidad de mejorar en cualquiera de las áreas que componen nuestra vida, debemos hacerlo.

Si Dios te da la oportunidad de estudiar debes hacerlo, si te da la oportunidad de un mejor trabajo debes tomarlo, si te da la oportunidad de vestirte mejor debes hacerlo, si te da la oportunidad de mejorar tu carro también debes hacerlo, y si estás solo y por la misericordia de Dios consigues pareja, debes casarte… Las palabras exactas son: “Procúralo más”

Pero hay que tener mucho cuidado, para saber diferenciar entre; una oportunidad que Dios nos da para bendecirnos, o una trampa del maligno para hacernos perder la bendición, de tal manera que no hagamos la voluntad de Dios.

Esto quiere decir; que no podemos perder de vista que es lo verdaderamente importante. Esto lo he explicado muchas veces, dando como ejemplo lo que algunos dicen: “Es que estoy tan bendecido por Dios que tengo tanto trabajo que por eso no tengo tiempo de asistir a la iglesia”

Y ciertamente algunos por causa de su trabajo terminan agotados, no tienen tiempo para la familia, no tienen tiempo para asistir a la iglesia, ni siquiera tienen tiempo para escuchar los mensajes de la Iglesia… Es decir no tienen tiempo para el Dios que según ellos los está bendiciendo.

Y peor aún, agradecen a Dios por toda su generosidad pero no son capaces de ser fieles con lo que le corresponde a él… Y entonces la pregunta es: ¿Están siendo bendecidos por Dios o están siendo engañados por Satanás?

Y el error a través del cual son engañados por Satanás, está en llamar bendición algo que los está apartando de la voluntad de Dios.

 

Ciertamente la escritura dice que Dios nos da las cosas en abundancia para que las podamos disfrutar, pero una cosa es disfrutar de las cosas que Dios nos da, y otras es convertirnos en esclavos de esas cosas, de tal manera que nos impidan hacer la voluntad de Dios.

Esto mismo lo explica el apóstol Pablo cuando habla del matrimonio. Por un lado enseña que si es necesario el hombre debe morir por su familia, para lograr que su familia este bien, porqué no hay duda que el matrimonio según Dios es una gran bendición, y es por eso que debemos poner todo nuestro empeño para que funcione bien. Pero en este mismo capítulo un poco más adelante el apóstol escribe: 

1 Corintios 7.29-31  Pero esto digo, hermanos: que el tiempo es corto; resta, pues, que los que tienen esposa sean como si no la tuviesen; 30y los que lloran, como si no llorasen; y los que se alegran, como si no se alegrasen; y los que compran, como si no poseyesen; 31y los que disfrutan de este mundo, como si no lo disfrutasen; porque la apariencia de este mundo se pasa.

El apóstol no está diciendo que no te puedes casar, o no puedes alegrarte, o no puedes comprar, o no puedes disfrutar del mundo. Lo que está diciendo es qué hay algo muchísimo más importante que todas estas cosas, y es hacer la voluntad de Dios…. Y que tenemos poco tiempo, por eso no podemos dejar que ninguna de esas cosas nos impidan hacerla.… Y la voluntad de Dios como estamos leyendo es que seamos llenos del Espíritu Santo. dice así: 

Efesios 5:18 No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu… 

Aquí se repite la advertencia, porque para poder ser llenos del Espíritu Santo, es necesario que no nos embriaguemos con el vino, el cual representa todas esas otras cosas que debemos hacer con medida, de tal manera que no nos impidan ser llenos del Espíritu Santo.

Es decir; todas esas cosas que llamamos bendición de Dios porque lo son, como el trabajo, la familia, la salud, el deporte, etc. Son bendición mientras no nos impidan ser llenos del Espíritu Santo. Pero si nos dejamos embriagar por ellas, entonces dejan de ser bendición para convertirse en maldición… Y al hacer esto a veces obligamos a Dios a que nos las quite, o que usando esas cosas nos haga sufrir mucho, para que entendamos el valor de nuestra relación con Dios.

Dar prioridad a nuestra relación con Dios muy por encima de todas estas cosas, es enseñado aún desde el viejo pacto. De hecho es el primer mandamiento de la ley. Jesús dijo:

Marcos 12:29–30 Jesús le respondió: El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. 30Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento.

