CRISTIANO CARNAL – PARTE 4

¿Que tan justos somos en los juicios que hacemos? ¿Es decir que tan veraces e imparciales somos para descubrir la verdad, o qué tan veraces e imparciales somos para juzgar el comportamiento de las personas?

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EL CRISTIANO CARNAL 4

INTRODUCCION

¿Que tan justos somos en los juicios que hacemos? ¿Es decir que tan veraces e imparciales somos para descubrir la verdad, o qué tan veraces e imparciales somos para juzgar el comportamiento de las personas?

Unas de las cosas que el mundo acepta, es que a veces no somos objetivos sino subjetivos. Una persona objetiva es la que está mirando un asunto tratando de descubrir la verdad, sin involucrarse de ninguna manera en el asunto, para que sus intereses no le impidan reconocer la verdad o hacer juicios inparciables.

Contrario a esto, una persona subjetiva, es la que estando involucrada en un asunto busca conocer la verdad o hacer un juicio, pero normalmente aunque desde su punto de vista crea tener la razón, normalmente se equivoca.

Las personas que hacen juicios sin imparcialidad, es decir siendo subjetivos, son aquellas que a veces las verdades son verdades para los demás, pero para ellos o para las personas que quieren esas mismas verdades no tienen peso.

Es por eso que si les dicen que su esposo o su hijo es ladrón, ella dice que los que eso dice son unos mentirosos. O que si le dicen que es un mentiroso entonces ella dice que los demás exageran, o si le dicen que es incumplido entonces que los demás son muy exigentes, que le tienen envidia, Etc. Y de esta manera se niega a reconocer la verdad.

Además, la persona que no es imparcial puede ser muy exigente con el comportamiento de las otras personas, mientras que ella, no cumple nada… exige honestidad siendo deshonesta, exige puntualidad siemdo impuntual, exige misericordia siendo inmisericorde…

El Señor Jesús habló de este problema de la siguiente manera:

Mateo 7.1–2 No juzguéis, para que no seáis juzgados. 2Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido.

Lo primero que dice debe llevarnos a poner mucho cuidado con nuestra actitud, porque si juzgamos con misericordia, con paciencia, con gentileza… Dios se encargará de que los demás nos juzguen de la misma manera.

Pero si al juzgar a otros somos duros, inflexibles y sin misericordia, el hará que cuando nosotros fallemos seamos juzgados de la misma manera. Luego continúa diciendo:

Mateo 7.3–5 ¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo? 4¿O cómo dirás a tu hermano: Déjame sacar la paja de tu ojo, y he aquí la viga en el ojo tuyo? 5¡Hipócrita! saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano.

Y aquí describe el problema de la falta de objetividad y de imparcialidad. Nuestros pecados son pequeños, pero cuando otro hace lo mismo, eso sí lo magnificamos, lo exageramos y lo ponemos como algo muy grave!

Y cuando el Señor Jesús dice que esa falta de ser objetivos es hipocresía… Lo que en realidad está diciendo, es que la que la persona subjetiva tiene malas intenciones, lo cual quiere decir que no es que no pueda ver la verdad, sino que no quiere reconocerla.

Hemos estado estudiando acerca del hombre natural, el hombre espiritual y especialmente del hombre carnal. Y respecto de este tema es muy, pero muy importante que seamos objetivos… Porque al no serlo, no sólo no seremos sabios en nuestro trato con nuestros hermanos, sino que podemos perder, muchísimo más de lo que imaginamos.

Y cuando menciono la importancia de ser objetivos, aplicando lo que Jesús enseña acerca de la paja y la viga, debe ser muy claro para nosotros, que aunque la confrontación con la palabra nos puede dar una idea de quiénes a nuestro alrededor son espirituales, quienes son carnales o quienes no son hijos de Dios… Lo verdaderamente importante es lo que tú crees que eres delante de Dios.