Cuando cuando ocurre no hay duda que Dios ocupa el primer lugar, y este es precisamente el requisito para poder de ser llenos del Espíritu Santo.  

Por supuesto cuando esto ocurre, cuando somos llenos de Dios y él ocupa el primer lugar, podemos llegar a vivir una clase de vida que cómo mencioné al comienzo, a la gente del mundo le parecerá una completa locura. 

Por qué uno de los cambios fundamentales de tener a Dios primero o de ser llenos del Espíritu Santo, es que las cosas del mundo perderán el valor que tenían en nuestra vida, y por esa razón seremos vistos como locos por aquellos que aman el mundo.  Un ejemplo de esta locura lo podemos ver en las palabras de Habacuc, el cual declaraba: 

Habacuc 3:17 al 18  Aunque la higuera no florezca, Ni en las vides haya frutos, Aunque falte el producto del olivo, Y los labrados no den mantenimiento, Y las ovejas sean quitadas de la majada, Y no haya vacas en los corrales; 18Con todo, yo me alegraré en Jehová, y me gozaré en el Dios de mi salvación. 19Jehová el Señor es mi fortaleza, El cual hace mis pies como de ciervas, Y en mis alturas me hace andar.

Si miramos bien la oración del profeta, la locura a los ojos del mundo comienza cuando dice que aunque todo falte o se pierda, y menciona las cosas más importantes y básicas para la vida, de todos modos él se va a alegrar y gozar con el Dios de su salvación. 

Y ese es el resultado en la vida de todo cristiano cuando anda lleno del Espíritu Santo. Pero no sólo dice que se va alegrar como si hubiera aprendido a alegrarse en su desgracia… Sino que lo que otros ven como desgracia en su vida, él lo ve como la salvación de Dios en la cual se goza.

Y si nos preguntamos: ¿Cuál Dios de su salvación? O ¿De qué lo está salvando? Pues no se está refiriendo al Dios que le da de comer, porque precisamente está diciendo que aunque falten todas esas cosas… Es decir; aunque Dios no le dé de comer, Dios seguirá siendo el Dios de su salvación. 

Lo normal en la gente del mundo y en los cristianos que no han entendido el valor de la salvación, es que ellos se gozan en el Dios que les da de comer, que les cuida los hijos, que le cuida la salud… Y para ellos si estas cosas faltaren entonces Dios estaría fallando.

¿Por qué aún muchos creyentes piensan esto? Porque al no estar llenos de Dios no logran entender que el momento de la muerte, es el momento más maravilloso para un auténtico cristiano… Ellos no logran entender que el momento de la muerte, es el momento en que Dios culmina con la salvación del hombre para llevarlo a su presencia.

Pero el profeta aún bajo el viejo pacto ya entendía estas verdades maravillosas, y por eso está seguro que aunque estas cosas básicas faltaran en su vida, el Señor seguiría siendo su fortaleza, y en sus alturas lo haría andar.

Y ante esta declaración yo vuelvo a preguntar: ¿A cuáles altura se refiere? O ¿Cómo es posible que cuando falten todas las cosas básicas, este hombre diga que de todos modos Dios lo hace andar en la altura?

Pues porque la altura a la que él se refiere es a una íntima y espectacular relación con su Creador. Que le hace sentirse como diríamos en palabras del Nuevo Pacto, lleno del Fruto del Espíritu Santo.  Lleno de…

Gálatas 5:22 al 23  Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo (alegría), paz, paciencia, benignidad (amabilidad), bondad, fidelidad, 23mansedumbre (humildad), templanza (dominio propio); contra tales cosas no hay ley.

Disfrutar del fruto del Espíritu Santo es lo mejor que cualquier ser humano puede experimentar. Es decir no hay una vida mejor que la que Dios nos ofrece, independiente de las circunstancias, de la posición económica o social, de si hay salud o enfermedad, de si hay familia o no, en realidad Dios nos ofrece una vida indestructible.

Y eso sin tener en cuenta que vivir lleno del Espíritu Santo, afectará de una forma maravillosa nuestro futuro en el milenio, la Jerusalén celestial, la herencia, los galardones y las coronas.

Por esto repito la pregunta de las semanas pasadas; ¿Qué estamos buscando producto de nuestra relación con Dios? ¿Embriagarnos con las cosas del mundo que Dios nos puede dar, o ser llenos del Espíritu Santo?

Si entendemos el ofrecimiento tan espectacular que Dios nos hace, la pregunta importante es; ¿Cómo ser lleno del Espíritu Santo? Para responderla, es necesario seguir haciendo algunas aclaraciones: 

Lo primero que debemos tener claro es que todo auténtico cristiano ya tiene al Espíritu Santo viviendo en su ser. Y si alguno no tiene el Espíritu Santo, no sólo no podrá ser lleno de él y experimentar su fruto, sino que tampoco sería cristiano. 

El apóstol Pablo escribió algo que nos sirve para evaluar si tenemos o no el Espíritu, y si somos cristianos o no. Dice así:

Romanos 8:9  Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él.

Lo que dice es que si nosotros vivimos según la carne, entonces no tenemos el Espíritu de Dios, porque el que tiene el Espíritu de Dios vive según el Espíritu.

Y entonces la siguiente pregunta importante es: ¿Sabes cuál es la diferencia entre vivir según la carne o según el Espíritu de Dios?

La respuesta a esto es fundamental, porque si alguno dice que es cristiano, que tiene el Espíritu de Dios en su vida lo cual asegura su salvación, pero vive dirigido por la carne, entonces según esta escritura no es un hijo de Dios.

Y ojo, según las palabras de Jesús se puede predicar en la carne, hacer milagros en la carne y echar aun demonios… pero todo eso pierde valor si no se hace en el espíritu.

Ahora: Recuerden que en estudios anteriores vimos que la escritura nos enseña, qué lo que en realidad vale es lo que practicamos. Es decir, que practicas tú: ¿La vida en el Espíritu o la vida en la carne?.

Eso quiere decir que alguien que practica la vida en el Espíritu, de vez en cuando puede pecar por hacerle caso a la carne, pero eso no quiere decir que no sea cristiano, ya que en términos generales  vive con un deseo genuino de hacer la voluntad de Dios, es decir haciendo caso al Espíritu.

Porque vivir según el Espíritu de Dios es vivir con un deseo genuino de hacer la voluntad de Dios en todo… Aunque a veces por nuestra incredulidad caigamos en pecado, pero cuando esto ocurre, pedimos perdón, y continuamos con ese deseo genuino de hacer la voluntad de Dios.

Pero, una cosa es que deseando hacer la voluntad de Dios en todo, en algunas áreas débiles caigamos en pecado, y otra muy diferente que hayamos definido que en unas cosas vamos a hacer la voluntad de Dios y en otras no. Ojo con esto que la diferencia es enorme.

Cuando se ha decidido qué en algunas cosas no quiero hacer la voluntad de Dios, no puedo decir que estoy viviendo en el Espíritu sino en la carne… Y si esa mala decisión permanece, entonces estaremos practicando el pecado, y si practicamos el pecado no somos hijos de Dios, y si no somos hijos de Dios al morir iremos al infierno.

Insisto: El que vive guiado por el Espíritu de Dios, es el que ha decidido hacer la voluntad de Dios en todo y en todo momento…

Lo contrario es vivir de acuerdo a la carne, aunque se tenga fe en Jesús, y aunque a veces haga algunas cosas espirituales… Sin embargo estas pocas cosas espirituales no se pueden tomar como un argumento para decir que somos hijos de Dios, porque lo que en realidad estamos practicando es vivir en la carne, que como ya mencioné es igual a practicar el pecado.

En esto debemos tener sumo cuidado de no juzgar a los demás, porque la vida en el Espíritu es algo que va a ir mejorando, en la medida en que tengamos mayor conocimiento de la voluntad de Dios.

Es decir; podemos encontrar alguien que acaba de nacer de nuevo, y que aunque sea muy ignorante de los principios y de la voluntad de Dios… De todos modos hay en él un anhelo genuino de hacer la voluntad de Dios.

En ese caso, entre más conocimiento de cuál sea la voluntad de Dios, más control tendrá el Espíritu Santo sobre su vida, si mantiene esa disposición. 

Porque también puede ocurrir, que en determinado momento decidamos no hacer más caso al Espíritu Santo, especialmente cuando Dios toca algún pecado del cual somos esclavos, y que no  queremos renunciar… Le tocaron su dinero… Le tocaron su vida sexual… Le tocaron su orgullo, etc.