Es decir debes sacar la viga que hay en tu corazón… Y por eso, lo que de corazón creo que cada uno de nosotros debemos hacer es…

Hebreos 3.7–8 Por lo cual, como dice el Espíritu Santo: Si oyereis hoy su voz,8 No endurezcáis vuestros corazones,
Como en la provocación, en el día de la tentación en el desierto,

Si Dios nos ha mostrado que tenemos un comportamiento carnal, debemos tomar la decisión de dejar de portarnos de la misma manera… Si no lo hacemos estaremos endureciendo nuestro corazón, como hicieron aquellos que al escuchar la voz de Dios no hicieron caso, y como consecuencia no lograron entrar en el reposo…

Y luego de contar la historia de aquellos que por su incredulidad perecieron el desierto, dice para nosotros:

Hebreos 4.1–2 Temamos, pues, no sea que permaneciendo aún la promesa de entrar en su reposo, alguno de vosotros parezca no haberlo alcanzado. 2Porque también a nosotros se nos ha anunciado la buena nueva como a ellos; pero no les aprovechó el oír la palabra, por no ir acompañada de fe en los que la oyeron.

Por eso déjeme insistirles, que si algunos han descubierto que son cristianos carnales, tienen que tomar la decisión de comenzar a edificar sus vidas de manera adecuada para dejar de serlo…

¿Cómo podemos edificar nuestra vida espiritual? Ya vimos la semana pasada que lo podemos hacer usando adecuadamente las herramientas que Dios nos ha dado, que son…

La palabra, la oracion, el buen compañerismo, el pastoreo, el Espíritu Santo, las circunstancias y las disciplinas.

Oremos…

Considero que mi padre ha sido una persona muy, pero muy inteligente hasta el día de hoy, donde conserva su lucides teniendo ya 93 años. Por esta razón a lo largo de su vida ha realizado muchos proyectos muy interesantes, y creo que en parte esa creatividad le llevo a tener en casa una serie de herramientas, las cuales comencé a usar desde pequeño.

Algo herede de esa creatividad, por eso a lo largo de los años he ido consiguiendo herramientas, taladros, sierras, pulidoras, soldadoras, etc. Y las he ido consiguiedo porque al pasar los años, he sido cada vez más consciente, que entre más y mejores herramientas tenga uno, eso le hace posible la construcción o la reparación de aquellas cosas que uno quiere construir.

Y no es sólo la facilidad de hacer las cosas, si no el tiempo que uno se ahorra, porque no es lo mismo usar una herramientas normal que una eléctrica o neumática que agiliza las cosas.(Rara vez uso un serrucho porque tengo sierras, caladoras, pulidoras, destornilladores eléctricos…)

Algunos son muy buenos cuidando las herramientas, otros no tanto… Y por supuesto también hay quienes tienen muy buenas herramientas pero no las saben ni siquiera usar.

Cuando la semana pasada leíamos el siguiente texto:

1 Corintios 7.29 Pero esto digo, hermanos: que el tiempo es corto…

El apóstol Pablo nos está enseñando que hay una diferencia entre las herramientas de la vida, y el verdadero propósito de la vida.

La pregunta es: ¿Tenemos claro cuáles son las herramientas que Dios nos ha dado y cuál es el verdadero propósito de nuestra vida? ¿Cuáles son tus herramientas? Además de la palabra, la oracion, el buen compañerismo… ¿Cuáles son las herramientas?

Por supuesto que las herramientas hay que cuidarlas, porque sin ellas el trabajo se hace menos efectivo, más lento, de menor calidad… Pero no podemos por cuidar las herramientas, descuidar la obra que con ellas debemos construir. ¿Cuál obra? De muchas formas de escritura lo enseña, por ejemplo:

1 Pedro 2.4–5 Acercándoos a él, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, mas para Dios escogida y preciosa, 5vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo.

Somos parte viva de un edificio, de una casa espiritual, de un sacerdocio santo, con el propósito de extender el reino de Dios…

Y cuando Pablo continúa diciendo:

1 Corintios 7.29–31 Pero esto digo, hermanos: que el tiempo es corto; resta, pues, que los que tienen esposa sean como si no la tuviesen; 30y los que lloran, como si no llorasen; y los que se alegran, como si no se alegrasen; y los que compran, como si no poseyesen; 31y los que disfrutan de este mundo, como si no lo disfrutasen; porque la apariencia de este mundo se pasa.

En realidad está haciendo una descripción de las herramientas o los elementos que Dios usa para transformar nuestra vida.