Pero insisto; que si esta negativa a hacer la voluntad de Dios en esa área, se convierte en una forma de vida, entonces va a ser una evidencia de que no somos cristianos. Y por supuesto no podremos anhelar ser llenos del Espíritu Santo, sería una total contradicción.

Respecto de esto hay algunos que se enredan y no logran progresar, a pesar de llevar muchos años de cristianos, porque no entienden que sus objetivos y la actitud que tienen con estos objetivos es contraria a la voluntad de Dios. Esto tiene íntima relación con la oración. Déjeme darles un ejemplo:

Lucas 12:13 al 15 Le dijo uno de la multitud: Maestro, di a mi hermano que parta conmigo la herencia. 14Mas él le dijo: Hombre, ¿quién me ha puesto sobre vosotros como juez o partidor? 15Y les dijo: Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee.

Puesto que esto es un diálogo entre un hombre y el Señor Jesús, esto es una oración. Pero es una oración completamente equivocada.  Este hombre quería alimentar su avaricia en lugar de pedir a Dios que le diera contentamiento… 

Algunos dicen que quieren ser espirituales, pero sus oraciones no apuntan a ser espirituales sino a conquistar el mundo. Y si sus oraciones no apuntan a ser espirituales, entonces lo más seguro es que mientras sigan orando de esa manera, no lograrán ser espirituales, mucho menos ser llenos del Espíritu Santo y disfrutar del fruto.

Esto es es muy claro cuando leemos la prohibición del Señor a los sacerdotes bajo el viejo pacto.

Levítico 10:8 al 11   Y Jehová habló a Aarón, diciendo: 9Tú, y tus hijos contigo, no beberéis vino ni sidra cuando entréis en el tabernáculo de reunión, para que no muráis; estatuto perpetuo será para vuestras generaciones, 10para poder discernir entre lo santo y lo profano, y entre lo inmundo y lo limpio, 11y para enseñar a los hijos de Israel todos los estatutos que Jehová les ha dicho por medio de Moisés.

Y la aplicación en el Nuevo Pacto de esta norma, es que si los hijos de Dios le apuntan a conquistar el mundo para ser llenos del vino de este mundo… No podrán discernir entre lo santo y lo profano, ni entre lo inmundo y lo limpio…. Por lo tanto no podrán llegar a pensar cómo piensa verdaderamente un hijo de Dios, y mucho menos podrán ser llenos del Espíritu Santo, ni enseñar a otros a ser llenos del Espíritu Santo.

Y si la voluntad de Dios es que seamos llenos del Espíritu Santo entonces no podremos hacer la voluntad de Dios. Y entonces tenemos que volver a preguntar; ¿Si habremos nacido de nuevo?

Debe ser claro por qué la escritura lo dice, que no es posible amar al mundo y al mismo tiempo amar a Dios.  Quién ama al mundo menosprecia a Dios… Y mientras lo siga amando pues no va a poder ser lleno del Espíritu Santo.

1 Juan 2:15 No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él.

Sin embargo, es muy común encontrar a muchos que andan desobedeciendo a Dios, y al mismo tiempo desean experimentar los frutos del Espíritu Santo. Pecan, pero quieren poder experimentar paz, gozo, tener paciencia, etc… Y cuando no lo experimentan en lugar de dejar sus pecados, lo que hacen es pedirle a Dios que les de paz y tranquilidad en medio de la tormenta… Pero no funciona.

Es decir: ¿De qué sirve que nosotros pongamos en cadena de oración de la iglesia, a una persona para que tenga paz y tranquilidad, si esta persona insiste en desobedecer a Dios?

Ademas… Si Dios nos permitiera en medio de nuestros pecados sentir paz y tranquilidad, entonces seguramente nos volveríamos terriblemente malos. 

Eso pasa con algunos que a pesar de andar en pecado no sienten culpa o remordimiento, y por eso insisten en permanecer en su pecado, pero con el tiempo esa confianza y esa tranquilidad desaparecerá, y entonces experimentarán la angustia y las malas consecuencias de haber permanecido en pecado. Y ojalá sea antes de encontrarse con Dios al momento de morir.

Además cuando como auténticos creyentes mantenemos la intención de continuar en algún pecado, o en mantener viva alguna idolatría, el Espíritu Santo se contrista. Por eso el apóstol Pablo en su carta a los Efesios, escribe acerca de la necesidad de renunciar a todas estas cosas, para poder ser llenos y disfrutar del fruto del Espíritu Santo. Dice así:

Efesios 4:25 al 31  Por lo cual, desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo; porque somos miembros los unos de los otros. 26Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, 27ni deis lugar al diablo. 28El que hurtaba, no hurte más, sino trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, para que tenga qué compartir con el que padece necesidad. 29Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes. 30Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención. 31Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. 

Estas cosas cuando las hacemos contristan al Espíritu Santo, por supuesto no son las únicas cosas, pues cualquier cosa que vaya en contra de los deseos de Dios contrista al Espíritu Santo, aun cualquier sentir que el Espíritu Santo nos coloque para que hagamos, y no le obedezcamos, lo contrista.

Porque Dios puede colocar en nuestro corazón que le compartamos a alguien, también que seamos generosos con alguien, que le regalemos alguna cosa a alguien, que visitemos a alguien, y muchas otras cosas más para hacer su obra a través de nosotros… 

Y cuando no hacemos caso a estos sentires de Dios contristamos al Espíritu Santo, y si continuamos negándonos a hacer la voluntad de Dios, podemos llegar a apagar la voz del Espíritu Santo en nuestra vida.  Por eso la orden es:

Efesios 4:30. No hagan que se entristezca el Espíritu Santo de Dios, con el que ustedes han sido sellados para distinguirlos como propiedad de Dios el día en que él les dé la liberación definitiva.

No me atrevería a decir con certeza cómo se siente el Espíritu Santo que está en nosotros cuando cometemos conscientemente pecados. Pero sí tengo certeza al decir que cuando se contrista al Espíritu Santo, cuando entristecemos al Espíritu Santo con nuestros pecados, es evidente que no disfrutaremos del fruto del Espíritu Santo.

Por esto es que la semana pasada dije y lo reitero:  La vida cristiana se trata realmente de conocer al Señor, de conocer lo que tiene para nosotros, y ese conocimiento cuando verdaderamente creemos en el, hará que hagamos muchas cosas con la actitud correcta. 

Ese conocimiento nos permitirá vivir para Dios y llegar a ser llenos del Espíritu Santo, manifestando el carácter que Jesucristo tiene. 

También dije: Querer actuar como Jesús, pensando como un hijo del diablo es la más grande necedad.

¿Qué entonces necesitamos para andar espirituales y llenos del Espíritu Santo? Rechazar nuestras creencias, rechazar vivir para conquistar nuestro mundito, rechazar vivir para salvar nuestra vida, y aprender a pensar creyendo, cómo debe pensar y creer un verdadero hijo de Dios.

Necesitamos que la palabra de Dios que primero llega a nuestra mente, sea grabada en nuestro corazón, y sea ella la única guía para vivir en la voluntad de Dios. Dios quiere hacer eso en nuestra vida, su promesa para el Nuevo Pacto dice así:

Jeremías 31:33  Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo. 

Una cosa es que entendamos el mensaje de Dios, que entendamos la voluntad de Dios, otra que lo creamos de corazón. Cuando lo creemos, se vuelve carne de nuestra carne, y de una forma natural hacemos la sobrenatural voluntad de Dios. Pero:  ¿Cuánto tiempo es necesario?

Antes de responder es importante aclarar, que no todo el que estudia las escrituras conoce a Dios, por lo cual es posible que alguien dedique toda su vida al estudio de las escrituras, y nunca sea lleno del Espíritu Santo, es más, nunca sea siquiera salvo.

Además como ya hemos visto, lo que realmente se requiere además de conocer las escrituras es un deseo genuino de hacer la voluntad de Dios. Y este deseo puede ser hallado en aquel que comienza la vida cristiana, aunque no tenga mucho conocimiento, como también en aquel que ha caminado con Dios y le conoce. 

Entender que la clave es ese deseo genuino de hacer la voluntad de Dios, nos da una respuesta respecto de cuánto tiempo necesita una persona para llegar a ser lleno del Espíritu Santo. Es decir;  si no llega el momento en qué deseemos hacer la voluntad de Dios de todo corazón, entonces no podremos ser llenos del Espíritu Santo.