Una de esas principales herramientas son las relaciones personales, donde no hay duda que el coyuge, los hijos, la familia, ocupan el primer lugar.

En el mundo se dice: “Detrás de un gran hombre hay una gran mujer”. Pero también se puede decir todo lo contrario, porque hay mujeres, y también hombres que han corrompido a su cónyuge.

Y como estas relaciones pueden afectar muchísimo nuestra vida, por eso Dios las usa para tratar nuestra vida y darnos crecimiento espiritual.

Pero esto sólo es posible cuando tenemos claro el propósito de Dios. Porque si pensamos que la clave es tener simplemente una linda familia, donde nos llevemos muy bien, donde nuestros hijos crezcan y se haga prósperos y se casen, pues en lugar de edificar nuestra vida estaremos colocando un gra estorbo para nuestro crecimiento espiritual.

No hay duda que hay personas cristianas a las que por no tener claro el propósito de Dios, su familia en lugar de ayudarles a crecer espiritualmente, le son un estorbo para su crecimiento espiritual.

Pero si tenemos en cuenta el verdadero propósito de Dios, entonces podemos ver con claridad que nuestras relaciones personales son una escuela maravillosa, para que nuestra vida sea transformada.

¿Cómo funciona? Muy sencillo, funciona cuando teniendo claro el propósito de Dios seguimos las instrucciones de Dios, es decir cuando somos obedientes. Por ejemplo:

Efesios 5.25–28 Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, 26para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, 27a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha. 28Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama.

Una cosa es tener una mujer para amarla al estilo del mundo, consentirla al estilo del mundo, procurar que tenga una vida muy cómoda y muy agradable y feliz… Para que ella responda de la misma manera y me ame, para que también me cuide, me consienta, etc.

Otra cosa es hacer esto mismo, es decir cuidar a la esposa con todo esmero, pero con el claro objetivo de que tu mujer sea santa, pura, que sea una mujer que conozca la palabra, que actúe de acuerdo los principios, que tenga discípulas, que desarrolle sus talentos Y dones espirituales en beneficio de su familia y la obra de Dios, que sea ejemplo de espiritualidad para sus hijos, que sepa disciplinarlos en el amor de Dios…

Y es por eso, porque el objetivo no es poca cosa, que los maridos deben estar dispuestos como Jesucristo a entregarse y a morir a su voluntad, para hacer lo necesario y lograr cumplir el objetivo con su esposa.

Es por esto que tener una familia al estilo del mundo es supremamente fácil, comparado con tener una familia buscando con ella cumplir el propósito de Dios, de edificar piedras santas que forman parte de la iglesia.

¿Y qué pasa cuando la mujer o los hijos no quieren ser espirituales, cuando no quieren ser santos, cuando no quieren conocer la palabra ni vivír de acuerdo a la voluntad de Dios? Es decir: ¿Qué tiene que hacer el hombre?…

Pegarse de Dios, orar, pedir sabiduría, meterse a la palabra, revisar su testimonio, buscar entender qué es lo que los tiene atascados a ellos, en que no creen, en otras palabras, estas dificultades son las que obligan a los hombres a crecer espiritualmente pero sólo si persisten en lograr el objetivo.

Y: ¿Qué pasa si ella o los hijos se portan deslealmente ofendiéndote en gran manera? ¿Qué es lo que debes hacer? La escritura nos cuenta:

Mateo 18.21–22 Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete? 22Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete.

La pregunta la hace Pedro después de que el Señor enseña que si tu hermano peca contra ti debes hablar con él a solas, y si cambia su actitud asunto arreglado… El problema es que esta persona puede de manera muy honesta reconocer su pecado, y aún tomar la decisión de cambiar… Pero luego al pasar el tiempo vuelve y falla, y entonces: ¿Qué que hay que hacer?

Pues hay que volver a empezar y buscarla y hablar a solas con ella, y si nuevamente reconoce su pecado, y toma la decisión de cambiar… el asunto termina alli.

El problema es que algunos no haciendo caso a Dios, creen que cuando se falla por segunda vez hay que venir con testigos, pero eso no es lo que enseña la escritura. Lo que enseña es:

Mateo 18.16–17 Mas si no te oyere, toma aún contigo a uno o dos, para que en boca de dos o tres testigos conste toda palabra. 17Si no los oyere a ellos, dilo a la iglesia; y si no oyere a la iglesia, tenle por gentil y publicano.