A veces algunos me piden consejo, y como sé que lo que les voy a decir no les va a gustar, antes de decirles cuál es la voluntad de Dios para su vida, les pregunto si quieren hacer la voluntad de Dios.

Sin embargo algunos de los que contestan que si quieren hacer la voluntad de Dios, cuando se la comunico, no la hacen. Lo que quiero que consideremos al decir esto, es que a veces pensamos que queremos hacer la voluntad de Dios, pero no es cierto…

Ahora; si el requisito para ser lleno del Espíritu Santo es querer hacer la voluntad de Dios, si nosotros decimos que queremos hacer la voluntad de Dios, pero no experimentamos el fruto del Espíritu Santo… Entonces la verdad es que no queremos hacer la voluntad de Dios.

No nos engañemos. Si no estamos experimentando el fruto del Espíritu Santo, es porque no hay un genuino deseo de hacer la voluntad de Dios… Y entonces todas aquellas cosas que no están sucediendo como las deseamos, contristarán al Espíritu Santo.

Y no se engañe pensando que al dar gracias entonces si será lleno y experimentará el fruto del Espíritu Santo, porque no se trata sólo de dar gracias, se trata de sentirse agradecido por absolutamente todo lo que está sucediendo. Y eso sólo sucede cuando confiamos en Dios y deseamos hacer de todo corazón su voluntad.

Insisto: Si no estoy experimentando el fruto del Espíritu Santo entonces no deseo hacer la voluntad de Dios. Porque sólo quien tiene un deseo genuino de hacer la voluntad de Dios, podrá ser lleno de su Espíritu.

Ojo con esto, porque a veces puede ocurrir que aunque no estemos cometiendo algún pecado de manera consciente, de todos modos no deseamos hacer la voluntad de Dios… Y eso, poco a poco va arruinando nuestra vida espiritual, llevándonos a no orar, a no asistir a la iglesia, a no conectarse a la transmisión… 

Un enemigo muy poderoso de la vida cristiana es el desánimo. Ojo con esto. Quién está desanimado es porque no quiere hacer la voluntad de Dios, tiene un problema de fe, y tiene que tomar la decisión de creer a Dios y comenzar a obedecerle… Que Dios colocará el gozo de la salvación.

Tristemente hay muchos cristianos que llevan mucho tiempo sin experimentar el fruto del Espíritu Santo, y siguen allí, sin hacer algo para remediarlo, y terminan engañados pensando que esa es la aburrida vida cristiana, y que no hay remedio… Pero esto no es cierto.

Otros a veces se revisan a sí mismos y según ellos pasan el examen, pero no experimentan la llenura del Espíritu. Y entonces se preguntan; ¿qué pasa? Pero la escritura dice:

2 Corintios 10:12  Porque no nos atrevemos a contarnos ni a compararnos con algunos que se alaban a sí mismos; pero ellos, midiéndose a sí mismos por sí mismos, y comparándose consigo mismos, no son juiciosos. 

En ese caso lo que deben hacer es echar mano de la bendición de poder escuchar la palabra predicada en la iglesia, o de dejarse pastorear para así descubrir dónde su evaluación está siendo mal hecha, para poder corregir y poder experimentar el fruto del Espíritu Santo. 

A través de eso muchos descubren que están haciendo varias cosas mal, que no las habían pensado, o que se habían olvidado. Es decir no tienen un verdadero deseo de hacer las cosas como Dios dice, por eso ni piensan bien lo que hacen, y lo que ya sabían lo olvidaron. El resultado; no experimentan la llenura del Espíritu. 

Recuerdo aquella mujer que haciendo muchas cosas para la obra de Dios, su vida estaba llena de tristeza, y cuando me pregunto el porque, le dije que era una mujer muy rebelde. Me contestó que ella siempre le hacía caso a su marido, que no le desobedecía en nada que le mandara… Entonces le pregunté:  ¿Cuantas cosas haces que tu marido no te prohíbe pero que tú sabes que a él no le gustan? Y me respondió; muchas.