Hay que venir con testigos cuanto al hablar con ella, ella no oye, lo cual quiere decir que va a seguir haciendo las cosas igual, y entonces allí si hay que venir con testigos para tratar de que que oiga… Y si aún con los testigos no oye, hay que hacerlo con la iglesia para ver si oye…

Pero si la persona oye y toma la decisión de no pecar más… Pero al tiempo vuelve y comete el mismo pecado, hay que volver a hablar con ella a solas… Y si reconoce y toma la decisión asunto arreglado… Y si al pasar el tiempo…

Entonces seguramente algunos de ustedes ya están pensando lo que a ló mejor Pedro pensó… Y es que si la persona se arrepiente genuinamente pero luego falla, y se vuelve a arrepentir genuinamente pero luego falla, entonces: ¿Cuantas veces tengo que perdonarlo?

A Pedro el Señor le dijo que debía perdonarlo 70 veces siete, es decir cerca de 500 veces.

Y para que no haya dudas en otra actuación insistió con lo mismo diciendo:

Lucas 17.3–4 Mirad por vosotros mismos. Si tu hermano pecare contra ti, repréndele; y si se arrepintiere, perdónale. 4Y si siete veces al día pecare contra ti, y siete veces al día volviere a ti, diciendo: Me arrepiento; perdónale.

¿Les parece difícil el asunto? Por supuesto que el asunto es muy difícil para aquel que no conoce de Dios, pero los hijos de Dios tenemos que aprender a perdonar de esa manera.

Es por esto que digo que las relaciones personales son una de las herramientas que Dios usa para edificar nuestra vida… Y por eso la pregunta es: ¿Ya aprendiste a perdonar de la misma manera en que eres perdonado continuamente por Dios?

O acaso siendo cristiano eres de los que dicen: “Al perro no lo castran dos veces” O “Este me vio la cara de bobo” o “Esta es la última oportunidad que te doy” o “Te perdono pero te tienes que ir y no te vuelvas a acercar a mi vida”

Si piensas de alguna manera de estas… No estás haciendo la voluntad de Dios, y la herramienta que Dios está usando que son las relaciones personales, no te están haciendo bien sino que están corrompiendo tu corazón.

¿Si notan la diferencia entre aquel que quiere arreglar los problemas a su manera para vivir tranquilo, y aquel que realmente desea cumplir con el propósito de Dios?

Si no has aprendido a perdonar como Dios desea, y quieres cumplir el propósito de Dios, entonces debes comenzar a preguntarte qué es lo que te impide perdonar como lo hace el Señor

Si seguimos la enseñanza que el Señor nos da en la escritura, veremos que aquellos que se creen buenos se les dificulta muchísimo perdonar como Dios desea.

Por eso, después de esta enseñanza a Pedro, el Señor continuo enseñando acerca de un hombre que debía una gran suma, el cual para pagar debía vender a su mujer y sus hijos.

Este hombre clamo por misericordia y la deuda le fue perdonada… Pero saliendo de allí, encontró a alguien que le debía una suma muy pequeña, y aunque también le pidió misericordia, este hombre no accedió y lo mandó a la cárcel….

Cuando el Señor se enteró de la falta de misericordia de este hombre, lo mandó a los verdugos para que pagara toda la deuda… El Señor Jesús termína la enseñanza diciendo:

Mateo 18.35 Así también mi Padre celestial hará con vosotros si no perdonáis de todo corazón cada uno a su hermano sus ofensas.

Pregunto: ¿Estás seguro que ya perdonaste de todo corazón a todos aquellos que te han ofendido?

Es decir: ¿Te puede relacionar con ellos sin ningún problema, de manera espiritual, amándolos con el amor de Dios? O ¿Los perdonaste pero no los quieres ver?

Yo creo que si los perdonaste pero no los quieres ver, entonces no creo que haya sido un perdón de todo corazón, Y si no has perdonado de todo corazón entonces Dios tampoco te va perdonar a ti.