Hay maridos que no se atreven a decirle a su mujer lo que desean porque saben que ella no les va a hacer caso, y entonces prefieren quedarse callados… Eso no está bien, y lo grave es que algunas mujeres lo aprovechan, para hacer lo que a su marido no le gusta, porque no se lo ha prohibido.

Pero él solo hecho de no querer ver a su autoridad, como el mensajero de Dios respecto de la voluntad de Dios para su vida, ya es una posición rebelde, que no le deja experimentar el fruto del Espíritu Santo.

Imagínese que Dios habla a través de su esposo, o su padre, o su jefe, o su pastor, y usted lo recibe pensando…  !Que persona tan cansona¡  

¿Cómo experimentara la llenura del Espíritu viviendo de esa manera tan rebelde?  Más aún; ¿Cómo pueden pensar que es una persona dispuesta a hacer la voluntad de Dios, si ni siquiera reconoce las autoridades colocadas por Dios para ayudarle a entender la voluntad de Dios?

Es por eso que al revisar las escrituras encontramos que hay unos que se demoran mucho tiempo en llegar a ser espirituales, lo cual hará que llegar a ser llenos del Espíritu Santo será igualmente demorado. Leímos en la escritura la semana pasada:

 

Hebreos 5:11 al 12  Acerca de esto tenemos mucho que decir, y difícil de explicar, por cuanto os habéis hecho tardos para oír. 12Porque debiendo ser ya maestros, después de tanto tiempo, tenéis necesidad de que se os vuelva a enseñar cuáles son los primeros rudimentos de las palabras de Dios; y habéis llegado a ser tales que tenéis necesidad de leche, y no de alimento sólido.

Mientras que hay otros que obviamente cumplen el proceso con mucho más rapidez.

LA LLENURA BAJO EL NUEVO PACTO 

No es mucho lo que la escritura enseña respecto de ser lleno del Espíritu Santo, vuelvo e insisto para que no se confundan, no estoy hablando de recibir al Espíritu Santo que es un tema que hemos estudiado ampliamente, sino de la llenura del Espíritu Santo.

Bajo el Nuevo Pacto la primera referencia que tenemos de la llenura del Espíritu Santo la encontramos en el libro de los Hechos de los apóstoles. Dónde dice:

Hechos de los Apóstoles 1:4  al 5 Y estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí. 5Porque Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días.

Son las palabras de Jesús, a los que habían estado con él, algunos prácticamente los tres años de su ministerio, y además después de haber resucitado estuvo con ellos 40 días hablándoles y enseñándoles acerca del reino de Dios. Por supuesto eran personas que tenían conocimiento del Señor y de los planes del Señor.

Además podemos decir que éstos que estaban con él, eran los dispuestos, pues es evidente su disposición a hacer la voluntad de Dios, porque todavía se reunían a pesar de haber persecución, lo cual implicaba que estaban arriesgando aun su vida por hacer la voluntad de Dios.

Hoy muchos han dejado de hacer la voluntad de Dios por causa del miedo… 

La orden que recibieron fue, que no se fueran de Jerusalén sino que esperarán la promesa del Espíritu. Y eso hicieron:

Hechos de los Apóstoles 2:1 al 4  Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos. 2Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados; 3y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. 4Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen

Llama la atención que la escritura diga qué estaban unánimes y juntos, dando a entender que no era una simple unidad física, si no un mismo sentir, que obviamente era el de hacer la voluntad de Dios, por eso precisamente estaban allí. 

Y este grupo de personas que conocían al Señor, que conocían los planes del Señor y que estaban dispuestos, fueron llenos del Espíritu Santo (No porque lo pidieran sino porque obedecieron) y tuvieron manifestación de lenguas de fuego y el hablar en otras lenguas.

Algunos basados en este pasaje dicen que toda persona que es llena del Espíritu Santo debe hablar en lenguas. Sin embargo no estoy de acuerdo, porque hay otros pasajes donde se muestra que fueron llenos del Espíritu Santo y no hay manifestación de lenguas.

Además si toman las lenguas como una manifestación obligatoria de ser llenos del Espíritu Santo, yo les diría que también deben tomar la manifestación de las lenguas de fuego sobre la cabeza como prueba de la llenura. Pero eso de manera curiosa no lo toman.