Más aún, imagínate ese que tú no perdonas, ya se arrepintió. Y por supuesto Dios ya lo perdono, mientras que a ti que no has perdonado de todo corazón, dios te la va a cobrar toda…

Eso quiere decir que cuando no perdonamos a otros en los que perdemos indudablemente somos nosotros, no esas personas.

Esa persona puede perder nuestra amistad, pero nosotros tendremos que pagar lo que le debemos a Dios.

Eso quiere decir que es urgente que aprendamos a perdonar, y que no hay disculpa que valga para no hacerlo… Porque si alguna disculpa fuera valida entonces Dios estária equivocado con sus normas, y eso no es cierto!

Yo vuelvo y pregunto: ¿Estás usando bien las herramientas, tienes claro el propósito de Dios cuando los demás fallan contra ti… Y cuando se repite la ofensa, te mantienes firme y sigues las instrucciones dadas por Dios… Es decir que estás dispuesto a perdonar esas 500 veces… ¿O ante la repetición aparecen los razonamientos y justificaciones… que te llevan a aplicar métodos propios, justicia propia, a justificar la ira, la venganza, la amargura, el resentimiento?

Es decir: ¿Estaríamos dispuestos a que Dios nos castigue con todo el rigor que merecemos por nuestros pecados, por no perdonar algo insignificante que alguien nos haya hecho, digo insignificante comparado con lo que cada uno de nosotros le hemos hecho a Dios, que es tan grave que nos hace merecedores de la condenación eterna?

Ahora; el pasaje no puede entenderse como que perdemos la salvación si no perdonamos, porque eso no es posible. La correcta interpretación de esta enseñanza, es que el hijo de Dios, el verdadero hijo de Dios que entiende que ha sido perdonado por Dios, jamás dejará de perdonar a su hermano que le pide perdón. Y lo perdonará de todo corazón.

Y si no es capaz de perdonar, es porque no es un hijo de Dios. Y por supuesto será castigado por cada pecado que haya cometido a lo largo de su vida, por toda la eternidad.

¿Les parece difícil aprender a perdonar como Dios desea?

Pues a los discípulos de Jesús también les pareció tan difícil, que Pedro pregunto cuántas veces debía perdonar en un día… Los demás apóstoles dijeron:

Lucas 17.5–6 Dijeron los apóstoles al Señor: Auméntanos la fe. 6Entonces el Señor dijo: Si tuvierais fe como un grano de mostaza, podríais decir a este sicómoro: Desarráigate, y plántate en el mar; y os obedecería.

Les pareció tan difícil, que reconocieron que no tenían confianza en que las palabras de Jesús fueran correctas, y por eso le pidieron que aumentara su confianza en él, para creer qué lo que El les estaba enseñando acerca del perdón, realmente traería bendición sus vidas…

Y la respuesta fue que si tuviéramos una fe tan pequeña como la semilla más pequeña que existe eso sería suficiente para mover montañas…

Como quien dice, cuando no perdonamos de todo corazón tenemos una falta de fe enorme…. El problema obviamente no es sólo que no podamos perdonar, sino que ni siquiera podemos agradar a Dios porque sin fe es imposible agradarle.

La lista de las cosas en las cuales nos falta fe, razón por la cual no perdonamos como Dios desea podría ser muy larga…

La principal es que no creemos que lo que Dios nos está diciendo que debemos hacer, sea bueno para nuestra vida. Qué es exactamente lo que pensó Eva respecto del mandato que Dios le había dado, y por eso prefirió hacerle caso a Satanás.

Pero tampoco estamos creyendo en la soberanía de Dios, y por eso en lugar de arreglar con Dios este asunto en nuestro corazón, preferimos pelear con la gente huyendo así al trato de Dios.

Tampoco estamos creyendo en su promesa de que todas las cosas ayudan a bien, y por eso en la carne tomamos decisiones para cuidarnos, porque nos parece que lo que Dios ha organizado que nos suceda nos daña.

Al actuar así tampoco estamos caminando con el propósito de ser santos, sino simplemente estamos cuidando las herramientas a nuestra manera…

Tampoco estamos creyendo en lo grave que es el pecado de la incredulidad, ni en lo grave que es ser condenado eternamente, ni en lo maravilloso de haber sido perdonados…

Tampoco estamos reconociendo lo pecadores que somos y miramos con altivez o con falta de misericordia a los demás…

Podía continuar diciendo cosas, pero lo que quiero que nos quede claro, es que cuando tomamos la decisión de perdonar como Dios dice que debemos hacerlo, eso va a traer un tremendo crecimiento espiritual en nuestra vida.

Y son tantos los beneficios espirituales de aprender a perdonar como Dios lo hace, que por eso el Señor Jesús nos ordenó:

Mateo 5.43–48 Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. 44Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; 45para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos. 46Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos? 47Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también así los gentiles? 48Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.

Los enemigos terminan siendo una tremenda bendición… Pero sólo cuando hacemos con ellos lo que Dios nos ordena.

Y si estás pensando que el asunto es muy difícil, tienes toda la razón, el asunto es imposible en la carne, por eso es que hay que andar en el Espíritu, porque sólo eso hara una marcada diferencia entre lo que la gente del mundo hace, y lo que los hijos de Dios hacemos…

Pero a veces el corazón se desvía de tantas maneras, que seguramente no faltaría entre los oyentes alguien que creía que era muy bueno perdonando a los demás, razón por la cual podría sentirse superior o muy espiritual… Y entonces el Señor continúa dando una enseñanza donde la conclusión es:

Lucas 17.10 Así también vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que os ha sido ordenado, decid: Siervos inútiles somos, pues lo que debíamos hacer, hicimos.

Como quien dice, si usted ya aprendió a perdonar, escasamente está haciendo lo que tenía que hacer, así que no se eche flores, ni se crea más bueno que los demás.

Algo así como que si usted paga el arriendo a tiempo, no se eche flores, que todo el mundo lo tiene que pagar. Y si no lo hace esta grave!

Y por último respecto del perdón: ¿Cuánto tiempo le queda para tomar la decisión de perdonar como Dios desea?

1 Corintios 7.29–31 Pero esto digo, hermanos: que el tiempo es corto; resta, pues, que los que tienen esposa sean como si no la tuviesen; 30y los que lloran, como si no llorasen; y los que se alegran, como si no se alegrasen; y los que compran, como si no poseyesen; 31y los que disfrutan de este mundo, como si no lo disfrutasen; porque la apariencia de este mundo se pasa.

El tiempo es corto… Lo siguiente que menciona es que los que lloran deberan hacer como si no llorasen y los que se alegran como si no se alegrasen…

Lo cual quiere decir que nuestros sentimientos son otra herramienta que Dios usa para nuestro crecimiento espiritual.

Y eso en otras palabras quiere decir que lo malo no es estar triste, o llorar, o sufrir, como también quiere decir que no necesariamente es bueno estar feliz, estar contento, estarse riendo todo el tiempo…

Lo importante es; que ya sea que estemos tristes o que estemos contentos, estemos edificando nuestra vida espiritual.

El apóstol Pablo respecto esta verdad nos da el siguiente ejemplo personal:

1 Corintios 9.16–17 Pues si anuncio el evangelio, no tengo por qué gloriarme; porque me es impuesta necesidad; y ¡ay de mí si no anunciare el evangelio! 17Por lo cual, si lo hago de buena voluntad, recompensa tendré; pero si de mala voluntad, la comisión me ha sido encomendada.

Está diciendo que con ganas o sin ganas debe hacer la voluntad de Dios. Yo pregunto: ¿Ya aprendimos esa lección? Ya entendimos que los sentimientos no nos fueron dados para dirigir nuestra vida.

Esto no es difícil de entender, creo que es algo muy claro, es algo super razonable, es algo inteligente…. Y si alguien no lo entiende tiene que pedirle a Dios que le saqué la necedad de su mente y corazón.

Cuando hablo de esto acostumbro repetir un ejemplo muy sencillo, que es: ¿Usted cuando no tiene ganas de pagar los servicios públicos no los paga? O ¿Usted si no le da la regalada gana no paga la pensión del colegio de sus hijos? Verdad que usted paga sus obligaciones financieras con ganas o sin ganas, porque sabe, que de no hacerlo con toda seguridad vendrá malas consecuencias.

Más aún… Pregúntese: ¿Acaso muchos de los problemas que tiene hoy nos son consecuencia de no haber cumplido con los demás?