Volviendo a nuestro asunto, es claro que allí estaban las personas que habían estado con Jesús un buen tiempo, oyendo y creyendo en sus enseñanzas, y el hecho de que a pesar de la persecución estuvieran reunidos, insisto, es evidencia de su disposición. 

Y estos fueron los que fueron llenos del espíritu Santo. ¿Por qué el Espíritu Santo no se fue a otro grupo y lo lleno? ¿Podría hacerlo? Creo que Dios como soberano podía hacerlo, pero el denominador común es llenar con su Espíritu a personas que entienden y desean hacer su voluntad.

Cuando esto ocurrio el día de Pentecostés, el apóstol Pedro entendiendo lo que Dios habia hecho dijo:

Hechos de los Apóstoles 2:16 al 18  Mas esto es lo dicho por el profeta Joel: 17Y en los postreros días, dice Dios; Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; Vuestros jóvenes verán visiones, y vuestros ancianos soñarán sueños; 18Y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días Derramaré de mi Espíritu, y profetizarán.

Y podemos ver nuevamente que la promesa del Espíritu es para sus siervos y siervas. Y al continuar leyendo vemos el cumplimiento de la promesa:

Hechos de los Apóstoles 4:8 al 9   Entonces Pedro, lleno del Espíritu Santo, les dijo: Gobernantes del pueblo, y ancianos de Israel: 9Puesto que hoy se nos interroga acerca del beneficio hecho a un hombre enfermo, de qué manera éste haya sido sanado, 

El apóstol Pedro cumpliendo con su ministerio, es respaldado por Dios al llenarlo con su Santo Espíritu. Luego por predicar y sanar a un cojo son tomados presos, llevados ante el concilio y amenazados para que dejen de predicar acerca de Jesús. Y nos cuenta la escritura que cuando ellos salieron se pusieron a orar:

Hechos de los Apóstoles 4:29 al 31  Y ahora, Señor, mira sus amenazas, y concede a tus siervos que con todo denuedo hablen tu palabra, 30mientras extiendes tu mano para que se hagan sanidades y señales y prodigios mediante el nombre de tu santo Hijo Jesús. 31Cuando hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de Dios.

Y como dije antes, ésta no fue una oración al revés, esta fue una oración de acuerdo a la perfecta voluntad de Dios. Esta oración muestra la disposición de ellos a ir a la cárcel y a morir por hacer la voluntad de Dios, y en respuesta a esta disposición Dios los llena nuevamente del Espíritu Santo.

Pero: ¿Si la oración de ellos hubiese sido completamente diferente, si hubieran pedido al Señor que los hiciera invisibles y que ellos no se arriesgarían más a predicar, que los protegiera, si hubieran orado cómo cobardes, Dios los hubiese llenado de su Espíritu? Pienso que no.

¿Según todos estos pasajes que se requiere para ser lleno del Espíritu Santo? Disposición a hacer la voluntad de Dios.

Entonces pregunto él que está dispuesto a hacer la voluntad de Dios; ¿Cuándo tiene oportunidad estudia las escrituras? ¿Cuándo tiene oportunidad comparte de Cristo? ¿Cuándo tiene oportunidad obedece a sus Padres? ¿Cuándo tiene oportunidad obedece a la dirección de sus pastores? ¿Cuándo tiene oportunidad es fiel con sus diezmos? ¿Cuándo tiene oportunidad se conecta y escucha las predicas? ¿Cuándo tiene oportunidad abre un grupo de oración o invita personas a la iglesia?

¿Pero si los cristianos no estámos dispuestos a hacer estas cosas, seremos llenados por Dios con su Santo Espíritu? Por supuesto que no.

Debemos decidir qué clase de vida queremos vivir… Y por supuesto la decisión correcta es vivir haciendo la voluntad de Dios, la cual podemos hacer gracias al poder del Espíritu Santo.

No dejemos que el desánimo permita que Satanás nos engañe… Si es posible vivir una vida cristiana maravillosa, no desperdiciemos la oportunidad.

¿Sabías qué?

La iglesia es una entidad sin ánimo de lucro, por esta razón para funcionar dependemos primeramente de Dios, y de las ofrendas, donaciones o contribuciones que sus miembros, amigos o simpatizantes quieran hacer, lo cual, si Dios lo coloca en tu corazón puedes hacer a través de las siguientes opciones.

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