Y entonces la pregunta es: ¿Si usted con ganas o sin ganas le cumple a los hombres… Porque cree que a Dios, al Todopoderoso, a su Creador, a su Salvador, al que continuamente lo guarda y le provee lo necesario para vivir, porque a Él no le hace caso cuando no tiene ganas?

A veces uno pregunta: ¿Por qué no perdonas a fulano si es lo que Dios te ordena? Y la respuesta es… Porque no siento ganas, no sería de corazón. Pero: ¿Será una disculpa válida? Por supuesto que no.

A eso añadale que cuando uno no siente ganas de hacer la voluntad de Dios, es porque tiene valores, principios y objetivos corrompidos, y por eso no siente el agrado de hacer la voluntad de Dios.

Soy orgulloso, soy egoísta, soy prepotente, me creo bueno, me creo justo… Y todas esas malas actitudes que hay en mi, son las que pretendo proteger cuando no pido perdón porque no tengo ganas.

Pregúntense lo siguiente: ¿A los ojos de Dios qué es más valioso? ¿Perdonar porque estoy tan enamorado que necesito perdonar para seguir en buena relación con esta persona?

O: ¿Perdonar aunque no estoy enamorado, perdonar aunque esa persona no parece hacerme falta, perdonar aunque esa persona me estorba, sin embargo la perdono porque quiero agradar a Dios?… Insisto: ¿Qué es más valioso a los ojos de Dios.

Dicho de otra forma: Entre más trabajo nos cuesta hacer algo porque va en contra de nuestros sentimientos, cuando lo hacemos eso trae mayor bendición.

La escritura nos cuenta de la obediencia del profeta Ezequiel…

Ezequiel 3.14 Me levantó, pues, el Espíritu, y me tomó; y fui en amargura, en la indignación de mi espíritu, pero la mano de Jehová era fuerte sobre mí…

Que bendición tan grande para nuestra vida, cuando la voluntad de Dios, cuando vivir de acuerdo a los principios de Dios es tan importante, que sin importar lo que sintamos hacemos la voluntad de Dios.

¿Ya lo estamos haciendo, ya con ganas o sin ganas hacemos lo que tenemos que hacer? Es decir… ¿Somos adoradores de vasijas, o adoramos el tesoro dentro de nosotros y queremos que se manifieste?

Adorar la vasija es no hacer lo correcto por proteger nuestro orgullo, nuestra nuestra vanidad, nuestra prepotencia, nuestra avaricia, nuestro egoísmo, nuestra rebeldía…

Adorar el tesoro que es Cristo, es hacer caso por encima de todos esos malos sentimientos que se oponen a la obediencia… Obedecemos para que Cristo se manifieste a través de nosotros.

Recuerdo que salí de misión, y durante cuatro meses cada día compartia malo malo 10 personas, y en esos cuatro meses los resultados fueron casi nulos… Y sin embargo cada día volvía y seguía compartiendo.

No es lo mismo insistir en compartir de Cristo cuando cada vez que lo haces, todo el mundo se arrodilla y llegan las multitudes… Y te echan flores, y te dicen pastor, apóstol, el ungido…

Pero cuando los resultados son casi nulos: ¿Qué tipo de sentimientos comienzan a brotar del corazón?…

Sin embargo la escritura dice:

Mateo 10.14 Y si alguno no os recibiere, ni oyere vuestras palabras, salid de aquella casa o ciudad, y sacudid el polvo de vuestros pies.

No debo dejar que las malas actitudes de los demás coloquen sentimientos o deseos de no hacerlo correcto… Sacude el polvo de los pies significaba no dejar que sus malas actitudes se pegaran en nosotros, pero también que un juicio caería sobre aquellos que no quisieron hacer lo correcto.

Al final de los cuatro meses al ver la obra que había hecho pensé que había perdido el tiempo… Pero luego entendí lo que el apóstol Pablo escribió:

2 Corintios 4.17–18 Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; 18no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.

En ese tiempo que parecía inútil, al continuar haciendo caso con ganas o sin ganas mi vida fue bendecida de una manera maravillosa, pues que entendí que pasara lo que pasara, qué sintiera lo que sintiera, no había nada más importante que hacer la voluntad de Dios.

Pero cuando no hacemos caso lo que es claro que debemos hacer, porque no sentimos ganas, lo que realmente estamos haciendo es proteger esos malos sentimientos con nuestra desobediencia. Y si eso hacemos, esos malos sentimientos aumentarán y cada vez será mayor la resistencia a hacer la voluntad de Dios.

El objetivo no es que protejamos herramientas que además están chuecas, el objetivo es edificar nuestra vida espiritual… peor aún sabiendo que el tiempo es corto.

1 Corintios 7.29–31 Pero esto digo, hermanos: que el tiempo es corto; resta, pues, que los que tienen esposa sean como si no la tuviesen; 30y los que lloran, como si no llorasen; y los que se alegran, como si no se alegrasen; y los que compran, como si no poseyesen; 31y los que disfrutan de este mundo, como si no lo disfrutasen; porque la apariencia de este mundo se pasa.

Y los que compran como si no poseyesen… esta frase está mencionando otra de las herramientas que puede causar mucho perjuicio a la vida espiritual, cuando buscamos proteger la herramienta a través de la desobediencia, lugar de construir nuestra vida espiritual a través de la obediencia.

Marcos 10.22 Pero él, afligido por esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones.

¿Qué pensaría usted de un hijo suyo al que usted le da muchísimas posesiones materiales, y luego en lugar de usarlas para respaldarlo a usted, el las usa para ir contra usted?

Seguramente lo llamaría necio… Desagradecido… Malo… Traidor… Pero más allá de eso, el Señor Jesús al ver esta situación aprovecho para enseñar:

Marcos 10.23 Entonces Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos: ¡Cuán difícilmente entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas!

Sin embargo el problema realmente no es ser rico, el problema es como aclaro jesús:

Marcos 10.24 Los discípulos se asombraron de sus palabras; pero Jesús, respondiendo, volvió a decirles: Hijos, ¡cuán difícil les es entrar en el reino de Dios, a los que confían en las riquezas!

El problema realmente es confiar en la riquezas, y una evidencia clara de que confiamos en las riquezas, es cuando no hacemos la voluntad de Dios por causa del amor a las riquezas.

No hacer la voluntad de Dios con las poseciones que Dios nos ha dado, no manejar los negocios de acuerdo los principios de nuestro bien Dios, no pagar salarios justos, no pagar los compromisos a tiempo, estar endeudado que es pecado, no sér fiel con ese 10% que Dios dice que le debemos dar, siendo El, nuestro creador protector y proveedor… Obviamente detiene la obra espiritual que quiere construir en nosotros.

Mateo 13.22 El que fue sembrado entre espinos, éste es el que oye la palabra, pero el afán de este siglo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se hace infructuosa.

Resulta triste que las cosas que Dios nos da para hacer su voluntad, para ser testimonio, para que otros se acerquen a Cristo, termine siendo por nuestro mal manejo lo que aleje a la gente de su Salvador, y destruya nuestra vida espiritual.

1 Corintios 7.29–31 Pero esto digo, hermanos: que el tiempo es corto; resta, pues, que los que tienen esposa sean como si no la tuviesen; 30y los que lloran, como si no llorasen; y los que se alegran, como si no se alegrasen; y los que compran, como si no poseyesen; 31y los que disfrutan de este mundo, como si no lo disfrutasen; porque la apariencia de este mundo se pasa.

Todo esto va a pasar en un instante…. Y lo único que va a quedar, lo único que vamos a poder llevar es lo que hayamos construido sobre el fundamento que es Cristo.

Construir adecuadamente es cuestión de fe porque la fe es la que nos lleva tomar las decisiones correctas…

Y entonces la pregunta es: ¿Es Dios confiable para que tú le entregues su vida disponiéndote a obedecerle? ¿Es confiable Dios?¿Es confiable Dios?¿Es confiable Dios…

¿Sabías qué?

La iglesia es una entidad sin ánimo de lucro, por esta razón para funcionar dependemos primeramente de Dios, y de las ofrendas, donaciones o contribuciones que sus miembros, amigos o simpatizantes quieran hacer, lo cual, si Dios lo coloca en tu corazón puedes hacer a través de las siguientes opciones.

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